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MI DON (45)

Cameron – Su secreto.

Me encantaba mi vida, para qué negarlo, era frenética y algo alocada, pero era vivir de verdad, con un mundo de matices que antes de Casandra no disfrutaba. Dormía poco, eso sí,  y casi siempre fuera de casa de mis padres. Sólo los fines de semana descansaba, por el día, de noche me iba de fiesta retomando mi amistad con Teo y Manu, algo olvidada.

Teo se mostraba muy feliz con su novia de la oficina. Muchas veces me preguntaba por qué no le abofeteaba y le llamaba estúpido por dejar a Alicia por esa mujer tan sosa y deprimente. Sí, sabía que habían cortado por que le puso los cuernos, pero no entendía el por qué. Alicia era mil veces mejor mujer que cualquiera,  lo seguía pensando por aquel entonces, y es importante recalcar que mi percepción de las mujeres era bastante…ligera. Era un vividor, y todas lo sabían, pero aún así caían en mis brazos, no eran mujeres para mí, eran objetivos, metas, y pocas se me escapaban, por lo tanto, mi opinión del género opuesto no era la más agradable.

A Manu  no le hacía tanta gracia verme, conmigo cerca pocas mujeres mostraban interés por él. Era ingenioso y divertido, pero creo que se encontraba en mi misma situación de antes de la operación, pese a que Manu  podía ser un buen partido para muchas mujeres, todas iban a por mí, pese  a saber que,  probablemente, me las tiraría una vez y no volvería a verlas. Le entendía y me compadecía, ¿Pero qué podía hacer?

No podía pasarme el día en la casa de estudiantes con las chicas, me gustaba y me sentía cómodo, incluso a ellas les gustaba tener a un hombre por allí, pero con el paso de los días me empezaba a parecer raro que mi círculo social fueran solo mujeres.  Lara empezaba a comportarse como una novia celosa, la dejaba claro que no éramos novios, reñíamos,  discutíamos y me iba cuando me daba cuenta de que no tenía por qué seguir escuchándola. A los pocos días me llamaba, pidiéndome disculpas, yo accedía sonriendo, casi detestando su personalidad tan débil y dependiente. Lara estaba perdidamente enamorada de mí, aunque lo negaba.

Eso en mi vida personal. En mi trabajo era la comidilla de la oficina, habían pasado dos meses desde que Penélope y yo empezamos a tener sexo. Pese a tener una relación similar con ella que con Lara, Penélope era mucho más fuerte mentalmente, sabía lo que había y le bastaba. Así que siempre que trabajábamos, nos escabullíamos a follar, si terminábamos una ronda a pie pronto, o si salíamos a ventas mixtas juntos.  Alexis nos puso por que hacíamos buena pareja y vendíamos bien. Otras veces, simplemente al salir de trabajar la llevaba a su casa y me invitaba a subir, nos metíamos en su habitación y nos desnudábamos sobre la cama, acariciándonos lentamente y besándonos con pasión. No era la mejor del mundo chupando pollas, pero no me importaba, cuando la metía en su cálido agujero me cabalgaba como la mejor amazona.

Sus compañeras de piso ya no se cortaban al hacer comentarios cuando nos cruzábamos, la oían gritar y pedir más hasta que pasada una hora desfallecía de tantos orgasmos. Aprecié que me equivoqué al medir a Penélope, no era multiorgásmica, solo los tenía muy seguidos, y eran largos, así que unos se mezclaban con otros, y eso la dejaba mansa y adormecida. No me duraba ni dos polvos seguidos, pero me encantaba retozar con ella en la cama. Penélope era una mezcla de chica normal y mujer exuberante, oscilaba como un péndulo entre ambas, pero no era ninguna de las dos cosas, y eso me gustaba.

Digo que Penélope era una versión más férrea que Lara, por que era cierto. Cuando la dije que no tenía que tomar pastillas puesto que tenía la vasectomía hecha, o cuando la dije que me acostaba con otras, sus reacciones fueron las de una mujer adulta y sexualmente abierta.

Un ejemplo, fue  un día en que me llevó a su casa, y me folló cuanto quiso, lo digo así, por que no me dejaba ponerme encima, ella se arrodillaba encima de mí, y me montaba como si fuera  su caballo. El sexo con ella había sido bueno ese día, pero  no me hacia esforzarme, ella dominaba la situación hasta caer rendida, y después ya no tenía gracia continuar. El problema fue que, ese día, desfalleció dejándome a medias del segundo polvo. Así que salí de la habitación dejándola adormilada, con una erección descomunal sin saber qué hacer. La compañera de piso con la que me crucé en el salón, sí lo sabía.

Era mona, y algo regordeta, pero dentro de lo pasable para no llamarla gorda. Iba en pantalón de pijama y una camiseta vieja enseñando un hombro, con  pelo castaño recogido en una coleta. Al verme allí, de pie, desnudo con la enorme polla mirando al techo, a la que miró asombrada, me fui a por ella. Estaba tan ensimismada que no abrió la boca, la cogí en brazos y la tumbé en el sofá desnudándola, solo se reía y sujetó mi rabo con ambas manos para dar crédito a lo que veía. La abrí de piernas y la comí un coño peludo y húmedo para prepararla, metiendo consecutivamente un dedo más para  ser cuatro los que la masturbaban, gimiendo al sentir mis labios comiéndola unas tetas caídas y  feas. Al aferrarme a sus senos como asideros, y penetrarla, empezó a dar gritos superada a todos los niveles, desatando mi furia en ella. Estuvo 20 minutos gimiendo sin parar, sin saber qué hacer con las manos, si agarrarse el pelo, taparse la cara, acariciarse los senos, o cuando me puse serio, aferrarse al sofá para capear el temporal. Sus lamentos placenteros despertaron a Penélope, que salió de su cuarto y vio la escena sin llegar a creérsela, la miraba fijamente a los ojos detrás de esas enormes gafas que le daban un toque sensual, mientras me follaba a su amiga sin prestarla atención. Lara hubiera montado en cólera, estaba seguro, pero ella sonrío, aceptando el hecho, y se acercó a jugar, amasando las tetas de su amiga mientras le besaba, acallando por momentos los gemidos de placer. Aquella mujer, de nombre que nunca me aprendí, se corrió como parecía que nadie había logrado hacerla sentir, queriendo salirse de mí,  pero la tenía tan bien sujeta que no pudo, bañando todo con sus fluidos, mientras Penélope le puso el coño en la cara, y se lo hacía comer. En una serie que me hizo sudar, dejé “rota” a la compañera de piso en menos de 10 minutos, y la dejamos allí, magullada y temblando, cuando Penélope se subió encima mía de rodillas, mientras estaba sentado en el sofá, metiéndose mi verga de un solo gesto,  y besándome con lujuria, susurrándome al oído lo bien que follaba y cómo había dejado a su compañera, allí tirada a nuestro lado. Mis manos no sabían si ir a sus senos abundantes,  a sus caderas amplias o a su culo redondo y bien formado, pero me cabalgó como la gustaba, hasta que me derramé dentro de ella lamiendo sus senos, provocando otra serie de orgasmos que estiré con las yemas de mis dedos.

