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Mi mujer descubrió que soy puto

Cuando era joven, tenía una lucha interna entre mi lado femenino y el hombre que debía ser, me imponía a mi mismo periodos de abstinencia homosexual, abandonaba por un tiempo mis encuentros con machos, creyendo que de esa manera se me iba a ir lo de ser puto, creía que estaba poseído por una fuerza extraña que me llevaba a desear comerme una verga, pero no, era mucho más sencillo, simplemente me gusta la pija, me gusta sentirme mujer.

Pero en uno de esas etapas de abstinencia, pensé que quizás la solución era casarme o juntarme con una mujer, obvio busqué una que tuviera rasgos dominantes en su personalidad, claro, eso iba perfecto con mi lado sumiso.

Para no hacerlo muy largo, conocí y me enamoré de Alicia, linda mujer, buen cuerpo, lindas tetas, buen culo, delgada, cara de puta, en fin todo bien, comenzamos a convivir y al principio estaba todo digamos, normal, la cogia con regularidad, y había dejado de pensar en tipos, como todas las cosas, esa normalidad no duró mucho, comencé a sentir la necesidad de un macho que me haga la cola

En el sexo con Alicia, era normal que me toque y muerda las tetillas, para mi los machos tienen tetillas y las mujeres y los putos tenemos pezones, pronto empezó a notar que eso me gustaba demasiado y probó pellizcarlos, estirarlos y retorcerlos, tal y como lo hacían mis amantes varones.

Por supuesto no podía ocultar el placer que eso me producía, un día avanzó un poco más y pasó un dedito por mi ano, jugó con la puntita de la uña en mi agujerito, hasta ese momento, yo trataba de evitar ese tipo de situaciones, tenía temor que se me note algo rarito, a pesar de que muchos hombres heterosexuales disfrutan que sus mujeres les metan el dedo en el orto, yo no quería sembrar ninguna duda en ella.

La duda se sembró por sí sola y se transformó en certeza rápidamente, al ver mi reacción ante el juego del dedito en mi culo, comenzó a introducirlo de a poco, al comienzo yo intentaba ocultar mi placer, preguntando “¿que haces ?” como si eso hiriera mi supuesta hombría, pero ella me respondía que no tenia nada de malo que eso me guste, de a poco comenzó a hacerlo cada vez más y a fingir que me cogia con el dedo metiéndolo y sacándolo todo, yo lentamente dejé de ocultar que me gustaba y terminé demostrando que gozaba mucho, entonces lo siguiente fue meter en mi culo dos dedos, y no me negué a que lo haga, de a poco la atención se centró casi exclusivamente en esa parte de nuestra actividad sexual.

De a poco fui dejando de penetrarla y pronto se convirtió en un cambio de roles, con lo único que la satisfacía como hembra, era con el sexo oral, le encantaba que le chupe la concha, que por cierto a mi también me daba mucho placer hacerlo, además la sentía a ella gozar y acabar y eso me hacía feliz.

Teníamos un dildo que al principio lo usaba yo con ella como juego y complemento en nuestras relaciones, ya que no soy muy dotado, pero ese consolador pasó a ser el pene de Alicia cuando decidió que quería penetrarme con algo más que sus dedos, un día tomó ese pene artificial mientras nos besabamos, de pronto dejó de hacerlo y se lo llevó a su boca, lo chupó sensualmente, yo la miré extasiado, se lo quitó de entre sus labios y me lo ofreció para que yo también lo chupe, le dije que estaba loca, pero lo hice, me pidió que lo mojé bien con mi saliva, lo llevo hacia atrás de mi cuerpo, volví a preguntar que hacia, a modo de queja no muy convincente, y me lo empezó a meter muy cuidadosamente, para mí, que ya me había comido varias pijas enormes y hasta la inolvidable doble que me hicieron Roberto y Lucas, eso era un juego de niños de jardín, no obstante, fingí que me dolía mucho.

