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Cuando todo comenzó

Mi nombre es Ice y ya teníamos unas cuantas idas y vueltas con ella, mi elegida Judith, somos una pareja consolidada a pesar que nadie, absolutamente nadie diría lo mismo.

Somos normales, vivimos en Buenos Aires, cada uno con sus actividades y rutinas de la vida cotidiana, pero juntos unidos somos especiales, veníamos probando tener y disfrutar diferentes experiencias (swinger, tríos, intercambios) siempre fantaseamos con eso, enviándonos fotos, videos hasta que llego el día en que tuvimos una salida cargada de erotismo.

Ella eligió su lencería erótica y yo me preparé para descubrirla, después de pasar por unos tragos exóticos nos fuimos a un hotel.

Entramos y comencé a besarla, recorrerla y descubrirla. Ella indomable como siempre prefirió tomar cartas y manejar la situación, comenzó a desvestirme y al llegar a mi bóxer me los bajo agachándose y poniéndose de rodillas, ya desnuda y solo en tanga comenzó a comerme la pija de una forma difícil de imaginar…

Me levante después de un buen rato y evitando acabar, la di vuelta, la puse de rodillas en el borde de la cama y comencé a cogerla de una forma exquisita porque ambos estábamos mojados y excitados. Fue muy duro por mucho tiempo al punto que ya mi mano transpiraba en sus cabellos de tanto tirar de su cola de caballo.

Comencé a jugar con su cola y a introducir un dedo en ella eso la puede, sabe lo que viene y yo sé que lo desea, me encanta y la comencé a penetrar en esa cola descomunal hermosa a la vista con ese tatuaje “Pídeme…” hasta que no dimos mas pero antes de acabar se dio vuelta y comenzó nuevamente a comerme la pija como me gusta, mirándome y adivinando las fantasías y los pedidos más oscuros de mis demonios, así fue que de tanto comerme la pija para!! Sabía que era mi clímax, yo le decía que era mi hechicera, que era mi puta y que me daba el placer que nadie me había dado jamás…

En un momento nos recostamos juntos y Yo le trataba de explicar que era impresionante lo que me provocaba, le dije ‘sos única’ y ella mirándome me dijo, ‘sé que te gusta que te provoque y yo sé que puedo más…’, y fue en ese instante donde vi en sus ojos esa lujuria propia de su ser, ‘querés ver? Querés probar de lo que puedo darte…!’.

‘Decime, te gustaría “venderme”? Quiero ver qué sentís?? Si me convierto en tu escort…’

Fue en ese instante cuando me di cuenta que no estaba jugando, simplemente era una vez más ella, mi Judith, esa locura jamás imaginada, esa locura que comenzaba a ser única y mía…

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