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Cine casual, final feliz.

Un sábado de aburrimiento, puesto que mis padres y mis hermanos habían salido a una cita muy importante y yo había decidido quedarme a terminar la “tarea”, la verdad es que odiaba esas reuniones monótonas y esperaba que mi noviecillo nuevo me propusiera salir o tal vez venia a ver una película en mi casa, de esas que terminan en besos y faje, en las que te toquetean todo el cuerpecito y olvidas que película veías.

Pero la verdad es que mis planes salieron contraproducentes, mi novio no se reporto en toda la mañana y ya casi a medio día me aviso que estaría muy ocupada toda la tarde, yo me aburría en mi casa como ostra y platicaba con un par de amiguitos de Facebook, de esos que buscan una oportunidad para salir.

Uno de ellos, un guapo y robusto chico de 1.80 de estatura, complexión fuerte aunque no necesariamente ejercitada y look medio provinciano, de barba rubia al igual que el cabello largo y desalineado, ojos grandes y verdes y por sobre todo de una conversación deleitante y encantadora, por mas aduladora y complaciente, me propuso que fuéramos a ver una película a un tranquilo cine de la zona.

La verdad lo dude un poco, pero Frank, ese era su nombre, además de sexy y encantador, resulto ser un caballero y me propuso ir por mi hasta mi casa, yo no me pude resistir y pues acepte la oferta, pidiéndole una hora de ventaja para que me arreglara y estuviera lista para salir; corrí al baño por una ducha rápida y en seguida fui a mi closet a realizar el clásico ritual que toda mujer personifica cuando se trata de saber que ponerse, total que después de 20 minutos decidí por un oufit casual y fresco, una falda corta y ligera y una playerita blanca con rayas azules, claro está en sensual lencería de encaje azul que levantara mis atributos, pues para algo son y que me permitiera sentirme cómoda y sexy, me peine y pinte mis carnosos labios de rojo carmín, sensual como siempre me dispuse a esperarlo sentada en mi sofá.

Llego en el tiempo pactado y sin más pormenores salimos hacia un recorrido muy X que no vale la pena narrar, llegamos al cine, un pequeño local que tenía muy poca clientela, caminamos riendo y bromeando por un estrecho pasillo y llegamos hasta la taquilla, compro dos boletos y me ofreció palomitas o algún snack y yo lo rechace así que entramos al cine con las manos vacías, comenzó la película y me percate que la sala estaba sola para él y para mi, la película un tanto aburrida nos orillo a conversar, entre cumplidos un tanto lanzados pero siempre alegadores y encantadores fue rompiendo la tensión entre los dos, su conversación me encantaba y constantemente me sonrojaban sus palabras o sus contactos visuales recurrentes, hábilmente me abrazo y sin oponerme a la acción fue deslizando su mano por mi espalda hasta mi trasero, mientras yo acariciaba su brazo fuerte y reíamos de la amena conversación que teníamos.

No tardo mucho en aparecer el primer beso, un corto y sutil beso que confirmaba la complicidad de nuestras acciones que se siguió de largos y apasionados besos franceses en los que nuestras lenguas chocaban y se entrelazaban con deseo, el calor fue aumentando en nuestro cuerpo, y la tranquilidad del sabernos solos en el cine hacia que sus manos frotaran mi trasero con habilidad, yo accedía a sus movimientos, mientras el levantaba mi falda y continuara las caricias en el interior, descendió mas y se aproximó a mi sexo que ya lo esperaba un tanto ansioso por la adrenalina del momento, comenzó a masajearme sobre la diminuta tela y poco a poco fue atravesando la delgada barrera con sus dedos y dejando de lado el delgado hilo de la tanga azul de encaje que portaba ese día, me dedeo con malicia, movía con audacia sus dedos en el interior de mi falda mientras yo observaba su pantalón elevarse y excitada me retorcía en la butaca de aquella sala de cine.

