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El maestro de Carlitos

Leonardo es un chico que estudio Biología en Estados Unidos, siempre reprimió su sexualidad.

Nunca había cogido con otro hombre pero sabía muy bien que era bisexual. Sobre todo cuando miraba a otro wey ojeándole el culo o el paquete. Él era alto y muy moreno.

Tenía cuerpo lindo, unas gorditas nalgas y una verga de tamaño normal, pero muy puesta para todo. Siempre parada y babeando.

Aunque se limitaba a jalársela.

Cuando volvió a México se vio en la difícil situación de no encontrar trabajo en su carrera y como hablaba muy bien inglés. Terminó dando clases de este en un colegio muy prestigioso.

Se llevaba muy bien con los niños, no tenía ningún problema. Su clase era la última de los pequeños los martes y viernes así que le tocaba entregar a los niños con sus padres. La mayoría señoras que no faltaba quien le tirada la onda.

Leonardo nunca tomó provecho de la situación y aunque a veces sentía ganas de coger con alguna de las mujeres que destilaban su calentura. Siempre miraba a los niños y se arrepentía. Hasta que llegó Eduardo.

Eduardo era el papá de Carlitos un niño muy tímido. Siempre pasaba por el su mamá. Una mujer de pelo castaño y a decir verdad muy linda.

Todo iba con normalidad hasta que un día Carlitos no asistió a clases. Leonardo no tomó importancia. Pero cuando a él próximo viernes tampoco lo vio, decidió preguntar. La directora no sabía nada así que consiguió el teléfono de su casa. Cuando atendieron contestó Eduardo el padre de Carlitos.

Leonardo esperaba escuchar a su mamá no a su papá así que preguntó por esta. Y Eduardo contestó que no se encontraba. Leonardo comentó el motivo de la llamada y Eduardo explicó un poco de lo que había sucedido. Al parecer la madre de Carlitos se había ido con alguien mejor acomodado y mayor que él y los había dejado solos.

Leonardo le dio ánimos y comento que si quería podía hablar con él.

El próximo martes al llegar Leonardo se alegró de encontrar a Carlitos en su lugar, y al salir se encontró con su papá.

Era de su misma edad tenía acaso 25 años. Leonardo esperaba que fuera alguien de edad más avanzada. Y sintió alivio porque si tomaba la palabra de hablar con él sería más sencillo. Entraron al salón y aprovecharon el intermedio de cuando entra el próximo grupo para charlar.

La química funcionó muy bien y cada martes y viernes se ponían a platicar de cualquier tema. De primero eran temas relacionados con el problema de Eduardo o cosas de la escuela de Carlitos. Pero poco a poco fueron tomando confianza y conociéndose. Eduardo era un poco más bajo que Leonardo pero igual media más de 1.75 era de piel muy clara y pelo castaño y rizado llevaba un peinado muy sexy y desde el día que Leonardo lo vio noto que en general era una persona sexy tenía una linda sonrisa y unos labios pequeños y gordos a diferencia de los de Leo que eran más grandes y largos. Su cabello era muy lindo y tenía unas nalgas. Que cada vez que las miraba no podía dejar de imaginar su cara en medio de ellas o tenerlo empinado.

A pesar de esto Leo siempre fue profesional y luego un buen amigo.

Un día Eduardo invitó a Leo a la fiesta pequeña que le haría a Carlitos. Él fue y se quedaron hasta tarde entre la borrachera salió a tema si Leo tenía pareja y este comentó que no. El solo hecho de tomar el pequeño tema le éxito a Leonardo porque sintió que podría pasar algo estaban ambos sentados en él. Sillos con las manos recargadas en los soportes y sus caras mirándose. Aprovecho Leo para comentar que era bisexual y se acercó un poco más a él. Carlitos ya estaba dormido y la familia y otros amigos de Eduardo así como los otros niños ya se habían ido, ya casi eran las 10.

