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La hija del tapicero (Segunda parte)

Como en la vez anterior os fui diciendo como descubrí el placer y el sexo asimismo ahora os voy a contar como fue mi primera vez con un hombre en un parque.

Una tarde fui a pasear por un parque que hay cerca de mi casa y allí pude ver a muchos niños con sus madres divirtiéndose en los columpios, en un banco un poco más apartado también vi a un señor mayor leyendo el periódico, me acerque hasta donde estaba él y me senté a su lado, el señor retiro su mirada de lo que estaba leyendo y me miro para dedicarme una pequeña sonrisa.

Minutos más tarde comencé a tocar su pierna al mismo tiempo que me mordía el labio inferior como si tuviera ganas de que me cogiera ese hombre y me empotrara contra el banco donde estábamos sentados, seguí tocando un poco más hacia su entrepierna y pude notar un duro y abultado paquete que el señor tenia ahí abajo.

Este señor dejo de leer el periódico y se echó hacia atrás para ponerse cómodo contra el respaldo del banco donde él estaba gozando de cómo le tocaba yo su entrepierna, el señor me agarro de la mano y me llevo donde nadie pudiera vernos y así pasar desapercibidos, una vez llegados al lugar donde me llevo el hombre comenzó a desabrocharse el pantalón y saco su duro y abultado paquete de entre los calzoncillos, yo al principio no sabía qué hacer con aquello tan grande y empinado.

El señor volvió a coger mi mano y me dijo que la agarrase que estaba tan cachondo que como no hiciera yo nada con semejante polla el sabría lo que hacer, yo comencé a pajear su duro pene hasta ponérselo aún más duro todavía, me agache y me lo introduje en mi boca, aquello parecía que no iba a caber dentro pero si, comencé a chupárselo con tantas ganas que una vez dentro de mi boca ya no me daban ganas de sacarlo de ahí.

Un buen rato después me puse de pie y comencé a desnudarme hasta quedarme completamente sin ropa, me tumbe en el suelo y el señor se colocó entre mis piernas, cogió su pene y lo introdujo dentro de mi coñito, comenzó a follarme de tal manera que parecía que no había follado desde hace años, al señor se le veía con tantas ganas que me hizo de gritar de placer que casi no podía parar, no me extraña; con esa polla que tenía entre sus piernas haría gritar a cualquier señora por muy mayor que fuera y que tuviera su coñito dado de sí.

Cambiamos de postura y me puso a cuatro patas, volvió a introducir su duro pollon por mi culo y al principio me dolió un poco ya que ese agujero lo tenía sin penetrar, pocos segundos después lubrico su polla con su saliva y por fin pudo metérmela por donde él quería, por el orificio anal de mi culo.

Gritaba tanto que no sabía si llorar del dolor o gritar de placer, el dale que te pego con su polla dentro de mí y yo me lo estaba pasando de maravilla esa tarde con aquel señor del parque. Un buen rato después saco su pene de mi peluda madriguera y lo coloco entre mis tetas para que yo le hiciera una paja cubana, sujete su polla entre mis pechos mientras él se balanceaba hacia arriba y hacia abajo, así un buen rato.

Agarro su pene con su mano y comenzó a pajearse encima de mis tetas hasta correrse encima de mi cara y de mis pechos, me cubrió la cara con su blanca leche y seguidamente exprimió su polla encima de mis pechos, dejándolos a chorretones de su semen.

El señor termino de exprimir su pene encima de mí y se limpió en un pañuelo que yo le había dado para que no se ensuciase su bóxer, comenzamos a vestirnos y nos fuimos de ese lugar para que nadie pudiese imaginar que habíamos estado ahí haciendo lo que nadie se imaginaba.

Este señor y yo nos fuimos derechos al banco donde yo le había empezado a sobar y allí nos despedimos; eso sí, no sin antes volver a quedar para la próxima vez que nos encontrásemos donde nos conocimos o en otro lugar diferente.

Me fui directa a mi casa para ponerme cómoda y asi darme una ducha y quitarme el sudor de aquella placentera y gozosa tarde que aquel señor me dedico con mucha pasión y lujuria.

Ya metida en la ducha y con el agua recorriendo todo mi cuerpo con mis dedos de la mano derecha me toque ahí abajo; si, en los labios bajeros de mi coño y pude notar que estaban muy abiertos y el agujero por donde me penetro estaba casi abierto también, entonces comencé a pensar en su polla grande y gruesa, por eso era que lo tenía tan abierto, me eche mano atrás donde el culo y también note que además de casi abierto lo tenía un poco irritado.

Cogí la esponja y el jabón de ducha y comencé a restregarme bien por todo el cuerpo y a si eliminar cualquier rastro de sudor que pudiese quedar por todo mi cuerpo, me salí de la ducha y me seque en la primera toalla que vi a mano, fui directa a la cocina y me prepare algo para recuperar las energías gastadas de esa magnífica tarde.

Aquí os dejo el relato de cómo me penetraron el orificio anal en una tarde de sexo que ni yo misma me esperaba que fuera a pasar.

((FIN))

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