Desde ese día, su compañera de piso nos acompañaba a menudo en nuestras fiestas, algo que agradecí, por que con Penélope sola,  empezaba a aburrirme. Aquel juego me atraía, pero no era lo que estaba buscando…a decir verdad, ni siquiera sabía qué estaba buscando, pero no era nada de lo que Penélope y su compañera de piso me ofrecían.

Como es normal, los rumores por la oficina corrieron como la pólvora, y muchas de aquellas mujeres, guapas y sensuales, se esforzaron por venderse a mí. A las que me hicieron gracia, me excitaron o las que consideré dignas, me las tiré, eran  solteras, con pareja, prometidas o casadas, hasta una viuda, pero ninguna merece  ser contada. Eran relaciones esporádicas de sexo, bueno o malo, pero que no me aportaban nada. Si quisiera sexo sin más, con Lara y mi leona iba más que servido, pero a mi leona casi ni la veía, Lara era un juguete, y como os decía, Penélope ya me cansaba.

Por lo tanto, si no era sexo lo que buscaba, ¿Qué era? Estaba claro en mi cabeza, o eso creía, era la caza, el reto, algo que supusiera una hazaña. Meterme con dos mujeres en el baño, y tener sexo hasta dejarlas desmayadas, no suponía más para mi que comer dos platos de pasta en vez de uno. Por lo tanto, inconscientemente, empecé a pensar cual sería mi reto en aquella “Champions” de la oficina imaginaria de mi cabeza. La final sería Alexis, lo tenía claro como el agua, pero para llegar allí, tenía que pasar rondas.

Alguno puede pensar que volvía a ser un cabrón con las mujeres, y seguro que en parte, tienen razón. Pero había un cambio que, a mi entender, era diferente, no me negaba al amor como cuando rompí con Ana, estaba esperando a que apareciera… “alguien”, y solo me divertía mientras tanto.

Penélope ya había caído, fue la primera, no era la más sencilla, pero sí la menos complicada. Una chica de mi edad, estudiante, y con un complejo de inferioridad y poca auto estima, con ayudarla a tener auto confianza se había abierto como una palomita en el microondas. Tenía que decidir quien sería la siguiente.

Cameron era la elección obvia de nuevo, pero seguía con pareja, un novio que sabía que tenía que estar atento debido a la afabilidad de su chica. La llevaba al trabajo y la iba a buscar, llamándola a todas horas, pero no era obsesivo, era cauto, su chica era cándida e inocente, alegre, amistosa y muy dada al contacto físico sin venir a cuento, agarrando del brazo, pasándote la mano por la espalda, abrazando, besando, o dando masajes en los hombros. Una chica tan pizpireta que rozaba la estupidez, yo tenía la sensación de que si la decía que mi polla concedía deseos, la frotaría un buen rato antes de entender lo que pasaba. Con lo cual, era normal que su novio no la dejara sola, y era un tipo grande, casi como yo, una versión de mí, pero con el pelo corto y tomando anabolizantes. Pese a tener unos brazos el doble de grandes que los míos, intuía que no tenía tanta fuerza como parecía aparentar, pero no iba a jugármela a averiguarlo.

La siguiente en la lista, sería Pamela. Sí, era mayor, y no es que deslumbrara, pero sabía moverse, era sensual y elegante, casi me recordaba a Eleonor, pero una versión castiza. Rubia de ojos claros, con la piel morena de haber pasado mucho tiempo en playas y aparatos de rayos uva, una mujer florero que se había quedado sin nadie a la que agraciar con su presencia. Hugh, el otro varón de mi curso, iba detrás de ella, llevaba meses, y si por entonces no tenían nada, es que no lo tendrían, pero me bastó para saber que no sería fácil, Hugh era apuesto y destilaba una serenidad atractiva, pero ningún truco le funcionó. Ella era demasiado avispada, se dejaba camelar hasta cierto punto, pero siempre le daba largas.

La otra opción era Kate, pero era un misterio de mujer. Mientras que con todas de la oficina tenía mejor o peor relación, con ella no la había, éramos  compañeros y casi extraños. Kate era educada, y hablaba lo justo para que, con sus ojos verdes, escotes agradables y melena larga y oscura,  no pasara desapercibida,  sus gestos eran de mujer mucho más adulta, aunque me sacaría un par de años solamente. Su cara era una pared, casi congelada, con una sonrisa estudiada que yo no sabía leer, no diferenciaba si se reía de verdad  o fingía, me tenía desconcertado, y eso, cómo no, me atraía. Pero todo intento de acercamiento había sido en vano, además, Alexis la tenía mucho afecto, casi como a una discípula. Kate vendía muy bien, y si yo era la novedad para las mujeres, ella lo era para los hombres, por lo que se decía, ya había dejado en ridículo a cuatro de los que le habían entrado.

