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Nunca imaginé que cumpliría mi fantasía con Lorena

Algunos dicen que las fantasías deben quedarse como tal, que si las realizamos perderemos el gusto por las mismas, yo personalmente he tenido la dicha de cumplir algunas y la verdad es que lejos de eso mi gusto por ellas ha crecido más.

Lorena (para efectos de este relato) y yo nunca más volvimos a frecuentarnos al salir de la universidad (hasta ahora), sobre todo después de haber terminado con mi novia de aquellos años ya que eran muy buenas amigas, sin embargo, me dejo un una fantasía fetichista que recuerdo a detalle.

Aquel día ella usaba una blusa blanca y un pantalón de vestir color café, nada ajustado o provocativo, por lo que todo hubiera transcurrido con normalidad, pero sucedió algo que despertó en mí ese oscuro lado fetichista que muchos tenemos.

Aquella tarde estaba en la cafetería de la universidad con un grupo de amigos, hablábamos sobre un viaje que habíamos hecho juntos semanas atrás, en cierto momento Lorena se despidió porque tenia que ir a clases, por alguna razón yo mire hacia donde ella caminaba y note que un libro que llevaba en sus manos cayó al piso, cuando se agacho a recogerlo pude ver con gran gusto como de su pantalón sobresalió una hermosa tanga de encaje de color café, de esas que forman un triángulo justo antes de meterse entre las nalgas.

Tal vez por mi fetiche por las tangas esa imagen me dejo demasiado excitado, al grado que en ese momento tome de la mano a mi novia, nos despedimos y la lleve a un motel cercano.

Mientras manejaba no podía sacar de mi mente la imagen de la tanga de Lorena asomándose por encima de su pantalón, y deseaba con todas mis fuerzas sentir en mi cara la textura de esa prenda, el aroma de su sudor, de sus fluidos, de su intimidad, esa que queda impregnada en el puente de las tangas recién usadas; mi erección era cada vez mayor y mi novia al darse cuenta supo de inmediato a donde nos dirigíamos.

Sin decir alguna palabra al respecto bajamos del coche, cerré la cortina del estacionamiento y entremos al cuarto del motel, recuerdo apenas alcanzar a cerrar la puerta y comenzar a sacarme el pene que para ese entonces ya estaba bastante duro y lubricado, pude ver a mi novia un poco sorprendida, tal vez por mi nivel de excitación, sin embargo, era algo que a ella le gustaba, al ver mi verga fuera del pantalón rápidamente la tomo con su mano y comenzó a masturbarme mientras me besaba en la boca, pero no, yo solo tenía en mente aquella tanga de encaje, así que rápidamente me senté en el sofá aun sin quitarme el pantalón y ella entendió el mensaje, se arrodillo y tomo con fuerza la base de mi pene que ya escurría de lubricante, para luego comenzar a chuparlo con desesperación, yo solo cerré los ojos y comencé a imaginar.

Abrí la puerta de su habitación lentamente y sentí ese pequeño escalofrió de siempre, tal vez provocado por el morbo y la excitación, ella estaba frente al espejo, con aquella blusa blanca y pantalón café, lista para tomar un baño, se quitó los zapatos, siguió su blusa y luego el sostén, acto seguido desabrocho el botón de su pantalón, bajo el cierre lentamente y el pantalón cayó al piso, ahí estaba ella, casi desnuda, pude ver sus pequeños pero firmes pechos con pezones cafés, finalmente poco a poco comenzó a bajarse la tanga hasta dejarla en el piso al igual que todo lo demás, ella entro al baño, yo corrí rápidamente hasta su ropa interior, levante su sostén y disfrute del agradable olor de su perfume, pero solo era el comienzo, tome la tanga que aún estaba húmeda por su sudor y tibia por el calor de su cuerpo, la lleve a mi nariz y ahí estaba, igual que siempre, impregnado en ese pequeño pedazo de tela que llaman puente su aroma más íntimo, ese mismo que minutos antes había estado rozando esa hermosa vagina depilada, incluso metida entre sus labios y absorbiendo ese espectacular olor, enseguida, lamí ese pequeño triangulo con ligeras lineas blancas y pude sentir su sabor, no aguante más y ese momento eyacule por montones.

Abrí los ojos y de nuevo estaba en el sofá del motel, aunque mi novia sin duda había tragado un poco de semen, no pudo evitar que lo demás escurriera fuera de su boca y callera sobre mi verga que aun palpitaba.

Después de tomar un baño volví a recordar a Lorena, esta vez decidí devolverle el favor a mi novia, la subí a la barra donde estaba la T.V. de un solo movimiento le quite el chatero azul para luego abrir sus piernas, justo frente a mi cara pude ver sus labios aun abiertos, hinchados y humedos, lentamente entre lamidas y chupadas logre que terminara en mi boca, para entonces mi verga ya estaba completamente dura, por lo que la baje de la barra, la acomode de espaldas a mí, la tome por la cintura y la penetre cada vez con más fuerza hasta que volví a eyacular, esta vez en menor cantidad, pero claro, todo eso pensando que era Lorena a quien tomaba.

Mucho tiempo hace ya de eso y nunca imagine que cumpliría mi fantasía con Lorena, pero hace algunos dias me contacto y…

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