Saltar al contenido

Me enfiesté sin quererlo

Cuando hace dos años fui a pasar unos días a la quinta de mis tíos no pensé que mi vida iba a cambiar tanto en tan pocas horas. Faltaba poco para terminar el año en la Facultad e iba a aprovechar para terminar de preparar una de las últimas materias que me faltaban para recibirme.

Como ellos no usaban la quinta, y siempre me la ofrecían me decidí y fui. Llegué con mi auto el viernes a la tarde con un bolso de ropa, algunas cosas de supermercado y nada más. La ropa que llevaba eran solamente joggings ya que era el comienzo del otoño, para pileta no daba, y como no iba a salir… Cene y me fui a dormir.

Al levantarme desayuné y me puse a leer uno de los libros de la materia. Estaba en eso, cuando veo que el auto de mi primo entra a la quinta.

Nacho tiene 29 años, tres más que yo, es profesional, y de bastante pinta. Con el venían dos chicas y otro flaco, supongo que de la misma edad que Nacho, y también muy lindo. Las chicas, era evidente que venían de fiesta.

Salí de la casa y la cara de sorpresa de Nacho fue para fotografiar. Las chicas se quedaron duras previendo un problema en puerta.

“Hola primo, que sorpresa verte por acá.” Dije.

“Bianca, uf, si una sorpresa para los dos, por lo que veo.” Y me tomó del brazo para hablar separados del resto.

“La puta madre, los viejos ni me dijeron que venías, por eso vinimos con estas locas. No te calientes, ya nos vamos.” Dijo apenado.

“Nacho, tranqui. Escuchame, a mí no me calienta lo que hagas, mientras no me metas en problemas. Habitaciones hay suficientes, enfiéstate tranquilo.” Le dije.

“No flaca, no te quiero joder. Veo que estas estudiando, en serio, nos vamos.”

“Boludo, ¿tenés vergüenza de divertirte con tu prima en la casa? Te recuerdo que soy solo tres años menor. Y algunas carreras tengo…”

“Gracias Bianca, te debo varias, no una.” Dijo feliz.

“Chicos, la genia de mi prima no tiene dramas que nos quedemos, solo que no quiero que le rompamos las pelotas porque está estudiando.” Le dijo al grupo.

“Flaca, prendo el hogar para que caliente un poco el clima.” Me dijo sonriendo y guiñando un ojo. No pude dejar de sonreírme.

Me fui a mi cuarto, y con los auriculares tapaba las risas que venían del living. Me quedé sin salir del dormitorio que por suerte tenía baño en suite, hasta el anochecer.

Cuando pasé por el living una de las chicas se desvivía por chupar la pija de Nacho, que por cierto estaba muy bien dotado, mientras masturbaba al otro.

Llegué a la cocina y la otra chica estaba preparando pizzas solo con la tanga. Me miró y me dijo:

“Hola prima, Nacho me dijo que prepare pizzas para los cinco, porque segura te prendías.”

“Ok, te ayudo.” Le dije.

La chica tenía muy buen cuerpo. Flaca, de buenas tetas y culo. Un poco más alta que yo. Sin querer, empecé a sentir un poco de calor cocinando al lado de ella casi desnuda.”

Un rato después, avisamos que ya estaban las pizzas y las llevamos a la mesa. Nacho y el amigo, seguían desnudos, y así se sentaron a la mesa. La chica que les chupaba la pija, fue al baño y volvió con una tanga puesta. Yo era la única “desubicada” que estaba vestida.

“Bianca, no te presenté a Fredy, mi amigo.”

“Hola.” Le dije. El flaco se paró vino hasta mí, y me dio un beso en la mejilla, con su lingo pene bamboleando.

Las indirectas y directas iban y venían entre las dos parejas. Yo comía sin meterme hasta que Fredy habló:

“Bianca, si querés y te aburrís de estudiar, podes integrarte al grupo.”

“Bestia, es mi prima. Cortala.” Dijo Nacho.

“Pero está fuerte la pendeja.” Dijo Fredy.

“Gracias por lo de pendeja, pero por ahora, no me apetece.” Dije guiñándole un ojo a Nacho.

Cuando lo miré a Fredy, me clavó una mirada tremenda. En un segundo me mojé por completo. Durante lo que restaba de la cena, no dejó de perseguirme con su mirada.

Cuando terminamos de cenar, me fui a acostar y aprovechando que había silencio me dormí profundamente. En un momento mi sueño caliente donde era penetrada sin piedad y gozaba como perra, y un par de manos me acariciaban todo el cuerpo se fue haciendo cada vez más vivido.

