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Unas clases de guitarra con contenido especial

Por aquí no lo había dicho, pero una de las cosas que me gusta es tocar guitarra, aprendí hace algunos años y desde esos días poco a poco la gente del sector donde vivo se fue enterando.

Una muchacha (la verdad no sé cuántos años tiene, pero se ve más joven que yo) estaba interesada en aprender a tocar, un día me la conseguí en el ascensor del edificio y quedamos de acuerdo para enseñarle, al menos lo básico sobre la guitarra, intercambiamos números y luego nos despedimos, yo me bajé unos pisos antes, nos habíamos puesto de acuerdo para vernos al día siguiente y comenzar con las lecciones.

Llegó el día y subí a su casa, toqué el timbre y ella salió a abrir, su cuerpo era bastante normal por decirlo así, con el cabello liso, ojos marrones oscuros, sus senos eran pequeños y su trasero también, ese día se vistió con un leggings blanco, un poco transparente que levantaba su trasero y aunque no tenía mucho se le veía redondo y por un momento me dieron ganas de tomarlo en mis manos para probar su firmeza, se le marcaba casi perfectamente los labios de su vagina, ella abrió la reja y me invitó a pasar.

No había nadie más en su casa, comenzó una corriente de aire frio y pude ver como sus pezones se pusieron duros, al parecer ella no se daba cuenta de todo lo que yo había visto (¿O sí?) así que me hice el loco y comenzamos con la clase, duramos una hora, luego de eso ya yo tenía que irme, pero ella me ofreció un poco de café, yo desde luego acepté y me invitó a la cocina para acompañarla mientras lo preparaba.

Mientras tomábamos café hablamos de muchas cosas y no sé cómo entramos en el tema sexual, me di cuenta de que sus pezones de nuevo se pusieron duros, y no precisamente por el frio, me contó que tenía mucho tiempo desde su último beso y que probablemente ya hasta se le había olvidado como besar, en broma le dije que podía recordarle lo que era besar, ella se sonrojó y sonrió.

– Enséñame

Me dijo mientras me miraba fijamente, la broma había quedado de lado, me fui acercando a ella y cuando estaba cerca de sus labios cerró los ojos, lo que aproveché para robarle un beso y así nos quedamos por unos cuantos segundos, ella abrió los ojos y exhaló echándose aire con la mano, me fije en sus pezones que estaban por reventar su camisa, esta vez si se dio cuenta, pero no hizo nada al respecto, ambos entendimos que estaba pasando y volvimos a besarnos apasionadamente mientras yo masajeaba sus pequeños senos, luego paramos de besarnos, ella se puso de pie y caminó hasta su habitación consciente de que yo la seguiría y así fue, la abrace desde la espalda de manera estrecha, haciendo que mi pene tocara su trasero, comencé a masajear de nuevo sus senos y a besar su cuello, eso la calentó mas, pasó su manos hacia atrás para tocar mi pene y comenzó a acariciarlo, yo bajé una de mis manos hasta su vagina por encima del leggings, ella no llevaba ropa interior y pude sentir lo húmeda que estaba.

Seguía besando su cuello hasta llegar a sus labios, mientras masajeaba sus senos y su vagina, metí las manos en sus leggings para tocar directamente su vagina, metí dos de mis dedos en ella y al acto lanzó un gemido, yo seguí masturbándola.

– Ay… ay… ah… ah… ah…

Hasta que comenzó a tener espasmos, cerrando las piernas cayendo de rodillas a la orilla de la cama, quedó en la posición perfecta, de perrito, yo me agaché y le terminé de bajar el leggings hasta las rodillas, su vagina estaba totalmente empapada, saqué mi pene y lo metí en ella hasta el fondo y comencé a embestirla, ella gemía sin parar, bajé un poco la velocidad y cada vez que entraba lo metía hasta el fondo, la levanté sin sacárselo y la acosté en la cama para seguirla penetrando, ella estaba boca abajo y yo sobre ella entrando y saliendo de su vagina, la volteé, levanté sus piernas y la penetraba rápidamente.

– Así… así… así… ahhh

Y con ese grito expulsó un gran chorro de su vagina, sus piernas temblaron por unos segundos y sus ojos estaban en blanco mientras agarraba con fuerza sus sábanas, volví a meter mi pene en ella, le advertí que estaba por acabar.

– Ah… ah… no te salgas… ah… ah… sigue…

Me decía mientras de daba las embestidas hasta que acabé dentro de ella, ella también acabó, me acosté a su lado por unos minutos, todo estaba empapado de sus jugos, nos levantamos nos metimos a bañar juntos, por supuesto volvimos a coger.

La clase de guitarra comenzó a las 2:30 y salí de su casa a las 6 pm, ella me acompañó hasta la puerta y me dijo:

– Nos vemos en la próxima clase.

Me despedí y fui a mi casa.

La verdad es que por cosas de tiempo no pudimos continuar con las “clases”, a veces me la encuentro en el edificio y nos saludamos con una sonrisa, evidenciando que en algún momento continuaremos.

Aún sigo dando clases por si quieres aprender.

Puedes escribir a: [email protected]

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