Por lo tanto, mis opciones eran;

1. Pegarme con el novio de una niña encerrada en el cuerpo de una belleza.

2. Luchar por ganarle la carrera a Huhg, por una madura experta.

3. Una mujer casi impenetrable en todos los sentidos, que se espantaba hombres como moscas.

4. Y mi jefa, una Pin Up despiadada, depredadora de los negocios, a la que la tenía más miedo que respeto.

Alexis había echado a diez personas de su equipo, algunos que llevaban años con ella, por que vendieron menos que yo en un mes, y luego me decía a mí, que como bajara el ritmo, me iba detrás con ellos. Eso no sería problema, mis ventas caían solas, en teléfono seguía siendo de los peores,  alguna  hacía, en la calle, con Encarnación, era bueno, pero en las mixtas de Alexis me lucía junto a Penélope. Hacíamos muy buena pareja, y después de enseñarla unos trucos,  comprarse algo de ropa más sugerente, y entender el rol en la venta, hacíamos suficientes seguros. Incluso me guardaba algunas para meses flojos, como la de la madre de la última visita, antes de follárme a Penélope por 1º vez. Teníamos una “conversación” pendiente, de un seguro de hogar.

Así que, como no sabía que hacer, dejé que el destino o el universo hablara. Me solía pasar, siempre he sido algo indeciso cuando tengo muchas opciones en igualdad de condiciones,   en una tienda de golosinas, al elegir el sabor de un helado  o al comprar ropa. Así que aprendí de mi padre, si lo recordáis, en la mudanza del piso con Ana, él se quedaba a solas, mirando al horizonte, deleitándose con algo que no estaba allí, si no en su cabeza, dejando pasar el tiempo. Eso hice, me dediqué a esperar, a cruzarme de brazos y que la oportunidad llegara a mí. Mi conclusión era que, si yo forzaba las cosas, podía salir mal parado de muchas formas.

Esperé, “conformándome” con Lara y Penélope. A mi leona la dejé de lado, en parte, por que no se me ocurría qué más hacerla… bueno, técnicamente no es cierto, se me ocurrían muchas cosas, pero todas acabarían con su matrimonio, y pese a que juraría que eso no le importaba cuando me pasaba, mínimo tres horas, acostándome con ella y mordiendo aquel hombro curtido, no quería  hacerla eso.

Aguardé a ese momento en el que el mundo te habla, y solo tienes que estar atento, y ese momento llegó.

Me tocaba ronda en la calle con el grupo de Encarnación, esa vez me acompañó Cameron, y usé mi encanto para hacer pareja con ella, no iba a forzar nada, pero tampoco me iba a alejar. Se alegró excediéndose, como siempre, se abrazó sacando la lengua al resto, seguramente por que sabía que yo vendía, y conmigo no tendría problemas para hacer el mínimo.

Iba arreglada, con un peinado liso en su media melena rubia que se estaba dejando, maquillaje excesivo, con mucho colorete y una sombra de ojos grande, eso la resaltaba unos ojos azules mezclados con miel, con uno de esos piercing que odio en un lado de la nariz, no de aro, como un lunar. Vestía con unos vaqueros gordos que llenaba bien con un culo respingón, botines que la estilizaban, y debajo de un largo abrigo marrón, un top interior blanco debajo de una blusa rosa, ni trasparente ni opaca, cómoda pero atractiva. Para patearse las calles no necesitaba más para deslumbrar.

Vender con ella era una delicia, a puerta fría es muy difícil,  no solo tienes que vender, sino que te enfrentas a gente que hasta hacía dos minutos, no se planteaba cambiar de seguro, así que normalmente no tienen tiempo, ni ganas de escucharte, has de ser rápido y caer bien. Si a mí se me daba bien caer bien, a ella era increíble, lo mejor es que, o era tan buena que parecía natural, o era natural, y una chica tan agradable a la vista, y de carácter tan dulce, se ganaba a cualquiera. Era la antítesis de Penélope, Cameron era abierta, extrovertida y cariñosa en exceso. Así que, tragándome mi orgullo, la dejaba llevar la voz cantante. Se metía a empresarios en el bolsillo en minutos, o a hombres en sus casas, a familias enteras, y cuando su encanto natural no bastaba, entraba yo a ser algo más travieso.

Empezamos a las frías 8:30 de la mañana, y antes de las 12:45, ya teníamos nueve ventas confirmadas, y tres más a la espera de detalles. Decidimos ir a por un último intento a una tienda. Cuando ella se ganó al propietario, y yo le comía la oreja, la entró una llamada, disculpándose con educación exquisita, apoyándose en el brazo del autónomo, y luego en mi hombro,  se alejó para contestar, y luego la perdí de vista. La venta se fue al traste en cuanto ella se fue, por muy bueno que fuera yo, no podía competir con intuir el contorno del top blanco bajo la blusa translúcida de Cameron. Me despedí con serenidad hasta la próxima vez, y me fui buscándola. La vi en la calle, con el móvil en la mano.

-CAMERON: si cari…pero me hace ilusión…ya lo sé, pero es que ya tengo las entradas…pues eso me lo tienes que decir antes, cari, llevo meses preparándolo todo, tengo el hotel y los trajes, ahora no me puedes decir que no…bueno pues lo hablamos luego en casa, pero que sepas que no me gusta nada que me hagas esto – colgó, y por primera vez desde que la vi, al mirarme, no sonrió alegre, suspiró tensa unos segundos, y de golpe volvió a ser ella.

-YO: ¿Qué ha pasado? Me has dejado tirado…

-CAMERON: ¿Sí? Lo siento… – puso carita de lastima, cogiéndome del antebrazo –…cosas de mi chico.

-YO: ay, el amor…

-CAMERON: que no haríamos, eh… –  se dio un leve golpe en la frente, con la palma de la mano, mientras se reía – …¿Y la venta?

-YO: se ha ido a la mierda, te quería a ti, no al seguro – soltó una de sus sonoras carcajadas, golpeándome en el pecho.

-CAMERON: ¡De verdad, cómo eres! Es que no puedo contigo…- ni había pretendido que fuera una broma, pero ella era así.

-YO: ¿Que te parece si nos metemos en algún  sitio a descansar, y calentarnos un poco?

-CAMERON: pues te lo agradecería… – se frotó las manos, era  finales de febrero, y aún no pasábamos de los 14º grados de temperatura a medio día.