Leonardo se sentía ya ebrio y sentía el aliento de Eduardo igual. En ese momento se le puso la verga a mil le palpitaba dentro de él pantalón y sentía a cada palpitar como salía cada gotita de precum manchando su trusa y llenando la verga de juguito, cuando Eduardo habló estaba tan cerca de Leo que este recibió todo su aliento. Olía a alcohol y esto puso más caliente a Leo. No podía despegar los ojos de los labios de enrique. Y cuando menos pensó lo beso. Fue un beso simple fue correspondido por que duró cerca de 1 minuto pero cuando se alejó un poco. Noto la mirada de terror de Eduardo. Y lo único que dijo este fue –yo no soy gay– Todo el momento se desplomó y apenado se retiró. Sentía que había echado todo a perder. Pero aun así llegando saco todos los mecos que fueron demasiados y todos fueron a nombre de él papá de Carlitos.

Los siguientes días fueron demasiado incómodos. Siempre iba Eduardo por Carlitos y sólo salían ya no le dirigía ninguna palabra a Leo y este sentía una culpa por haber arruinado su amistad.

Optó por dejar las cosas así. Y siguió con normalidad.

Todo ocurrió así hasta el día de junta de padres y maestros. Los alumnos no asisten solo los padres y los maestros se sientan delante para escuchar junto a los padres los temas de los administradores del plantel.

Leo miro a Eduardo desde que entró y este parecía buscar algo y cuando encontró la mirada de Leo la desvío.

Mientras avanzaba la junta la mirada de Leo y Eduardo se cruzaban una y otra vez y por más que intento evitarlo la verga de Leo se puso tiesa otra vez. La bisexualidad de Leo era solo aceptar que le gustaban también los hombres ver porno gay y haber besado a algunos compañeros durante la universidad. Jamás había visto ni tocado otro pene que no fuera el suyo. Jamás había tenido sexo con otro hombre. Quizá por eso las miradas de Eduardo lo calentaban más y se moría de ganas de ver y probar la verga de Eduardo de ver su culo blanco y hundir su verga prieta en él.

No pudo más y salió de la junta tratando de ocultar su erección. El. precum ya había manchado hasta el pantalón. Fue hasta los baños desbrocho el pantalón y cuando bajó su trusa la verga de 16 cm botó como resorte y una línea de precum se soltó desde su calzón a la cabeza de su verga que quedó libre enfrente del mijitorio Leo no tenía la circuncisión y cuando bajó su prepucio la verga estaba bien lubricada que hasta brillaba. Se la iba a jalar. Pero entonces escucho que alguien entraba así que figuro que estaba orinando. Esperando que pasara de largo el sujeto que entró y pasará a algún baño este se paró a un lado de él y cuando miro era el mismísimo de Eduardo. A un lado de el con sus pantalones blancos ajustados. Leo sintió un pavor que su sangre se le bajó y en el estómago se le formó un hueco. Pero a pesar de esto su verga siguió a full. Sólo miro al frente nunca despegó la mirada de la pared y en él. Momento que Eduardo estuvo de su lado jamás dijeron nada pero tampoco escucho que de verdad orinada pasaron cerca de 3 min y sin más Eduardo hizo movimientos de guardar su pene y retirarse. Leonardo puro respirar un poco e hizo lo mismo.

Aunque su verga seguía en las mismas la acomodo de lado y la sobo sobre su pantalón de mezclilla.

Cuando llegó a los lavamanos ahí estaba Eduardo como si lo esperada. Lo miro por el espejo y no dijo nada ni una sonrisa solo esa mirada. No se apartó de él. Leonardo llegó hasta un lado de este. Eduardo estaba cerrando la llave se sacudió las manos. Y en el momento en el que leo iba a abrir el grifo y Eduardo retirarse se voltearon a ver uno frente a él otro se acercaron y una vez más sintieron su respiración enzima de la otra. Era el. Mismo sentimiento que aquel. Día aquel deseo por parte de Leo estaba ahí. Le gustaba olerlo estar tan cerca de él su cuerpo le pedía acercarse cerrar ese espacio que apareció y parecía tan difícil de mantener. A pesar de todo Leonardo se mantuvo calmado y espero a que Enrique hablara. Este no lo hizo y cuando Leonardo iba a decir algo Enrique se lanzó a sus labios y lo beso.

