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Un tesoro oculto: Tania mi mejor amiga (Parte 1)

Mi nombre es Enrique, después de pensarlo mucho he decidido compartir este relato, está fue una experiencia que me sucedió con una amiga y compañera de la universidad, su nombre es Tania, la conocía muy bien desde la infancia, pues mis padres conocían a su mamá desde hace muchos años, debo decir que Tania jamás conoció a su padre, pues este abandonó a su madre apenas se enteró que estaba embarazada, así que desde niños nos frecuentamos bastante llegando a ser muy amigos, incluso acudimos a los mismos colegios, hasta la universidad, ella estudiaba informática administrativa y yo diseño gráfico.

Debo mencionar que mi relación con Tania siempre fue estrictamente de amistad, nunca antes la había visto con otros ojos que no fueran los de un amigo, incluso sentía por ella un cariño casi fraternal, quizás debido a que yo era hijo único al igual que ella, la veía y sentía casi como a una hermana, siempre nos ayudábamos el uno al otro y a veces yo actuaba como su protector.

En aquel entonces ambos teníamos 20 años, apenas soy más grande que ella por un par de meses, Tania era una chica que para ser sincero no llamaba mucho la atención, ella anteponía la comodidad a la vanidad, no le gustaba hacerse notar demasiado, a decir verdad a veces pensaba que era algo descuidada con su imagen, pues la gran mayoría del tiempo se le veía despeinada, sin maquillaje y con ropa que distaba mucho de considerarse sexy, generalmente vestía jeans baste holgados con blusas simples también muy holgadas, siempre llevaba su cabello castaño recogido con una cola mal hecha, además usaba gafas, las cuales para ser sincero no le sentaban mal, solía decirle que parecían gafas de “secretaria cachonda”, le iban muy bien a su piel clara, respecto a su cuerpo, a pesar de conocerla desde hace años, no sabía muy bien qué clase de cuerpo tenia, pues sus peculiares y “comodoros” atuendos, no deban pistas claras sobre su figura.

Por la confianza que nos teníamos en más de una ocasión yo le señalaba esos “pequeños” detalles, le decía que procurara ser más femenina o que pusiera más empeño en su apariencia personal, ya que si no lo hacía ningún chico se fijaría en ella, normalmente eso no le importaba y solo me decía que no le hacía falta, que ella confiaba en su personalidad y carisma, lo cual era cierto, pues su personalidad era en una palabra; encantadora, siempre estaba rodeada de gente y tenía muchas amistades, tanto mujeres como hombres, incluso yo le conocí varios novios, los cuales hablando sinceramente eran muy apuestos, muchos no comprendían (yo incluido), como lo lograba, pues los chicos con los que salía, muchas veces eran los galanes de la escuela, con los que la mayoría de las chicas soñaban con tener una oportunidad, en más de una ocasión algunos compañeros solían decir: “ha de ser porque hace muy buenos jales”, ese tipo de comentarios me molestaban muchísimo, y más de una vez llegue hasta los golpes con algún desafortunado por hablar así de ella, lo que yo no sabía es que no estaban tan equivocados y que muy pronto descubriría de primera mano que tanto de eso era verdad.

El fin del cursos se acercaba rápidamente, si bien aún nos faltaban algunos semestres para acabar la universidad, siempre era gratificante saborear el final del semestre, pues podíamos olvidarnos de tareas, trabajos especiales y fastidiosos exámenes, al menos por un tiempo, como era costumbre, el comité de alumnos, solía organizar una gran fiesta para celebrar el final de los exámenes y del curso.

Recuerdo que en esa ocasión acababa de terminar una relación con una chica a la que quise muchísimo, la ruptura no me había caído nada bien, por lo que mientras todos hablaban del evento y lo esperaban con ansias, a mí me daba igual, de hecho, había decidido no acudir, por el mismo estado en que me encontraba ni siquiera le pregunte a Tania si ella iría o no.

Algunos amigos me convencieron de asistir después insistirme bastante y con la promesa de que uno de ellos me presentaría a una chica que según él “quería conocerme”, aunque en realidad no me interesaba en lo absoluto, el día de la fiesta llego, mis amigos pasaron por mí, para evitar que al final les quedara mal, reconozco que cuando llegue al evento mi ánimo mejoro bastante, pues el lugar era muy grande y amplio, se trataba de una antigua casona tipo hacienda de la era colonial, con un amplio jardín en el cual había varias mesas dispuestas sobre las orillas, de esta manera el centro quedaba disponible como una gran pista de baile, al fondo se había instalado el equipo de sonido, un DJ y un pequeño escenario donde más tarde tocaría una banda versátil, en un rincón había una barra improvisada donde te podían servir tragos preparados, todo el lugar se encontraba adornado con luces, globos, algunos adornos de formas variadas y arbustos en forma de animales, además de que se veía que la fiesta estaba siendo todo un éxito, la música sonaba alegremente mientras algunos bailaban, otros bebían o comían y a todo esto habría que sumarle todas las bellas chicas que había en el lugar, no podías voltear a ningún lado si ver a alguna belleza.

