36
Fue un despertar confuso. Cuando el inspector Balaguer abrió los ojos y tomó con conciencia, no supo dónde estaba ni qué hora era. Lo primero que sintió fue la cama acogedora y la suavidad de sus sábanas. Luego comprobó que reposaba desnudo. Buscó la ropa pero no pudo hallarla.
-Vaya, se despertó el dormilón –apareció Ana desnuda y exuberante. Se aproximó al inspector y lo besó con cariño.
Segundo a segundo, el inspector Balaguer fue recordando y lo que sucedió antes de dormirse.
-Joder… -se lamentó.
-¿Qué pasa?
-Eres una…
-… zorra, lo sé. Me lo suelen decir.
-Tengo que irme. Dame mi ropa.
-Tú quédate ahí reposando, que te lo mereces.
-Ani, debo marcharme.
-Es que estoy lavando tu ropa.
-¿Cómo dices?
-Olía a sexo y sudor. Me recordaba a mis bragas de dos semanas –rió ella.
-Joder, ¿cuánto llevo durmiendo?
-Un buen rato.
-¿Qué hora es?
-Es la hora de comer algo. Te quiero bien alimentado para follarme con energía.
-¿No lo entiendes? Debo volver al despacho. Mi jefe se estará preguntando dónde estoy.
-Tienes que saber que ya no tienes jefe.
-¿Cómo?
-De hecho, ya no tienes placa ni arma, solo tu arma viril.
-¿Qué me estás contando?
-Follamos en vídeo, y tu jefe lo recibió.
-¿Qué?
-Era lo mejor. Tú sitio está en la cama follando, no en un despacho trabajando.
-Pero, Ani, ¿te has vuelto loca?
-Ya lo estoy. ¿No lo sabías?
-¡Eres una puta pordiosera!
-Gracias, cariño.
-Me acabas de arruinar la vida.
-Al contrario. Te la estoy mejorando.
-¿Mejorando? ¿Cómo? Solo sabes engañarme y joderme.
-Sobre todo joderte.
-Anda, dame mi ropa.
-Se está secando. Tardará unas horas.
-Me cago en la puta. ¿Qué has hecho, Ani?
-No te preocupes por el sueldo de policía. Tendrás el doble de ganancias como follador.
-¿Te estás escuchando? Hablas como una pirada de mierda.
-Necesito terapia, ¿verdad?
-Te hablo en serio. No puedes entrar en mi vida y ¡zas! Fastidiarme mi vida entera.
-Ya te darás cuenta que todo esto lo hago por tu bien y porque me interesas mucho. ¿Te apetece un polvo antes de comer?
-¿Cómo?
Pero Ani ya se subió a la cama.
-Ani, ¿qué haces?
-Tengo ganas de otra follada.
-No me toques, loca. Ni te acerques.
Pero era tarde. Ana ya estaba encima y con la polla en la mano.
-Te quiero ver durito, vaquero.
Empezó a amasarla con la mano.
-Ohhhh… -hundió el inspector Balaguer la cabeza en la almohada de gusto.
-Eso es… ya sube… y cómo sube… esta polla vale oro…
Sin más, Ana colocó la cadera y ella misma se la metió.
-Buffff… -bufó ella.
-Uuuuuuy… -gimió él.
-Ya está dentro, amor.
Ana se apoyó en el pecho del inspector y procedió a los primeros saltos. En el salto doce gimoteó. En el dieciocho pasó a los gritos. En el veinticinco aceleró como una posesa…
-¡¡¡COÑO!!!
… y alcanzó el orgasmo.
El inspector Balaguer no podía ni moverse del placer acumulado.
-¿Qué quieres de comer, cari? –le volvió a besar Ana.
-Me zamparía un pollo asado.
-¿Con patatas bravas y pimientos fritos?
-Por supuesto.
-Hago una llamada y te lo traigo, ¿vale?
-¿Y mi móvil?
-Ahí lo tienes en la mesita. Descansa –se bajó Ana de la cama-. ¿Qué música te gusta?
-Reggeaton. Bachata.
-¿Juan Luis Guerra?
-Me encanta.
A través del equipo musical, Ana puso música de ese cantante.
-¿Así?
-Perfecto.
-¿Tienes sed? ¿Una cerveza fría?
-¿Puedes?
-Yo lo consigo todo, César. A ver si te enteras.
-Hola –apareció Gabriela igual de desnuda-. ¿Cómo está mi polla favorita?
-Tu polla favorita necesita tranquilidad. Luego te follará, querida. Vamos.
Y salieron del cuarto.
El inspector Balaguer abrió el whatsapp con 69 mensajes de 12 canales.
-Pero, ¿qué?…
Tenía mensajes de amigos, familiares, de su propia madre y de compañeros del trabajo. Todos con el mismo tema: el video porno que grabó con Ana. Se hizo viral por Internet. Entre los top 10 de pornotube. Lo más visto en Francia y Holanda. Con miles de visitas cada minuto.
-Joder…
… continuará.