Nos metimos en una “super hiper mega” conocida cadena de cafeterías. Aprendí que a las magdalenas, bizcochos y trozos de tarta, ahora los llaman brownies, muffins y cupcakes, y que te pueden clavar 6€ por un café de leche de soja, y no reírse en tu cara. Cameron  se reía cuando estás apreciaciones, u otras parecidas, las comentaba con el dependiente de la caja  que nos atendía. Como tardan dos años en darte el jodido café, te mandan a sentarte, pidiendo un nombre para llamarte después, le susurré unas palabras al dependiente, que no se creía, y nos fuimos a sentar. Charlamos un poco sobre tonterías, ella quería saber que  nombre le había dado al del café, pero me hacía de rogar, hasta que llegó el instante.

-DEPENDENTE: señor …– se dirigía a mí, pero le ignoraba – …señor, su pedido…- suspiró al entender que no me daría la vuelta, sujetó un pequeño micro, y carraspeó levemente – …El pedido del señor “Esto es un timo” está listo, por favor, “Esto es un timo”, pase a recogerlo… – rompí a carcajadas con Cameron, que se estaba poniendo roja de reírse. Acudí a recogerlo con la mirada airada de los dependientes, aunque alguno se reía por dentro, y le di su café a ella. Seguramente habrían escupido en él o algo, pero con tanta mierda aromática  no se notaria.

Como yo no bebo café, me pedí un batido de chocolate de una nevera que tenían, y me deleité viéndola comerse un trozo de pastel. Al acabar, se limpió gustosa, pero pese a charlar, andaba en una discusión colérica con su novio por mensajes, su rostro se agriaba, y vi el atisbo de una oportunidad.

-YO: ¿Que te pasa hoy?

-CAMERON: nada, que estoy intentado hacer una cosa con mi chico, y no quiere.

-YO: que peligro tienes…¿Qué querrás hacer que un hombre no quiera hacer contigo? – sonrió halagada.

-CAMERON: no es nada guarro, pero me parece que se me ha chafado el plan…- languideció unos segundos.

-YO: pues por el bien de todos, mejora ese ánimo, eres demasiado bonita para no regalarnos tu sonrisa – torneó los ojos con cara de princesa enamorada, agarrándome me la mano, y acariciando con su pulgar.

-CAMERON: jo, muchas gracias, eres muy mono.

 (TRADUCIÓN: Si una mujer le dice a otra, que un chico es mono, quiere decir que le parece atractivo. Si una mujer te  dice a ti, que eres mono, quiere decir que te agradece los esfuerzos, pero no hay nada que hacer.)

-YO: y si puedo preguntar, ¿Qué es lo que no quiere hacer? – apretó los labios avergonzada.

-CAMERON: nada, un fin de semana que nos íbamos a pasar juntos en un sitio…- la miré sorprendido.

-YO: ¿Que tu novio no quiere irse contigo…– señalé su cuerpo con galantería, mostrándola la evidencia de que era preciosa –… un fin de semana por ahí? ¿Es gay? – su sonrisa era deliciosa, por que además era fácil provocársela.

-CAMERON: no es eso, es que…no es solo irnos…íbamos a haber una cosa especial, y a él no le parece bien.

-YO: como no me digas más…

-CAMERON: es que me da un poco de vergüenza…

-YO: ¿A ti? – no era como yo, que era un desvergonzado con malicia, ella parecía que desconocía el término por su forma de comportarse, pero ahí estaba, roja como un tomate, delante de mi.

-CAMERON: si, es que verás…siempre que se lo digo a alguien, me miran raro…no me gusta airearlo por que la gente se piensa cosas raras, y no me toman en serio.

-YO: seré una tumba – me puse la mano en el pecho.

-CAMERON: es que…- se agachó haca mí, hice lo mismo temiéndome que dijera alguna de las cosas que se me estaban pasando por la cabeza, ninguna la dejaba en buen lugar – …me gusta…vamos…que me atrae el mundo…del Anime – lo soltó quitándose un peso de encima, entre susurros, y me miró esperando alguna respuesta que habría visto cientos de veces, pero no la encontró.

-YO: ¿Y qué?, ¿A mí también? – sonrío sorprendida.

-CAMERON: ¿Eres Otaku? – la miré perplejo, y se decepcionó.

-YO: ¿Otaqué…. ? – una hermosa, y contagiosa, carcajada le salió de lo más profundo de su ser.

-CAMERON: Otaku, es una fiebre por todo el tema japonés, Anime, Manga, juegos…todo un poco.

-YO: buenos, eso no es raro,  también de pequeño veía series.

-CAMERON: ¿Cuales?

-YO: pues a mi hermana le gustaba poner la de las chicas estas de instituto, que luchaban transformándose con alguna cosa de la luna….

-CAMERON: Slailor moon – esbozó una sonrisa, que no entendí.

-YO: sí, esa, la de Oliver y Benji…Marco, Heidi, con Chicho Terremoto me reía mucho, y luego ya llegó la locura con los Pókemon …– me esforzaba por hacer memoria, cada cosa que decía la iluminaba el rostro –… me pillé hasta los juegos portátiles y todo – volvió aquella sonrisa extraña.

-CAMERON: ¿Tienes todos los juegos?

-YO: no, que va, sé que luego han sacado muchas ediciones pero yo me quedé en la segunda, a partir de ahí, lo dejé un poco.

-CAMERON: pues hiciste bien, a partir de ahí lo han ido enrevesado y es una mierda… ¿Y que más? – puso los codos en la mesa, apoyando su bonito rostro en sus puños cerrados, mirándome encantada.

-YO: bueno, luego estaban los Digimón, pero no duré mucho viéndola, y dejé de ver esas cosas, mi vida cambió un poco después de aquello – justo en la operación, mi vida friki sufrió un vuelco.

-CAMERON: ¿Y de Anime has visto algo?

-YO: pues sí, mucho Hentai…- soltó una carcajada enorme.

-CAMERON: ¿En serio? – se ruborizó.

