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El gusto de mi pareja por exhibirse

Me gustaría compartir algunas experiencias con mi pareja la cuales han sido cargadas de erotismo y adrenalina. Nos conocimos por nuestros trabajos, desde que la vi sabía que era una mujer llena de sorpresas y secretos, sin embargo, cuida la imagen de pasar como una mujer seria y recatada. Solo era cuestión de tiempo y confianza para que mostrara su verdadera personalidad. María es una mujer alta, delgada de 40 años pero que aparenta menos por su actitud, forma de vestir y un cuerpo que despierta el deseo de cualquiera.

La época que comenzamos a salir poco a poco fue mostrando toda la carga erótica que tenía contenida después un matrimonio donde vivía reprimida y limitada en todos los aspectos y los clásicos roles de madre y trabajo, pero por fortuna coincidimos en su etapa de conocer y experimentar cosas antes nunca vividas, hasta el punto de que se fue liberando poco a poco conforme la confianza iba creciendo, hasta llegar el punto de disfrutar de situaciones y experiencias fuera de la privacidad.

La primera experiencia que tuvimos fue en un viaje de pareja a una ciudad cercana, al principio todo parecía que sería como muchos otros donde descansábamos, paseábamos por la ciudad y eso sí con largas sesiones de intimidad hasta quedas rendidos ambos. Todo cambió una noche que salimos a cenar a un restaurante con luces tenues en el centro de la ciudad, por ser verano María usaba una blusa delgada y obscura con un poco de transparencias y un lindo sostén, además usaba unos pantalones que resaltaban lo largo de sus piernas rematando con unas sandalias con tacón que acentuaba de gran manera ese trasero que mueve de forma muy sensual y sus infaltables labios rojos que con solo verlos vuela la imaginación todas las cosas y sensaciones que esa boca carnosa puede lograr a hacer. Ya en el restaurante todo iba normal hasta que con el calor de los tragos comenzamos a desinhibirnos, yo no podía dejar ver lo hermosa que se veía pero sentía que algo sobraba en ese atuendo para que fuera perfecto, me acerqué a su oído y le dije ese outfit está genial, pero podría estar mejor si ese sostén desapareciera al principio solo abrió los ojos con sorpresa, pero conforme pasaba el noche la fui retando hasta el punto que aceptó, fue una de esas veces que el juego fue a más, sin darlo se levantó fue al baño y al regresar me muestra el sostén en su bolso, aún la pena hacía su efecto porque cubrió con su cabello ensortijado su senos libres, no tardé en mover el cabello a un costado para ver la silueta de su seno con ese pezón tan duro que lograba distinguirse entre la luz tenue del restaurante, sin lugar a duda era un espectáculo para mi hasta ese momento, lo que nos fue prendiendo poco a poco, discretamente deslizaba mi mano para sentir sus pezones entre mis dedos pero no fuimos más allá en ese momento al salir del restaurante pensé que el juego había terminado pero no, muy tranquila dijo vámonos y casi se me sale el corazón al pensar que mi pareja no tendría problema en salir sin sostén, solo dijo para qué enciendes el fuego si le vas a tener miedo.

Finalmente salimos a caminar, llegó el punto en que echó su cabello atrás y el fresco hizo su trabajo, provocando que sus pezones se endurecieran marcando sobre esa delgada tela, lo cierto es que fue la combinación del fresco de la noche con la excitación del momento, poco a poco fuimos caminando a una calle transitada con más luz y fue cuando vino un descubrimiento noté como comenzó a disfrutar ser vista por otros hombres a pesar de la blusa discreta más de uno vio cómo se marcaban los pezones con un poco de transparencia y ella obviamente lo supo. Lo mejor vino después de entrar a una tienda, ahí la luz tenía un efecto sobre la blusa, al verla de perfil no se tenía que usar la imaginación para adivinar que no había nada debajo de esa blusa, por un momento se alejó y puede deleitarme del espectáculo, en eso aparece un espectador, un joven que elegía algo cerca de ella, cuando María se percató levantó el pecho parando las tetas y así su admirador fugaz puedo tener una vista perfecta, fue ahí que vino el descubrimiento por ser un poco exhibicionista, después de mostrarse con el joven corrió a mi lado y salimos de la tienda. En ese momento le digo al oído sobre el gusto que muestra porque otros la vean, y le digo esto no puede quedarse así necesitas ajustar esa blusa para que esas tetas se marquen muy pero muy bien, un momento después le ajusto la blusa hacia atrás y fue una imagen sumamente excitante cómo esos pezones y aureola se podían adivinar con las transparencias de la blusa, caminamos y parábamos en cada farola con cualquier pretexto para que ella aprovechara a exhibirse libremente. Al final de nuestro paseo regresamos al hotel totalmente excitados por el morbo y adrenalina del momento, el resultado fue una sesión intensa de sexo caliente y un tanto desenfrenado. Después de esa experiencia me confesó que era un deseo oculto, pero había encontrado la forma de expresarlo sin sentirse señalada. Desde entonces aprovechamos cada oportunidad para repetir la experiencia, elegimos la ropa, el lugar, aunque a veces por el trabajo y los viajes se complica, pero hemos encontrado la forma de resolverlo, ha comenzado a salir sola a exhibirse y lo hacemos por videollamada, nos hemos vuelto tan descarados que hasta elegimos a las personas a las que le enseñará un poco demás y se siente con la libertad de hacer topless en la playa. Me parece que ese deseo es más común de lo que creemos entre las maduras experimentando.

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