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La dueña

Hola! Mi nombre es Cata y esto pasó hace 12 años cuando tenía 18. Había llegado a Buenos Aires, capital a estudiar. Me había anotado en la UVA en el CBC. Vivía con mis 2 hermanas y mi mama. Mis hermanas ya habían llegado antes y mi mama solo un par de meses porque recién se había separado. Entre todas manteníamos la casa así que tenía que buscar laburo y conseguí en un local de ropa por recoleta. Me hice amiga de una compañera Paris, que tenía un año más que yo. Era mucho más desinhibida que yo, más pulposo.

Con ella salíamos después del laburo a tomar algo a un bar que estaba cerca del trabajo y a las mujeres les daban cerveza gratis hasta las 00hs. Así que varias salidas divertidas tuvimos. Pero la historia que les quiero contar y que da un poco de morbo tiene que ver con la dueña del local. Era (no sé si seguirá estando) el típico lugar de ropa de recoleta que traían la ropa de avellaneda le cambiaban la etiqueta y te cobraban 5 veces más lo que valía en realidad. Y cada tanto aparecía la dueña que era una mujer de unos 40 y tantos media paquete pero operada las lolas, la boca y siempre con polleras y saquitos muy al cuerpo.

Y cuando iba por lo general llegaba tipo 18hs y se quedaba después que nosotras nos íbamos pero le gustaba que nos pusiéramos la ropa, quizás para ver la calidad o qué onda. Y Paris que era re libre, suelta, no tenía ningún problema en probarse la ropa. Yo era más tímida. Y en ocasiones me quedaba y la veía y nos reíamos. Pero ese día la mina había llevado bikinis y Paris se re copo! Me dijo que no fuera boluda que me probara. Y en ese momento sentí como había algo perverso en la dueña que se sentaba en una silla que había en el sótano, deposito debajo del local. Muchas cajas, ropa y un espejo finito pero alto.

Entonces Paris se puso en bolas detrás de unas cajas y se puso la bikini. Yo hice lo mismo y salí. Mientras nos mirábamos al espejo la dueña se acercaba y nos ajustaba las tiras de la bikini. En un momento sentí como me toco el muslo, como acariciándome la piel directamente mientras subía y desataba la parte de uno de los costados para volver a atarla. Sentí como me apoyo esas tetas firmes y enormes que tenía en la espalda. Yo era mucho más chiquita, rubia, flaquita pero con una cola pulposa y unas tetas aceptables. Pero claro no usaba tangas. Entonces cuando termino de atar la parte de abajo siguió por mi cintura y me calo la bikini adentro de la cola. Te queda mucho mejor así, me dijo.

Mientras con las manos me sujeto de los hombros para luego bajar y terminar de acariciar mi cola. Paris que estaba en la suya no vio nada de la situación. Yo me sentí un poco excitada mientras me miraba como me quedaba y ella volvía a sentarse en una silla que había en el lugar. Caminen un poquito, dijo, hagan como que desfilan. Paris obviamente se hacía toda la sensual, desfilaba pero en un momento le sonó el celular y era el novio que la pasaba a buscar.

Se fue detrás de las cajas para cambiarse y desde lejos saludo. Fue todo muy rápido, en el apuro podría haberme también ido pero no me di cuenta o quizás quería quedarme para ver qué pasaba. Entonces, después de mirarme un minuto más le dije que ya se estaba haciendo tarde y que prefería ir yendo. Pero ella me dijo sino podía probarme uno más, el ultimo. Que ella también se lo iba a probar.

Mientras iba detrás de las cajas sentí una excitación que nunca había tenido. Igualmente con 18 años tampoco era que había estado con mucha gente pero en ese momento mientras me ponía la bikini solo podía pensar en lo duras que estaban en esas tetas y en cómo me había acariciado la cola, muy suavemente hacia unos minutos. Quería volver a sentir eso. Y tan compenetrada estaba en ese pensamiento que no me di cuenta lo que me estaba poniendo.

Cuando sali a mirarme al espejo tenia un mini bikini. Apenas me tapaba los pezones y la parte de abajo era prácticamente un hilo dental. No, es un montón esto le dije mientras me daba vuelta y ella salía detrás de las cajas con la misma bikini ¿Te parece? me dijo mientras se daba vuelta a mirarse la cola en el espejo. La verdad que tenía un cuerpo increíble. Me quede congelada mirándola. Puede ser que sea mucho, casi que se me están escapando las tetas, dijo riéndose, mientras se acercó y me acaricio nuevamente los muslos poniéndose detrás de mío y diciéndome a vos te queda perfecta, encima con la piel que tenés. Y vos tenés unas tetas perfectas le dije sin pensar. Ahí en ese momento me di cuenta que algo había cambiado en su cara.

Me miro fijo a través del espejo y mientras se corría lentamente la parte de arriba y se las agarraba me dijo: ¿Estas decís vos? ¿Te gustan? Ya no estaba pensando con claridad y le dije: ¿Puedo tocarlas? Si obvio, toca lo que quieras dijo, aunque quizás eso lo escuche yo. Las agarre primero como si fueran dos pelotas de handball, las apreté. Y después ella se sacó directamente la parte de arriba. Las tenés increíblemente paradas le dije. Si, la verdad que me quedaron muy bien, todavía no necesitan mantenimiento me dijo. Me hicieron un re buen trabajo, tengo sensibilidad en los pezones también que era mi mayor miedo. Y cuando dijo eso comenzó me agarro los dedos la mano y los llevo hacia sus pezones. Se los estaba haciendo parar con mis manos.

En ese momento ya no podía más, tenía muchas ganas de chuparlos, no sé porque. Entonces en ese momento acerque mi boca y pase la lengua como si fuera una pequeña lamida a un helado. Ella soltó un pequeño gemido de placer. Levante la vista para ver su reacción y había cerrado los ojos. La agarre con la mano y comencé a pasar la lengua con más intensidad. Recuerdo que me dijo: Como te voy a chupar yo a vos en unos segundos pendeja. Eso me excito más todavía. Me puso de espalda contra una de las cajas y me bajo la bikini. Me dijo saca ese culito para afuera y sentí algo que nunca había sentido, una lengua en el agujero de mi cola.

Mientras con los dedos me pajeaba el clítoris. Y me tuvo así como 4, 5 minutos diciéndome de todo obviamente, se ve que me tenía ganas desde hacía un par de meses porque tampoco hacia mucho que laburaba ahí. Al rato me hizo acabar. Y después se sentó en las cajas y mientras yo le chupaba la concha ella se pajeaba y acabo también al toque. Y así fue. Terminamos entre las cajas, chupándonos, pajeándonos, no habrá sido mucho, 15, 20 minutos como una locura. Después nos cambiamos.

La salude de lejos y me fui. Después de ese episodio seguí trabajando 2 meses más. Si les interesa les cuento después que paso en los otros encuentros que tuvimos que fueron tres más.

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