Ese dolor aparente no pude sostenerlo demasiado y pronto olvide que ella era mi mujer y demostré que estaba gozando con esa pija de goma, entonces muy caliente me dijo…

– me muero por ver como te coge un tipo, me vuelve loca la idea, hace rato que lo imagino

Se me hizo un nudo en la garganta, varias veces me habían cogido delante de mujeres, pero ésta no era la mujer de otro, era la mía, y me daba mucho cagazo.

Insistí en que estaba loca, tenía que guardar las formas y salvar lo que me quedaba de hombría, aunque fuera ficticia.

– dale amor, estoy segura que te va a gustar

Yo no respondí y una noche estando en la cama, me puso boca abajo, me vendo los ojos, y me dijo que tenía una sorpresita, pensé para mis adentros, espero que no haya traído un tipo, me separó las nalgas y cuando yo esperaba sus dedos o el consuelo de goma, comenzó a darme una extraordinaria chupada de culo…

– Ah por Dios que haces amor, mmm Dios mío que hija de puta sos, me vuelve loco eso, me haces delirar guacha

– Es lo que quiero, volverte loco, no te muevas de ahí – me contestó

Se levantó de la cama unos segundos mientras yo esperaba recaliente con mi culo mojado y al regresar empecé a sentir algo bien duro y más grande que el consolador que usábamos habitualmente, al principio pensé que había traído un tipo sin avisarme, pero no, había comprado un strapon, un consolador con arnés, se había ajustado el cinturón y me estaba empezando a coger.

Sentí esa cosa dura comenzando a entrar, me dolió un poco de verdad, pero pronto lo asimile y empecé a gozar, en pocos segundos Alicia me lo hizo comer entero, me lo metió y sacó repetidamente y me hizo disfrutarar como una hembra

– Ah por favor que estas haciendo, por favor mami, mmm, ahh, ohh ay mierda que pedazo

– Te hago gozar papi, ahora sos totalmente mío, ya sos mi putito

Se me hizo un nudo en la garganta y sentí mis ojos vidriosos por la emoción, era la primera vez que mi mujer me llamaba putito.

No me reprimí en ese momento y dejé salir expresiones que denotaban mi placer…

– Ah amor, que lindo, mmm me gusta mami, me haces sentir muy puto, como me coges con esa cosa, me rompes el culo mi amor

– Ya estás listo papi, sos el hombre perfecto para mi, sos un divino

Esa última frase me terminó de desarmar, y me entregué.

– ahora lo único que falta es que te dejes coger por un tipo delante mío

Esa parte del juego me excitaba mucho, pero no me convencía totalmente, tenía miedo que destruyera mi matrimonio, la verdad era que yo me había juntado con ella, como parte de mi idea de dejar mi vida como homosexual, luego me enamoré perdidamente de ella, y ahora las cosas habían tenido un giro impensado para mi, en realidad era como una situación ideal, estaba escrito que jamás iba a poder dejar atrás lo que yo esencialmente era, pero esta nueva etapa me daba terror, la vida que yo había querido reconstruir, se podía venir abajo.

Para empezar, pensándolo fríamente, si eso fuera posible, (lo de pensar en frío, claro) me daba mucha vergüenza, seguido de que imaginaba iba a tener que aceptar ser un cornudo consciente, y finalmente tenía terror a provocar su desprecio a mi condición de hombre y persona.

El siguiente paso estaba muy cerca, una noche Alicia estaba chupandome la pija y haciendome gozar mucho, de pronto se detuvo y me dijo muy segura…

– estas disfrutando mi amor, pronto me vas a dar el gusto a mí y vas a cumplir mi sueño –

Trague saliva y pregunté como iba a ser eso

– conoci un chico jovencito de 22 años, (ella tenia 35 y era re pendejera, y yo 37) creo que me quiere voltear y le voy a decir lo que quiero que haga con vos, a cambio de tenerme a mi

No reaccione, todo se estaba precipitando, estaba a punto de dejarme garchar delante de ella, por un pibe 15 años menor que yo, lo que me provocaba una vergüenza adicional, encima seguramente iba a tener que ver como el pibe se la cogia, o sea, pasaba a ser puto confeso y cornudo consciente de una sola vez.