Se tomaron de la espalda en un abrazo y leo sintió sus labios enzima de los de Eduardo. Y luego sus lengua una enzima de la otra y jugando entre ellas a medida que el beso aumentaba de ritmo. Sentía sus suspiros más pausados y parecía que Eduardo daba pequeños gemidos. Sus bocas se separaron un poco solo para mirarse y abrazarse más ahora las manos de Eduardo estaban en la cadera de Leonardo y los brazos de Leonardo enredaban los hombros del otro. Se miraron un momento solo para volver a besarse y llenar sus bocas una con la otra. Las manos de Leonardo acariciaban toda la espalda de Eduardo. Y este levantó la cara para dejar escapar un gemido de su excitación cuando esto pasó la boca de Leonardo quedó justamente en su cuello y sin esperar nada se dedicó a besarlo y chupar. Leonardo estaba a full y Eduardo igual sus vergas sobre los pantalones se rozaban entre ellas y cada vez que la. Boca de Eduardo se abría sólo era para suspirar o dar pequeños gemidos. Mientras leo se comía a él padre de Carlitos, le chupaba el cuello bajaba por las clavícula donde alcanzaba a ver un poco de su bello corporal debajo de su camisa. Desbrocho un botón y paso su mano por su pecho hasta tocar sus pectorales y sintiendo sus bellos en sus dedos hasta llegar a su pezón se sentía tan durito y bien formado tenía unas ganas de chuparlos mientras jugaba con sus pezones no dejaba de besar su cuello de sus clavícula subía por su garganta y terminaba en su barbilla para después ser recibido por una boca que pedía despacio y entre suspiros de pasión que no se detuviera. Leonardo sacó la mano de su pecho y la dirigió a los pantalones de Eduardo acariciando su verga enzima de estos. Y Eduardo hizo lo mismo, cuando la mano de Eduardo llegó a la cabeza de la verga de Leo sintió todo el precum que está había escupido, la sobo llenando sus dedos y dijo casi al oído de Leo. –Que rico– luego se apartó un poco y llevo su mano lubricada hasta su boca y chupo sus dedos llenos de precum. Si ya estaba que explotaba de excitado esto lo puso más y tomo a Eduardo de las nalgas y lo levantó poniéndolo. Sobre los lavamanos y dirigiéndose a sus oídos chupo su lóbulo y Eduardo se estremeció después de hacerlo gozar un rato Leonardo dijo a su oído –quiero probar tu verga– y bajo sus manos otra vez a el paquete de Eduardo que estaba a reventar.

Eduardo se mordió los labios y lo miro de una manera cómplice Leonardo puso ambas manos en el lavamos y Eduardo con ambas piernas arriba se sobo la verga y le dijo a Leo -quiere que le dé verga profe.

Se volvieron a mirar ahogados de deseo y se volvieron a besar durante 1 minuto. Hasta que escucharon pasos fuera. La calentura les había hecho olvidar que estaban en el baño de la Escuela y que en cualquier momento alguien podría entrar inclusive un niño. A ambos les costaba respirar con normalidad por lo caliente que estaban. Sabían que no podían seguir ahí pero no querían detenerse.

Eduardo jamás se había sentido tan deseoso y la verga de Leonardo sobre su pantalón pedía atención a gritos. Entró un niño al baño y decidieron salir.

Leonardo llevo a el papá de Carlitos hasta una aula que era utilizada como consultorio de psicología y trabajo social para los niños, las trabajadoras estaban en la Junta y a esta le faltaba por lo menos 1 hora. En cuanto cerró la puerta Eduardo abrazo por atrás a Leonardo y beso su cuello desesperado respirando muy fuertemente en su nuca. Leonardo se giró y hundió sus labios en la boca de Eduardo mientras desabrochaba su camisa. Lo sentó en la. Silla que había frente a ellos y una vez desabrochaba la camisa por completo lo miro. Era llenito pero tenía muy buen cuerpo se alcanzaban a medio marcar sus pectorales y sus pezones eran rosados además que estaban firmes y mirando hacia arriba y todo su pecho estaba cubierto por bellos. Eduardo lo vio y le dijo -cómeme Leo y este se abalanzó a su pezón lo envolvía con la lengua para después darle lamidas y sobarlo con los labios. Eduardo lo tomó de la nuca y mientras respiraba en pausas y gemía muy quedito decía –cómame profe, cómame todo– le jalaba el cabello y este desesperado chupaba los deliciosos pezones de Eduardo. Mientras cambiaba de pezón para también atender el izquierdo con la. Mano tomó la. Verga de Eduardo sobre el pantalón. Sentía como palpitaba y este no dejaba de lamber sus pezones. –que ricooo –gemía y esto motivaba más a Leonardo que parecía quería sacarle leche de los pezones. –no sale leche –dijo Leo jugando. Eduardo lo tomó de la nuca y lo hundió más. –a no, y tú quieres lechita verdad? –dijo mientras jalaba la cabeza de Leo tomándola desde los cabellos hacia atrás. Leonardo sólo mirando asintió con la cabeza.