-YO: hombre, algo…pero no, de Anime nada, salvo…un amigo me recomendó una serie…¿Cómo se llamaba…? – “Joder,  cerebro, no me falles”.

-CAMERON: ¿De qué iba?

-YO: era de unos cuadernos dónde escribías un nombre y…

-CAMERON: Death note, muy buena – lo dijo como si fuera un respuesta por tiempos en un programa de la TV.

-YO: esa, me gustó bastante, aunque el final me pareció que bajo el nivel – me la jugué, por que para mí era así,  si le gustaba a ella podía meter la pata, pero si acertaba y le parecía igual a ella, me anotaba un punto.

-CAMERON: si…es que al final se desviaron, y alargaron un poco todo – suspiré disimuladamente.

Nos pasamos una hora hablando de aquello, de series de la infancia, de anécdotas, recreándome en las primeras ediciones de Pókemon, que eran las que me sabia,  y de mil hostias que no vienen al caso. Lo que importaba es que había encontrado algo  por dónde llegar a ella.

-YO: bueno, ¿Y qué es eso que tienes planeado con tu chico?

-CAMERON: es que en una semana es la convención de manga y animación, es en Barcelona, y me he pasado meses invirtiendo tiempo y dinero para ir, tengo unos trajes para mí y para él, muy logrados, y hasta la habitación de un hotel, me he esforzado mucho por que quiero ir y pasármelo bien, pero a mi chico no le gusta todo esto.

-YO: ¿Por qué no?

-CAMERON: pues no lo sé, vamos, que a él le gusta el fútbol y se paga sus entradas de mi dinero, y no le digo nada…- primer palo a su pareja que la escuchaba.

-YO: pero si te has molestado y esforzado tanto, debería de aceptarlo, aunque solo sea por complacerte – torció el cuello levemente, le gustaba lo que oía.

-CAMERON: ¡¡A que sí!!  Pero nada, luego hablaré con él, pero me da que me quedo sin ir, él me llevaba en coche y dice que tiene planes en Madrid, y que no va.

-YO: ¿Y por qué no vas tú sola, con  alguna amiga?

-CAMERON: por que ir sola es un aburrimiento, mis amigas van todas con su pareja, y ninguna sale de Madrid, yo quería que él viniera, pero se niega, dice que no va hacer el ridículo disfrazándose.

-YO: a ver, es que si le vas a poner de Magikarp aleteando en el suelo, mientras estás  gritando “Salpicadura”, yo me lo pensaba – se descruzó de piernas riéndose nerviosa. (Este chiste es solo para iniciados de  Pókemon.)

-CAMERON: tú y todos, pero no, son cosplay de personajes, disfraces muy trabajados para ser casi copias en la vida real… pero él no lo entiende, y se enfada.

-YO: pues que le den por saco, si no te entiende, que le den … vete tú.

-CAMERON: no me voy a ir sola…

-YO: coño, pues busca a otro amigo.

-CAMERON: es que los trajes son a medida para él, no le valen a cualquiera.

-YO: a alguien conocerás de su talla – “Yo, por ejemplo”.

-CAMERON: pues no sé, tendría que pensármelo.

La comía la cabeza hasta casi convencerla, y luego la dejé pensar unos días, para que el agobio y la angustia la turbaran la mente.

Tres  días después,  al verme en la oficina, me pidió que comiéramos juntos. No tendría problemas, Penélope y yo teníamos un par de visitas, y me la follaría  hasta la hora de comer. Así que cuando dejé a Penélope, y a su compañera, dobladas en la cama, me di una ducha rápida y fui a recoger a Cameron  al trabajo, llevándola a comer, e invitándola como un caballero…o como un cazador dejando cebo.

-CAMERON: muchas gracias por venir.

-YO: a ti por invitarme, ¿Cómo van tus planes?

-CAMERON: mal, mi chico se niega y no cede.

-YO: ¿Entonces no vas?

-CAMERON: no…bueno…podría ir…pero…

-YO: habla, que pareces tartamuda.

-CAMERON: es que no voy a ir sola, pero quiero ir, y le he dicho a mi chico que, o se viene él, o me acompaña otra persona, pero que yo me voy.

-YO: pues muy bien por ti, me alegro.

-CAMERON: claro, pero ahora necesito a alguien para ir, y que me lleve, por que me ha dicho que si no va él, no me va a llevar en coche, además, a “esa persona” encima tendría que valerle el traje…- aguantaba la sonrisa de victoria para no delatarme.

-YO: pues busca, alguno habrá.

-CAMERON: ya lo he encontrado…tú – se sonrojó al poner cara de súplica.

-YO: ¡¿Yo?! – fingí sorpresa.

-CAMERON: sí, aunque si no quieres, no, pero es perfecto, te gusta un poco ese mundo, tienes coche, confío en ti y eres casi como mi chico, aunque tienes algo más de espalda…

-YO: y menos brazos, si me ve contigo me cruza la cara – me cogió la mano con dulzura.

-CAMERON: si se molesta, que venga él, aunque a estas alturas casi prefiero que no venga él… y vengas tú.

-YO: no sé, me parece un poco raro.

-CAMERON: te lo pido como amiga desesperada, he pensado en alguien más, pero nadie puede, eres el único…si no vienes tú…no podré ir – “Me lo está vendiendo”, sin opciones, usando la lastima para convencerme de algo que yo quería hacer, pero no debía parecerlo.

-YO: mira, no me importa hacerte el favor, pero…- ella ya taconeaba ansiosa – …que sepas que me parece muy raro, no conozco a nadie salvo a ti.

-CAMERON: tranquilo, yo cuidaré de ti…-  ella estaba aferrada a mi mano, sobre la mesa, con su cara nítida y preciosa rogándome con los ojos, susurrando “Por fi” como una cría.

-YO: está bien, pero con  mis condiciones…- asintió gloriosa de su supuesto logro – …yo te  voy a recoger a tu casa, yo pago gasolina, yo cuidare de ti, no te separarás de mí, y te dejo en tu casa sana y salva, solo lo haré si aceptas estas condiciones – explotó de alegría, poniéndose en pie.

