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Mi sugar daddy me vende a dos maduros

Hace cuatro días me llegó un mensaje a mi celular, ¡era mi sugar daddy, Omar!

Su mensaje decía:

Omar: Lorenita, ¿cómo está la más perrita de todas mis putitas?

Yo: jajaja bien we. Y la mejor de todas.

Omar: Adivina qué hice

Yo: Qué we?

Omar: Te vendí a dos de mis socios

Yo: Qué, eso que significa?

Omar: Que me pagaron un muy buen dinero para que los dejara darte una buena cogida.

Yo: Pero no me dijiste nada, ni me avisaste.

Omar: No te tengo que avisar nada, tú eres mi esclava y yo soy tu dueño ¿Apoco crees que tus viajes y regalos no van a tener costo? Todo en esta vida tiene precio. En especial las perritas como tú. Entonces, tienes que venir hoy a las 6 de la tarde a la casa de Gonzalo, te mando la ubicación.

Yo: aaay!! más te vale que después de esto me lleves a Cancún!

Omar: Sí, para venderte allá ahaha. Quiero que vengas vestida con tu mini falda negra y tu top rojo de cierre. Sin brasier y con tanga. Te esperamos puta.

Me metí a duchar a las 4:40 de la tarde, asegurándome de estar bien depilada, tal y como le gusta a mi sugar. La verdad me excitaba mucho estar a punto de ser ofrecida a dos maduros. No los conocía pero sabía que la experiencia me iba a enloquecer. Fue tanta la excitación que en la ducha comencé a tocarme mis pechos y masajear mi vulva y darme golpecitos con los dedos en mi ano. Obviamente me hice una buena ducha anal para estar preparada para mis dos domadores. A pesar de mi excitación mi contuve y dejé de masturbarme quería ir insaciable a la cita.

Tras bañarme y secarme el pelo me puse un maquillaje simple, solo un poco de y los labios pintados de rojo cereza. Me vestí. Siguiendo las órdenes de mi amo me puse mi tanga roja, mi mini falda negra que me quedaba muy pegada y mi top rojo sin brasier, lo cual significaba que en cualquier momento mis pezones se notaran.

Afortunadamente no había nadie en mi casa entonces no tenía que dar ninguna explicación, puse en el Uber la dirección de Gonzalo. A los pocos minutos mi carro llegó. El conductor me comió con la mirada cuando me vio. Pobre, jamás podrá comerse a alguien como yo.

Después de un trayecto de un trayecto corto llegamos al lugar. Gonzalo vivía en un complejo habitacional de gente muy pudiente, casas inmensas y jardines bien cuidados. Al llegar a su casa me baje del Uber y me recibió Omar.

Cuando me vio gritó: ¡Ya llegó la putita!

Me tomó del culo y me besó cachondamente. De reojo vi cómo el conductor del Uber se quedó viendo la escena una joven de apenas 20 años besuqueándose con un viejo cincuentón. Tomándome del culo me pasó a la casa. Que más que casa era una mansión

Al interior estaban los dos socios de mi sugar bebiendo unas copas y fumando habanos.

Omar: Ellos son tus machos putitas. Salúdalos como se merecen. Ese we es Gonzalo y ese otro puñetón es Ricardo.

Gonzalo es un tipo de alrededor de cincuenta años. Es un poco robusto de aproximadamente 1,80 usa el pelo relamido con gel y tiene una sonrisa burlona. Ricardo se ve más viejo, quizá esté llegando a los sesenta, es gordo y tiene mucho vello, es calvo y tiene barba gris.

Ambos vestían bermudas y unas playeras tipo polo.

Omar me empujo del culo para que fuera con ellos.

La escena me calentó, comencé a acercarme a ellos. Rápidamente Ricardo extendió sus brazos me abrazó de la cintura me sentó sobre sus piernas.

Me miró y miró a Omar: No chingues, cabrón. Está más rica que en los videos.

Yo: No mames Omar, les enseñaste los videos? -le reclamé poniéndole cara de enojada.

Omar sólo se rio.

Ricardo acercó su cara a mi mejilla y me susurró: Obvio que nos los mostró, eres una experta cogiendo.

Su aliento era una combinación entre licor y tabaco fuerte.

Tras decirme eso puso su regordeta mano en mi muslo izquierdo, levantándome un poco la mini falda.

Gonzalo mi vio y sonrió y dijo: Es que si estás bien rica y le dio una fuerte chupada a su puro para después aventarme el humo a la cara.

Yo comencé a toser y ellos se rieron.

Ricardo dijo entre risas: Te molesta el humo pero bien que te tragas las vergas, puta.

Yo: Es que las vergas sí están ricas.

Ricardo: No me digas que no fumas. Me dijo ofreciéndome puro.

Yo: sólo weed, dije riéndome.

Ricardo: Ahorita te vamos a dejar más loca que con la marihuana, canija. Me dijo y comenzó a besarme los labios. El beso fue muy apasionado, me prendió mucho. Abracé su regordete cuello con mis brazos y él con su mano derecha sujetaba mi cintura y con la izquierda masajeaba mis tetas. Después bajó su boca y comenzó a lamerme el cuello.

