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Unas vacaciones con mis tías (P. 9): Un paseo con mi madre

Cuando entré en la cocina, tía Candi ya se había subido a su habitación a cambiarse de bragas supongo, ya que las que llevaba se habían empapado. Salí por la puerta del salón al jardín con mi vaso de whisky en la mano, apenas le había dado un trago. Mi madre y Sole me recibieron sonrientes mirándome con ojos candorosos, me hubiera gustado leer sus pensamientos pero no tengo ese don como parecía tenerlo tía Candi. Miré a mi madre y la vi esplendorosa, como siempre, y mi mente depravada volvió a pensar en cómo me gustaría follármela. Pensé que lo mejor sería refrescar cuerpo y mente, y solté el vaso y me metí en la piscina.

Tía Sole se fue a la cocina a por bebidas y mi madre decidió darse un baño también. Se acercó al otro extremo donde estaba yo sumergido moviendo los brazos para mantener mi cuerpo flotando.

-Por qué no me das vueltas como haces con tía Sole? Me dijo con su deliciosa sonrisa.

-Pues claro mamá!

Puse mi mano bajo su nuca y la otra en su baja espalda, cerca del bonito tanga que llevaba. Con suavidad comencé a moverla girando sobre mi propio cuerpo. Para mi era una sensación deliciosa, además de deseada y ella mantenía su sonrisa esplendida.

-Ummm, que bien se está así!

-Te gusta? Puedo ir más deprisa!

-No, no! Así está muy bien, aunque se me hunde un poco el culo! Jajaja!

Ufff, eso me había puesto nervioso, tendría que bajar más la mano y ponérsela en el culo, aunque no sabía cómo reaccionaría. Decidí ponérsela bajo el culo, que podría pasar?, como mucho que me la quitara. La baje lentamente hasta poner la palma con los dedos abiertos bajo el centro de su precioso culo. Fue una sensación deliciosa, estimulante, y sobre todo morbosa para mi mente calenturienta. Ya se lo había tocado bien en la playa, aunque allí con el tema de las olas era como más disimulado. Su respuesta a mi maniobra me reconfortó.

-Jajaja! Así ya no se me hunde! Dijo divertida.

Ahora podía ver sus tetas, apenas tapadas por el pequeño sujetador del bikini, y también el centro de sus muslos, tan solo cubiertos con el triángulo del tanga. Era una visión maravillosa que alimentaba todavía más el morbo de mi calenturienta mente. Pareció darse cuenta de cómo la miraba.

-No crees que es muy pequeño el bikini? No sé cómo me he dejado convencer por tus tías!

-Que va mamá! Te queda muy bien! Tienes un cuerpo estupendo para lucirlo!

-De verdad te parece que estoy bien?

-No bien, estás estupenda!

-Gracias hijo! Aunque venga de ti, necesito oír esas cosas. Últimamente tu padre no me hace mucho caso y estos halagos siempre vienen bien!

No pude evitar darle un apretón en su hermoso culo a la vez que decía sin pensar.

-Pues no sabe lo que se pierde!

Mi madre se incorporó de un impulso y se abrazó a mí dándome un cálido beso en la mejilla.

-No te imaginas lo bien que me sienta oír estas cosas! Susurró a mi oído mientras sentía como sus tetas se aplastaba contra mi pecho.

Me puse algo nervioso, mi tía no había salido y estábamos solos y por mi cabeza corrió el impulso de besarla en los labios. Pude reprimirlo y tan solo le besé la mejilla, pero fue un beso lascivo del que manaba el deseo. Noté como se apretaba aún más contra mí y la volví a besar, aunque ahora fue más largo e impregnado con la misma lascivia que el primero.

-Gracias por tu cariño, cielo! Me dijo respondiendo con el mismo tipo de beso sobre mi mejilla.

-Me han dicho las tías que hay un sendero que acaba en un acantilado con vistas muy bonitas al mar. Te apetece darte un paseo conmigo?

-Estaré encantado! Contesté sin dudarlo.

