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Mi mujer trae dos amigos para ver como me violan

Las reuniones sexuales en mi casa, se sucedieron en incontables ocasiones durante más de dos años, Alicia traía constantemente hombres en su mayoría, y algunas pocas veces mujeres, muchos para que la cojan delante mío, y hacerme ver como gozaba con otros, humillarme y que se burlen de mi, jactándose de como la cogían hombres de verdad, me repetía hasta el cansancio que yo no podía satisfacerla más que con la lengua, que era un inútil y no servía para nada.

Algunas de esas veces traía tipos que además me penetraban a mi también, eran casi vejaciones, porque a pesar de que me gustan los hombres, delante de ella se ocupaban más de burlarse de mi condición de marica y cornudo, despreciándome hasta el hartazgo.

Durante esos años, soporté todo tipo de violaciones, Alicia se entretenía usándome como una cosa, un juguete, y cuando no encontraba a quien traer, a solas me atormentaba con todo lo que se le ocurría.

Me mantenía casi todo el tiempo a dieta líquida, dentro de mi casa no comía sólidos, y debía cuidarme mucho de excederme cuando iba a trabajar porque irremediablemente se daba cuenta, y si lo hacía, me hacía enemas, así que perdí bastante peso y estaba muy delgado.

Mis pezones estaban aplastados y ardidos por los broches que me colocaba, mi pene dolorido por el encierro, al igual que mis testículos, por la prohibición de eyacular.

Mi ano constantemente abierto por los hombres que me sodomizaban, o por ella que me penetraba con el strapon o porque se le ocurría hacerme dormir con un dildo encajado toda la noche.

Llegó a escupirme en la cara, azotar mi espalda con una toalla mojada o mis nalgas con sus manos abiertas, orinar encima de mí y hacerme tragar su meada, decía que era un honor para mí que me regale su pis.

Además claro está, de hacerme lamer su vagina y hacerla correr diariamente, chupar su culo y sus pies, estas tres cosas eran lo único que disfrutaba yo también, aunque debía ocultar el goce que me producía, porque solo ella tenía derecho a ello.

Las veces que venían hombres que no querían cogerme porque eran solo heteros, y solo me obligaba a verla gozar con ellos, encontraba la manera de ultrajarme luego que se iban al quedar solos.

Más de uno de los que me cogían, me pegaban en las nalgas mientras lo hacían, hasta hacerme caer las lágrimas para demostrarle a ella que eran bien machos y yo un patético cornudo marica. Por supuesto ella no necesitaba corroborarlo, pero disfrutaba ver como me ultrajaban.

Extrañamente comencé a excitarme cada vez más cuando me pegaban, siempre que no me provocaran dolor extremo ni lastimaduras.

Varias veces venían hombres solo a sodomizarme y no cogerla a ella, eran tipos a los que solo le interesaba coger putos como yo y mientras lo hacían, Alicia me insultaba y se mofaba de mi, solía repetir varias veces cosas como éstas

-que puto sos, como te gusta la pija, cada día estás más maricón, me encanta ver cómo te comes tantas vergas, sos más puta que yo

Mi obligación, después de que ella solo mire la escena un buen rato, era lamer su vagina y hacerla acabar varias veces, sentir una poronga metida hasta los huevos en mi culo, hacía que metiera bien mi boca adentro de su concha, y me trague todos sus jugos y de vez en cuando terminaba dándome su orina, le fascinaba hacérmela tragar toda.

Varias veces trajo de a dos tipos para que me enfiesten entre ambos y ella se encamaba con alguno de los dos, y también más de una vez, me hicieron poner en cuatro patitas al lado de ella y nos sodomizaron a los dos juntos como si fuéramos dos hembras, en esas ocasiones ella me hacía mirarla a la cara fijamente mientras gemíamos y gritábamos de placer, era indescriptible que nos hagan el culo a los dos al mismo tiempo.

Pero una vez trajo a dos tipos que eran amigos entre sí, que se conocían muy bien, para que solo se ocupen de mi y ella deleitarse viendo como ambos me rompían el culo y ver como gozaba una doble penetración.