No teníamos mucha oportunidad de cogernos sin restricciones, mientras me besaba el cuello y susurraba en mi oído sucios y depravados mensajes que me hacían erizar, yo bajaba el cierre de su pantalón e introducía la mano para buscar su fuerte y erecto pene y sacándolo por el pequeño orificio de su ropa interior lo frotaba entre mis manos, un par de mamadas bastaron para ponerlo a tono para la acción, nos colocamos en una incómoda posición, tal vez un intento de misionero, me levanto la falda y haciendo a un lado con sus dedos mi sucia y mojada tanga fue introduciendo poco a poco su pene por mi vagina con pequeños movimientos que me hacían gemir, pero conteniendo la respiración controlaba el placer que quería salir por mi boca, esta incómoda posición provocaba en mi un placer incompleto pero que se compensaba con el tamaño de su falo erecto e insaciable de 26 rubios y rosados centímetros dentro de mí.

Necesitaba más, mientras sus dedos gruesos masajeaban en círculos mi clítoris, yo me monte a sus piernas frente a frente con él y lo bese sin temor a ser evidenciados, me sonrió y comencé a dejarme caer sobre su deliciosa y rubia verga, nuestros labios estaban unidos y sus ojos buscaban algún polizón que nos encontrara en tremendas demostraciones de deseo, sus manos desacomodaban mi ropa y apretaban por encima de las copas mis ansiosos pechos mientras mi sube y baja nos ponía mas al 100, nos mirábamos con lujurian la película casi terminaba y nosotros necesitábamos recorrernos el cuerpo con más tranquilidad.

Salimos de aquel recinto antes de que concluyera la función, acomodándonos un poco la ropa y tratando de que la excitación (sobre todo la de él) no fuera tan evidente, caminamos de la mano hacia su auto, en donde nos besamos nuevamente y las manos por inercia llegaban a nuestros sexos como buscando terminar lo inconcluso, manejo por unos 5 minutos hasta encontrar el primer motel de paso, entramos sin dudarlo y nos besábamos con evidente ansiedad mientras nos asignaban un cuarto en el cual desfogar al fin nuestro calor.

Le dieron una llave y sin parar de besarnos caminamos hasta la habitación 205 del motel ABC, la habitación no importaba, digamos que no me percate en ese momento ni de qué color estaba pintada, tan pronto cerró la puerta me abalancé a su cuerpo y aferrada de su cuello lo besaba con pasión mientras el descubría mi trasero y lo frotaba al caminar, me lanzo a la cama y parado frente a mí se deshizo de su pantalón dejando libre a su excitada verga, me tomo de las piernas y me quito la tanga, se lanzo sobre mi y de una sola estocada me atravesó con furia, yo no reprimí mas mi placer y con un gran gemido comenzó aquel primer encuentro, me daba con furia, sus ojos verdes se cavaban en mi mirada y decía sucias frases que me ponían más intensa que nunca, mis tacones rojos descansaban en sus hombros y nuestras caderas danzaban al ritmo acelerado de aquel encuentro, sentí el primero de muchos orgasmos y mi espalda se arqueaba mientras mi excitación se desbordaba y me deje caer en la cama del placer tan intenso que aquel rubio me estaba propinando.

Salió de mí y me comenzó a besar el cuello mientras yo lo despojaba de su camisa, lentamente desabrochaba sus botones y mientras lo besaba lento descubría su pecho fuerte y con bastantes pelos rubios y rizados, me levante a quitarle los zapatos y se quedo recostado sobre la cama, desnudo y delicioso con el pene a un duro como de roca, esperando un poco mas de mí, yo, casi totalmente vestida y con peinado completamente arruinado, solté mi largo y castaño cabello ondulado hasta los hombros y sensualmente comencé a quitarme la blusa con un cachondo baile que el amenizaba con la clásica canción de streep tees mientras me decía cosas sucias y se tocaba la verga ansioso de mas, me despoje de la falda y poco a poco fui quitándome el brasear de media copa azul con encaje y descubrí mis pequeños pero firmes y excitados pechos que de inmediato alzaron los rosados y endurecidos pezones, lentamente me fui acercando hacia él con una sucia y cachonda mirada, lo bese y comencé a descender lentamente con la lengua por cada parte de su cuerpo hasta que llegue a su pito fuerte y suculento, se me hacia agua la boca, comencé con besos en la punta y con la lengua recorría su magnífica longitud, lentamente lo fui introduciendo a mi boca y comencé las mamadas el coloco su mano en mi cabello dirigiendo la velocidad de estas, mientras acariciaba sus testículos, el gemía y a mí me encantaba escucharlo, frotaba su miembro entre mis senos y lo sentía vibrar mientras su cara reflejaba el placer que suponía que pronto se vendría, acerque su pene a mi boca y comencé a estimularlo, sus gemidos se hicieron intensos y se corrió dentro de mi boca, yo pude disfrutar del incomparable sabor de su semen corriendo por mi garganta, me encantaba; me recosté sobre sus caderas y acariciaba su miembro esperando a que recuperara fuerzas para el siguiente round.