El beso que me había dado me había hecho soñar, y ahora me pedía dar un paseo como dos enamorados. Pensé que era un momento decisivo en la relación que tenía con mi madre y mi mente se nubló llenándose de pensamientos de todo tipo, bueno, más bien del tipo erótico y sexual.

Salimos del agua y nos secamos un poco con las toallas. Mi madre se puso una de las batas que se ha había comprado, del estilo a las de mis tías y yo me puse la camiseta. En ese momento salía Sole con una bandeja con bebidas.

-Sole, me voy con Pedrito a dar un paseo por el sendero que me dijiste. A ver si es tan bonito como me habéis contado. Dijo mi madre.

-Es preciso! Sobre todo a estas horas que está el sol a punto de ponerse. Ya verás como os gusta! Contestó Sole.

-Son unos diez minutos hasta llegar al acantilado y seguro que llegáis a tiempo a la puesta de sol! Añadió con una gran sonrisa.

Mi madre se calzó unas sandalias con cierto tacón que la hacían mas esbelta, yo me puse los náuticos de siempre y salimos de la casa. Caminamos unos cincuenta metros por la carretera que bordea la colina y desde allí salía el sendero. Mi madre me agarró de la mano y caminamos entre los árboles. Era bastante frondoso y se oían los trinos de los pájaros como música de fondo.

-Que bonito que esto, verdad! Me dijo pasando su mano por mi cintura.

-Pues si! La verdad es que parece un bosque y no se ve a nadie! Contesté a la vez que le ponía mi brazo sobre sus hombros instintivamente.

-Gracias por acompañarme! Me dijo con cierta tristeza.

-Nada de gracias! Estoy encantado!

-Es que me siento algo sola y tu compañía me consuela mucho!

-Por qué dices que te sientes sola? Nos tienes a todos nosotros!

-Tengo que contarte algo. Como sabes, tu padre apenas está en casa y cuando viene, casi ni hablamos.

Apoyo la cabeza sobre mi hombro mientras caminábamos con lentitud, y sentí que me iba a contar algo muy íntimo. Decidí no decir nada y dejar que hablara.

-Llevamos dos años que no tenemos contacto físico. Cuando está en casa dormimos en la misma cama pero ni siquiera nos miramos, tan solo un beso de buenas noches y se apaga la luz.

En ese momento le di un beso tierno en su cabeza que reposaba sobre mi hombro y sentí como su brazo se aferraba más fuerte a mi cintura. Volví a besarla en la cabeza y la movió para mirarme a los ojos. Nos detuvimos y de una forma instintiva y nuestros labios se acercaron con lentitud hasta juntarse. Fue un beso suave, sin lengua, y relativamente largo. Despegamos los labios y nos volvimos a mirar con intensidad. Pasaron unos segundos que se me hicieron eternos hasta que volvimos a juntar nuestros labios, ahora el beso fue más intenso y las lenguas salieron para enroscarse y fundirse en nuestras bocas. Sus brazos subieron a mi cuello y los míos bajaron a su cintura, mis manos buscaron su cuerpo tocando su deliciosa carne a través de la fina tela y bajaron lentamente hasta su maravilloso culo. Lo sentí entre mis dedos, lo sobe y lo apreté mientras mi mente viajaba en una blanca nube a través de un cielo de azul intenso. Ella se pegó más a mi cuerpo y puse sentir el roce de su pelvis contra mi miembro que comenzaba a coger dureza. No sé el tiempo que pasó, pero me pareció infinito.

-Vamos a seguir que quiero ver la puesta de sol! Dijo al despegar los labios.

Continuamos caminando agarrados sin decir nada hasta llegar donde acababa el sendero. Había una zona de hierba cercana al borde y nos sentamos mirando al mar. El sol comenzaba a tornarse rojo y las crestas de las olas desprendían destellos brillantes. Me senté con las piernas abiertas y ella se sentó delante de mí apoyando su espalda sobre mi pecho. Rodee su cintura con mis brazos apoyando las manos sobre su vientre y ella a la vez puso sus manos sobre las mías.

-Que atardecer más precioso! Dijo mi madre.

