Saltar al contenido

Maduro muy dotado me dilata con un espéculo

Después de dejarme coger por el sereno, que se había convertido en mi macho, durante algunas semanas y haber llegado a compartirme con su amigote varias veces, empezaron ambos a insinuar que podían invitar a un par de amigos más, y a pesar de que la idea de ser la puta de tres o cuatro hombres me calentaba mucho, empecé a pensar que no sabía en qué iba a terminar esta historia, alguna vez me habían atado y azotado el culo, entonces tuve miedo que haya más gente involucrada que no conocía, era ya más peligroso, y temí que a alguno se le fuera la mano y terminar en un pozo.

Yo no era más que un puto para ellos, así que decidí terminar y no fui más. Me excitaba mucho participar como único pasivo en una orgía, pero soy un cobarde y no me animé.

Obviamente sentí muy pronto la necesidad de volver a estar con un hombre, así que un par de semanas después, un sábado pedí prestado el auto a mi padre y fui para la zona de levante, la Avenida Santa Fe, hacia un tiempo que notaba que hombres de toda edad me miraban cuando andaba por ahí, dejaba el coche y caminaba un poco, chicos como yo, un poco más grandes y definitivamente bien maduros, estos últimos me atraían mucho, porque nunca había estado con un hombre muy mayor y porque noté que cuanto más viejo era, más embelesado me miraban, claro, yo era menudito, de baja estatura, muy manejable para un hombre grande y con experiencia, vestía pantalones muy ajustados que resaltaban mi culito parado y eso los volvía locos.

Me daba muchísimo placer sentir que me deseaban y cuanto más mayores eran, más me buscaban, era lógico, yo era un pendejo y me veían como un trofeo, que más podía querer un tipo de entre 60 y 70 años que cogerse un chico de 18 bien tiernito.

Ese sábado a la noche en cuestión, merodeando por ahí, pare por un semáforo en rojo, al lado mío paró un auto importante de los más costosos, me llamo la atención y el hombre que lo conducía era un señor de alrededor de 60 años que me miraba con mucha insistencia, lo miré yo también y en esa época dos hombres de la edad que sea, paseando lentamente en auto por esa zona, y que no bajen la mirada al ser observados por el otro, solo podía haber una razón, eran homosexuales buscando un encuentro.

El hombre me hizo una seña para que estacione más adelante como correspondía para no llamar la atención, lo dejé salir primero y lo seguí, media cuadra después había espacio para parar los dos autos, estacionó y yo lo hice detrás de él, el hombre con experiencia y más decidido que yo, se bajó y camino hacia el lado del acompañante de mi auto, le abrí la puerta y se sentó en el lugar del copiloto, me preguntó que buscaba y que me gustaba, le dije directamente que era pasivo para no perder el tiempo, por si él también lo era, aunque tenía mucha pinta de macho bien varonil, nunca se sabe, me dijo que yo era muy lindo y que le encantaría pasar un rato en la cama conmigo, en estos casos nadie andaba con muchas vueltas. Me dijo que vivía solo a pocas cuadras de ahí y si quería que lo siguiera, le dije que si y se fue a su coche, lo seguí unas pocas cuadras, me indico donde estacionar y caminamos unos metros hasta la puerta de un edificio muy lindo y moderno.

Entramos y subimos por el ascensor hasta el piso 10, allí comencé a mirarlo más detenidamente, era un hombre de buen aspecto, muy bien vestido, alto, 1.85, (yo mido 1.60) castaño oscuro, de cara muy viril, y trato amable. Me inspiraba confianza, de todos modos esos momentos previos a tener sexo con un hombre desconocido, me hacían sentir muy tenso, y me cohibía bastante, por lo menos hasta el momento de desnudarme, una vez que me quitaba toda la ropa, me sentía libre para mostrar lo puto que soy.

Entramos a un departamento hermoso, era todo una planta de cocina y living comedor todo abierto con un balcón con una vista divina de la ciudad, me pregunté dónde estaría el dormitorio hasta que vi una escalera que iba a un piso superior, era un dúplex

Nos sentamos en un sillón y se acercó a mi, se arrimó bien para besarme en la boca, unimos nuestros labios con dulzura y rozamos nuestras lenguas, era muy suave y dulce, comenzó a desprender los botones de mi camisa, corrió la tela hacia los costados y la dejó abierta sin quitarla, iba muy despacio y eso me excitaba mucho, mientras seguía besándome dulcemente busco mis pezones y los acaricio apenas rozándolos, muy suavemente jugó con ellos, cerré los ojos, la respiración se me aceleró y obviamente lo notó, gemí de placer, dejó de besarme un instante y me dijo

-que putito sos, ¿cuántos años tenés?

