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Mi hermana Noe y yo, en un resort sexual

Mi hermana y yo siempre tuvimos gustos diferentes. En ropa, en bebidas y en géneros. A mí me gustan los hombres y a ella las mujeres. En lo único que nos parecemos es en los cuerpos, ambas somos altas, flacas y con las curvas bien localizadas y justas. Bueno, tengo que reconocer que ella tiene los pechos más lindos que los míos. Y como casi no tenemos diferencia de edad, ella 20 y yo 21, muchos piensan que somos mellizas.

Este invierno, con todo el tema de la pandemia estábamos cansadas de estar encerradas. Vivíamos juntas pero siempre nuestras vidas corrían por separado. Como cada una tiene su habitación varias fueron las veces que las dos estábamos acompañadas al mismo tiempo. Ah, mi nombre es Berta y ella es Noe.

Una tarde mientras navegaba en la compu, se me prendió una lamparita. La llamé y se sentó a mi lado.

Yo: Noe, tenemos unos dólares guardados, más lo que cada una tiene. Qué te parece si nos vamos una semana a Dominicana, dicen que se puede, y por lo que escuche hay mucha diversión.

Noe: pues no sería mala idea. Dominicana no es donde….

Yo: si, dicen que hay unos recreacionales que puedes ir con tu pareja o ellos tienen para “entretenerte”

Noe: mmm interesante, y para lesbianas también?

Yo: sí, claro.

Encontramos uno, averiguamos como era, el costo y a los cuatro días estábamos llegando.

Como habíamos contratado una villa, pero aclarando que eran dos servicios separados, cuando nos fueron a buscar al aeropuerto fueron en dos autos. A mí me esperaban dos muchachos muy bien puestos, altos, uno morocho y el otro blanco. Subimos al auto y partimos. A Noe, la esperaban dos chicas muy pulposas, ambas de color. Todo el camino fueron detrás de nuestro auto.

Cuando llegamos, fuimos a la villa y acomodamos nuestras cosas. No pasó una hora que nos invitaron a pasar a un salón, donde nos sirvieron champagne, y de acuerdo a lo acordado podíamos elegir un chico y una chica, de acuerdo a nuestros gustos. Si queríamos cambiar de pareja cada día no había problemas.

Cada una salió con su pareja, directo a la villa. Mi hermana caminaba delante, y llevaba a su pareja con una mano en la cola. Como mi pareja era mucho más alta que yo, me pasó el brazo por el hombro y dejó caer su mano sobre mi teta, y aprovechó para acariciarme.

De más está decir que ambas estábamos calientes. Cada una en su habitación dio rienda suelta a su placer. Tengo que decir que el morocho que estaba conmigo sin ser genial, me hizo acabar varias veces.

Después, fuimos a la pileta, los juegos de manos siguieron toda la tarde, cenamos y otra vez a jugar a la noche.

Nos levantamos al mediodía y ambas decidimos cambiar de pareja. Ella ahora estaba con una morocha tremenda, que hasta a mí me gustaba por el cuerpo espectacular que tenía. Yo con un chico de mi altura, pero muy musculoso, se notaba que trabajaba el gimnasio con todo.

Fuimos a la pileta antes de almorzar, y la morocha se sacó el corpiño de entrada, se besaban con mi hermana, y esta le besaba y acariciaba esos pechos imponentes.

Mi chico, en cambio, estaba tranquilo, me abrazaba, nos besábamos y no pasaba de ahí. Eso, hasta que me agarró por la espalda, me apretó las tetas y apoyo su pene en mi culo. Estando flácido aún era de un tamaño importante. Debo decir que me preocupó al pensar en cuando estuviera firme.

Almorzamos y cruzábamos miradas. Noe fue a su dormitorio y yo me quedé con él en el living. Me empezó a besar, a acariciar, y en pocos minutos me tenía desnuda, en cuatro, con mi culo al aire. Comenzó a jugar con sus dedos y lengua en mi vagina, mi clítoris y mi ano. Yo estaba muy caliente y mis jugos lubricaban perfectamente mi vagina. Metía y sacaba sus dedos con una velocidad tremenda de mi vagina, mientras su lengua perforaba mi ano. “Por dios, si su lengua tiene ese tamaño y fuerza lo que será su aparato”. No tardé mucho en descubrir que medía unos 23 cm y era bien grueso. Desesperada me puse a chuparlo mientras él se recostaba y me miraba.