-Es delicioso! Sobre todo estando a tu lado! Contesté sintiendo que la frase emanaba deseo.

Ella, que tenía mis manos cogidas con las suyas, tiro de ellas para ponérmelas sobre su pecho. Un latigazo recorrió todo mi cuerpo, eso que tanto había anhelado ahora me lo estaba ofreciendo ella. Fue un momento delicioso sentir como apretaba mis manos contra sus deliciosas tetas. Mi polla dio un respingo en un intento de enderezarse aunque no obedecía a mis esfuerzos para evitarlo. Soltó mis manos para dejar que yo las moviera y así lo hice. Comencé a sobarle las tetas lentamente sobre la tela, podía sentir sus pezones, esos pezones grandes que poseía toda la familia. Noté como cogían consistencia y se endurecían a la vez que ella emitía un largo suspiro de placer.

Mis hormonas eran un hervidero de hormigas recorriendo todo mi cuerpo y no dude en abrir su fina camisola veraniega descubriendo sus tetas, apenas tapadas por el pequeño sujetador del bikini. Volví a sobarlas y a tocar sus pezones con las yemas de mis dedos. Ella torció levemente la cabeza ofreciéndome su cuello que no dude en besarlo.

Mi lengua lo recorrió dejando un rastro de saliva a la vez que bajaba la tela del bikini para descubrir los pezones. Los miré por encima de su hombro a la vez que los palpaba con los dedos. Podía ver sus piernas estiradas y el pequeño triángulo del bikini tapando el centro de sus muslos, y como se marcaban sus labios genitales. Me entraron unas ganas incontroladas de tocarlo y baje una de mis manos por su vientre, acaricié la parte alta de su zona púbica, justo al borde de la tela del tanga, y abrió levemente las piernas.

Lo intérprete como una señal para que siguiera, y así lo hice. Pase los dedos sobre el pequeño triángulo y sentí los abultados labios. El cuerpo de mi madre dio un suave estertor a la vez que su boca emitía un largo suspiro de placer. Mis dedos continuaron acariciando sobre la tela mientras notaba como su cuerpo se iba estremeciendo a cada roce. Ya no podía parar, mi mente calenturienta y salida ya solo pensaba en follar, en follarme a mi deliciosa madre.

Metí los dedos bajo la tela y acaricié un suave vello púbico que apenas cubría sus carnosos labios genitales.

-Ahhh! Siii! Siii!

Gimió mientras todo su cuerpo se removía buscando más mis dedos. Penetre con uno, sintiendo la intensa humedad que ya manaba de su interior mientras sobaba sus tetas con la otra mano. Penetre con mi dedo hasta meterlo completamente y lo giré en el interior. Lo saqué para buscar el clítoris y me sorprendí al sentir lo grande que era. Jugué con el con la punta de mi dedo y a los pocos segundos oí sus gemidos.

-Ahhh! Ahhh! Diosss! Sigue! Sigue! Ahhhh!

Giró más su cabeza buscando mi boca y devoró con un beso intenso y lascivo mientras se corría temblando notoriamente. Empapó mis dedos con una gran cantidad flujo y mordió mis labios hasta que dejó de temblar.

-Ufff! Que delicia hijo! No sabes cuánto lo necesitaba! Susurró mirando de nuevo al sol que comenzaba a esconderse.

Quise entender mejor lo que me decía y pregunte abiertamente.

-¿No te masturbas?

-Si, pero no es igual! Tus dedos están llenos de vida y esa vida me ha dado un placer especial!

La notaba feliz y su cara expresaba una gran satisfacción, ahora el problema lo tenía yo, mi polla estaba más dura que el tronco de una encina y no tenía pinta de ablandarse.

-No sé que pensaras de mí, pero me he sentido muy feliz!

-Pero mamá, estoy encantado de haberte hecho feliz! Y lo haría las veces que hiciera falta!

-Dije en un ataque de cínica generosidad, pues yo si que estaba pletórico. Se movió para sentarse a mi lado derecho y noté como su culo rozaba mi duro miembro al moverse. Me volvió a besar los labios de forma cálida e intensa con la felicidad dibujada en su cara. Bajó la mirada y vio como se abultaba mi bañador. Retornó su mirada a mis ojos y pude ver esa mirada felina que solía ofrecerme tía Candi.

