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Terminé cogiendo a la señora Dora y a su empleada Juana

Cuando atendí la llamada de Liz se disculpó me dijo que su prima Joanna y tía Elena y más familiares no le permitieron regresar porque ya era muy tarde y se quedó dormida, cuando llamó a mi celular y no contesté entonces lo hizo a su casa y Juana le dijo que luego de esperar buen tiempo me fui a las 5 de la mañana.

– Perdóname amor, pobrecito te quedaste con las ganas y yo también ¿Cuándo nos vemos de nuevo? Te extraño quiero sentirte dentro de mi corazón.

Tuve que mostrarme algo molesto al comienzo con ella para evitar cualquier sospecha y luego que varias veces me dijera que le perdone dije que estaba bien entendía, jamás sabría que a falta de su cuerpo para coger tendría esa noche a dos mujeres más su madre y empleada.

Pasó una semana para volver a su casa nuevamente y el motivo fue porque su papá se iría de viaje por cuatro días al extranjero y Liz quería aprovechar eso para que yo conozca su dormitorio y le dijo a su mamá que iría llevando unas notas de la universidad, también me comentó que se extrañó con la facilidad que aceptó su mamá al contrario se mostró de acuerdo con mi presencia en su casa.

En el bus sentado rumbo al encuentro de Liz, varias ideas se me ocurrían en la cabeza ahora era dueño de la situación ahí, la única que me hacía problemas Dora estaba a mi favor y los ojos de la casa Juanita también, hice una locura cuando llegó no lo hice por la puerta principal sino por la de servicio vi una ventana y entró sigilosamente y abracé por detrás a Juana.

– ¡Ayy joven casi me mata del susto, suélteme por favor la señora y la señorita están acá.

Le dije que no se preocupe que no me había visto nadie entrar mientras sobaba sus nalgas y besaba su cuello, ella volvió a caer en mis manos y su corazón latía a mil le dije que me gustaría que me hiciera un favor y preguntó entonces bajé el cierre del pantalón y saqué mi verga sus ojos se hicieron grandes de la impresión.

– Dame una chupadita Juanita quiero sentir el calor de tu boquita.

– Nooo… Está loco acaso quiere que me boten del trabajo. Alguien puede entrar. Además no sé cómo hacerlo jamás lo hecho. Noo…

Entendí que tenía razón y la sujete de la mano y la llevé a su cuarto que estaba cerca de la cocina, ya dentro la hice que se arrodille delante mío y volví a sacar la verga ella voltea la cara a un costado evitando el contacto ahí tuve que poner un poco de presión y sujeto fuerte sus cabellos y hago que voltee la cara.

– Vamos chúpalo como si fuera un chupete de tu sabor preferido… Primero con la lengua y después trágalo todo… Vamos apúrate que pueden notar tu ausencia…

Juana sabía que no había marcha atrás y debía obedecer a su nuevo patrón, ella pasa la lengua por el glande tímidamente varias veces mis manos sujeta su cabeza firme mientras ella seguía lamiendo como una perrita temerosa y aprendiendo a conocer el sabor y tamaño de una pinga en su boca.

De a poquito se lo fue tragando empezó a tener unas arcadas sus ojos se llenaron de lágrimas y levantó la mirada, le indique que continué y siguió hasta tenerlo todo dentro de su cavidad bucal, yo decía que hacer y Juana obedecía.

Salía y entraba de su golosa boca ya había aprendido el ritmo de la mamada y de seguro sería toda una experta a futuro, su masaje bucal ya había logrado que tuviera una máxima erección fueron unos minutos que tuve que detener para evitar eyacular en su boca.

Guarde la verga y subí el cierre del pantalón y salí rápido de su cuarto ahora que estaba bien caliente iba a ver a Liz, sólo quería llegar con el motor ya encendido y ya estaba por subir la escaleras y vi a Dora que iba entrar al despacho de don Juan me dirijo hacia ella y cuando estaba por cerrar la puerta entró.

-¿Y tú de donde sales… qué no te vi llegar?