-CAMERON: ¡¡¡Sí, sí quiero, acepto!!!! – rodeó la mesa dando brincos, y me puse en pie para recibir su cálido y emotivo abrazo, dándome besos en la mejilla por mil sitios. La gente empezó a aplaudir, entendiendo que le había pedido la mano,  o algo así.

-YO: calma, pequeña, ni que te hubiera pedido matrimonio – sonrió al cogerme de la cara.

-CAMERON: ahora mismo te diría que sí y todo – se reía de verdad como una niña de 9 años a la que le habían dicho que iría a un parque de atracciones, y volvió a dar brincos, colgada de mi cuello.

Mientras rodeaba su cuerpo con mis manos, la ligera minifalda con vuelo que llevaba, se levantaba de los saltos enseñando medio culo con las bragas incluidas. Todo varón de ese lado del restaurante se deleitó con aquel gesto, quise taparla con la mano, pero no quería jugármela a perder lo ganado por meterla mano en el culo, y a ella no le importaba nada enseñar,  tan alegre era, que mostrar la ropa interior no era una incomodidad para ella.

Al salir del restaurante la llevé a su casa, y me insistió a subir. Me creí con suerte,  pero solo quería probarme los trajes. Me quedaban bien, aunque tensos en la espalda y holgados en los brazos. No reconocí de qué eran, tenía la vista perdida en ella, que era un vaso a rebosar de felicidad, acariciándome y cogiéndome medidas, con una tormenta de abrazos, incluso en uno de ellos mi mano se fue por instinto a  su culo, pero apenas fue un roce y,  o no se dio cuenta,  o no le dio importancia. Total, ya mis manos habían repasado toda su cintura y sus costados muy cerca de sus senos de la cantidad de abrazos que daba. Tenía senos algo pequeños para mi gusto, pero es que Lara era una vara de medir cruel,  todas salían perdiendo  con ella.

La dije a Cameron que me mostrara sus disfraces, intentado verla cambiarse de ropa como había hecho conmigo. Me dejó en slips sin mostrar atención aparente a mi rabo marcado, estaba tan ilusionada que no se dio cuenta. Pero con un contoneo suave, Cameron  me dijo que solo en la feria podría verla disfrazada.  “Así te chantajea para que no te rajes” pensé, con una sonrisa fría y taimada.

Me fui a apagar mi calentón con Lara, al salir de la casa de Cameron. Por aquel entonces, su vagina se había cerrado, ya que sólo me la follaba por el culo, así no tenía que contenerme en el sexo, y a ella le  encantaba el anal, o ya por lo menos no parecía un gorrino abierto en canal cuando la bestia la dejaba un agujero del tamaño de una naranja en el culo. Sus enorme tetas, con sus deliciosos pezones hipersensibles, la dejaban a mi merced, hasta había comprado un juegue sexual, un correa corta de metal con unas pinzas pequeñas en cada extremo, se las ponía en los pezones duros y al soltarla los senos el propio peso de ellos hacía que quedara la cadena tensa, tirando constantemente de sus pezones juntándole los senos. Así lograba follármela cuatro veces seguidas sin que se desmayara, estaba tan excitada y caliente por esa bobada en sus peones, que alguna que otra vez me obligaba a un sobre esfuerzo.

Al acabar, le  quitaba a Lara aquella cadenilla entre suspiros de placer, y me pasaba horas, literalmente,  lamiendo y jugando con sus pezones doloridos y sus tetas, me encantaba llenarlas de nata, chocolate, batidos o lo que encontrara, y lamer despacio, con calma, de forma desesperadamente tenue.

Al salir ese día de la habitación de Lara, con gesto de haber acabado una maratón, me encontré con Alicia en el salón, y su novio, o algo así, aún no se habían decidido.

-ALICIA: por fin habéis acabado, eh…- me senté junto a ella, para alejarme de aquella tentacion en forma de pechos de diosa.

-YO: puffff esa niña va  acabar conmigo.

-ALICIA: mira, te presento a Lorenzo, es… un amigo…- me pareció escuchar un punzada directa al corazón de Lorenzo, al oír “amigo”.

-LORENZO: encantado – me dio la mano con fuerza, como me gustaba. Al verle, entendí que a Alicia le atrajera, era rubio, con un peinado alegre, medio largo, dejando caer cataratas doradas a los lados de la cara, bien parecido y con los ojos verdes, casi 1,86 calculé a ojo, fornido y esbelto. Cualquier mujer se quedaría mirándolo.

-YO: Raúl, un placer… – le devolví el saludo sin soltarle la mano, con energía  -… más te vale cuidar de mi hermanita, como te pases lo más mínimo con ella, te voy a dar por culo – Alicia soltó una gran risa para evidenciar la broma, pero Lorenzo y yo nos miramos como los hombres sabemos al oler testosterona en el aire. Él tragó saliva, estaba dejándole claro al soltarle la mano que era una amenaza muy poco velada.

-ALICIA: no seas brusco, es un chico muy agradable.

-LORENZO: eso espero…- rodeó a Alicia por encima del hombro con un brazo, eso me enervó un poco, aunque no tenía por qué – …pero no te preocupes, cuidaré bien de ella.

-YO: me traes algo de agua de la cocina Lorenzo, estoy sediento…- asintió, entendiendo el por qué, en concreto, una morena de senos enormes medio ida en la cama del cuarto del que había salido.

-LORENZO: no me extraña…- Alicia le dio una palmada cariñosa al irse.

-YO: oye, me alegro un montón de que por fin hayas encontrado a  alguien – mentí, ni yo mismo   lo sabía entonces, pero mentía.

-ALICIA: no es nadie, solo un amigo…- la miré, para dejar claro que eso no colaba.

-YO: ¿Y me presentas como si fuera tu padre a todos tus amigos? Si quieres, le doy mi bendición y tu mano… – me pegó fuerte, sabiendo que no me hacia daño – …tendré que acertar que mi pequeña ha crecido, y dejar que hagas tú vida con él, lejos de mi…- el tono de broma  dramático, la hizo sonreír.