–Te dijimos que sería buena idea venir –dijo uno de mis amigos.

–Acepto que se ve un excelente ambiente, algo me dice que será una gran noche –respondí, sin saber que no estaba tan equivocado, aunque nada sería como creía–, vamos a la mesa que reservaron, se me antoja una cerveza.

–Claro, sirve que veo si esta por ahí Brenda, está ansiosa por conocerte –dijo otro de mis compañeros.

Llegamos a la mesa y ocupamos nuestros lugares, desde donde estaba sentado tenía una buena perspectiva del lugar además que estaba cerca de la pista de baile, de esa manera si me apetecía bailar con alguien no habría tanto problema, pedimos a un mesero que nos trajera algunas cervezas, quien al principio se mostró reacio a hacerlo pues le pedimos el equivalente a varias rondas para no molestarlo tanto, sin embargo lo convencimos al darle una generosa propina, diciéndole que si nos trataba bien, al final de la noche le daríamos un poco más.

Me encontraba platicando alegremente con mis compañeros y dándole un trago a mi segunda cerveza de la noche, cuando de pronto alguien me tapo lo ojos repentinamente por detrás, a la vez que sentía el contacto en mi nuca de unos pechos suaves y a decir verdad algo grandes.

–Adivina ¿quién soy? –Susurro una voz a mi oído, que a pesar del ruido y el intento obvio de fingir un tono más grave, reconocí de inmediato, aun así me tome mi tiempo para “pensar” quien era, mientras disfrutaba del contacto de esos pechos en mi nuca.

–Tania, ¡que sorpresa! –Dije mientras quitaba sus manos de mis ojos, me puse de pie y voltee hacia ella, para no darle la espalda –no pensé que vend…

Al volverme me quede boquiabierto, efectivamente era Tania, pero no era la Tania que yo conocía se veía espectacular, como nunca la había visto, llevaba un vestido negro entallado, de tirantes, el cual llegaba a media pierna marcando perfectamente su figura, se podían apreciar unos senos firmes de un tamaño bastante decente que se presentaban por un generoso pero no exagerado escote, podría intentar tomar uno de sus senos con una mano y apenas abarcarlo por completo, llevaba puestos unos zapatos de tacón de unos 10 cm también negros, lo que le daba un porte muy sexy a su cuerpo, en ese momento no pude fijarme en sus nalgas pues la tenia de frente y sin embargo deseaba poder verlas, debo aceptar que por último, me fije en su cara, su maquillaje era discreto a excepción de sus labios que mostraban un color rojo intenso, se había ondulado su cabello castaño el cual caía grácilmente sobre sus hombros, además lucía una pequeña tiara entre sus risos, unos aretes de gota en cada oreja y una gargantilla de plata colgaba de su cuello, la cual yo le había regalado en su último cumpleaños, hasta ese día no la había usado, o al menos no se la había visto, su atuendo se complementaba con una cartera de mano que le daba un toque bastante elegante, también pude notar que no traía puestas sus características gafas de “secretaria cachonda”, esto dejaba ver unos bellísimos ojos color miel .

Me encontraba atónito, se veía fabulosa, no podía creer que era la misma chica que yo conocía, pues estaba acostumbrado a verla en sus atuendos más “cómodos”, es como si se tratara de alguien más, no podía salir de mi asombro, ahí estaba parado con la boca abierta frente a una hermosa chica y sin poder reaccionar.

–Cierra ya la boca y deja de mirarme como un tonto, pareces perro en carnicería –me dijo algo molesta, a la vez que me daba un leve golpe en el brazo para hacerme reaccionar.

Rápidamente caí en cuenta que en verdad parecía un tonto, al estar ahí viéndola de pies a cabeza con la boca abierta, di gracias que no se había dado cuenta que el verla así me causo una erección, así que trate de guardar la compostura.

–Discúlpame Tania, es que no eh podido evitarlo, ¿de verdad eres tú? –Dije con asombro y estirando ambos brazos para señalarla de arriba a abajo–. Me cuesta trabajo creerlo, de verdad te vez increíble, ¿qué paso con tus gafas?, nunca había visto lo bellos que son tus ojos.

–Compre lentes de contacto y quise usarlos hoy, pero no digas esas cosas Kike –Ella era la única que me llamaba así, mientras hablaba note que sonreía y se sonrojaba –. ¿No vez que me da pena? solo me arregle un poco, es todo, tome tu consejo y hoy, quise ser más femenina.

