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Es bueno estar con una mujer mayor

Buenas!! Es una anécdota de cómo empezó un amorío a ciegas y completamente prohibido. Es basado en hechos reales y su autor está aquí presente.

Un día normal con una compañera de trabajo, la cual incluso me llevaba más o menos 10 años, yo apenas 23, me hizo el favor de prestarme su auto para comprar algo de comer y aparte que estaba lloviendo muchísimo, a la hora que se lo fui a devolver ella me dio un aventón hasta el final de la calle donde tomaría mi transporte a casa, sin pensar le di un beso ella solo dijo:

Ella: tengo marido y tengo hijos.

Algo que me dejó algo intrigado pues no me golpeó ni se sintió ofendida a lo que yo solamente pude responder.

Yo: no me importa, no es con ellos que quiero ni deseo estar…

La verdad no sé por qué, pero esto fue lo único que me salió.

Días después tan solo cruzando saludos, en un momento repentino a la hora de la salida un día perfecto, nublado y fresco casi listo para llover.

Ella: te llevó? -Con esa mirada penetrante y sincera.

Yo: pues si…

Pues al final de la calle donde ya se suponía que hasta ahí era el aventón para tomar mi transporte a casa antes de desmontarme de su vehículo ella me dijo “quieres acompañarme a hacer algunas cosas” a lo que respondí rápidamente sí, porque no tenía nada que hacer. Realmente hicimos varias cosas las cuales eran de su necesidad, pero al caer la noche ella me llevó directo a mi casa como agradecimiento por acompañarla.

A lo que tuvimos una leve conversación en su auto donde hubo mucha picardía y elevaciones sexuales y sin mediar palabras la volví a besar, pero esta vez me correspondió el beso y entre el asombro y el no creer que ese momento estaba pasando, rápidamente nos sumimos en pasión, mordidas, lujuria, caricias fuertes, me daba su lengua como si fuera su dueño.

Ella: pasemos al asiento de atrás, quiero que me hagas tuya y lo necesito ahora

Yo: por supuesto, es algo que ya deseaba, tus ojos y tu color de piel me traen loco quiero meterme en tus entrañas

Ya detrás acomodados lo único que me suplicó fue que lo hiciera lentamente para así disfrutar y tener conciencia de sentimetro de mi dentro de ella.

Ella: hazlo despacio pero fuerte, así y sin piedad, pero lentamente quiero que me destroces.

Yo la besaba ardientemente y me metía completamente dentro de ella sin dejar ni un solo centímetro de mi fuera y sentir su voz vibrante en mis oídos pidiendo más y diciéndome que la llene por completo de mí.

Ella: dame más perro, dame más, me gusta quiero me reboses de tu leche.

Yo: y lo haré mi ama -así decía yo.

Tomaba sus senos y me los comía fuertemente, los mordía y succionaba como si no los fuera a tener nunca más, como si fuesen los únicos en el mundo algo que al parecer le encantaba y admiraba de mi ver cómo me comía sus tetas y la penetraba fuertemente a un ritmo único, unos segundos de silencio.

Ella: gracias, gracias, gracias -y luego pufff gemidos, fuertes temblores de parte de ella- si, si papi si, no cambies que ya viene.

Cosa que provocó en mi acelerar el ritmo y ser más profundo en mis envestidas hasta llegar juntos al éxtasis, una experiencia única y terriblemente excitante, hermosa, sentir como apretaba su vagina con mi pene dentro una sensación de mucho placer y escuchar cómo me pedía que no la sacara.

Una confianza exquisita para ser la primera vez sin conocernos del todo y algo que volvería a repetir sin miedo alguno y sin remordimientos.

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