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-¿Todas en sus puestos? –preguntó Ana. El silencio fue un si general-. Se rueda. Cinco… y acción.
Ana hace acto de presencia y se arrimó al inspector Balaguer. Le quitó del todo los vaqueros y los boxers, los lanzó lejos y Gabriela se apoderó de la ropa. ¿El motivo? El móvil del inspector Balaguer. Se lo pasó a las concejalas y ellas a su secretaria que procedió a unas gestiones rápidas.
A lo primero que procedió fue entrar en el canal de WhatsApp de Irene y dejar varios mensajes.
Vete a tomar x culo. Va a hacer el video porno tu puta madre. Sube a mi dedo corazón y pedalea, zorra de mierda.
Luego la secretaria bloqueó el canal y el número de móvil de Irene.
-Perfecto.
A continuación usó la cámara del móvil para hacer varias fotos sexuales entre Ana y el inspector Balaguer.
-¡Au!
-Otro.
-¡Ay!
-Dale otro.
-¡Joder!
-Más, quiero más.
-Contigo me siento una mujer completa… ¡au!
-Otro más.
-¡Ayy!
-Más alto.
-¡Coño! ¡Qué rabo me estoy metiendo! Me da pena Irene. Lo que se está perdiendo.
-Dale, dale más.
La secretaria volvió al WhatsApp, esta vez al canal de jefe inspector y le adjuntó las seis fotos de sexo.
-Adiós a la placa de policía –sonrió ella.
Siguió toqueteando el móvil y descubriendo el pin y el puk. Lo anotó en su bloc de notas.
Seguidamente hizo una llamada a Virginia Antequerana.
-Hola, Virgi, soy yo, Amy Roncesvalles.
-¿Está ahí follando?
-Lo tengo delante.
-Ya escucho los gritos de Ani. Esta es mi chica. ¿Es nuestro hombre?
-Sin duda alguna.
-Quiero fotos y el vídeo en cuanto eyacule. Me importa una mierda lo que diga Ani. Ese material lo deseo tener esta misma hora, ¿entiendes lo que te digo? Creo que levantamos una piedra y hemos encontrado un billete de 200.
-O de 500 por lo que veo.
-Doy fe, Amy, bueno, mi coño da fe.
-Lo tendrás todo en tu móvil, Virgi.
-¿Ha recibido mi padre las fotos?
-Sí, y ya las ha visto. Es un camino sin retorno.
-Dile a esa panda de zorras que esta noche quiero a ese poli en mi cama.
-Pues tendrás que ponerte a la cola.
-Amy, si lo arreglas te doy 500 euros.
-700 y hacemos un trío con él.
-¡Hecho!
-No te preocupes por nada, zorrón –y colgó.
-¿Cómo vais? –se aproximó Ana a las concejalas.
-Yo he mojado las bragas –aseguró Blanca Baena, una de las concejalas-. Tengo el culo pegado al asiento.
-Tu coño ha hecho de ventosa, ¿no? –rió Ana.
-Ya está hecho –acabó la secretaria con el móvil del inspector Balaguer.
-Dame eso.
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-¡¡¡COÑO!!! –alcanzó Irene el clímax y quedando exhausta en su cama.
-Oh, Irene, eres la puta hostia –jadeaba la chica a su lado.
-Quita, joder, que tengo sofoco –la echó de la cama a patadas-. Coge tus bragas y a tomar por culo.
La chica obedeció humillada.
Irene se bajó de la cama y bebió un buen trago de agua. Es cuando se percató que tenía varios WhastApp del inspector Balaguer.
-¡Será hijo de puta!
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Hecho una furia, el jefe inspector pulsó el intercomunicador del despacho.
-¿Hija?
-Dime, papá.
-Tráeme un café bien cargado. Lo voy a necesitar.
-Voy.
“De puta madre”, cerró Virginia los puños en señal de victoria.
… continuará.