Lo. Dejó suspendió un momento y luego jalo la cabeza de Leo hasta su pene y le restregó toda la cara. Leonardo sintió todo el olor a verga y se le hizo agua la boca quería lamer pero como aun lo tenía agarrado del cabello no podía y solo se hundió en él. Delicioso olor y ansioso de poder probarla. –acá tengo una verga bien cargadita de pura lechita para ti, la quieres?

Dijo Eduardo mientras soltó a Leo. Y este dijo si mientras saco la lengua y lambio toda la circunferencia del pito de Eduardo encima del pantalón. Lamia a lo largo hasta llegar a la. Cabeza y besar con pasión esa parte y después volver a bajar y repetirlo otra vez. Entre suspiros y en la entrepierna de Eduardo Leonardo suplico –ya dámela Eduardo, déjame probarte la verga por favor– y así lo hizo. Eduardo desabrocho el fajo y el pantalón y leo se encargó de lo demás. Llevaba un bóxer flojo y cuando el pantalón lo libero la verga mojada de precum boto se veía súper rica marcada en el calzón verde. Entonces lo bajo y una verga blanca con venas marcadas circuncidada con cabeza deliciosa Rosita y bien formada palpitaba escupiendo precum. Tenía el vello púbico corto y unos huevos bien colgados por el calor y peludos. Era más grande que la de Leo, así se veía de unos 18 cm y gruesa. Leonardo se quedó mirando anonadado. Y solo dijo –pinche verga tan deliciosa– la tomó del tronco y se la llevó a la boca. Y como se veía sabia. Eduardo suspiro y dejó caer los brazos, mientras Leonardo se metía y sacaba la mitad de la verga para después meterla toda hasta los huevos. Eduardo dio un pequeño grito ahogado, y leo se la saco la tomo de un costado, chupo de lado y mirando a Eduardo le dijo –está bien rica – para después volvérsela a meter. Eduardo lo tomo de las orejas, le acariciaba la nuca mientras leo comía su verga con gusto, en momentos se la sacaba y le daba lamidas en la cabeza luego besaba las piernas que tenía a ambos lados para después volver a tragar la verga y tener el pubis en su nariz, olía delicioso a hombre a verga y sudor. Y Eduardo sólo suspiraba y decía, –ahiiii cabrooon, que piiinche rico– y leo solo decía hummm con la boca llena, lo miraba con su verga en la boca y solo se la sacaba para besar sus piernas o decir lo rica que estaba.

Bajo sus pantalones a las rodillas tomó la verga del tronco y le. Dio una mamada en los huevos, olían a sudor, olían a macho a hombre aunque estaban cubiertos de bello estaban suaves y se llevaba uno a la boca luego lambia ambos para después meterse el otro, los succionaba y de vez en cuando volvía a la verga para comer el precum que iba escupiendo. Luego leo beso la comisura de ente los huevos y las piernas. Eduardo lo tomó nuevamente de la nuca y lo hundió aquí mientras gemía y Leonardo no dejaba de jalar la verga dura. Le estaba ensalivando toda la verga.

Y se veía deliciosa.

Eduardo jalo de la camisa a Leo hacia él y lo beso luego chupo su barbilla y lo regresó a la verga, para después levantarlo y quitarle la camisa. Leo. Se paró. Eduardo se quitó completamente los zapatos y el pantalón y calzón. Y teniendo a Leo parado, solo dijo. –yo también quiero– y desabrocho el pantalón. Una verga morena sin circuncidar salió babosa pidiendo que la atendieran y con unos huevotes colgando que contrastaban bien con el palo tieso. Eduardo la tomo y la olio. Y mientras se la saboreaba decía. –desde el día que me besaste sueño con hacer esto todos los días. Y se la llevo a la boca. Leo. Dejo que cayera todo el pantalón y Eduardo lo tomo de las nalgas, mientras Eduardo se comía la verga de sus sueños.

