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Nuestra salida al lago

Así sucederá en nuestra salida al Lago.

Te recojo en nuestra esquina de siempre, estas preciosa, tu rostro luce mejor con la coleta, te vez más joven, después de un simple beso, empiezo a manejar rumbo a nuestro destino, mientras te platico de la serena tranquilidad del sitio, acaricio tu pierna, tú te prendes a mi brazo, mimosa tratas de llegar a mi pantalón y te lo impido. Ya habrá tiempo te digo; la hora de recorrido se aligera pongo música, no sé si lo que coloque te guste, reparo que no me has contado que música te agrade.

Llegamos, salimos del auto y te abrazo y te beso intensamente, al separarnos te empujo levemente a la entrada de la cabaña, Adriana mi amiga nos ha escuchado venir y simultáneamente sale a recibirnos, nos besamos en las mejillas a modo de saludo mientras te presento. Pilar es Adriana, Adriana ella es Pilar, ¡Suertuda! Te envidio un poco, Bienvenida a casa, todo esto es tuyo, Disfrútalo.

Le pregunto que si todo está como he pedido y solo sonríe asegurando que todo está según mis órdenes, entra a la casa y sale con una canasta, nuestro almuerzo te digo, nos despedimos y comenzamos a caminar. Nos tomábamos de la mano, te sentías ansiosa, hice un alto que aproveche para besarnos, mis manos bajaron por la cintura y se deslizaron por el interior de tu pantalón para asegurarme que estuvieses sin bragas, pude acariciar tu rotundo trasero lentamente, Gracias Pilar por cumplir, nos besamos, pase la mano al frente y acaricie suavemente tu hendidura que empezó a mojarse.

A tu pesar, reanudamos la marcha, querías mas, al fin vimos el final del camino y el lago, una lancha de remos esperaba por nosotros en el embarcadero, te dio alegría y como chiquilla, preguntaste como subir, después de acomodar la canasta en el interior, te coloque a un lugar y me puse a tu lado, te di el remo, yo tome el otro y te di instrucciones para moverlo, deslizando y a sobre las aguas y lejos del embarcadero, deje de remar, te pedí que no soltaras el remo, te pedí que miraras al cielo que en su azul profundo brillaba esplendoroso, a la distancia se veían copas de árboles recibiendo a pleno los rayos del sol, te pedí que te recostaras para apreciar mejor el lugar, mientras lo hacías, mi mano entro entre tu pantalón llegando directa a apretar tu pubis, quisiste levantarte y lo impedí con un beso en tu cuello, tu boca ansiosa me buscaba y la deje esperando, por entre tus ropas seguí el camino a tus senos mientras mis dedos se introducían entre tus profundidades cada momento más húmedas.

Mis dedos (dos) se adentraron en ti y quedaron quietos, rectos, gemías, como si tuvieran vida propia mis dedos empezaron a doblarse buscando el interior rugoso de tu vagina, apreté hacia arriba, con mi pulgar, abrí tus labios para llegar a tu clítoris, lo encontré ya duro, sensible, volvías a gemir, acelere la presión y comencé un movimiento rápido pero muy corto de adentro a afuera, la presión aumentaba en mis dedos así como la frecuencia e intensidad de tus gemidos, ¡Goza Pilar, Goza! Mis movimientos seguían y el temblor de tu cuerpo se fue incrementando, no se los minutos que pasaron pero vaya si gozaste, te volviste jugo y te derramaste como nunca lo habías hecho, mojaste la manga de mi camisa, tu pantalón, no deje de mover mis dedos hasta que soltando el remo tomaste mi mano y la empujaste, no podías ni hablar, seguías sacudiéndote, retire los dedos.

Lleve a mi boca para catar tu sabor que tan bien conozco, hoy estas más dulce te digo.

Golosa, buscas besarme, te lo impido, es hora de regresar a tierra para almorzar, ¡Toma el remo y ayúdame!

No muy complacida, juntos volvimos al embarcadero, baje primero y ate la lancha, te tome en mis brazos y te lleve a tierra, nos besamos y me abrazabas buscando un más íntimo contacto, me separe de ti después de tomar la canasta, caminamos al llegar a un claro del camino, te pedí que te recostaras, al hacerlo, tome de la canasta un tubo de lubricante, lo esparcí en mi dedo gordo, te baje los pantalones y ahora mis dedos fueron a tu vagina pero curvados hacia abajo, mi dedo gordo, dejo lubricante en tu brillante culito mojado por el resto de tu derrame anterior, sin dolor para ti y muy lentamente mi dedo gordo te penetra y busca encontrarse con mis dos dedos ya dentro de ti, ejerzo presión y busco que se toquen dentro de ti, primero uno luego el otro, no hay movimientos de adentro afuera, solo al total de tu interior en un recorrido de 180 grados, como si buscara ensancharte, llenarte toda.

Con mi otra mano llego a sobar tu clítoris que se ha mantenido sin caricias, lo tomo entre dos dedos y presiono y tallo, arriba abajo, con dos de mis dedos separo tus labios y un tercer dedo va directo a frotar a tu clítoris expuesto, lo sacudo como si fuera la vibración de mi lengua, crece entre mis dedos, te sacudes y estremeces cuando te derramas, nuevamente eres jugo y miel entre mis manos, tu orgasmo duro más tiempo esta vez, o fueron muchos pegados y unidos, una cresta de ola que parece no tener fin, que te invade y que nubla tus sentidos, retiro mis dedos dejando mucha más humedad ente tus ropas, golosa, bajas más tu pantalón, abres las piernas y me invitas a tomarte ¡Penétrame Orestes! Anda dámelo todo ahora, quiero tu verga.

Con movimientos negatorios de mi cabeza, me acerco a ti para levantarte, tu boca está seca, necesitas de humedad, nos besamos y te doy de mi saliva que todavía tiene sabor de ti.

Espera un momento, estaremos más cómodos en la cabaña, te digo y casi haciendo pucheros, decides caminar nuevamente mientras arreglas tu pantalón que sigue recogiendo tu humedad.

Al llegar, nomás entrar y ante nuestros ojos un espectáculo excitante: Adriana esta desnuda, con las piernas abiertas totalmente, dentro de ellas un corpulento joven que también desnudo se sacude sobre de ella, entra y sale de ella lentamente lo que permite la visión de su enorme verga, más de 20 centímetros de carne dura, luce brillante de toda la humedad que recoge a su salida de la vagina de Adriana quien con los ojos cerrados, no se percata de nuestra llegada.

Nos quedamos quietos, nunca habías visto un espectáculo así de sexo en vivo.

¿Tú planeaste esto? Me preguntas, yo te miro y niego con mi cabeza, mi erección se hace notar y bajas tu mirada a ella; ¿Qué hacemos? Te pregunto, Pilar dame tu respuesta.

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