-18 -le respondí.

-que chiquito, vas a darme la cola bebé.

Y siguió besándome y comiéndome la boca ahora con más pasión, yo busqué con una mano tocar su miembro a través del pantalón, estaba excitado, se notaba un bulto bastante importante, pero no imaginé que tan grande era realmente, lo toqué, lo manoseé un poco y de inmediato me desprendió mi pantalón y me lo empezó a bajar, como era mi costumbre, las noches que iba a salir con un hombre o buscaba alguno, no llevaba ropa interior, así que me quité yo los zapatos con mis pies, el me termino de quitar el pantalón y quede totalmente desnudo, se puso a chupar unos de mis pezones y yo notaba que su miembro era cada vez más grande y empecé a vislumbrar que era algo fuera de lo común, mientras chupaba mis pezones, pasaba sus manos por mi espalda y bajo una a mi cola, me puso uno de sus dedos en mi boca y me dijo que lo moje con mi saliva, lo hice y ese dedo fue directo a mi hoyito, estuvo jugando con su dedo en mi ano un rato, empecé a jadear, entonces me dijo que me vaya hacia la escalera y suba, dijo que quería verme subir desde abajo así veía como movía mi culito al subir.

Me dijo que arriba había un baño por si quería higienizarme, que lo espere en la cama, él se iba a dar una ducha abajo en un minuto y subía enseguida, le pedí que no tarde.

Fui al toillete, lavé mi cola y me recosté de costado sobre uno de mis codos bien al borde de la gran cama matrimonial que había allí. También había un gran balcón con las cortinas abiertas, con una vista nocturna espectacular, era un lugar soñado para una noche de sexo.

Juan, que así se llamaba el señor y que me contó que era odontólogo, subió enseguida como había prometido envuelto en un impecable toallón blanco atado a su cintura, se acercó sonriendo a mi lado, se notaba una importante protuberancia que levantaba el toallón a la altura de su miembro, tenía una inocultable erección, cada vez yo estaba más seguro que este hombre estaba muy bien dotado, se paró a mi lado, poniéndose frente a mi cara, dejó caer el toallón y…

“oh, diablos “exclamé”

Tenía una verga enorme, para mí era descomunal, nunca había visto una tan grande, después supe que medía 23 cm. por 6 de grosor, yo la vi como una anaconda.

-¿te gusta? -me preguntó

-Es muy grande papi, me va a doler mucho, no voy a soportarla -dije asustado.

-no bebé, yo te voy a ayudar a que puedas tenerla toda

Casi llorando -le dije

-no voy a poder mi amor

-si, vas a ver qué vas a poder y vas a terminar disfrutando, confía en mí, vas a entregarme esa colita hermosa que tenés, te voy a coger mucho, chiquito.

Algo nuevo para mí era que no me trate como a una puta, me decía bebé, chiquito, y en una ocasión me llamó putito, y me gustaba esa forma de tratarme, era más real ser un putito para un macho como él.

Entonces, me dijo que me ponga en cuatro patas, en posición de perrito, fue a la mesa de noche y agarró un spray, me lo tiró sobre la cola, y me manoseo bien desparramando el líquido que tenía aroma a jazmín, era un aceite corporal, me lo paso bien por las nalgas y también me metió un dedo en mi agujerito, lubricando mi conducto anal, enseguida me mostró un aparato que yo no había visto nunca, y me dijo que me lo iba a introducir un poco, me explicó que era un especulo vaginal descartable que iba a servir para dilatarme, era como un tubo de plástico transparente separado en dos partes apenas unidas en el medio y que tenía una manijita, me lo metió como si fuera un consolador, entró fácilmente por el aceite, cuando lo tuve todo metido bien adentro empezó a girar la manijita lentamente.

Esa especie de tubo comenzó a separarse a medida que giraba la manijita, era como abrir una canilla, el aparato empezó a abrirse y expandía el diámetro de mi ano, también lentamente a medida que abría la canilla, yo sentía como mi culo se iba abriendo, me daba mucha impresión, le rogué que fuese muy despacio, sentía que me abría todo, las piernas se me empezaron a acalambrar y dejé de sentirlas, apreté y mordí fuerte la almohada que tenía cerca, estaba muy asustado pero Juan parecía que sabía lo que hacía y constantemente me decía que me tranquilice, que todo iba a estar bien y yo me deje llevar.

