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Toda mujer tiene un deseo oscuro que muchas veces se avergüenza decirlo a los cuatro vientos y lo esconde en lo más profundo de su ser donde piensa que estará a salvo. Muchas veces eso cambia cuando encuentras un amante igual de perverso que tú. Así fue como encontré mi amante perfecto.

Mis encuentros con JJ se había vuelto frecuentes y las veces que no nos podíamos ver, ambos sentíamos esa distancia en nuestro ser. Él sabía cómo excitarme con solo leer sus mensajes y cuando lo escucho mi cuerpo se enciende como una hoja de papel, la única diferencia es que yo me consumo despacio para disfrutar todo lo que él me da.

Así son nuestros días llenos de pasión desenfrenada. No había hora para sucumbir a la satisfacción mutua y solo nos importa disfrutar plenamente del placer recíproco. Una noche descubrí lo que es estar compenetrado a un nivel carnal y mental con alguien más. JJ y yo habíamos tenido una leve discusión la cual nos dejó un sabor amargo y nos fuimos a diferentes cuartos a dormir, lo menos que pensé fue que él con su acto descabellado y carácter volátil me daría lo que siempre había fantaseado.

Esa noche me fui furiosa a otra habitación, a veces es difícil lidiar con JJ pensé en la mañana hablo con él. Me acosté y caí rendida del coraje. Durante la noche no recuerdo siento unas manos que sujetan mis muñecas y esa voz que mi cuerpo reconoce a distancia decirme al oído:

—Cállate y déjame violarte.

Se supone que sintiera temor, pero la realidad fue otra. Sentí como mi piel reaccionó a esas palabras y mi chocha se humedeció. Tampoco se lo dejaría fácil, traté de forcejear con él, pero entre más lo hacía más apretaba mis muñecas.

Que JJ me sometiera de esa manera me hacía estremecer. Sentir su cuerpo haciéndome presión en mi cuerpo y con una pierna forzando mi entrepiernas era lo más perverso y morboso que había sentido en mi vida.

Su boca buscaba la mía y me besaba con desespero y hasta con furia. En algún momento me cuestioné si estaba bien sentir tanta excitación, pero tampoco me atreví a detenerlo quería ver y saber de qué éramos capaz de hacer.

Él muy hijo de puta clavó sus dientes en mi cuello, grité de dolor y de gusto porque su acción feroz había enviado una carga eléctrica a mi cuerpo. Esa mordida sublime me hizo perder la fuerza que ejercía en mis piernas para no dejarlo penetrarme, pero fue en vano. Aprovecho ese instante, se acomodó y me jodió de una.

Lo miré por primera vez y él a mí, en sus ojos se veía el deleite de su acción, eso me descontroló al punto que dejé escapar un suspiro con un leve jadeo de un animal en éxtasis. Con su mirada decía todo y con movimientos bruscos, salvajes y hasta que me clavó una y otra vez hasta el punto de buscar un ritmo de total vorágine. Sus embestidas eran tan fuertes que el hueso de su pelvis chocaba de una manera violenta en mí.

JJ no salía de su asombro al ver como un su acto tan corrupto me enloquecía hasta hacerme gemir sin ningún tipo de prejuicio. No sé cuál fue su intención, pero ambos nos llevamos la sorpresa de nuestras vidas.

Sin aviso alguno nos vinimos intensamente y él cayó rendido en mi pecho.

Me dio un beso sutil en mi teta y dibujo una sonrisa en sus labios sobre ella. Definitivamente con JJ siempre será la más cabrona, bellaca y puta.

© C.Dee.L.C

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