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Reconciliación con el novio

Ya se encontraban en el auto, como decía anteriormente, ella comenzó a besarlo y él rápidamente sucumbió ante sus labios. Arrancaron hacía la casa de él y en todo el camino los besos siguieron, de repente en los semáforos él le tocaba la entrepierna y movía sus dedos por encima del pantalón jugueteando con su clítoris, ella estaba empapada con ganas de estacionarse y que ahí mismo se lo metiera, se lamentó de no llevar falda, ya que, de haberlo hecho, él podría jugar más directamente con su entrepierna e inclusive meter los dedos en su vagina. Iba ya muy desconcentrada de la excitación, cuando él tomó su mano y la colocó sobre su pene totalmente erecto y de un gran tamaño, ella sin pensarlo comenzó a masturbarlo; pero no esperaba que él tuviera otro maquiavélico plan, en la siguiente luz roja que les tocó, él la jaló para darle un beso y después empujó su cabeza hacia su enorme erección, ella no opuso resistencia, comenzó a lamerlo y a introducirlo en su boca, sólo se detuvo un momento para pedirle que le avisara si cambiaba la luz verde y que no fuera a llegar un policía. Ambos estaban disfrutando todo, a ella le urgía que él la penetrara enseguida, su vagina palpitaba de imaginarlo, ya faltaba poco para llegar a casa.

Cuando finalmente llegaron, subieron al departamento entre besos y más caricias, para descubrir que los papás de él se encontraban en casa; pero claramente eso no iba a terminar con las ganas desenfrenadas que se tenían ambos. Comieron con los padres para evitar sospechas, y mientras recogían los platos en cada ida a la cocina había un apretón de nalga, un gran acercamiento de estas con el miembro de él e incluso una lamidita o mordisco de boobie. Después de eso les dijeron a los padres que se retirarían del departamento, pero no fue así. Se encerraron en su recámara y él comenzó a desnudarla, mientras le besaba el cuello, bajando hasta sus grandes senos que siempre dijo le encantaban. Subió nuevamente a su boca y mientras se besaban ella le desabrochó el pantalón, rápidamente él bajó sus pantalones y llevó su cara a su pene para que lo chupara un poco. Ella apenas lo estaba degustando cuando él la levantó, la puso recargada en la cama de espaldas hacia él y la penetró fuertísimo por lo que ella estuvo a punto de gritar, pero él tapó su boca y después introdujo dos dedos en ella para que los lamiera imaginando que era su gran miembro. No pudieron usar la cama porque habrían hecho mucho ruido, así que ese día todo fue de pie, ella disfrutaba al máximo cada embestida que hasta se inclinaba más para que él llegara más adentro, hasta que nuevamente él le pidió que se la chupara y después de unas buenas succiones él terminó en sus senos.

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