Esa vez me hizo esperar en la habitación desnudo y con los ojos vendados para sorprenderme, entraron los dos y antes de poder reaccionar me ataron las manos al cabezal de la cama quedando indefenso boca arriba.

Primero jugaron con la sugestión y me manosearon todo el cuerpo mientras yo no podía hacer nada por evitarlo, claro que al empezar a recibir tantas caricias, no tuve interés en que no lo hagan, y enseguida me hicieron jadear y gemir desesperadamente.

Solo escuche que me decía uno de ellos…

-resignate putito, estas en nuestras manos, te vamos a hacer gozar como una zorra.

De entrada sentí una lengua sobre mis labios, abrí la boca y saqué la mía, fue cuando entonces se encontraron y sentí esa dulzura húmeda, nos saboreamos mutuamente, mientras sentía dos dedos apretando y estirando delicadamente uno de mis pezones, y pronto otra boca sobre el otro pezón, se me agitó muchísimo la respiración y gemí como una perra, Alicia me alentaba a gozarlos…

-Vamos perrita, goza los dos hombres que te traje para vos sola, se van a dedicar a vos hoy exclusivamente, hoy vas a demostrar cuanto te gusta ser la putita de dos machos, mostrame bien lo que sos, quiero verte bien femenina, no te reprimas, no finjas, sé bien lo que sos.

Al escucharla y sentir todo lo que me hacían, la excitación subió a un nivel insospechado, no sabía ni mi nombre ni donde estaba, solo podía gozar a esos tipos aprovechándose de mi desnudez y mi indefensión, me sentía sometido dulcemente y me fascinaba la situación, fue una de las ocasiones en que me sentí más puto delante de Alicia, ya había perdido todo el pudor, bueno… ya lo había perdido muchas veces, pero esta vez parecía más fuerte.

Seguidamente uno de los tipos, no tengo idea quién de ellos, metió una mano entre mis piernas abiertas y con uno de sus dedos busco llegar a mi hoyito, por supuesto que lo logró enseguida y hacia como que dibujaba círculos en el borde de mi ano, luego lo quitó de ahí y lo volví a sentir inmediatamente, pero ahora muy mojado, obviamente le había ensalivado, y empezaba a meterlo con mucho cuidado, yo diría que con demasiado cuidado, pero no era que tenía miedo de lastimarme, sino que lo que quería era hacerme desesperar, hacerme desear y que pida que me meta algo más, obvio que no aguante mucho y rogué que me penetren, deseaba con locura que me cojan.

En cambio lo que hizo uno de ellos fue meterme la pija en mi boca, que comencé a chupar sin que me lo pida, igual no podía hacer otra cosa porque sin lentitud me la metió hasta los huevos empezando a ahogarme, gracias que tuvo el cuidado de sacarla un poco cuando empezaba con las arcadas, permitiéndome respirar, pronto me la sacaba y la metía haciéndome chuparla toda, entonces escuche a Alicia…

-hijo de puta como te estás comiendo esa pija, como la disfrutas puto.

Así que el siguiente paso fue desatarme, hacerme montar sobre uno de ellos que había ocupado el centro de la cama, y volvieron a atar mis manos al cabezal, ahora en esta nueva posición, sentado sobre la verga del que estaba debajo mío, éste la fue introduciendo lentamente a medida que el otro que se ubicó detrás mío, me tomó de las caderas y llevó mi culo hacia abajo haciendo que me coma una verga enorme.

Por un momento olvidé la presencia de Alicia que estaba callada seguramente observando todo detenidamente, pero la recordé porque empecé a escuchar sus gemidos, estaba haciéndose una paja descomunal, viendo como estaban por meterme las dos pijas juntas.

Yo ya conocía esta escena por aquella doble que me hizo mi amigo Roberto unos años antes con Lucas y sabía lo que se venía, tenía mis manos atadas a la barra de la cabecera y el tipo que estaba debajo mío, me tenía ensartado hasta los huevos, al tiempo que agarró mis pezones y los tironeó con fuerza, para distraer la atención de mi ano, enseguida sentí las manos de aquel que me había hecho chuparle la pija un minuto antes, separando y abriendo más mis nalgas.

