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El sereno me exhibe y me entrega

Una semana más tarde, como ya era habitual, el lunes volví a ir con el nuevo sereno, esta vez me aguardaba una nueva sorpresa.

Abrió la puerta a mi llamado y me hizo entrar, me llevó hacia el fondo del galpón, pero en lugar de ir a su cuarto, me llevó a la oficina donde estuvimos la primera vez, allí en el sillón donde me cogió la primera vez, había un hombre sentado, era un tipo de cerca de 40 años, alto, buen físico, cara de morboso como mi macho Carlos, allí me lo presentó, me dijo, él es Roberto, y dirigiéndose a él, le dijo:

-Este es el putito del que te hablé y que me cojo todos los lunes.

Creí que me moría, me pareció una canallada exponerme así delante de un desconocido, no olviden que a pesar de mi comportamiento en la cama, yo solo tenía 18 años.

El tipo me dijo solo “Hola” y Carlos me agarró de la cintura, me acercó bien a su cuerpo y me dio un chupón que me partió la boca, como para marcar su territorio y demostrar que yo era suyo.

Traté de apartarlo y le dije por lo bajo

-¿qué haces? por favor delante de él, no.

-Vamos, le hablé muy bien de vos y quiere ver cómo te hago la colita -me contestó.

-Pero Carlos -dije intentando una leve queja.

-Vamos, él solo va a mirar.

Enseguida pensé que no me disgustaba la idea de hacerlo delante de un desconocido y me excitó el hecho de sentirme una actriz porno.

Carlos me tomó de una mano y me llevó a su cuarto, Roberto se puso de pie y nos siguió.

Entramos los tres a la pequeña habitación y Carlos me pidió que me desnude así Roberto podía ver la putita que él se cogia.

Me quité la ropa, al principio algo avergonzada pero ni bien quede desnuda y al ver como los dos me miraban de arriba a abajo, se me pasó y sobre todo por Roberto, se le notaba que le encantaba verme así, empecé a notar que se le estaba parando la verga, su bulto a través del pantalón se había agrandado y comenzó a tocárselo.

Carlos se paró frente a mí, me acarició suavemente los pezones, dibujando imaginarios redondeles sobre mis dos botones duritos, sabiendo lo que eso me provoca, y me volvió a besar dulcemente en la boca como para romper definitivamente el hielo, enseguida me hizo poner en cuatro a lo largo de la cama, mirando la cabecera, se paró detrás mío, tomó un pote de crema y se embadurno un dedo, con él me encremó el hoyito, me lo metió en el conducto anal, todo ante la atenta mirada de Roberto que no se había movido de donde estaba y solo se tocaba su verga por encima de la ropa.

Escuche varias veces que hablaban entre ellos, diciendo lo putito que yo era, el buen culo que mi macho se estaba comiendo y cosas así que me sonrojaban y a la vez, poniendo cada vez más puta.

Cerré los ojos y me dispuse a esperar, sabiendo que un instante después, Carlos me penetraría con esa pija hermosa que tanto me hacía gozar, y ahora con el morbo extra de ser observada por otro tipo.

Entonces Carlos, puso su verga dura y gruesa, en el borde de mi agujerito ya abierto y lubricado, escuché como le decía al amigo “Mira que putita es” luego le dijo que me agarre los pezones porque eso me encantaba, en el mismo instante sentí como su pedazo comenzaba a entrar y su glande se abría paso a la leve resistencia que ofrecía mi orificio anal, por eso no pude negarme a que el amigo tire de mis tetillas, la calentura que tenía ya no me permitía razonar y me deje llevar, al ver que no me negué a ser manoseada por el amigo, le dijo que se siente delante mío en la cabecera de la cama y me haga chuparle la pija, mientras él empezó a bombear con su pedazo en mi culo, sacándolo lento y metiéndolo violentamente hasta que sus enormes huevos pegaban contra mi.

El tipo se sentó sobre la almohada con las piernas abiertas, mostrándome la pija divina que tenía, era bastante más larga que la de Carlos, aunque algo más fina y media curvada hacia arriba, me hizo ver bien de cerca su glande circuncidado, que me pareció maravilloso, y su pelvis y toda la zona genital depilada, todas esas cosas me seducen muchísimo, así que no tardé en zambullirme y meterme esa belleza en mi boca comiéndomela entera hasta que no podía respirar.

Así, antes de darme cuenta casi sin pensarlo, esos dos degenerados me estaban enfiestando y yo concretaba una de los sueños de mi corta vida, hasta allí vivida. Sin haber imaginado lo que iba a suceder esa noche, estaba viviendo la experiencia más linda que había tenido con hombres.

Mientras mi macho entregador me daba y me daba verga bien rica por el culo, ese desconocido había apoyado sus manos en la parte de atrás de mi cabeza y empujaba hacia abajo, haciéndome tragar esa poronga y provocándome arcadas, las lágrimas caían por mis mejillas por el ahogo, pero en el fondo yo no quería que eso termine. Al ver que yo estaba totalmente entregada comiéndome la verga del amigo, los dos quisieron más y escuche como Roberto decía:

-yo también se la quiero dar por el culo -dijo

-ay no, por favor Carlos -dije yo

-si a vos te gustan todas las pijas, puta -me contestó

Entonces me hizo levantar de la cama, le pidió a Roberto que se acueste boca arriba, quedo con la pija bien erecta y dura, yo moría por volver a tenerla en la boca, sin embargo me hizo montar sobre la verga del amigo y haciendo que me siente sobre ella, éste me la calzó en el orto, me tomaron de la cintura, me jalaron hacia abajo y esa polla entró de una vez en mi ano ya dilatado por la cogida anterior de Carlos, para mi sorpresa y primer impresión, mi macho se acomodó detrás mío, me tomó con sus manos de mis caderas, me elevó un poco, lo suficiente como para que la verga de Roberto salga de mi culo y al bajarme, él inmediatamente me clavó la suya, esa operación la repitieron durante un buen rato, de verdad perdí la noción del tiempo, era tanto lo que gozaba tener esas dos pijas entrando y saliendo de mi culo alternativamente que no lo podía creer, creo que intentaron en un momento, meter las dos juntas pero no entraron, así que me estuvieron rompiendo el culo de esa manera más de media hora creo, hasta que Roberto gritó que se venía, me corro me corro dijo y me inundó el culo de semen, su verga se desplomó y Carlos aprovechó mi culo enlechado y deslizó esa pija gruesa dentro mío y también descargó todo su esperma dentro mío.

Esa noche me fui con una sonrisa de lado a lado, feliz porque por primera vez en mi vida me había llevado dentro de mí la lechita de dos machazos.

Espero que les haya gustado y calentado al leerla, como a mi recordar y escribir esta maravillosa experiencia.

Pueden dejar algún comentario aquí o escribirme a mi correo [email protected]

Besos a todos.

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