–Pues déjame decirte amiga que; ¡te vez estupenda!, de haber sabido que tenía una amiga tan bella y que te cargabas ese cuerpecito, hace mucho que te hubiera pedido una cita –le dije nerviosamente tratando de que sonara en broma, aunque en el fondo era verdad.

–No inventes Kike, estas exagerando el asunto, deja ya eso de lado y mejor dime; ¿qué haces aquí? –Obviamente era un claro esfuerzo por desviar la conversación, al parecer mi último comentario causo más efecto del que yo esperaba, pues nuevamente estaba roja–, no creí que vinieras, últimamente has estado algo distante, la verdad me alegra que estés aquí y verte mejor.

–Si he de ser sincero contigo, al principio no quería venir no me sentía con ánimos, ¡pero estos cabezas huecas…! –Exclame tratando de sonar normal, en tanto volteaba para señalar con el brazo a mis amigos, a quienes note igual de sorprendidos y también con la boca abierta–. Me insistieron mucho hasta que lograron convencerme, ¿qué tal si te unes a nosotros y te quedas aquí?

–Gracias Kike, me gustaría quedarme aquí contigo, pero no puedo, vengo con Jorge, te vi a lo lejos y quise venir a saludarte, espero no te molestes por rechazar tu oferta –menciono bajando la mirada–, pero me están esperando en mi mesa.

Sus palabras me molestaron un poco, pues Jorge era su novio y no me caía nada bien, me parecía un tipo pedante además de que tenía fama de patán, ella sabía perfectamente que él no me agradaba, por lo que generalmente evitaba hablar de él conmigo, pero como su amigo procuraba no interferir en su relación y la apoyaba.

–No te preocupes Tania, entiendo perfectamente espero que te diviertas, pero eso sí, me debes por lo menos dejarme bailar contigo alguna pieza.

–¡Claro que sí!, después vendré para bailar, ¡nos vemos Kike! –Se despidió dándome un beso en la mejilla, dejándome marcado un poco de su labial, mientras yo me perdía en el suave perfume que desprendía–. ¡Adiós a todos!

Se dio la vuelta para regresar con su novio, mientras se retiraba, no pude quitarle la mirada de encima, especialmente de sus nalgas que se movían al compás de sus pasos, no eran muy grandes, pero si bien formadas, cuando la perdí de vista, regresé a mi lugar mientras veía que mis compañeros de mesa, continuaban con la boca abierta.

La velada trascurría tranquila, comimos, bebimos, pude bailar con un par de compañeras de conocía, además de que uno de mis amigos me presento a Brenda, la chica que estaba interesada en conocerme, era un muchacha linda, de buen cuerpo, pero no congenie con ella, era bastante aburrida, solo por compromiso la invite a bailar un par de piezas, como no me sentía cómodo con ella, agarre una cerveza y me excuse diciendo que había visto a un amigo al que quería saludar, así que me pare y me retire de la mesa.

Me fui cerca de la barra donde dos barman servían tragos sin parar, pensé que sería buen lugar, pues al terminar mi cerveza podría pedir otra o algún trago sin tener que moverme demasiado, me recargue en un árbol que estaba cerca y me entretuve viendo a las parejas bailar, apenas tenía un par de minutos en ese lugar cuando vi a Tania que bailaba con su novio, desde mi posición ella no me veía pero yo la observaba detenidamente, la música era movida, sus movimientos bastante sugerentes, su cuerpo se movía grácilmente incitando y provocando a todo aquel que la veía, podía ver como su novio la tomaba por la cadera tanteando de apoco sus nalgas, acercándola a él para restregar su cuerpo con el de ella sin que ofreciera resistencia alguna, me quede ahí inmóvil dando un trago más a mi cerveza, después de algunas canciones, en las cuales seguí viendo el mismo espectáculo, el ritmo de la música cambio repentinamente a una lenta balada, note como se veían directamente a los ojos, la tomo por la cintura y la acerco repentinamente hacia él.

De pronto comencé a sentir rabia por lo que veía, no podía creer que Tania fuera tan desinhibida, la veía disfrutar como durante el baile su novio la tocaba indiscretamente en la pista frente a todo mundo, pero ¿por qué eso me importaba a mi?, acaso ¿estaba sintiendo celos?, sacudí mi cabeza como queriendo alejar esos pensamientos de mi mente y vacié mi cerveza de un solo trago, después de eso me fui a pedir otra bebida para luego volver a la mesa con mis amigos, de pronto mi estado de ánimo había cambiado, ya no me sentía tan animado.

No me sentía bien como para continuar en la fiesta, solo quería irme, pero no estaba seguro de la razón, quise olvidarme de todo tratando de disfrutar lo que quedaba de la velada, pero continuamente me sorprendí a mí mismo buscando con la mirada a Tania, sin embargo no la veía por ningún lado por lo que en cierta manera me tranquilice, saque a Brenda a bailar para calmar mi mente, durante casi dos horas me olvide por completo de todo pues me estaba divirtiendo bastante.