“Quiero que te toques”, me dijo, firme y con tranquilidad. No pude menos que hacerle caso, me gustó que me indique que quería. Yo me frotaba, y chupaba al mismo tiempo. Para que viera todo, me puse paralela a su lado, y el veía como me frotaba y lo chupaba. “No te vas a meter dedos?” Ahí fue el primer orgasmo. Me sorprendió, era la primera vez que un hombre me decía que hacer, yo obedecía, me volvía loca y tenía orgasmos.

“Chupa tranquila y despacio, tenemos mucho tiempo”. Claro, él lo decía pero yo estaba a mil. Ya con tres dedos en mi vagina casi imploraba mentalmente que me la meta. En vez de eso, acariciaba mis pechos, y pellizcaba mis pezones. Mientras me pellizcaba un pezón y me hacía doler un poco me dijo “Y nada más que adelante los dedos, yo pensé que te gustaba compartir”. Fue escucharlo y meter uno en mi culo, dejando dos en mi vagina. Cada vez más lujuria y placer. Me dominaba mentalmente, el poseía mi voluntad, y lo peor, es que me gustaba, me volvía loca.

Me tuvo así un rato, y a esta altura había perdido la cuenta de los orgasmos que llevaba entregados a ese hombre. De pronto, se paró al lado de la cama y me dijo “Ahora, ponete de rodillas y una mano se ocupa de tu culo y otra de tu conchita”. Lo hice, pero creyendo que era pícara, solo metía un dedo en mi culo. Él me puso la pija en mi boca y me bombeaba lentamente. Cuando notó mi trampa, se corrió para atrás y me dijo

“Dos, o veras como me masturbo hasta el final, sin que puedas siquiera tocarme.”

“No, por favor, eso no” Dije. Y no solo metí dos dedos sino que en dos minutos tenía tres.

“Ahora tengo tres, me metí tres para vos”. Estaba desenfrenada. Volvió a acercar la pija a mi boca y comenzó a hablarme: “Veo que te gusta gozar, y que estás muy caliente” “Me gustan las mujeres calientes” “Cuando están así es cuando verdaderamente gozo”

Yo explotaba cada dos segundos en un orgasmo. Me hizo dar vuelta, poner el culo hacia él y me metió solamente la cabeza en mi vagina. La metía y la sacaba, pero solamente la cabeza. “Te gusta mujercita?” De pronto, empezó a hacer lo mismo en mi ano. Me dolía un poco, pero era puro placer sentirlo. Pero volvía a la concha y otra vez en el culo.

“Ahora, te voy a acabar, donde la querés: conchita o culo”

“En la conchita pero toda por favor, métemela toda”

El muy desgraciado metía y sacaba dos dedos de mi concha y dos de mi culo con toda velocidad mientras se masturbaba. De pronto sentí que esa pija fenomenal me entraba hasta el fondo y vertía en mi toda su leche. Mi orgasmo fue monstruoso, no sé cuánto grité. Caí destrozada. Me dolía la vagina del tamaño de esa pija, y todos los músculos del cuerpo de tantos orgasmos.

Nos quedamos abrazados en el sillón sin hablar, verdaderamente no podía. De repente veo salir de su habitación a Noe, desnuda y tambaleando

Noe: tranquilos, estoy bien, solo un poco cansada, voy a buscar algo para tomar.

Fue hasta la heladera y volvió al cuarto con dos cervezas.

Al rato (largo) nos recuperamos y fuimos a la pileta. Casi enseguida nos siguieron Noe y su pareja. En un momento nos separamos y le dije a Noe

Yo: Ese tipo me hizo mierda, de los mejores orgasmos de mi vida y casi sin tocarme. Es un hijo de puta en la cama.

Noe: en cambio a mí, no dejó de hacerme cosas. Estoy destruida.

Cenamos, los cuatro fuimos al parque a disfrutar la noche y relajarnos. Desde las 22 y por tres horas estuvimos en el parque, en la pileta, descansando.

De repente, la morocha se levantó, tomó a Noe de los pelos de la nuca y la hizo levantar. Me sobresaltó y sobre todo me sorprendió la rudeza. “ahora les vas mostrar como una putita se come bien comida una concha” y sin más empujó la cabeza de Noe a su sexo. Sin hacer ningún tipo de rezongue, Noe chupaba y chupaba. La morocha movió la reposera y se recostó levantando las piernas, Podíamos ver como Noe chupaba claramente. “Ahora mi orto, chúpame bien”

Yo estaba levantando temperatura, era la primera vez que veía a mi hermana teniendo sexo. Y nunca me había imaginado como sería. Pero verla me calentaba.

“Ahora vas a hacer lo que te dije hoy”, dijo la negra.