Después de un rato mamándolo paro solo para desvestirse completamente y se acostaron en el sofá que había a un lado era pequeño pero cabían bien ambos. El siguió dando una mamadota y leo casi gemía de lo rico que lo estaba pasando.

Arrodillado Eduardo se llevó los huevos a la boca, pasó dos minutos lambiéndolos. Cuando Leo levanta las piernas como pidiendo lengua en el culito. Y Eduardo no la negó. Hundió su boca y con los huevos en la nariz sacó la lengua y lo paso por todo lo largo del ano de leo. Este soltó un gemido fuerte y de cabron mientras apretó con los puños el sillón. Eduardo se agarró de la verga de Leonardo y le chupo el culo.

Leonardo no dejaba de gemir y suspirar. La lengua de Eduardo se sentía fría y este con desesperación le besaba el culo y respiraba sobre sus huevos mientras jalaba la verga de Leo.

Leonardo era casi lampiño, Eduardo acariciaba sus nalgas y las separaba para sacar su lengua y ensalivarle todo el culo. Cuando hacía esto leo no podía evitar gemir y apretar la cabeza de Eduardo hacia adentro.

La saliva escurría por las nalgas de Leo. Y Eduardo trataba de entrar en ese culo apretado. Metió un dedo y continuó jalando la verga de Leo este se movía de arriba abajo disfrutando a mil. Hasta que el deseo de verga lo alcanzó.

Se colocó en cuatro y Eduardo beso sus nalgas morenitas abrió y miro su culo palpitando lo tomó de la verga nuevamente y como si fuera una paleta le dio sus últimas lamidas para después volver con el dedo.

Leonardo sentía toda la pasión del otro hombre y mientras este lamia y chupaba su culo. Leo no dejaba de gozar y gemir.

Eduardo mordía sus glúteos y movía sus nalgas de un lado a otro. –quiero cogerte –dijo y se agarró la verga tiesa como piedra. Leo lo miro y dijo –quiero que me cojas, cógeme cabron!

Eduardo se paró y apoyo sus pies en el sillón, abrió las nalgas morenas de Leo y coloco la cabeza en su culito.

–húndela papi– el culo de Leo palpitaba pero era difícil entrar no quería dar esfuerzos pues no quería lastimarlo. Y cuando trato de entrar y este dio paso. Leo se quejó pero no lo dejo salir. Eduardo siguió así sin moverse ya tenía la cabeza adentro. Leo se quejó nuevamente y la. Sacó para después volver a meterla. A la. Misma altura ahí la dejó un momento. Hasta que leo se hizo poco a poco hacia atrás clavándose solo la verga poco a poco el tremendo culazo de Leo se iba comiendo ese pito. Este agacho la cabeza y se detuvo hasta tocar el pubis de Eduardo. Así quedaron un momento bien ensartado. Entonces igual como enreo Eduardo la comenzó a sacar poco a poco y cuando casi estaba toda de fuera la clavo de un solo golpe. Leonardo abrió mucho la boca y ahogo un grito que termino en un –aahhhhh– la volvió a sacar igual lento y la dejó ir otra vez con todo el sonido se repitió. Y la tercera vez la sacada y metida fue a la misma velocidad y Leonardo abrió mucho su boca inclino la cabeza y paro las nalgas dándole la orden a eduardon de que lo cogiera con todo. Así lo hizo empezó a meter y sacar sin parar y a buena velocidad los gritos de Leo pasaron de ser largos a ser recortados entre suspiros y entre ellos gemía y gemía eso prendía más a Eduardo que tomaba de la cadera y marcaba el culote que se estaba chingando con las manos. Los. Quejidos de Leo cambiaron y ahora eran un –ahh ahh ahh ahhhhh aaahhh– con cada metida. Sentía duro como si le lastimada un poco pero a la vez era suave como el placer de jalártela pero en más partes y con más fuerza. Le estaba encantando y Eduardo solo quería hacer gozar a su hombre.