Cuando más tranquilo me encontraba, se escuchó un tremendo bullicio cerca de donde se encontraba el equipo de sonido, muchos de los presentes se arremolinaban en torno a una de las bocinas más grandes, gritando, aplaudiendo, haciendo toda clase de ruidos como animando a alguien, la música bajo un poco el volumen y se escuchó al DJ por el sonido, que alentaba a los presentes a seguir animando a una chica que al parecer se encontraba bailando sobre una gran mesa de madera que había en ese lugar.

Mis amigos y yo nos acercamos a ver qué es lo que ocurría guiados por el morbo, pues sabíamos bien que esa clase de agitación solo se lograba cuando alguna chica, normalmente pasada de copas, ofrecía algún espectáculo que podría incluir mostrar un poco de piel, de manera bastante complicada logre abrirme paso, entre manos que aplaudían, ensordecedores gritos y una oleada de gente, llegue casi hasta adelante, una vez estuve en un buen lugar note que efectivamente una chica bailaba de manera muy atrevida mostrando sus encantos ante su público mientras vaciaba una cerveza de un solo trago y pedía más, no faltaban los acomedidos que le acercaban botellas y alguno que otro que aprovechaba el momento para tocarle las nalgas o los pechos, incluso vi como alguien le daba una nalgada, la cual pareció disfrutar pues se colocó en posición para recibir otra, sin embargo el gusto del espectáculo me duro poco al darme cuenta que la chica en cuestión era Tania.

Tarde un poco en asimilar lo que veía, pero reaccione en un par de segundos, no sabía bien lo que estaba pasando pero no podía dejar que eso continuara, así que a empujones llegue hasta la orilla de la mesa de donde me esforcé porque me escuchara en medio del bullicio, al ver que no se percataba de mi presencia, yo también me subí rápidamente a la mesa donde a fuerza de empujones la baje de ahí, esto causo de inmediato una lluvia de cerveza, abucheos y desaprobación por parte de los presentes, quienes estaban encantados con el show.

–¿Qué es lo que te pasa? –Pregunte visiblemente molesto, mientras trataba de alejarla de ahí y llevarla a un lugar apartado, casi al mismo tiempo percibía que desprendía un fuerte olor a alcohol–. ¿Por qué te has puesto así? ¿Qué va a pensar Jorge de esto?

–¿Jorge? ¡Que se vaya al diablo! –Expreso con rabia y a duras penas, pues se encontraba completamente borracha –. Esto es una fiesta, así que déjame divertirme, no seas aburrido.

Lucho un poco por que la dejara ir, pero yo la tome fuertemente de su brazo izquierdo y la atraje hacia mí, entonces la abrace, estaba confundido, al inicio de la velada se veía feliz, incluso cuando la vi bailando con su novio, pero ahora estaba desaliñada, con el maquillaje corrido como si hubiera llorado, y bastante ebria.

–¿Qué ha ocurrido? –insistí, una vez que se calmó.

De pronto pareció tomar conciencia que era yo con quien estaba, pues hasta el momento parecía que no estaba segura de con quien hablaba.

–¡Kike…! ¡Qué bueno que estas aquí! –Dijo sollozando y con palabras entrecortadas, ese maldito de Jorge, termine con él, lo vi besándose con otra chica.

En ese momento comprendí todo, no me sorprendió en lo absoluto pues Jorge tenía fama de mujeriego y siempre estaba en busca de nuevas “presas”, la verdad en el fondo me alegre de que Tania lo terminara, pero me sentía fatal al verla así.

–Tranquilízate por favor Tania, olvídate de él, ahora estás conmigo, ven te llevare a tu casa –la abrace para que se apoyara en mi, pues su andar era bastante penoso.

–No, a mi casa no por favor, quiero seguir bailando.

–Estas muy mal, no puedes ni caminar, te llevare a tu casa así que no discutas más.

Nuevamente pareció tener un momento de lucidez y me pidió que la dejara quedarse en mi casa, pues si su mamá la veían en ese estado, se metería en muchos problemas, a lo que yo acepte, lo que menos quería es que sufriera más esa noche, en otras ocasiones ella se había quedado pasando la noche en casa, mis padres la conocían muy bien y nunca ponían peros, afortunadamente en esa ocasión ellos habían salido de viaje lo cual agradecí, pues sin duda al verla así podrían informar a su madre de su estado etílico y por ende meterla en problemas, salimos del lugar de la fiesta y pare el primer taxi que paso por ahí, yo planeaba divertirme toda la noche por lo que no había llevado mi coche.