Noe vino de rodillas hasta mí, apoyo su mano en mi concha y dijo “Por favor, puedo chuparte un poquito?”, y sin decir nada empezó a tratar de bajar mi malla. Yo estaba petrificada, no sabía que hacer. Eso lo aprovechó para terminar de sacarla, hacer que levante las piernas y comenzar a besarme.

“Así?” Preguntó Noe

“Si, así, bien despacio que se excite bien” dijo la negra mientras se acercaba a mi pareja, le sacaba también a él la malla y lo comenzaba a masturbar.

“Vamos adentro” casi ordenó la negra. Yo me tiré en la cama sin pensar y Noe siguió chupándome. El negro puso su pija en mi boca y comencé a chupar. Mi calentura era tremenda, por mi cabeza pasaban pensamientos sobre mi hermana chupándome, el macho en mi boca y me volvía loca. Sin darme cuenta tire de la cabeza de Noe hasta aplastarla en mi concha. De reojo pude ver como la negra nos miraba a los tres y se masturbaba con pasión.

El sacó a mi hermana y se tiró encima de mí metiéndomela de un solo golpe en la concha. No lo podía creer, ese aparato tremendo entraba y salía suavemente, Pude ver que mi hermana ahora era penetrada por un consolador mucho más chico de lo que yo tenía adentro. “Mira como goza tu hermanita, casi tanto como vos” me decía la negra.

De golpe, el consolador pasó a su ano, y de un solo empujón lo metió todo. Mi hermana gritó, le saltaron las lágrimas y enseguida empezó a gemir. Me miraba extasiada, y miraba el miembro que entraba y salía de mí. En un momento noté que se relamía. Sin pensarlo, hice que mi macho se ponga delante de ella y yo misma llevé su pija a la boca de Noe. Primero no quiso, pero la tomé del cabello y abrió la boca. Chupaba con todo, era la primera vez que lo hacía y evidentemente le gustaba. Nos miramos con la negra, y la hicimos sentar metiendo la pija en su concha, no quería pero un chirlo de la negra la “convenció”. Le apretábamos las tetas, le metíamos dedos en el culo.

Ella cabalgaba por primera vez una pija, y que pija. Lloraba del dolor y gemía de placer al mismo tiempo. La cara de sorpresa cuando alcanzó el orgasmo fue tremenda. Se dejó caer sobre el pecho del muchacho.

Sin darme tiempo, sentí como dos consoladores se metían en mis agujeros. Era la negra que me daba con todo. Como pudo, me acostó boca arriba, levantó mis piernas, se sentó en mi boca y metiendo los dos consoladores me dijo “Chupa vos ahora”. Le hizo una seña a mi hermana, que tomó los consoladores y me los enterraba con fuerza. Yo chupaba esa concha con delicadeza, era mi primera vez. “Dale nena, chupa con ganas” Cambie mi ritmo hasta que sentí que se venía en mi boca. Cuando quedé liberada, me puse en cuatro patas, y le pedí a mi macho que me la meta por el culo.

La negra puso a mi hermana junto a mí, se puso un arnés que no sé de dónde sacó y enterró el consolador más grande en el culo de Noe. Estábamos hombro con hombro. Sentí que los 23 cm. de pija entraban en mi culo y me desgarraban, mis lágrimas caían. Mi hermana comenzó a besar mi rostro, secando mis lágrimas, y sin querer nos comenzamos a besar, CON MI HERMANA. Era tanta la lujuria que no nos importaba nada.

Yo: Noe, te gusta putita, no?

Noe: si, me gusta y vos también estás bien putita.

En un momento dado, cambiaron de lugar y yo era la que recibía el consolador, y Noe la pija.

Cuando el chico fue a acabar, nos acostó a las dos boca arriba, con las cabezas junta y se masturbó. Cuando acabó, su semen se esparció por nuestras caras. Las dos nos fuimos limpiando con nuestras bocas.

El y la negra se fueron, quedamos las dos en la cama, abrazadas. Nos dormimos pero al rato sentí una lengua en mi concha, era Noe.

Noe: ahora quiero que goces con todo por mí, te quiero agradecer la idea de haber venido.

Me chupó y chupó. Acariciaba y metía dedos. Nos pusimos de rodillas y nuestras manos fueron a la vagina de la otra. Refregábamos nuestros pechos y nos besábamos. Hasta que llegamos a un hermoso orgasmo las dos. Caímos rendidas.

Obviamente al día siguiente seguimos con las mismas parejas, pero decidimos agregar un chico y una chica más. Pero esa será otra historia.

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