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Agua para mis flores en el hotel

Cuando sucedió esto, ya habíamos recorrido un largo camino, ya sabíamos que era una alegre puta de corazón, ya había conocido muchas vergas, ya me habían cogido de todas las formas, por todos los agujeros y las cogidas con varios no eran ninguna novedad.

Aquí voy algo especial que sucedió en un muy buen hotel de Brasilia, el Nacional.

Estábamos casi de viaje, en solo unas pocas noches saldríamos del País, y había muchas actividades de despedida. Ya de noche se nos ocurrió una pequeña aventura. Pensábamos que sería pequeña, algo de exhibicionismo, resultó ser algo muy especial, un recuerdo para siempre, muy bueno.

Platicando del día, y de cosas triviales, mi marido viéndome en un lindo y pequeño baby doll, muy transparente, sin brassiere, con unas pantis igualmente pequeñas y transparentes. Me dijo: ¿Qué te parece si hacemos algo de exhibicionismo? ando caliente.

¿Cómo que amor?

Llamar al servicio de habitación y pedir unas bebidas. Recibes al empleado, así como estás, yo simulo estar bañándome. Después me cuentas como fue.

Bueno, me gusta la idea.

Así lo hicimos y aguardamos impacientes la llegada del empleado. Cuando tocó, rápidamente se metió al baño y abrió la regadera.

Abrí y eran dos empleados, que me examinaron de arriba abajo sin ninguna reserva. Siguieron las preguntas de rigor, colocando las bebidas en una mesita. Y platicando pendejadas. Sonriendo vi como se turnaban para que uno me distrajera con alguna pregunta y el otro me comía con los ojos.

Ya de salida, uno me dijo:

¿Quiere usted que le traiga agua para sus flores? Preguntó, viendo un ramo de flores sobre el mueble.

¡Si por favor! ¡Que buena idea!

Bien, regreso en seguida. Dijo con una expresión de contento.

Y salieron riéndose. Seguro poniéndose de acuerdo quién regresaría… ¿A qué? A zingarme ¡claro!

Riéndome conté a mi amorcito lo que había pasado. Le pareció muy bueno y ambos sabíamos que podría ser cogida algo después. Me ajustó la prenda a quedar al borde del panti, descubriendo las nalgas.

¿No te parece muy descarado? Le dije…

Siiii, claro que es descarado ¿No se trata de eso? Como tenía razón, ya no dije nada.

En cuanto estábamos esperando, el sinvergüenza estuvo pensando, y examinando un balconcito, confirmó que desde ahí podía ver todo el cuarto por una pequeña abertura en la cortina, discretamente, sin ser visto. Cuando oímos tocar la puerta, rápidamente se escondió y abrí. Sin decir nada, el hombre entró con una jarra de agua y comenzó a acomodar las flores. Junto, yo veía lo que hacía y me movía de un lado a otro, con la intención de que me viera bien. Como estaba, tenía las nalgas casi al descubierto.

Es usted muy bonita…

Gracias…

Y muy bien formada…

Tentativamente, suavemente, colocó su mano en mi cintura. No me moví, obviamente supo que estaba de acuerdo.

Gracias… me le acerqué algo más, facilitando manosearme más claramente.

Me rozó la pierna, y puso la mano por la cintura, como abrazándome. Seguí sin hacer nada. Ni verlo, estaba “arreglando” las flores…

Bajó la mano a mi cadera y yo quieta… y poco después a las nalgas. A seguir me dijo:

¿Usted cree que podríamos querernos… un poco…?

Me acarició las nalgas, casi descubiertas, con solo la tanguita que las defendían del invasor. Yo inmóvil.

Si… yo creo que sí, respondí, juntándome más al tipo, facilitando el ya claro manoseo.

Podía verme muy bien. En todo momento, no dejaba de ver sin recato mis pechos, muy visibles en esa pequeña prenda. Y yo quieta…

Usted es muy atractiva… y a seguir, sin más trámite me dijo: ¿le parecería que podríamos irnos allá… indicando la cama con un gesto?

