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Mi maestra de idiomas

Por mi trabajo tuve que aprender Inglés y lo básico de francés, pero no me fue tan fácil, el Inglés digamos que lo domine con facilidad, pero el francés me costó, básicamente por el acento.

Por esto, me puse a buscar y encontré a una maestra de enseñaba ese idioma y otros 2, me puse en contacto con ella, y quedamos en conocernos y ella me mostraría sus métodos, así que la invite a mi departamento, llegaría el viernes, en eso de las 3 pm.

Llegado el viernes, arregle mi departamento y espere a que llegase la maestra, y llego muy puntual, pero casi hace que me dé un infarto, creo que era la maestra más buena que conocí nunca, iba en un vestido blanco hasta las rodillas, tenía un escote que si bien no era muy vistoso, permitía la visión más exquisita de dos grandes tetas, yo me hubiese imaginado a una maestra común, no a un bombón como ese, tez morena clara, cabello castaño hasta media espalda, unas piernas torneadas, que resaltaban un culaso perfecto.

Después de haberme embobado por lo menos 2 minutos viéndola, me dijo:

—¿Me permites pasar?

—¡¡Claro, claro!! lo siento, pero no acostumbro a tener visitas tan apantallantes

Me miró, y soltó una risilla, la pase a mi sala y ahí nos pusimos a conversar sobre el “curso”, tuve que invitarle una copa para poder refrescarme un poco y controlar mi erección que se estaba presentando, le ofrecí mi repertorio y decidió tomar whisky en las rocas, a lo que traje dos copas y serví.

Diría que nos acabamos una botella entre pláticas, y de vez en cuando bromas cachondas, hasta que el ruborizado de sus mejillas me dijo que estaba empezando a tener los efectos del alcohol.

Así que aproveche y decidí probar suerte, le pregunté acerca del costo del paquete, y de nuevo casi me da un infarto, pedía un anticipo de 1000 pesos para la suscripción, y a la quincena cobraba 1900 pavos, así que pensé, si está tan caro el curso, porque no tener el paquete completo:

—¡¡Vaya costos!! –Agregue– pero supongo que el precio lo vale.

—Por supuesto, es muy eficaz mi curso, vera que aprendes francés antes de lo que te imaginas.

—¿Y hay algún servicio VIP?

—¿Cómo que VIP? –Su cara de confusión era demasiado tierna–, no le entiendo.

—Nada nada olvídalo, disculpa

Parece que en el fondo me entendió, pues se acomoda en el asiento, cruzó las piernas y me miró a los ojos:

—Creo que será una larga estancia, será que tiene más whisky –me guiño un ojo y me ofreció su vaso–.

—Seguro.

Me levanté y traje otra botella, me senté junto a ella, y le serví, nos quedamos mirando, me acerque y la bese, sus labios suaves y húmedos me recibieron con ansia, nos besamos una y otra vez, tome su copa y junto con la mía la puse en la mesilla de café, con una mano sostenía su mejilla y con la otra recorría sus curvas, llegue a su espalda y baje el cierre de su vestido, se levantó y lo saco, !vaya hembra!, un brasier negro con estampado semitransparente, un cachetero de encaje, su piel canela era mi droga, me levanté y la volví a besar, esta vez apretando sus nalgas, desabroché su brasier, y tirándolo al duelo junto a su vestido, baje a ese par de joyas, que terminaban en unos pezones morenos de aureola pequeña, los bese, lamí, pellizque suavemente, haciendo que su portadora de estremeciera con cada caricia, me separo, se arrodilló y desabrochando mi pantalón, sacó mi verga del bóxer.

La beso, y lamió desde los huevos hasta la punta, llegando a ella la chupo cual paleta, y lentamente la metió en su boca, se provocaba secadas excelsas, los sonidos guturales que producía eran melodías dignas de dioses.

La mirada típica de aquel acto la recordaré por siempre, le tome el pelo y haciéndole una cola de caballo, le guíe el ritmo, ella se dejaba hacer, sobaba mis huevos, me escupía y se la volvía a meter, baje los movimientos, esa mujer me estaba haciendo acabar, ello lo supo, pues aumento las mamadas, hasta que ya no pude contenerme y saqué chorros calientes de leche, todos los atrapo con su boca, y trago con gusto.

Se levantó y sentándose en el sofá, me dio permiso de compensarla por tan magnífico trabajo, abrió las piernas para facilitar todo, tire de su calzón hacia fuera, y me besando los bordes de su vagina, empecé mi faena, lamía, metía mi lengua, besaba por fuera, chupaba sus clítoris, sus gemidos ya eran escuchados por los vecinos.

Se corrió por primera vez en mi boca, pero eso no me detuvo, seguí chupando, y metiendo primero un dedo, luego dos y tres, cuando sentí que ella acababa por segunda vez, me levanté y metí mi verga lentamente hasta el fondo, clavándole suavemente, hasta que acabo, su vaivén era delicioso, abría, sacaba jugo, cerraba en mi verga, era el paraíso, estuvimos follando por no sé cuánto tiempo, me detuve cuando los típicos cosquilleos empezaron.

Salí de ella, me senté en sofá y la dirigí encima de mí, ella cabalgaba cual jinete, me besaba, yo disfrutaba el ver sus tetas rebotar con cada subida y bajada, paro y se recostó boca abajo en el sofá y sonriéndome dijo:

—¡¡Vamos rómpeme el culo!! –Agitada dijo–, o no querías el paquete VIP

Separé con mis manos ese par de nalgas, lamí su hoyo, puse la cabeza de mi verga en su entrada, y empecé a empujar, con cuidado, una vez que empezó a entrar, empecé con el mete saca, pero con cautela, para después ir rítmicamente aumentando, hasta que se convirtieron en salvajes embestidas, sus jadeos, gemidos y algún que otro grito fue el botón que hizo reaccionar a mi cuerpo y descargar todo lo que me quedaba hasta quedar seco.

Salí de ella y me senté, ella se reincorporo después de unos minutos, me miró y me beso:

—Serás un excelente alumno

La levanté y la dirigí al baño, abrí la ducha y nos metimos, follando una vez más ahí y otra más en la habitación, ahora saben porque no aprendí del todo francés.

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