Abrí los ojos, y la chica que estaba cocinando conmigo, me acariciaba todo el cuerpo y su boca se dirigió a mis pechos cuando vio que abrí los ojos. Sentí que alguien estaba a mi lado y giré la cabeza. Su pija parada estaba a la altura de mi cabeza. Él se masturbaba mientras miraba a la chica acariciarme. Negándome pero sin poder frenarme, me fui excitando.

“Andate.” Le dijo Fredy a la chica. Y se metió en mi cama. Tratando de escapar sin mucha convicción le di la espalda. El me atrajo hacia él y me comenzó a besar el cuello. Con una mano acomodó su pija entre mis cachetes, ya que dormía solo con tanga. Sentir eso bien duro me calentó más.

“Fredy, por favor, yo no estoy en tu joda.” Dije.

“Ya lo sé que no sos una atorrante como estas. Pero también sé que sos muy caliente. Tus ojos me lo dicen. Si me equivoco, y cuando te toco la tanga está seca, te juro que me levanto y me voy.”

Ni esperé a que me toque, me di vuelta y tomé su pija con una mano para masturbarlo. Me comenzó a besar con todo, era un animal besando. Me apretaba un pecho mientras con la otra mano, sostenía mi cabeza para seguir besándome. Como pude, le volví a dar la espalda, levante la pierna y guie su pija a mi concha pegándome bien contra él.

“Guacha, sí que sabes coger. Y sabes bien como te gusta que te cojan.” Me dijo mientras me embestía por atrás prendido con sus manos a mis pechos.

Un rato más le dije: “Seguime.” Y fui lentamente poniéndome boca abajo con el arriba. Se acostó arriba mío por completo y con movimientos de pelvis suaves me cogía muy rico. Puse mis brazos y manos al costado de mi cabeza con los dedos separados. Seguro que él me vio hacerlo y reconoció la posición. Se levantó y tomándome de las caderas me puso de rodillas con la cara apoyada en la cama.

Me penetraba con furia, cada movimiento era mezcla de placer y dolor por la envestida. Mi calentura solo subía. Cuando estaba por acabar sacó la pija de mi concha, la apoyo en mi culo y acabó chorreándolo de su leche.

Lo miré a los ojos por encima de mi hombro y con uno de mis dedos fui guiando su leche a mi orto, y me comencé a meter el dedo hasta el fondo.

“Lástima que no llegaste a disfrutarlo.” Dije burlonamente.

“Hija de puta, como dije, sí que sabes coger.” Dijo. Y se fue de la habitación para regresar con la chica casi arrastrándola.

“Ahora vas a aprender como una hembra goza y hace gozar a su macho.” Dijo mientras la dejaba sobre la cama.

La tomé de los cabellos, y la puse a chuparme las tetas mientras lo miraba a Fredy.

“Así me gusta, morderme despacito los pezones, eso nenita, así.” Dije muy caliente en mi primera experiencia con una mujer. La chica se empezó a calentar y a tocarse.

“Apa, si por chuparme las tetas ya te tocas, no me imagino que vas hace cuando me chupes la conchita rica que tengo y el orto lleno de leche de Fredy.” Dije. Fredy tenía los ojos desorbitados. Ya se estaba masturbando con ganas.

Tirando de sus cabellos, hice que me chupe la concha y el otro levantando bien las piernas. Ella se metí los dedos a más no poder. Mientras he chupaba gemía con todo. Estuve un rato disfrutando hasta que le mandé acelerar su chupada.

“Dale nenita, chupa bien, se la primera mujer en sacarme un orgasmo con su boquita puta.” Le chica se excitó aún más, y al mismo tiempo que yo, llegó al orgasmo.

Me puse en cuatro, y a la chica igual, delante de mi boca. Y mordía sus cachetes al tiempo que uno de mis dedos entraba en su culo. La chica gemía como loca.

“Mmm, este culito es virgen Fredy, mirá que apretadito que está.” Dije. Me di vuelta y lo miré burlonamente a Fredy.

“¿Qué, necesitas invitación por escrito para meterla en mi culo?” Le dije.

Fredy tenía cara de contrariado. Acercó la pija y lentamente fue metiéndola. Cuando sentí que había entrado la cabeza, cerré con fuerza el esfínter y su pija quedó atrapada. Lo volví a mirar por sobre el hombro y le dije:

“Flaquito lindo, es mejor que me hagas gozar porque te la corto, ya que no sabes usarla.”