El transcurso hasta mi casa fue relativamente tranquilo, Tania se quedó dormida, no podía dejar de sentir pena por ella por verla en ese estado, hace solo unas horas se veía radiante, espectacular, pero ahora, parecía una niña indefensa, totalmente desaliñada, al bajar la mirada para verla, por la posición en que se encontraba su escote se abría más de lo normal y desde mi perspectiva podía ver gran parte de sus pechos, los cuales aprecie durante casi todo el camino, hasta que note que el conductor echaba algunas miradas muy indiscretas hacia atrás por el espejo retrovisor entonces me percate que su vestido se había subido más de la cuenta dejando ver casi por completo sus piernas además de que las tenía ligeramente separadas, al bajar la mirada me parecieron muy lindas y sexis, entonces pensé que el conductor debía tener una visión fantástica de sus muslos e incluso más allá, por lo que coloque una de mis manos entre sus piernas, acabando así con la función para el chofer, sus piernas eran muy suaves, estaban algo frías pues la temperatura del ambiente era baja, mantuve la mano quieta por un momento para después comenzar a acariciarlas suavemente, casi con la yema de los dedos incluso subía mi mano tanto como podía para seguir tocándola en la parte interior de los muslos, al darme cuenta lo que estaba haciendo opte por quitar la mano, aunque fue más difícil de lo que pensé.

Afortunadamente estábamos por llegar, así que me dedique a tratar de despertarla para que pudiera bajar, apenas lo logre, cuando el taxi se detuvo page y bajamos, Tania se vea un poco desconcertada y confundida, pero pronto entendió lo que pasaba.

–No te preocupes Tania, ya hemos llegado, pronto podrás descansar.

No contesto, se limitó a caminar a mi lado para entrar a la casa, seguía muy alcoholizada, pensé en llevarla a mi habitación para que durmiera ahí, yo tenía pensado dormir en la recamara de mis padres y así evitar dormir en el sofá.

A duras penas logre llevarla hasta mi habitación, casi no podía sostenerse en pie finalmente al llegar a la recamara se dejó caer sobre la cama boca abajo dejando las piernas estiradas y fuera de la extensión del colchón, al ver esto intente acomodarla, era peligroso que se quedara así, podría ahogarse al estar en esa posición, primero que nada la voltee boca arriba, no fue nada fácil pues debido a su estado se había quedado dormida de inmediato, la jale hacia arriba de la cama tomándola por las axilas, al hacer este último movimiento podía sentir como mis manos rozaban los laterales de sus pechos los cuales se sentían bastante firmes, cuando por fin la acomode me costó trabajo retirar mis manos de donde las tenía, más por voluntad que por estar en una posición incómoda, note que uno de los tirantes de su vestido se había deslizado de su lugar hacia abajo, pensé en acomodarlo, pero no pude, solo me quede observándola sintiendo como empezaba a sentir excitación por ver a Tania.

Estaba por poner una cobija encima de ella para que no pasara frio durante la noche, cuando advertí que aun tenia puestos sus zapatos así que se los quite, mientras lo hacía admiraba sus piernas de abajo hacia arriba, hasta llegar al comienzo de su vestido ahí me percate que las tenía un poco separadas, por lo que pude dar una mirada más adentro de lo habitual, sentía como el corazón se me aceleraba al estar contemplándola ahí acostada en mi cama dormida, nunca antes la había visto como mujer, pero esa noche desde que la vi en la fiesta, no hacía más que fijarme en su cuerpo y comenzaba a sentir un profundo deseo por ella, aun tenía en una de mis manos los zapatos que acababa de quitarle cuando de pronto sentí un impulso que no pude contener.

Deje caer los zapatos al piso, de a poco mis manos como si tuvieran voluntad propia se dirigieron a sus piernas, las cuales comencé a acariciar, estando en el taxi pude contenerme pero ahora no podía hacerlo, dentro de mi sabía que lo que hacía estaba mal por muchas razones, Tania era mi amiga y confiaba en mí, pero también era una mujer, una mujer por la que sentía un gran deseo, a pesar de saber que no debía continúe recorriendo sus piernas con mis manos, al principio lo hice tímidamente intentando no despertarla, pero al ver que no había reacción de su parte tome confianza y los roces discretos de mis dedos se convirtieron en intensas caricias, al llegar al límite de su vestido descendía nuevamente hasta los pies, para luego volver a subir, cada vez que repetía la operación, mis manos se animaban a subir un poco más hasta que me descubrí a mí mismo con las manos muy arriba en sus muslos y con su vestido un poco más subido de lo normal.

Subí su vestido con un poco de dificultad por lo entallado que era hasta la altura de sus caderas, dejando así al descubierto, una pequeña tanga negra bastante sensual que apenas tapaba algo, tal parece que pensaba pasarla bien con su novio esa noche, me detuve un segundo a observarla, la veía a la cara y note cierta belleza singular aun entre su maquillaje corrido y su cabello despeinado, entonces vi sus hombros descubiertos, donde solo quedaba un tirante del vestido en su lugar, tome con delicadeza ese pequeño tirante y lo deslice por su brazo.

