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Sexo oral a mi sugar daddy mientras una pareja nos mira

Parece que este sitio de relatos se está convirtiendo en una especie de diario para mí.

El día de hoy tuve un encuentro exprés con mi novio, así que el relato de hoy será breve.

Como saben si es que han leído mis relatos anteriores, estoy cogiendo con el padre de la chica con la que salgo desde hace un par de años.

Las cosas sucedieron sin planearlas, con un simple: “¿Dónde andas?”, para terminar metidos en un hotel de paso. Nos tocó una habitación en sexto piso con vista a la calle, que da a una avenida bastante concurrida que es Eje Central. Al entrar a la habitación, empezamos a cachondearnos, yo en mi papel de nena y él de mi macho. Lo abracé y besé mientras él me agarraba las nalgas y metía las manos a mi pantalón para acariciarlas y para meterme el dedo por el ano. Después de un rato de estar así, se acercó al ventanal para cerrar las cortinas y se quedó mirando a la calle. Me dijo: “Ven, quiero que me la mames aquí” y yo, como una novia obediente y sumisa, accedí. Me quité la ropa y me puse de rodillas frente a él para empezar a saborear ese delicioso trozo caliente de carne. Mi lengua se dio gusto probando cada rincón de su verga y la metí toda en mi boca. También le chupé los testículos mientras con mis manos tiraba de su prepucio una y otra vez.

Después de tenerla en mi boca por un rato, pude notar que en la calle, en la parada del trolebus, unas personas nos observaban portándonos mal, y le pregunté: ¿Quieres que siga o pasamos a la cama? y él respondió: “Quiero que nos vean cómo termino en tu boca…”. La idea me encantó de inmediato, nunca lo habíamos hecho antes y era una fantasía que yo quería cumplir; terminar con mi cara llena de su leche, que recorriera hasta mis labios y tragarla, entonces me esforcé por darle la mejor mamada de su vida. No dejé nada. La besé, chupé y lamí tanto como quise ante la mirada de muchos que pasaban por ahí y que podían ver cómo complacía a mi novio notablemente mayor que yo. Cuando me dijo: “Ya casi termino” decidí no parar y se la chupé como si yo estuviera desesperada por comerme su semen. Así fue, terminó en mis mejillas y mi frente. La sacudió en mi cara hasta quedar seco. Su verga pasó en segundos de ser dura y gruesa a ser delgada. Yo como en una película porno, estaba con la cara llena de semen caliente y delicioso de él, así que probé un poco. Cuando volteaba a ver, había diferentes personas observando abajo. Entonces más de uno pudo vernos.

Después de que él terminó, nos acostamos un rato en la cama. Él tomó una siesta y yo simplemente lo observé dormir. Cuando despertó, pasó al baño y se fue. Yo tomé una ducha antes de salir, y mientras me vestía recibí un WhatsApp que decía: “Me encantó que probaras mi leche. La próxima vez te la daré toda dentro de tu boca”. Le respondí que no podía esperar a que me la diera.

Un encuentro más, una experiencia más y esto es cada vez más íntimo e intenso…

Besos, Bellota.

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