Confieso que esa práctica, la de verla cogiendo con otros, empezó rápidamente a gustarme y llegó a darme mucho placer verla gozar así.

Un par de días después, me llamó al trabajo y me dijo que no vuelva muy tarde, porque esa noche, era la que ella tanto esperaba, se ve que no quería que me arrepienta y además, cuando algo se le metía en la cabeza, era imposible pararla.

Me dejó temblando, no pude concentrarme más en mis labores y me fui temprano a casa, ella también se estaba preparando desde temprano, se depilo bien la conchita, se maquilló y preparó lo que iba a usar, entre lo que estaba el mejor y más sexi conjunto de tanga, corpiño, portaligas y medias negras, infartante, lo trágico o cómico de esto, era que por primera vez desde que estábamos juntos, no se lo ponía para mi, para mi había otra cosa, era ese pendejo que iba a romperme el culo delante de ella y por si eso fuera poco, vi que tenía preparado el consolador con cinturón por si hacia falta supuse, o quizás pensaba empezar ella dando una demostración de lo que era capaz de hacerme.

Estaba llegando la hora y ninguno de los dos pudo cenar por los nervios, el chico llegó puntual a las 11 de la noche, ella lo recibió y le dio un beso en la boca, como para ir rompiendo el hielo, lo hizo pasar al living y nos tomamos un whisky para entonarnos, en un momento Alicia nos dejó solos y dijo que volvía enseguida, me quedé con el pibe, tenia buen aspecto, lindo, delgadito, algo canchero, supongo que estaba nervioso también y se animo a preguntarme si ya lo había hecho antes, como la manera de preguntar fue ambigua, solo contesté que lo hacíamos por primera vez, claro no dije toda la verdad, solo la parte de que delante de ella, era la primera vez, pero no tenía porque dar detalles.

Al fin apareció Alicia, deslumbrante con solo su conjunto de ropa interior negro, y unas sandalias de taco alto que siempre me calentaron, entonces al vernos sentados, preguntó

– ¿ustedes qué esperan para sacarse la ropa o los tengo que desnudar yo?

El chico que se llamaba Manuel inmediatamente se puso de pie y se sacó la ropa, yo demoré un poco más, estaba temblando y no sentía mis piernas, pero finalmente lo hice y quedamos los dos desnudos, Manuel tenía una linda verga bastante gorda, al verla pensé, este pibe me va a hacer gemir y gritar aunque no quiera, entonces ella empezó a dirigir la operación.

– papi, mira qué pedazo tiene, quiero ver como se la chupas

(a ella también se le fueron los ojos al verle la poronga)

El pibe se quedó parado, tenía la verga a media máquina, algo dormida todavía, aún así se veía muy atractiva, me volví a sentar en el sillón, se la agarré con una mano y la llevé a mi boca, con la otra mano le acaricié los huevos, de reojo miré a Alicia que se estaba metiendo una mano dentro de la tanga y comenzaba a pajearse, la escena parecía surrealista, no podía creer que esto estaba pasando, la verdad me da vergüenza decir esto, pero mientras se la chupaba, y ella me veía hacerlo, empezaron a caer lágrimas por mis mejillas, me puse a llorar no sabia bien porqué, Ali se conmovió, se acercó a mi lado y parada comenzó a acariciar mi cabeza pidiéndome que me tranquilice. .