Tome uno de sus brazos y lo doble hacia arriba para retirar el primer tirante por completo, lo mismo hice con el otro brazo, entonces tome su vestido por el escote y lo baje casi hasta el vientre, al hacerlo descubrí que Tania no llevaba puesto sostén, quizás por el tipo de vestido que llevaba, así que me encontré de pronto observando en toda su magnificencia unos pechos redondos bastante generosos, en los cuales observe unos pezones de un tono almendrado, se veían hermosos y apetecibles, aun mas por la aureola rosada que se notaba en su base.

Ahí estaba yo, tenía a Tania en mi cama, inconsciente por su borrachera y semidesnuda, ardía en deseos por ella, me desconocía a mí mismo, dentro de mí se libraba una gran batalla entre mi conciencia y mi libido, el segundo estaba ganando por mucho, quise detenerme, sabía que aun no era tarde y si me detenía Tania jamás lo sabría, todo quedaría como un recuerdo para mi, por otro lado… ¿Se me presentaría alguna vez otra oportunidad así?, después de dudarlo un poco continúe, sabía que no habría marcha atrás y que las consecuencias podrían ser desastrosas, pero viendo que estaba profundamente dormida o mejor dicho inconsciente, volví a acercarme a ella y comencé a tocar sus dos pechos con mis manos, eran magníficos, firmes, suaves y muy atractivos, me entretuve jugando con ellos un buen rato, separándolos, juntándolos, apretándolos, dándole pequeños pellizcos hasta que por fin me acerque a uno de ellos comenzando a besarlo y a chuparlo.

Para este punto la lujuria me había invadido totalmente, me deleitaba con el sabor de sus pechos, y pensaba para mí mismo: “Que estúpido ha sido Jorge, de haber sido más inteligente estaría disfrutando de todo esto”, de pronto me separe de ella, mi mirada se clavó directamente en su sexo, el cual aún estaba cubierto por su tanga negra, coloque una mano sobe la tela fina de la tanga para acariciar suavemente su sexo a la vez que de reojo cuidaba que no se despertara, sentí la piel muy suave a través de la tela, acerque mi cara para ver más de cerca a la vez que con mis dedos hacia un lado la tanga, la visión que me encontré fue increíble, vi una vulva rosada, con unos labios perfectamente marcados, alrededor de ella no había ni un solo bello, estaba perfectamente depilada, eso me enloqueció por completo y sin pensarlo dos veces me acerque a disfrutar de su olor y su sabor.

Comencé a darle algunas lamidas por la parte exterior, mientras me llenaba de su olor que me volvía loco, el hecho de que aun tuviera la tanga puesta y que estuviera acostada casi inconsciente, no ayudaba mucho para poder maniobrar de manera efectiva, pero no me importo, separe sus labios vaginales tanto como pude con los dedos para después lamer y relamer una y otra vez el interior de su sexo, para este punto comencé a notar que Tania se movía un poco, aun no despertaba, pero era evidente que si continuaba terminaría haciéndolo, aun así eso no me importo, era presa del deseo, no era mi cerebro el que pensaba en ese momento, era solo la calentura la que me impulsaba a seguir y así lo hice, mientras seguía deleitándome con su sexo, con mi otra mano libre separe un poco una de sus piernas para quedar así en una posición más cómoda, lo cual funciono bastante bien, ahora sentía que mi lengua entraba más profundo en ella y tenía más libertad para probar su vagina de arriba hacia abajo.

Me separe un par de centímetros de ella y ahí observe su clítoris, que se pronunciaba hacia afuera de su sexo, no quise quedarme con las ganas y también lo probé, primero lo lamí delicadamente varias veces, a la vez que introducía un dedo en su vagina, mi excitación iba en aumento, cuando de pronto comencé escuchar unos leves gemidos, los cuales no hicieron más que avivar el fuego en mi interior por lo que tome su clítoris entre mis dientes y di una leve mordida.

–Mmmm… siii, ¡masss! –Escuché de pronto, mientras caía en cuenta que Tania estaba despierta…

Lejos de asustarme por ver que Tania había despertado, me sentí complacido, pues era evidente que le estaba gustado, no sé cuánto tiempo llevaba consciente, ¿tal vez desde el principio? o ¿quizás se despertó cuando yo ya estaba “sirviéndome”?, no le di mucha importancia al asunto y continúe, pude sentir como se incorporaba en la cama y ponía sus manos en mi cabeza, pegándome cuanto podía a su pubis.