Me tomo del cuello y me llevo hasta su rostro, comenzamos nuevamente a besarnos y nuestras manos se enlazaron al igual que las lenguas, seguía diciéndome al odio lo rico que la estaba pasando y lo mucho que me haría gozar hasta quedarme sin fuerzas y después aun seguiría dándome porque le encantaba mi cuerpo y le fascinaba escuchar mis gritos de placer, yo me mojaba cada vez más, recorrió mi cuello con sus besos y mordía lenta y suavemente mis pezones excitados mientras me hacia gemir por tan exquisita sensación, siguió hasta mi abdomen y llego a mi ya vibrante sexo que lo esperaba con ansias de lo que sabía me sucedería, lentamente y con ambas manos abrió mis labios y descubrió frente a su rostro mi ansiosa vagina, con violentos lengüetazos recorrió una y otra vez esta, mordía mi clítoris y penetraba su lengua al interior de mi ser, yo apretaba las piernas y empujaba su rostro más a mi sexo, pues disfrutaba inmensamente aquella acción, pedía mas mientras mi piel se erizaba y uno tras otro disfrutaba los orgasmos proporcionados por tan experta lengua.

Se alejo un momento de mi ser, se acerco a mi rostro y nos fundimos en un apasionado beso salado mientras me colocaba de espaldas a la cabecera y sobre sus piernas, cabalgamos en un vaivén de caderas armónico, mis uñas se enterraban en su espalda y su verga cada vez más profundo en mí, me levante y me coloque en cuatro sobre la cama y me partió con su duro pene, fuerte y con violencia, sabía que lo disfrutaba y golpeaba una y otra vez mis nalgas para aumentar la pasión, como jinete de pura sangre, yo era suya, su corcel indomable, pedía más mientras mi rostro se sumía en las sabanas blancas y mis manos arañaban el colchón, de mi salían los gemidos más insistentes y extasiados del mundo, nos volvimos a venir juntos, sentí su fuego correr en mi ser, no dejo de moverse, continuamos ansiosos, el agotamiento era poco comparado con la excitación que sentíamos el uno por el otro; se levanto de la cama y me jalo hasta el borde de ella, de pie frente a mi abrió mis piernas y me clavo nuevamente su falo mientras acomodaba mis caderas a una altura cómoda para sus movimientos, su pito entraba y salía de mí y mis tetas se movían al compas del ritmo que sus caderas marcaban, su sudor corría y se unía a mi cuerpo húmedo y salado, nuestro sudor ya era uno, mis gemidos eran más tenues, mi garganta agonizaba, pero mi placer era cada vez mas.

Se sentó en el borde de la cama y yo me monte de espadas hacia él, yo tenía el control, ahora yo era quien cabalgaba en este toro insaciable, una y otra vez me dejaba caer sobre su roca erecta entre mis piernas y sentía el calor de sus fluidos inundándome nuevamente el cuerpo, se levanto me lanzo sobre la cama y con sus gruesos dedos termino por llevarme a un orgasmo desesperante casi religioso, grite de placer y mi piel se erizo completa, se recostó sobre mi y nos relajamos juntos después de tan intensa sesión de sexo salvaje que comenzó en aquella sala de cine.

Salimos del motel de madrugada, me llevo hasta mi casa y nos quedamos un rato mas en su auto a besarnos, nuestra quimica fue increible y actualmente seguimos viendonos para tan extenuantes sesiones de sexo salvaje, apesar de que yo actualmente me encuentro en otra relacion.

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