–nunca me la saques cabron! – decía leo, –que ricooo!!! – Eduardo escuchaba y le daban más ganas de desbaratarle el culo a parchadas. Sus nalgas chocaban con el pubis y rebotaban riquísimo y cuando estas golpeaban los huevos de ambos campaneaban asiendo unos sonidos deliciosos. Que a ambos llenaban de más deseo. Leo no dejaba de gemir y como podía pedía más.

Eduardo estaba empapado en sudor, las gotas bajaban por sus brazos y sus piernas. Leo empujaba hacia atrás su culo para sentir más el pedazo de verga que se estaba ensartando. También estaba que empapaba de sudor y su verga campaneaba con cada envestida. El precum le destilada a litros y el sillón lo recibía todo. De ves en cuando se la jalaba y miraba a Eduardo como estaba gozando. Ambos gozaban el momento, lo estaban viviendo de verdad. No se reprimían por nada. Gemían sin poderse resistir. Más leo.

Eduardo bajo su mano y llegó. A sus huevos que sobo sin dejar de cogerlo. Entonces tomo la verga durísima en su mano y la apretó justo en medio. Con cada metida este bajaba y subía su mano. No tardo en llenarse de jugos de su macho, y apretando más fuerte. Subió una pierna y aumento poco a poco sus envestidas. Hasta que leo no pudo ni siquiera hablar. Su culito rebotaba en cada metida y sonaba su piel sudadas una contra la otra. El sudor corría por la espalda y ya había gotas cayendo por los huevos de ambos que se movían de arriba a abajo. Le estaba dando una cogida descomunal. Leonardo se retorcía no podía ni pedir más, ya se la estaban dando toda. Y lo tenían agarrado de la verga como para que no se le fuera. Jamás se iría de ahí. Cuando menos pensó pudo soltar un grito muy fuerte y gemir de puro placer la verga de leo se encorvo y uno a uno fue escupiendo chorros de lechita caliente. Unos los paro en su propio pecho y cuello otros cayeron en el sillón y los últimos en la mano de Eduardo. Cada chorro su estómago se contraía y soltaba un gemido.

Y cuando terminó por fin pudo hablar. Para solo decir –que pinche rico – y suspirar. Eduardo se había detenido y soltó la verga de Leo. La miro llena de mecos y sin pensarlo se la llevó a la boca chupando cada dedo y comisura para dejarla limpia. Leonardo se giró recostado en el sillón pero ahora con la cara hacia Eduardo tenía el cuerpo marcado y se veía deliciosos lleno de su propia leche. Eduardo con esta vista se jalo la verga y en cuestión de segundos le vacío unos chorrotes de mecos, su verga brincaba sola mientras le entregaba leche a Leo. El primer chorro cayó directamente en su mejilla después su hombro y cuello y los últimos bajaron a su abdomen y pectorales. Leo la sintió muy calientita. Y en su pecho y abdomen se mezclaba con sus propios mecos. Eso le excitaba demasiado.

Cuando Eduardo se recuperó miro a su nuevo amante ahí acostado con su delicioso cuerpo gratinado de lechita de ambos y sin pensarlo se bajó para besarle todo el cuerpo y comerse los mecos que ambos habían escupido. Ambos gracias a él otro. Beso cada parte su abdomen, luego ombligo, pecho, pezones, axilas, hombros brazos, cuello y terminó en su boca donde ambos compartieron ese néctar dulce. Su beso fue tan apasionado se tenían tanto deseo que en segundos sus vergas ya estaban otra vez tiesas como varillas.

–jamás había hecho el amor tan rico como contigo. Jamás había sentido así. –dijo Eduardo mientras daba besos pequeños a Leonardo en la boca y mejilla.

Leonardo respondió con el mismo gesto besando la cara de Eduardo. –fue de verdad maravilloso–

Se abrazaron y Eduardo dijo a Leo –quiero que me cojas tú a mí, quiero que me des tu lechita en el culo – y se besaron nuevamente llenos de pasión. Entonces sonó el timbre esto indicaba que había terminado la junta. Sintieron miedo. Limpiaron un poco. Moviéndose deprisa. Compartían miradas cómplices y recordaban cada momento que había pasado. Se morían de ganas de seguir quizá todo el día. Descubriéndose entre ellos pero ahí no. Tenían que esperar.

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