Era un deleite escucharla gemir, nunca me había pasado por la mente el pensar en cómo serían sus gemidos, pero en verdad eran música para mis oídos, en su mayoría eran lentos y cortos pero continuos, entre ellos alternaba otros largos y prolongados, era una verdadera sinfonía la cual ni Mozart hubiera podido replicar.

De pronto me detuve súbitamente para adopta una mejor posición, levante la mirada para ver la reacción de Tania, se mordía el labio inferior y una de sus manos aun apretaba con firmeza uno de sus pechos, abrió los ojos, nos miramos fijamente, me incorpore lentamente para quedar sentado en la cama como lo estaba ella, mientras lo hacía no despegamos la mirada un solo segundo, su cara seguía roja por el alcohol y aun así la note ruborizada, y en sus ojos brillaba la llama del deseo, es muy posible que fuera más por su borrachera que por desearme a mí, pero no me importaba, no dijimos nada, hasta que la tuve de frente.

–Kike… esto… tú y yo no… –decía tímidamente.

La interrumpí de golpe, me abalance sobre ella besándola con desenfrenada pasión, ella dudo un segundo antes de responderme el beso con mucha entrega, estaba hecho, ya no había marcha atrás, ella estaba consciente de lo que estaba ocurriendo y parecía aceptarlo o por lo menos disfrutarlo, comencé a recorrer su cuerpo a voluntad con las manos lo cual no era difícil, pues ahora solo tenía su vestido hecho bola en la cintura y su tanga, rápidamente busco quitar mi camisa la cual desabotono sin dificultad, me la quite sin dejar de besarla, pues ahora nuestras lenguas se conocían por primera vez, avente lejos mi camisa, me pegue a ella y ambos sentimos la piel del otro, yo sentía como restregaba sus pechos cálidos contra mí, era una sensación exquisita, ella a su vez me abrazaba y arañaba la espalda en un dulce suplicio que bien estaba dispuesto a soportar.

Mi boca fue buscando su cuello, donde no deje lugar sin reconocer, incluso hasta algunas marcas plasme en señal del paso de mi hambrienta boca, descendí hasta sus pechos, los cuales una vez más saboreaba y apretaba, ella gustosa me los ofrecía arqueando el cuerpo hacia arriba, casi rogando que no parara.

Súbitamente me dio un empujón, el cual me hizo caer de espaldas a la cama, por un segundo no entendí que pasaba, hasta que sentí como sus manos buscaban desesperadamente quitar mi cinturón y desabrocharme el pantalón, no ofrecí resistencia alguna, en solo unos segundos nos encontrábamos en igualdad de condiciones, pues ella también se quitó en un hábil movimiento el vestido que tenía enrollado a la cintura, quise levantarme de nuevo pero me lo impidió con otro empujón, la vi a los ojos, su mirada irradiaba deseo, lujuria y pasión.

–Ahora es mi turno Kike, te devolveré el favor –me dijo mientras me miraba de manera bastante lasciva.

Comenzó a tocar mi miembro por encima del bóxer durante unos segundos, como esperando a que estuviera listo, debo decir que incluso antes de eso, ya estaba preparado para la batalla, inesperadamente lo saco de su cautiverio, quitando por completo la única prenda que me quedaba, para después comenzar a manipularlo con rápidos movimientos de sus manos, para después parar súbitamente a la vez que comenzaba a recorrer toda su extensión con su lengua, recorría gustosa todo el tallo, para llegar a la cabeza y envolverla con su lengua, hizo esto en repetidas ocasiones, hasta que sin decir nada, lo metió casi completo a su boca.

En el primer instante la escuche dar un par de arcadas, pero se acostumbró rápido, realizaba movimientos rápidos al igual que lentos con la boca, procurando abarcar lo más posible y dar el máximo de placer, posteriormente sentí que una de sus manos comenzar a jugar con mis testículos, el placer que me hizo sentir era inexplicable, instintivamente coloque mis manos en su cabeza para tratar de guiarla, irónicamente, el novato era yo, pues quien marcaba el ritmo era ella, sin embargo el colocar las manos en su cabeza me daba una sensación indescriptible de control, entonces me vinieron a la mente los comentarios que a veces los compañeros de la universidad hacían sobre ella: “ha de ser porque hace muy buenos jales”, ellos lo decían al aire como una suposición, ahora yo estaba comprobando que era verdad, así que me deje llevar, mientras ella hacia lo suyo…

Tania continuo poniendo todo su empeño en su tarea, yo por mi parte ponía todo mi empeño en evitar correrme, lo hacía tan bien, nunca había recibido un sexo oral tan grandioso como ese, a pesar de la sublime sensación que me recorría, me negaba rotundamente a acabar todo ahí, apenas estaba degustando la entrada, me faltaba el plato principal, por lo que pasados unos minutos de que ella manipulaba hábilmente mi pene con su boca y su seductora lengua, la retire bruscamente.