-ALICIA: cállate y no hagas el bobo.…– me abrazó con lentitud y cariño –… has sido un gran hermanito, y te necesito en mi vida – la rodeé con mi enorme cuerpo en comparación con ella. Abrazarla me producía una sensación de calidez extraña, la alejé al ver salir a Lorenzo de la cocina con él vaso en la mano.

-YO: parece buen chico, pero si pasa cualquier cosa, avísame y lo destrozo –  la susurré al oído antes de separarnos, ella asintió agradecida.

-LORENZO: toma.

-YO: muchas gracias….– me bebí el vaso de un trago –… bueno, que sepáis que el fin de semana me voy a Barcelona con una amiga.

-ALICIA: cómo no…

-YO: pues eso, no os portéis mal…

-ALICIA: si nos portamos mal, es precisamente por que estás tú…- me sacó la lengua con gesto feliz, “Dios, si no fuera ella…” pensaba. Mientras, veía como Lorenzo estaba fuera de sitio, ante aquella complicidad entre nosotros.

 

Cameron – En la convención de cómics.

Llegó el vienes e hice ronda de polvos. Primero con Penélope y su compañera de piso, después de unas ventas mixtas antes de comer. Luego fui a casa de mi leona a dejarme bien vacío, si no pasaba nada con Cameron, al menos no estaría desesperado. Luego, y  por cumplir, con Lara, creía que iba vacío de casa de mi leona, pero al verla salir de la ducha para ir a recoger un par de mis cosas, no me detuve, y la destrocé en la ducha.

Mi capacidad de recuperación y de aguante me sorprendía a diario.

Acudí fresco y relajado a mi cita para recoger a Cameron en su casa.  Con una mochila nada más, con un neceser,  calzoncillos y un poco de ropa holgada. No tenía intención de ir vestido mucho tiempo. Al llegar y verla despedirse de su novio, me tensé, el chico tenía una cara que daba pánico, ella trataba de relajarlo con caricias y besos. Por suerte, intuía algo así y fui con cierta ropa al encuentro que me disimulaba cuerpo, y parecía más un yonqui que otra cosa.

Me bajé,  y  saludé cordialmente. Dejé que aquel mostrenco hiciera su ritual, como hice yo con Lorenzo, un apretón de manos tan fuerte que me crujió la mano,  junto a algunas miradas y palabras contundentes. Me dejé amedrentar, no estaba allí para ganarle el duelo de gallitos, si no para follárme a su novia, y si pensaba que yo era un mierda asustado de él, se quedaría tranquilo, y no daría problemas.

Cargamos un par de cajas y una maleta enorme en mi coche, llenando el maletero y los asientos de atrás, todo de ella, mi mochila apenas ocupaba.

Cameron  iba con una falda larga, zapatos planos y un suéter, cómoda más que bonita, pero aún así, se le notaban las curvas. Con la media melena suelta y nada de maquillaje, que en este caso le pasó factura y se le notó cierta desmejora con su belleza habitual, pero nada desdeñable.

Así puestos, arranqué mientras ella se despedía de su chico, ni su afabilidad le relajó el rostro, “Haces bien en no confiar, pero esto es culpa tuya, dejar a esta preciosidad sola te va  costar llevar unos cuernos como tus brazos” pensé.

Al salir de Madrid, paramos en una gasolinera, jugamos a ver quien pagaba, pero solo por rozarme con ella. Iba a pagar yo, y así me cambié un poco el aspecto, quedándome en camiseta ajustada y pantalón corto, marcando polla. Teníamos casi 5 horas  de viaje por delante, y yo sería su única distracción.

El camino se me hizo corto, incluso parando cada dos horas para estirar las piernas y comer algo en un pueblo de Zaragoza que mi padre me recomendó. Nos pusimos tan cebados que caminamos un rato por la calle para bajar los estómagos hinchados, en eso mi padre no fallaba, se conocía España, y los mejores sitios de cocina, como su propia mano por sus años de camionero.

Emprendimos la marcha otra vez, hubiera durado apenas dos horas más, pero fuimos por carreteras sin peajes, y todo aquel que haya ido por Cataluña sabe lo que eso significa, muchos rodeos. Hasta que llegamos al hotel de tres estrellas, casi a las 21 horas de la noche. Ninguna maravilla arquitectónica, pero muy cerca de la convección. Al entrar en la habitación, me sorprendí de ver solo una cama de matrimonio.

-YO: no te asustes… pero yo solo veo una cama – mis comentarios más ingeniosos me los guardaría para otra mujer, Cameron se patria de risa con esas bobadas.

-CAMERON: claro, bobo, si la reservé para mi chico y para mí.

-YO: ya, pero yo no soy tu chico – deseaba dormir en la misma cama que ella, pero tenía que hacerme el recto.

-CAMERON: estas habitaciones están resembradas desde hace semanas, llamé para cambiarlas pero ya están a tope y no podían.

-YO: pues entonces ese sofá de ahí parece muy cómodo, y estoy cansado, así que tú me dirás el plan de mañana por que me voy a dormir.

-CAMERON: no, tonto, duerme en la cama, has estado conduciendo y te vendrá bien.

-YO: ¿Y vas a dormir tú en el sofá? Ni hablar…

-CAMERON: no, dormimos los dos en la cama – lo dijo con un tono burlesco, como explicándoselo a un crío pequeño.

-YO: no, eso es casi peor.

-CAMERON: oye, ni que tuviera lepra o algo – puso los brazos en cruz riéndose.

-YO: no es eso, es que si dormimos juntos…quizá no te contengas – la frase era lapidaria, pero con el tono de burla que le di, su risa se oyó por todo el hotel.

-CAMERON: ya, claro, ahora el ligón de la oficina me tiene miedo…

-YO: ¿Ligón?

-CAMERON: claro, no soy sorda ni ciega, todas hablan de ti, pero tranquilo, podemos dormir juntos sin que tus encantos me nublen el juicio – “Eso crees”

-YO: en serio, yo…- se pegó a mí, quitándome las bolsas de las manos, y con alegría, empujándome a la cama.

-CAMERON: tú descansa, yo me voy a  dar una ducha – se agachó sobre su maleta para sacar unas cuantas cosas, regalándome su culo marcado bajo la falda.