Ricardo: Estás exquisita, cabrona.

Me levanté un poco, le di la espalda y comencé a perrearle sobre su verga y panza, jajaja. Meneaba mi culo como si estuviera bailando reggaetón. El me daba nalgadas.

Gonzalo: Esta putita ya se prendió.

Se levantó y se puso enfrente de mi para comenzar a besarme.

Ahí estaba perreándole a un señor gordo y besándome con otro mientras mi sugar veía la escena.

Ricardo: Desnúdate para nosotros, perra, haz que valga la pena el dinero que pagamos por tu cuerpo.

Me saqué el top dejando mis tetas al viento. Cuando Gonzalo las vio dijo: No mames, que rico, son café clarito.

Ricardo comenzó a bajarme mi mini falda y dejar expuesta mi tanga.

Quede en tanga, expuesto ante tres hombres maduros. Ricardo se puso de pie y dijo: Comienza a mamar, puta.

Mi puse de rodillas, saqué mi culito arqueando mi espalda, los miré a los ojos y comencé a masajear sus bultos que ya se marcaban en sus bermudas.

“¿Quieren que me coma sus vergas?, ¿quieren hacerme suya?” Les dije mientras los miraba de rodillas, sumisa y mordiéndome los labios.

Gonzalo: Después de que te cojamos no te podrás ni sentar, puta.

Baje sus cierres dejando expuestas sus vergas para mí: Gonzalo tiene una verga de unos 17 centímetros, circuncidada, con vello público y con una ligera encorvadura hacia la derecha. Ricardo, tenía una verga un tanto pequeña de unos 14 centímetros, con menos vello púbico que Gonzalo, me gustó porque sus huevos se veían también regordetes, como si estuviera rellenitos de mucha lechita rica.

Comencé con la más grande. La verga de Gonzalo era succionada por mi boca, le pasa la lengua, le escupía, succionaba su rico y enrojecido glande, mientras no dejaba de masturbar a Ricardo y masajear sus gorditos huevos. Me pasaba la palma de mi mano derecha por la lengua para humectar mi mano masturbadora de viejos ricos.

Ambos se quitaron sus playeras. Gonzalo estaba casi lampiño y llevaba una rosario de oro, mientras que Ricardo estaba muy velludo en buena parte el vello que cubría su gordo cuerpo estaba lleno de canas.

Gonzalo sujetó mi cabeza con su verga adentro de mi boca.

Gonzalo: aguántala, aguántala. Dijo entre profundos gemidos.

Después de unos veinte segundos me zafé, casi me quedaba sin respirar. Mi rímel comenzó a correrse porque me salieron un poco de lágrimas.

Después pase a mamársela a Ricardo, realmente no está tan cool mamar una verga pequeña. Lo que disfrute fue chupar el miembro de alguien mucho mayor que yo.

Mientras les chupaba sus riatas, ambos tocaban mis pechos y me daban nalgadas a mi juvenil y bien trabajado culito.

Hice lo que hago cuando realizó tríos con dos hombres. Tomé sus dos vergas y las metí en mi boca al mismo tiempo para que sus glandes se froten entre ellos. Esa técnica vuelve locos a todos los hombres con los que he estado.

Omar dijo: Les dije que valí pagarme todo lo que me pagaron cabrones.

Gonzalo: La mama riquísimo cabrón, ahora entiendo porque engañas a tu esposa con esta perra.

Omar: Es que mi vieja ya ni aprieta, nada como la carne fresca.

Les tres rieron.

Ahora si vamonos pa’l cuarto, dijo Gonzalo.

Me dijo: Ponte como la perrita que eres y síguenos.

Me puse en cuatro y comencé en seguirlo. Como una perra fui subiendo las elegantes escaleras y llegué hasta una amplia habitación.

En la habitación había fotos de Gonzalo con su esposa y con sus hijas. Me reí y le dije: Eres un pinche infiel, igual que todos.

Gonzalo: Es que contigo cómo no pecar, Lorenita.

Omar: Si bien que te gusta romper matrimonios, puta. Dijo riendo.

Omar se sentó en un sofá aledaño a la cama y comenzó a tocarse su verga.

La verdad se me antojaba mucho la verga de mi sugar pero al parecer en esta ocasión sería un observador.

Me recosté sobre la cama, completamente tendida.

Gonzalo: Tienes un cuerpo perfecto y tu puchita se ve perfecta. Dijo mientras se acercaba a mi vulva para hacerme sexo oral. Mientras que Rogelio se puso al lado de mi rostro para que siguiera chupando su verga.

Así duramos unos minutos. La verdad Gonzalo me chupaba muy bien, se nota que la edad da experiencia para lamer labios vaginales y clítoris, jiji.

Después, Gonzalo me volteó y comenzó a lamer mi vulva junto con mi ano.

Gonzalo: Tu culo sabe riquísimo no como a otras mujeres que hasta les apesta.

Ricardo: A ver, déjame comerme ese culo.