– está todo bien mi amor, tranquilo, estamos gozando, es solo un juego entre personas mayores

Yo no sabía como seguir con esto, pero ella parecía tenerlo bien claro, mire hacia arriba mientras seguía chupando esa belleza de verga, aunque todavía no me había soltado mucho y trataba de no demostrar mi gusto por lo que estaba haciendo, vi como Alicia le comía la boca a Manuel y se lo apretaba descaradamente, entonces pensé que si ella podía tener esa actitud delante mío, porque yo no podía gozar de ese ejemplar de macho jovencito y pijudo como Dios manda a un puto como yo, en ese instante me comí toda la pija hasta ahogarme y me quedé con la verga adentro de mi boca todo lo que aguanté sin respirar.

Alicia me miró y dijo…

– vamos a la cama mis hombres

Todavía me seguia considerando un hombre cosa que me tranquilizaba un poco.

Entramos al dormitorio y ella, como siempre tomó la batuta y ordenó las cosas, el pibe seguía al palo después de la mamada que le acababa de dar, y sin muchas vueltas, me dijo…

– vos ponete en cuatro patas en el borde de la cama, putito –

No era cuestión de armar una escena romántica, yo no estaba preparado para eso todavia, necesitaba tomar confianza delante de mi ahora Ama y Señora, ya se iba a encargar ella de ponerme a tono y hacerme hacer todo lo que se le de gana.

Obedecí como mi rol de puto sumiso lo indicaba, ella estaba encantada mandoneando, ya que le fascinaba hacerlo y vislumbraba que podia tenerme a sus pies como siempre había querido.

Me puse en cuatro con mi culo hacia afuera de la cama, ella puso su lengua en mi ano y me brindó una chupada espectacular, sabia muy bien lo que eso me gustaba y como me predisponia para ser penetrado, sabía que eso me hacía perder la razón y la poca conciencia que me quedaba, y me hizo gemir de placer..

Ahhh, mi amor, me volves puto guacha, que hija de puta sos, por favor me haces desear la pija

Era muy normal entre nosotros insultarnos cuando teníamos sexo, nos calentabamos mucho más al putearnos, no era ofensivo para nada.

– ya pronto la vas a tener toda adentro- dijo

Y escuché como le decía a Manuel

– es todo tuyo nene

Mi mujer me estaba entregando, yo estaba como en una nube, ni en mis sueños más locos hubiera imaginado que eso iba a suceder, Manuel se paró detrás mío después de haberse colocado un forro y me la puso en el borde de mi orificio anal, un momento apoteósico, si los hay.

Segundos después empezó a empujar y llevar esa gruesa verga y extraordinariamente dura, hasta el fondo de mi orto, grité como una cerda, me invadió el primer dolor que provoca una pija gruesa entrando en un ano, por más baqueteado que esté.

– Ohh mierda que dolor, que pija tiene, que me hace por favor, Dios mío Alicia que haces conmigo

Empecé a contornearme como una puta, jadeaba y gemía gozando la cogida que me estaba pegando ese crío, ella se quitó la tanga corriendo, se acostó con las piernas abiertas delante de mis ojos muy cerca de mi boca y me ordenó…

– chúpame la concha puto, a partir de ahora es para lo único que vas a servirme

Obvio que obedecí sin dudarlo, primero porque chupar esa conchita me deliraba, aún hoy es lo único que me gusta hacerle a una mujer, Alicia estaba totalmente depilada y nunca tuvo ni el más mínimo olor desagradable yo decia que era como chupar una muñeca de plástico, a algunos no le gustará, pero a mi me parecía glorioso que no desprenda ningún aroma, más que el del jabón con el que se aseaba.

Segundo porque comprendí que la consecuencia de lo que estaba haciendo con Manuel, se estaba concretando, como lo temía, mi vida iba a cambiar radicalmente, iba a ser humillado cruelmente.

De marido proveedor pasé a ser, su puto sumiso, además de cornudo, y pronto sería esclavizado y ultrajado las 24 horas del dia.