-Entregate chiquito, vas a ser mi putito, te voy a hacer esa colita hermosa bebé, te voy a hacer gozar mucho.

Yo estaba aterrorizado pero me puse en sus manos, en un momento dijo que estaba listo, quitó muy despacio el aparato, yo sentía mi cola reabierta, tomó un espejo, lo apunto a mi ano y me dijo que me de vuelta y miré como lo tenía, casi me muero, estaba abierto como si fuera a pasar un puño por ahí.

-¿qué me hiciste Juan? -Yo casi llorando.

-quédate tranquilo mi amor, después de un rato se cierra de nuevo y vuelve a su lugar.

Me hizo chupársela un poco para ponerlo a full, mientras él mantenía mi culo abierto metiéndome tres dedos, yo casi no sentía que los tenía adentro le chupe el glande y poco más, no podía meterme esa cosa enorme en mi boca, enseguida se empalmo y al fin se dispuso a penetrarme, apoyo la cabeza de esa pija descomunal en el borde de mi culito agrandado y dilatado, y me la puso lentamente, a pesar de la preparación que me hizo, sentí como llenaba hasta mis entrañas, empecé a lloriquear y pedir que se detenga,

-Ay mi amor por favor me duele mucho.

-tranquilo chiquito, ya está mi amor, ya tenés la mitad adentro, relájate bien y vas a poder recibirla toda.

-No por Dios, mi vida, me estas matando, no sigas, ah no, oh por favor, Dios mío, es muy grande papi.

-ya está mi amor, ya sos mío bebé, vamos mi chiquito aguanta un poco más.

Se me caían las lágrimas y perdón por la referencia que voy a hacer, pero sentía que me estaba haciendo encima, era esa la sensación, parecía que me estaba metiendo una serpiente en mi cola, esa era la imagen que tenía en mi, mente, de pronto me dijo que ya estaba toda adentro y se quedó quieto calmándome, cuando vio que me estaba acostumbrando y adaptando a esa cosa enorme que me invadía todo el culo, empezó a moverse lentamente y a cogerme muy despacio, empezó a sacarla un poco y volverla a meter, primero pensé que me partía en dos, pero estaba tan abierto que empecé a disfrutar y a gemir, hasta que comencé a gozar como una yegua y grité de placer, y llegué a decirle.

-Como me coges papi, que bien lo haces, como me coje este hombre, por Dios, amo esa pija papi -y un rato después me dijo

-¿dónde querés la leche putito?

-donde vos quieras papito

A esa altura, yo estaba totalmente entregado a ese hombre, nunca había gozado tanto, y estaba feliz de haber ido a la cama con él, un hombre maduro, como yo quería, poderoso, dotadísimo, y con mucha experiencia, en un lugar soñado, me trato como una reina o un príncipe porque no me trataba como mujer, por el momento.

Entonces acabó y me dejo todo su esperma en mi culito, no pude evitar acabar junto con él, nos quedamos abrazados y así nos dormimos hasta casi el amanecer, se despertó el primero y mientras yo todavía dormía, puso la cabeza de su pijota junto a mi boca y yo casi instintivamente empecé a chupársela, se dio cuenta que me había despertado y me volvió a decir

-que puto que sos

Le pregunté si le gustaba que fuera tan puto y me contestó que si, que le encantaba.

Pude meterme en la boca poco más de la mitad, y luego de un buen rato de tenerla casi hasta mi garganta, empezó a acabar nuevamente, me avisó “me voy me voy” yo le dije que se venga y recibí todo su semen en mi boca hasta que me la trague toda y se la deje bien seca, me miró y me dijo:

-ya sos todo mío chiquito, espero que seas mi putito mucho tiempo, tenés un culito divino, me encantó cogerte y llenarte de leche

Llame a mi casa, invente un pretexto y me quede todo el domingo con Juan, almorzamos, me cogió una vez más a la tarde y antes de la hora de la cena, me fui.

Esta historia continuará…

Espero que les haya gustado tanto leerla como a mi recordarla, pueden dejar un comentario o escribirme a [email protected]

Besos.

Deja un comentario