Ricardo acercó su cara a mi ano y sentí como le dio una mordida muy rica, para luego introducir su lengua.

Yo meneaba mi culo en su rostro poco a poco me iba empinando, ofreciéndome para ser penetrada de perrito.

Ya bien empinada Ricardo dijo: Ya se la voy a meter.

Omar: Cabrón, dijimos que con condón.

Ricardo. No hay pedo, we, estoy limpio. Además, esta zorra merece ser cogida así a pelo.

Omar: te va a costar tres mil más we.

Ricardo: No hay pedo, tú sabes que por dinero no hay problema.

Que hablaran de mí de esa forma me excitó demasiado, yo sólo deseaba ser penetrada como fuera.

En eso sentí la verga de Ricardo entrar. Tengo que confesar que he sentido vergas mucho mejores en largo y grosor. Pero la excitación hizo lo suyo.

Mientras me cogía yo se la continuaba mamando a Gonzalo. Me la tragaba todita.

Ricardo duró cogiéndome de perrito unos 10 minutos después fue el cambio y Gonzalo fue el siguiente en darme de perrito. Su verga si sintió más rica, me excitaba mucho como sus colgantes huevos de macho chocaban en mi culo y me nalgueaba. Me nalgueaba realmente fuerte y me escupía en la espalda y en mi culo. Sacaba su verga me la frotaba en el ano, le daba golpecitos y después me la volvía a encajar en la vagina. Ese procedimiento era muy excitante.

Vamos a cogerte entre los dos, dijo Ricardo.

Se acostó yo me subí encima de él y me metí su pene en la vagina, luego Gonzalo me la metió también en la vagina. Es una sensación increíble tener dos vergas adentro de la vagina al mismo tiempo. Veía fijamente a mi sugar quien desde un sofá al lado se jalaba la verga como desquiciado.

Luego de unos minutos de estar siendo cogida de esa manera comencé a tener un gran orgasmo, mis dos machos se dieron cuenta y aceleraron la intensidad. Pensé que el gordo de Ricardo se iba a infartar estaba muy sudado.

Gonzalo: Ya te estas viniendo y aún no te perforo el culo, puta.

Sacó su verga y fue a un cajón, sacó un lubricante que comenzó a echar en todo mi ano y mis nalgas. Con mis manos me abrí las nalgas y el insertó su pene, estaba súper duro, dolió un poco pero ya adentro fue una sensación muy cachonda tener la verga de Gonzalo en mi ano y la de Ricardo en mi vagina. Que bueno que el trozo más grande estaba en mi culito, jiji. Tomó mis brazo y comenzó a perforar mi culito, fue algo muy excitante. No supe si fue un nuevo orgasmo o la continuación del primero pero comencé a tener un orgasmo anal que se magnificó cuando mi clítoris frotaba la verga de Ricardo. Mis gemidos eran fuertísimos, la frase que más repetí era: ¡Qué rico! También dije, Qué rico cogen papis.

En medio del clímax sentí como el gordo de Ricardo comenzó a venirse adentro de mi vagina, sentí que aventó tres lechazos.

De pronto, Gonzalo dijo: “Yo te voy a hacer un collar de perlas”

Saco su verga de mi ano y me dijo de rodillas. Me puse de rodillas y se comenzó a venir en mi pecho y en mis tetas. Fueron alrededor de cinco lechasos, los primeros tres fueron muy abundantes.

Ya con la leche en mis pechos se acercó mi sugar Omar. Con su verga bien erecta comenzó a recoger el semen de mi pecho y dármelo en la boca. Sabía que no resistiría en participar.

Ahora va mi leche, ya sabes donde la voy a echar, dijo Omar.

Obvio lo sabía… Abrí mi boca y comencé a recibir sus lechazos. Omar dejó en claro quién era el dueño y el macho alfa 8 lechazos los primeros cinco en verdad abundantes. No la tragues, dijo.

“Escúpela en la verga de Ricardo y lamela de ahí”

Ricardo se rio. “Estas bien loco, cabrón”.

La escupí en la verga de Ricardo quien aún estaba acostado y con su verga ya casi flácida. De ahí me comencé a comer toda la leche de Omar, estaba en cuatro comiéndome la leche de mi dueño, cuando de pronto Omar comenzó a cogerme de perrito.

Si ya han leído mis relatos sabrán que mi sugar Omar tiene la capacidad de venirse varias veces y seguir erecto.

Me dio súper fuerte, enserio muy muy fuerte, como demostrando quien era el alfa. Me excité mucho y me vine de nuevo. Cuando comencé a venirme el se vino por segunda vez. Cuatro lechasos adentro de mi vagina que se mezclaba con la leche de Ricardo. Fue una venida abundante porque comenzó a chorrearse por mis ingles. Quedó exhausta tendida.

Omar dijo: “Así se coge a una perrita”

Fue una excitante experiencia. Espero que se vuelva a repetir, pero que sea con maduros más vergones y que cojan así de rico como mi sugar Omar, al fin de cuentas el sigue siendo mi dueño y el macho alfa.

Besos.

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