Estaba al punto máximo de la lujuria, jamás me había sentido tan caliente como en ese momento, sentía que en cualquier momento podría explotar, así que sin perder tiempo la acosté en la cama, mientras mis manos buscaban sus caderas y ansiosamente le quite su tanga la cual avente a una esquina de mi cuarto, por primera vez pude apreciar su vagina sin ningún obstáculo, al natural, era hermosa, pase dos dedos de abajo hacia arriba, como explorando el terreno, descubrí que se encontraba sumamente mojada.

Una vez más pase mis dedos en su sexo, solo para ver su reacción, observe como cerraba los ojos y soltaba un gemido de placer, verla así me dio una idea, y sin decirle nada introduje de golpe dos dedos en su vulva, los cuales entraron muy fácilmente.

–¡Aaah!, ¡aaaah!, ¡aaaaah!, –repetía sus gritos y gemidos, mientras introducía y sacaba mis dedos dentro de ella.

–¡Dame más! ¡No pares! ¡Quiero más! ¡Hazlo! ¡aaammm!…

Decidí que era el momento de dejar de jugar, así que me lance por todo, separe sus piernas de golpe, ella entendió el mensaje de inmediato, la vi voltear su mirada a otro lado a la vez que abría más las piernas, me acerque a ella para ponerme en posición de asedio, coloque mi pene en la entrada de su majestuoso templo y cual general conquistador entre triunfante en lo más profundo de su intimidad, su respuesta fue bastante clara, pues sus gemidos aumentaron sobremanera.

Continúe asaltado de manera frenética, la sensación de penetrarla era toda una experiencia, algo que no sabía de Tania, es si era virgen o no, pues con eso era muy reservada incluso conmigo, claramente sentía como su canal estrecho recibía de buena manera a mi miembro, a la vez que ella continuaba gritando, gimiendo, abrazándome, arañándome, pidiendo frenéticamente más y más, yo aumentaba el ritmo a cada segundo, sosteniendo sus piernas con mis manos y disfrutando una vez más de su cara que reflejaba placer.

–Kike… estoy a punto… sigue… no pares… no termines dentro, ¡dámelos en la cara! –su voz llena de pasión y suplica me éxito de más así que no pude aguantar mucho, de un golpe saque mi pene de su interior para apuntarlo directo a su cara, así como ella lo había pedido, con movimientos rápidos de mi mano comencé a sentir que estaba a punto de soltar mi semilla, entonces vi que Tania se levantaba para sentarse en la cama quedando de esa manera posicionada frente a mí para recibir mi descarga en su rostro, literalmente “me dio una mano” y ella termino el trabajo, manipulando mi pene a su voluntad hasta que… me vacié por completo.

Varios chorros de semen caliente salieron disparados hacia ella y todos dieron en el blanco, su cara termino totalmente cubierta, incluso se daba el gusto de sacar la lengua y probar lo que escurría cerca de sus labios, definitivamente ese día me di cuenta que no conocía a Tania como creía hacerlo, al final no se limpió la cara, lentamente fue recogiendo cada gota de semen que tenía en su cara con sus dedos, para llevarlo directo a su boca, hasta que no quedo nada…

Esa actitud suya me sorprendió bastante pero a la vez me encanto, cuando acabo me abrazo con todas sus fuerzas entonces me miro un poco confundida, pero aun con rastros de un profundo deseo en su rostro.

–Kike, fue increíble, pero no ha estado bien y lo sabes… –decía visiblemente apenada mientras evitaba mi mirada.

–Por el momento no te preocupes por eso Tania, ha sido espectacular, pero vamos a descansar ya hablaremos después –le comenté tratando de consolarla mientras acariciaba su cabello y le daba un pequeño beso en la boca, el cual acepto con bastante vergüenza.

No pasaron más de 10 minutos antes de que cayéramos dormidos, a la mañana siguiente cuando desperté, descubrí muy a mi pesar que Tania se había ido, lo único que pude encontrar de ella fue su tanga que estaba en una esquina de la habitación hecha bola, de la cual aún se desprendía el embriagante olor de su intimidad, habíamos tenido una noche de sexo increíble, pero estaba consciente que en primera instancia me había aprovechado de ella.

Después de ese día, mi relación con Tania no fue la misma, todo cambio, dejamos de vernos y de hablar, aun en la universidad ella me sacaba la vuelta, yo no hice mucho por recuperar su confianza, así que no volvimos a hablar, al menos por algún tiempo, aun cuando volvimos a dirigirnos la palabra, nada fue igual, en mi interior siempre mantuve viva la esperanza de que todo volviera a ser como antes y, sobre todo, de volver a tener un encuentro intimo con ella, el cual llegaría con el tiempo, pero que les contare en otra ocasión.

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