Para ese momento esta putita ya estaba ardiendo, muy caliente, asentí sin dudar, no pude hablar. Si, sin duda ya quería esa verga.

Sin más, a seguir dijo, voy a cambiarme y se metió al baño.

Riéndome con mi marido, con las manos le hice señas de que iba a ser cogida. Me desnudé, fui a la cama y reclinada de espaldas, esperé mi nuevo picador, lista para que me cogiera. Me reía y le hacía gestos a mi maridito. Al oír el ruidito de la puerta del baño, abrí las piernas y levanté las rodillas a manera que el pinche empleado lo primero que viera fuera mi coño bien ofrecido. Y mi amorcito desde la ventana pudiera apreciar muy bien como su mujercita era jodida como una puta. Que pudiera ver bien como le metían un palote a su zorra. Jugando todavía le hice algunos gestos obscenos indicándole que iba a dar las nalgas.

El mesero salió encuerado, de palo duro y se me fue encima sin dudar, metiéndome una buena verga, sin protocolo, como corresponde con una zorra callejera, Aprovechando los movimientos, me moví de lado un poquito, para que mi marido viera bien como ese cabrón me estaba metiendo el camote, y como yo me movía cachondamente.

Después me comentó riéndose: ¡Pinche putota cabrona! Te moviste para que yo te viera mejor con una vergota metida.

¡Siiii…!

Chaca… chaca… chaca… no tardó mucho en venirse el guey, y casi yo…

Sin más, se levantó, entró de nuevo al baño, se vistió y se fue. ¡Ni las gracias dio! Era razonable, era como debería de ser, había chingado gratis a una buena perra… Además, ofrecida… (¡Esas doñas que se creen especiales)

En seguida entró mi maridito, todo excitado, con la verga bien parada:

¡Linda…! ¡Que linda huilita! ¡Que buena cogida te dio ese gûey! ¿Te gustó? ¿Estás contenta y satisfecha?

¡Para cabrón! Si, estoy contenta y muy caliente… pero fue muy rápido… me faltó algo más de verga… ese cabrón solo me la metió y chaca, chaca… eso fue solo un rapidito.

¿Quieres otro palo? Además del mío que es de rigor, putita linda…

Siiii…

¿Qué te parece llamar al guey, y decirle que mande a su amigo?

Siii, ¡qué buena idea…! ¿a ti te parece?

Y lo llamé:

Hola fulano, acabas de estar conmigo…

****

Si, estoy contenta, fue muy bueno… eres de primera… Dime algo: ¿a tu amigo podría interesarle traerme agua para mis flores…?

****

¿Sí? ¡Que bueno! Lo espero…

Y vestí de nuevo el negligé, ya sin nada más, y subido casi a la cintura, ya no tuve el pensamiento de no subirlo mucho, ya estaba bien descarada (Y probada). Bien puta la perrita.

El otro empleado llegó bufando, y ya sin protocolo cerrando la puerta ya estaba manoseándome toda, quitándome el negligé. Ni hablaba. Sin duda había recibido toda la información. Apresurado entró a cambiarse y como el otro, salió de verga parada. Sonriendo, primero lo detuve junto a la cama para mamarlo, algo que me gusta mucho, en seguida, muy zorra me puse de a perrito en el borde dándole las nalgas, sin tardar, me las abrió jodiéndome a fondo. Solo pujaba.

Y mi cornudito desde el balcón haciéndose una paja, veía calientísimo, como me cogían de nuevo, como daba las nalgas, era una gran puta.

Igual que el otro, terminó y se fue sin ceremonia. Por unos momentos creí que me la iba a meter por el culo, pero no, seguro que tenía que regresar pronto. Yo era solamente algo como “un rapidito”, un pequeño premio etra en su trabajo.

Al entrar mi querido, me dijo: ¡Fue buenísimo amor, muy bueno!

Al final ya estaba toda jodida, toda chingada… ¡toda contenta y satisfecha!

Me quedó una duda existencial: Ya que no había recibido dinero ¿Podría llamarme… puta?

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