La chica me miró horrorizada. La hice acercar y le metí dos dedos en el culo, y los movía al ritmo de Fredy que por fin la había metido toda. Como no se movía lo suficiente le grité:

“Movete nene, movete de una vez, porque en serio te la corto.” Y otra vez cerré el esfínter apretando su pija.

Asustado por mi grito, mi primo Nacho entro a la habitación y se quedó absorto mirando como me hacía romper el culo.

“Hija de puta.” Dijo y se fue.

A Fredy lo tuve un largo rato bombeando y bombeando, hasta que casi no dio más. Lo miré y le dije a la chica que se acomode para chuparme la concha. En un segundo su boca jugaba con mi clítoris, y por fin llegaba a mi deseado orgasmo gigante. Mis jugos caían en su boca. Cuando me calmé reaccioné que Fredy no había acabado.

“Chupale la pija.” Le dije a la chica. Fui detrás de Fredy, que permanecía parado junto a la cama y le abrí los cachetes y con mi lengua empecé a jugar con su orto. Él se volvió loco y en no más de tres minutos de cogerle la boca a la chica acabó en ella y se tiró en la cama.

Hice parar a la chica dándome la espalda, abrir sus cachetes y le metí dos dedos en el culo, al tiempo que tiraba su cabello y cabeza para atrás. Ella abrió la puerta y fuimos al living donde Nacho le daba por atrás a la otra chica.

“Primito, te traigo un culo virgen, era el premio para Fredy, pero…”

Nacho dejó a la otra chica y de un solo golpe la enterró en el culo de la chica.

Cuando iba para mi habitación me crucé con Fredy, le hice un mimo en la cara y seguí caminando.

Un rato después, habiendo disfrutado de esa manera por primera vez en mi vida, y casi humillado a Fredy, me dormí.

Cuando me desperté, me di una ducha, me vestí y fui a la cocina donde los cuatro desayunaban. Saludé a todos en general y a la chica que había estado conmigo con un beso en la boca que ella respondió. Fredy ni levantó la mirada.

Un rato después, Nacho vino a mi habitación mientras yo leía mi libro.

“Bianca, supongo que no vas a abrir la boca con mis viejos.” Dijo.

“Sos loco, yo me expongo también. Te digo que me vino bien un poco se sexo aunque tu amigo…”

“Pobre, está re mal porque no pudo hacerte acabar ni acabar él, solo me dijo que lo tuviste que ayudar para que acaba en la boca de Nene. Pero no que le hiciste.” Dijo casi preguntándome que había hecho.

“Le hice lo que pocas mujeres se animan, a todos los hombres vuelve loco y ninguno se atreve a pedirlo: le chupé el orto y le metí mi lengua, mientras él se la cogía por la boca a Nene.” Dije.

“Eso nunca me lo hicieron, sos muy hembra en la cama. Decí que sos mi prima…” dijo.

A la tarde, escuché que había movimientos en el living y fui. Nacho ahora estaba con Nene y Fredy con la otra chica. Nene le estaba chupando la pija a Nacho que estaba sentado en el sillón. Sin sacarme la ropa me acerqué a ellos.

“Nene, mira, te voy a enseñar a desarmar por completo a un hombre.” Ella dejo de chupar y vio como levantaba las piernas de Nacho hasta que sus rodillas casi tocaban su pecho.

“Ves, primero agarras la pija con fuerza, sin mover la mano, después vas hasta el borde de su orto y desde allí vas besando y pasando la lengua suavemente hasta llegar a las bolas. Ahí empezas a masturbarlo con fuerza, apretando bien la pija.”

Nacho gemía como loco, Fredy y la otra chica miraban.

“Ves Nene, ahora de vuelta a su orto, y apenas le pasas la lengua, y otra vez a las bolas. En cada bajada a su orto, le metes un poquito más la lengua. Te aseguro que…” y me corrí para evitar los chorros de semen que tiraba Nacho por el orgasmo que tenía.

“Te decía que te aseguro que en pocos movimientos lo haces acabar. Y si sos muy cerda, seguís haciéndoselo para que te coja bien cogida, como a la yegua que le demostraste que sos.”

Le tomé la mano a Nene y nos fuimos a la habitación. Desde la puerta lo llamé:

“Nacho, ¿venir primito?”

Entro a la habitación y se tiró en la cama.

“Bianca, me mataste, que tremenda acabada me sacaste.”

Ellos no lo sabían pero era la primera vez que disfrutaba del sexo tanto, y le demostraba a un hombre que las mujeres también podemos destrozar a un hombre en la cama.

Deja un comentario