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No fue difícil encontrar a Martín Valdemoro. Principalmente por la fila de unas 25 chicas que conducía a una sala preparada con una cámara digital con trípode de la que se encargaba Martín. Y una mesa cercana con tres chicos de la fraternidad OMEGA tomando anotaciones en fichas.
-Nombre –preguntó uno de los tres miembros de la fraternidad.
-Eva Salgado.
-Muy bien, venga.
Y la chica se quitó el top para enseñar sus tetas sonrosadas. Una rápida verificación de los tres chicos y…
-Tetas perfectas. Tienes el número 37.
Eva se alegra.
Martín hizo las fotos pertinentes de las tetas de Eva.
-Gracias, Eva.
Ella dio las gracias con un meneo alegre de tetas.
-Así nos gusta. Siguiente.
A todo esto, el inspector Balaguer no salía de su asombro.
-¿Tú eres Martín Valdemoro? –se acercó a él.
-Eso dicen.
-Soy policía. Investigo los asesinatos del campus.
-¿Y por qué viene a verme? ¿Acaso soy sospechoso?
-Podríamos decir que eres un candidato.
-Nombre.
-Rosa Arjona.
-Venga, tetas al aire.
-¿Tengo aspecto de asesino de sádico? –le hizo gracia a Martín.
-Todos llevamos una doble vida. Ocultamos nuestros pecados tras una máscara invisible.
-¿Usted también?
-Soy policía. No San Bernardo.
-¿Qué cojones es eso? ¿Dos tetas o dos pimientos del Padrón? ¡Largo! ¡Siguiente!
-¿Me va a interrogar? Tendrá que esperar media hora. Ahora ando ocupado.
-¿Qué es todo esto?
-Un casting para un concurso de camisetas mojadas. Seleccionamos a las más idóneas. No hay sitio en el escenario para las 233 apuntadas.
-No sabía que estos concursos estaban tan solicitados.
-Damos 200 euros a cada aspirante. Supongo que ha funcionado el reclamo.
-Nombre.
-Aída Salcedo.
-Pues venga, a destetarse.
-Doscientos euros es mucha pasta. ¿Quién lo financia?
-Eso no es relevante para su investigación. Son asuntos internos de la fraternidad universitaria.
-¿Conoces a Ana Etxeberría?
-Todo el campus la conoce. A ella y a sus vídeos pornos.
-Pues he hablado con Ana esta mañana. Parece ser que anoche estuvisteis en la misma fiesta y hablasteis un buen rato.
-¿Y eso es delito?
-No, pero intento protegerla de peligros externos y no me gustas, Martín. No te va el papel de niño bueno.
-¿Estás operada? Eso son dos tazas de café. Una apuntando a Cuenca y otra a la Yunquera. ¡Largo de aquí! ¡Siguiente!
-¿Y quién dice que yo sea un niño bueno? Me va la marcha y el cachondeo. Por eso estaba anoche en la fiesta de Ricky.
-Sí, ya te veo. Catando tetas con la cámara.
-He cursado fotografía y me llevo un dinero extra. ¿Eso es malo?
-Depende de cómo se mire.
-Nombre.
-Catalina Hurtado.
-Pues venga, tetas afuera.
-No soy su asesino, inspector. Busca donde no debe.
-¿Y dónde debo buscar?
-Ana tiene a mucha cabreada. Sobre todo chicas. Ella se lleva siempre toda la tarta y muchas se quedan sin probar. ¿Entiende la metáfora?
-Muy buenas tetas, Catalina. Tu madre te parió de maravilla.
-Gracias.
-¿Puedes ponerte hielo en los pezones para las fotos?
-Claro.
-Martín, el hielo.
-Dame un nombre –exigió el inspector Balaguer.
-Pruebe con Irene Fernández. Cursa segundo año. Considera a Ana su enemiga más acérrima. No la puede ver ni en pintura. No digo que sea una asesina pero podría ver correcto todo lo que está sucediendo.
-Martín, el hielo, joder.
-Voy.
-Visitas para luego. Ahora hay que trabajar.
-¿Y los nombres de ustedes? –se encaró el inspector Balaguer con los tres miembros de OMEGA. Su placa les despejó las dudas.
-Vaya, un poli. Yo soy Darío Anglada, presidente de la fraternidad OMEGA. Él es Isaac Belmonte, vicepresidente. Y él Óscar Lozano, hace las veces de secretario y tesorero.
-¡Au, está muy frío! –rio Catalina con un hielo pegado a cada pezón.
-Ya están erectos –informó Martín.
-Igual que yo –se relamía Óscar Lozano-. Se han puesto como dos pitones de Miura.
-Martín, cinco fotos por teta –ordenó Darío Anglada-. ¿Alguna cosa más, señor poli?
-Sí, que os tendré vigilados –amenazó el inspector Balaguer para hacer más mella-. No olvidéis mi cara porque no olvidaré las vuestras. ¿Queda claro? –Y se marchó.
-¿Quién es ese gilipollas? –se interesó Darío.
-Inspector de policía. César Balaguer de la Vega. Un grano en el culo –informó Óscar.
-Ya lo noto en el mío –torció Darío la cara-. Habla con la cúpula. Quiero saber todos los trapos sucios de ese gili. Nos vendrá muy bien tener esa información.
-Hecho.
… continuará.