-Creo que no podemos irnos con esto así! Dijo poniendo su pequeña mano sobre mi bañador.

Tiro de la tela y mi polla saltó como un resorte.

-Ufff! Madre mía! Cómo está! Dijo abriendo aún más sus bonitos ojos.

Abrió la mano y enroscó los finos y largos dedos sobre la dura carne. Tenía las venas hinchadas bombeando sangre a gran velocidad, y el capullo se erguía terso y brillante. Su delicada mano hizo subir y bajar la tersa y estirada piel que envolvía mi polla y sentí una sensación deliciosa. Miré al sol, que tan solo se veía ya su mitad de un rojo intenso cayendo en el largo horizonte del mar. No quise mirar hacia abajo, tan solo sentir sus labios cuando se posaron sobre mi capullo abrazándolo cálidamente.

Su lengua lo envolvió con una gran lamida por todo el contorno haciendo que mi cuerpo se estremeciera. Se había inclinado sobre mi regazo y puse la mano sobre su espalda para acariciarla. Comenzó a succionar con delicadeza hasta hacer que media polla se introdujera en su cálida boca y baje la mano lentamente hasta llegar a su culo. Levante la camisola y lo deje al aire, deleitando mi vista viendo cómo se movía al ritmo de sus inclinaciones.

Lo sobe de una parte a otra sintiendo todo su contorno bajo mis dedos, tan solo cubierto por la fina tira del tanga. Sus chupadas aumentaron haciéndose más sonoras para el deleite de mis oídos. Noté como su otra mano se metía bajo mis huevos sobándolos con delicadeza. Notaba mi polla plenamente estirada y tersa con la sensación de que iba a reventar y baje con mi dedo hasta el centro de su culo. Comencé a pasar la punta del dedo por el comienzo de su esfínter sintiendo esa delicada piel.

Cambió su posición de sentada hasta ponerse de rodillas, facilitándome el manoseo sobre su culo y lo entendí como una señal de aceptación a mi manoseo. Contemple la escena deleitándome en ella, algo que soñaba hace tiempo y que comenzaba a cumplirse.

Sus chupadas se hicieron más profundas y pude sentir mi glande penetrando en su garganta. Cerré los ojos y penetre con la punta de mi dedo en su esfínter varias veces hasta notar como se abría. Aumento el ritmo de sus chupadas provocando que todo mi cuerpo se tensara. Impulsivamente le di un par de azotes sobre la carne dura y tersa del culo.

-Me voy a correr mamá! Me voy a correr!

Jadee al sentir como una bocanada de semen recorría el interior de mi polla. Fue algo instintivo, como un aviso para que supiera lo que iba a suceder.

La leche salto como una ráfaga en su boca, y para mi deleite comenzó a tragar sin dejar de chupar. Después llegó otra, y otra, y su maravillosa boca seguía tragando y chupando al mismo ritmo. Noté varios estertores en mi cuerpo hasta que salió la última gota, las chupadas amainaron haciéndose cada vez más lentas hasta que cesaron. Sacó la polla de su boca y levantó la cabeza para mirarme mientras se relamía los labios.

-Te ha gustado, hijo? Me dijo con una sonrisa encantadora.

-Me ha encantado mamá! Ha sido delicioso!

Cambió su sonrisa poniéndola algo pícara.

-Sabes una cosa! Tienes una polla riquísima, y esos azotes en el culo me han gustado! Nunca me los habían dado!

Me sujetó las mejillas con las dos manos y me besó en los labios con el sabor de mi semen. Cuando se separó vi en su cara dibujado el entusiasmo aderezado con la felicidad.

-Ufff, ha sido genial! Creo que habrá que repetir en algún sitio más cómodo, si lo deseas!

Creo que desearlo era poco, más bien lo ansiaba.

-Claro mamá! Lo estoy deseando ya! Contesté con más entusiasmo que ella.

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