Mi agujerito ya estaba ocupado y lo sentía lleno, pero estos tipos estaban decididos y empeñados en que me entren las dos pijas juntas, así que el de atrás, que por cierto no tenía una verga chica precisamente y yo lo sabía porque había estado en mi boca, apoyó su glande en mi hoyito y empezó a empujar a pesar de que la verga del otro estaba obstruyendo el paso, no le importo, le aviso al amigo y a mi que se iba a embadurnar la polla con una crema y unos segundos después comenzó su labor, entonces escuche a la hija de puta de Alicia alentándolos…

-dale flaco (ni los nombres sabía, parece) métesela aunque grite, quiero ver como ese culo se come dos juntas, hacelo parir por el orto.

Se notaba el odio que me tenía, empecé a sentir como el tipo empujaba y entraba casi antinaturalmente en mi dolorido culo y con voz casi inaudible y muy femenina dije:

-Por favor no, basta deténganse, ahh por Dios no, por favor, por favor por favor, no basta no lo hagan no puedo, me duele mucho ahh ahh.

-si vas a poder, aguántatela vos te buscaste esto, ya se lo hicimos a otros y vas a poder.

Luego de un arduo trabajo finalmente lo consiguió, grité como un descocido, pensé que me desgarraban, pero por suerte pude aceptar, o mejor dicho mi ano aceptó que esas dos vergas entren juntas.

Después de un rato en el que pensé que me habían lastimado, uno empezó a acabar dentro de su forro pero adentro de mi culo también, obviamente perdió volumen y se redujo considerablemente por lo que sentí mucho alivio, traté de elevarme y sacar esa verga que quedaba dentro mío, pero me obligaron a sentarme nuevamente sobre esa pija y recibí los lechazos que quedaron dentro del preservativo del que estaba debajo mío.

Luego no demoraron mucho en irse, yo estaba muy dolorido por lo que me habían hecho prácticamente a la fuerza y sobre todo por la actitud de Alicia que comenzaba a cansarme.

Los tipos se fueron y ella me obligó a chuparle la concha, ya que no daba más de la calentura, por haber estado viendo lo que me hacían sin que nadie la toque.

Estando con mi culo reabierto y dolorido, me tiré entre las piernas abiertas de hasta ese momento mi mujer y se la chupe hasta que tuvo un par de orgasmos en mi boca.

Esa fue la última vez que Alicia invitó tipos a casa para que vengan a cogerme, creo que vio la amargura que yo tenía y además el espectáculo de verme penetrado por dos hombres a la vez, fue demasiado.

Por suerte uno de los tipos que venía frecuentemente a cogerla y a mi ni siquiera me tocaba, comenzó a seducirla y yo veía que pasaba algo más entre ellos, empezó a llevarla algunos fines de semana a su casa y se enamoraron, unos meses después Alicia me dejó y se fue a vivir con él.

En los meses siguientes yo pude reponer mi peso, al empezar a comer normalmente, y pronto retomé mi vida, nunca más tuve sexo de ninguna especie con una mujer a solas solamente algunas veces en las que conseguía hacerlo con un matrimonio.

Volví a acostarme con hombres, y entre ellos recuerdo a varios, sobre todo a uno que era un dominante, Marcelo, obviamente después de haber vivido tanto tiempo como sumiso, lo primero que busque fue un macho que me haga sentir igual, de todos modos, de vez en cuando necesito un hombre que me trate con cariño en la cama y me haga sentir mujer, en ese sentido conocí un señor que decía que él no me cogia, sino que me hacía el amor.

La verdad, ese fue el único hombre con el que sentí que me estaba enamorando, nunca había estado en mis planes sentirme así con un tipo, era algo impensado e imposible.

Pero con Mario que así se llamaba, fue el único con quien me hubiera ido a vivir.

En mis próximos relatos voy a contar mis experiencias con ellos.

Espero que les haya gustado y pueden dejar un comentario aquí o escribirme a mi correo [email protected]

Besos a mis amores.

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