Entre todos los perjuicios que tenía mi nuevo estilo de vida, estaba que mi opinión no tendría ningún valor en ningún tema en común, que tendría que verla coger con otros, cuantas veces se le ocurra (eso terminó gustandome).

Aceptando también que tenga amantes fuera de casa y no pueda oponerme, soportar que me torture y castigue por cualquier cosa que se le venga en gana o simplemente por diversión.

Por beneficios, contaba con que me garche cuanto tipo ella quisiera pero solo en su presencia, mi culo era de ella o de quien ella disponga

Una de mis obligaciones no negociables, era que debía hacerle sexo oral cuantas veces quiera y todo el tiempo que ordene, como era multiorgasmica, podía tener que estar dándole legua y labios a su clítoris por horas e irremediablemente ella terminaria penetrandome con el strapon, también deberia chuparle el culo y los pies a ella o a alguna de sus amigas, nada de esas cosas me disgustaban.

Siguiendo con la noche con Manuel, cada vez que Alicia gritaba porque tenía un nuevo orgasmo con mi lengua, el pendejo se embalaba más y me daba más fuerte, y esas embestidas a su vez me provocaban chuparla más profundamente, era lo que se llama un círculo vicioso, nunca mejor llamado “vicioso”.

Hasta que Ali le gritó desde su trono de reina bien atendida, que…

– No acabes nene, que quiero esa verga divina en mi concha, para que éste puto cornudo vea como se satisface a una mujer

Manuel inmediatamente sacó la poronga de mi culo, obviamente prefería la concha de mi mujer, eso tenia varios premios en uno, se iba a garchar una flor de hembra, encima delante del cornudo del marido, eso para muchos es un bonus extra al cogerse una minita, y encima era un pendejo cogiendo a una mujer mayor que él.

Alicia me ordenó que me ponga bien cerca para ver en primera fila, como otro tipo la cogia, Manu se cambio el forro y se acomodó entre sus piernas abiertas, tenia la concha empapada con mi saliva y su propio flujo, estaba mojada hasta la médula, entonces me dijo…

– vos mirá bien putito y aprende, no vayas a acabar, a partir de hoy, necesitas mi permiso para tener un orgasmo, tócate solito los pezones mientras Manu me coge, maricón –

No hay duda alguna, que cuando mi mujercita queria herirme y humillarme, sabia hacerlo muy bien, así que me quedé viéndola gozar como una zorra, solo me permitió apretar mis pezones porque sabia que eso me calienta muchísimo y era para mi una tortura escucharla chillar como una cerda y desear a cualquiera de los dos, me daba lo mismo con quién, estaba tan excitado que era lo mismo cogerla a ella o que el pibe me haga el orto, el chico estaba gozando esa conchita como loco y ella estaba feliz.

Estuvieron cogiendo más de una hora, hasta que a ella se le ocurrió parar, sacarle el forro y chuparle la verga mientras sonreía mirándome a los ojos, obligándome a mirarla fijamente, el pibe empezó a gritar como un animal embravecido, que se venía, se ve que estaba aguantando, tenia puesto el freno de mano pero no aguantó más y la puta de mi mujer, le pidió que le tire la leche en la cara.

Me quedé paralizado viéndola disfrutar como me humillaba y como gozaba a ese pendejo.

Llego la hora de la despedida, Manuel dijo que le gustaría volver y ella le contesto con un frío, vamos a ver, yo te llamo.

El pibe se fue, Alicia se metió en la cama conmigo, como para dormir, hice un intento para cogerla, pero me frenó en seco, me dijo…

– creo que no entendiste, vos ahora sos mi puto y solo me vas a servir para darme los gustos, ahora yo soy la que manda, vos da las gracias que hoy te dejo dormir en mi cama

Empecé a comprender que mi vida sería muy distinta a partir de ese momento.

Continuará…

Espero que les haya gustado, pueden dejar un comentario aquí o escribirme a mi correo [email protected]

Besos

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