No le di tiempo a decir más nada cierro la puerta con seguro y me abalanzó sobre ella buscando su cuello como si fuera un vampiro y la llevó a empujones sobre el escritorio, después de unos segundos de sorpresa por parte de ella se resiste tenía una blusa de seda blanca que prácticamente se la rompí dejando sus enormes senos que apenas eran sujetas por su brasier de encaje negro.

– Nooo qué tienes te has vuelto loco. Déjame respétame carajo. Suéltame.

Ya no había respeto por ella más después de que la había cachado bien por su jugosa chucha y su apretado culo ahora era mi puta y se lo iba hacer recordar, su 1.72 de estatura tuvo que ceder a mis 1.85 de altura y fuerza.

– ¡Nooo… Luis déjame por favor arriba esta Liz y te está esperando. Nooo… Te dije que no sé volvería a repetir. Sueltameee!

Ya le había subido la falda hasta sus anchas caderas y había logrado poner a un lado su calzón también de seda negra y meter mi verga dura ya por la mamada de Juana en el ingreso de su vagina y de un fuerte empujón lo metí todito hasta el fondo.

– ¡Aggg Luis… Noooo. Aggg!

Sus piernas se abrieron ante mi exigencia y pude penetrarla mejor y empiezo a meter y sacar mi pene con fuerza y rapidez, su cuerpo empieza a despertar ante las embestidas que recibe siento como su vagina empieza a lubricar, su brasier se la subí dejando libres sus tetazas los pezones estaban hinchados y duros que devoraba como un bebé.

– ¡Ahhhh… Ahhhh. Nooo esto es una locuraaaa. Ahhhh!

Inicialmente tenía pensado en que Juana me dé una buena mamada y que luego Liz me saqué toda la leche como ella lo deseaba hace días pero se me cruzó en el camino su madre y tenía que volver a tirármela antes que se enfríe las cosas con ella, y no podía dejarla a la mitad como lo había hecho con Juanita porque de seguro no me perdonaría así que continúe metiendo pinga.

– Ves te gusta tu buena pinga Dorita. De ahora en adelante siempre estaré acá suegrita para complacerte…

Ahora la tenía piernas al hombro viendo como sus labios vaginales se abrían y cerraban cuando la verga ingresa a su jugosa chucha ella se mordía los labios evitando así gritar y ser oída en la casa.

– ¡Ayyyy. Luis me has hecho prisionera de ti… Ayyy. Qué ricoo… Así… Así. Dámelo todo…

Ahora tocaba visitar su culo así que lo preparo mientras seguía cogiendo por la vagina y zass…Todito hasta el fondo metí la pinga me encanta dominar a está yegua por todos las humillaciones que sufrí por ella.

-¡Aggg qué dolooor. Porque eres bruto. Aggg. Papito me haces dañooo. Ayyy!

Su esfínter ahora ahorcaba mi pene que luchaba cada vez que entraba y salía de su intestino, no tardó mucho ya en acostumbrarse a ser penetrada analmente porque hace poco ya le había abierto el culo y ahora era un hueco negro e hice la pose del zapatero metiendo la verga intercaladamente a la chucha y ano.

– ¡Ayyyy. Ayyyy. Papito. Qué ricoo…!

Hasta que llegó al clímax y dejó abundante semen en el culo de la madre que iba a ser para su hija.

– ¡Ahh Dora que ricooo!

– ¡Ahhhh me dejaste muerta. Eres un salvaje cogiendo Ahhh pero que rico!

Besé su boca nuestras lenguas se unieron y después esperamos un tiempo prudente y nos acomodamos las ropas, ella asomó la cabeza y cuando no vio peligro salí y esperé en la sala mientras ella se fue a su dormitorio imaginó a bañarse.

Llamó del celular a Liz y digo que acabó de llegar me dijo que subiera a su dormitorio y así lo hice, estaba echada en su cama con un short de tela amarilla y un top negro cuando entró se abalanzó sobre mí y nos besamos tuve que decir que abajo encontré algo su mamá y me dijo que no haga que se arrepienta de abrirme las puertas de su casa.

Y la invito a salir un rato al cine, había que dar descanso a la verga para que luego se ocupé de ella ahora eran tres mujeres que atender en esa casa.

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