Se fue a duchar, y me reprimí, no me podía meter en la ducha de golpe con ella, pero lo deseaba, imaginar su estilizado cuerpo mojado por el agua me la puso dura. Tan ensoñado estaba con la imagen, y tan cansado del viaje, que me quedé dormido así, tumbado boca arriba, con los pies rozando el suelo del habitación, y una erección de caballo.

El chirrido de la puerta de la ducha me despertó un poco, entrecerrando los ojos vi la sombra de Camero caminar por la habitación. Se quedó pegada a los pies de la cama, la escuché mascullar algo, seguramente de mi polla dura sin slips marcada bajo un pantalón corto. Ella daba ligeros toques en la cama diciendo mi nombre, pero no reaccioné, ni cuando amagó con pegarme en la cara, así que se retiró abriéndose la toalla del cuerpo. Abrí un ojo para verla de espaldas a mí secándose con la toalla, pasándola por sus piernas encorvándose, mirando de reojo por si yo la miraba, pero yo no la miraba a ella, si no al espejo del otro lado de la habitación.

Sin darse cuenta, para darme la espalda a mí, me estaba mostrando todo su frente desnudo en el reflejo. Sus tetas me sorprendieron, parecían más grandes sin sujetador, y un vientre liso y trabajado, con un pubis cubierto por una línea delgada de bello rubio. Cuando se agachó para secarse el pelo,  vi su culo desnudo, con unas portentosas caderas. Se dobló buscando unas bragas en la maleta, y se las puso de forma sensual, y luego una camiseta vieja por encima, untándose algún tipo de crema corporal, y acostándose a mi lado. Cerré los ojos para no delatarme, y creo que se quedó mirándome unos minutos. Yo me contenía la risa, no por que Cameron estuviera seguramente mirando mi tienda de campaña en la cintura, era por que ella tuvo más de una hora de ritual para acostarse,  yo caí desplomado,   dormía aún vestido y todo.

Al hacer el gesto de recostarse, movió la cama, y me “desperté”. La di las buenas noches, pellizcándola la cintura, y me fui al baño a masturbarme con aquella imagen en mi mente de su cuerpo desnudo. Me di una ducha rápida, y salí solo con unos slips, para tumbarme a su lado. Ella ya  estaba dormida y se me ocurrió tarde cambiarme cerca de la cama para regalarle mi cuerpo desnudo a ella si quería mirar, pero el cansancio me podía, y me dormí tan fácilmente como antes.

Me despertó la incomodidad de mi verga dura encerrada en los slips, mis empalmes mañaneros me preocupaban, estando con mujeres o solo,  daba igual, cada vez que me despertaba la tenía como una estaca. Miré el reloj acostumbrándome a la luz del día que se colaba por una ventana, eran las 7:15 de la mañana, había dormido casi  9 horas seguidas, del tirón y sin desvelos, algo que hacía mucho que no me pasaba.

Esa vez mi empalme tenía sentido, la colcha nos tapaba a ambos, y Cameron aún dormía, estaba tumbada de lado, dándome la espalda, y yo pegado a su cuerpo con mi pecho en su espalda y mi polla rozando en sus bragas, con uno de mis brazos rodeándola metido por dentro de su camiseta. Sentía en el dorso de la mano uno de sus pechos, “Joder, no paro ni dormido”. Sonreí al sentir el dulce olor a fresco de su pelo con mi nariz a unos 10 centímetros de su nuca. El otro brazo se había metido por dentro de la almohada  debajo de su cabeza, dónde ella la reposaba. Me encantaba despertarme así, pero esta vez aquella mujer no era mi amante, por el momento.

Eso no evitó que no me moviera un ápice para retirarme. Mis dedos acariciaban con suavidad a piel de su vientre, si estaba dormida, o no, sólo lo sabía ella, pero comenzó a ronronear, a gimotear y moverse lentamente, sacando el culo aprisionando mi rabo en su trasero. Suspiraba mientras mis dedos recorrían su torso,  desde la goma de sus bragas en el bajo vientre, hasta  su escote, sin coger ni agarrar nada, solo pasando los dedos de arriba abajo. Cameron comenzó a hablar entre susurros, decía el nombre de su novio  entre otras palabras, y al poco tiempo su trasero se frotaba lentamente contra mí, eso me hizo valiente y subí mi mano a uno de sus senos, siempre con suavidad. Las yemas de los dedos  recorrieron sus aureolas, y noté sus pezones duros como diamantes, ella respondió abriéndose de piernas, así que mi mano bajó haciendo círculos hasta su entrepierna, palpado ligeramente por encima la tela húmeda de sus bragas.

Un gesto de su mano me sorprendió, así que volví a su ombligo disimuladamente, pero no se sobresaltó, y su mano fue a su espalda, a buscar a “su chico”, pero se encontró con “mi chico”. Lo palpó con torpeza, y lo acarició de forma inconsciente, siguiendo el largo hasta que, supongo que consciente o no,  le sorprendió que fuera tan grande. Se tensó, si estaba despierta por su tamaño, y si no lo estaba, por comprender que aquel no era el miembro de su chico. Cerré los ojos y seguí “durmiendo” sin moverme. Ella, lentamente, salió de la cama, oía su respiración agitada, así  que me giré sobre le hueco que había dejado remoloneando, y diciendo el nombre de Ana en sueños, “No, no te vayas Ana, quédate un poco más”, aquello era casi irrisorio, como cuando un crío finge estar malo para no ir al colegio, se notaba a la legua el ardid, pero ella se lo tragó, o quiso hacerlo.

Un suspiro de alivio se escuchó, y luego un largo silencio, ¿Estaría comprobando sus pezones duros, su cuerpo caliente, notando la humedad entre sus muslos, o pensaría en lo que había palpado levemente? No lo sabia, y eso me encantaba. Luego escuché como se iba a la ducha, y tardó bastante, de nuevo las dudas, ¿Agua fría para serenare o agua cálida entre sus piernas?

Hice mi jugada, y me quité la colcha, quedando boca arriba durmiendo, me saqué la punta del miembro  por la pernera del slip, y así, cuando salió, debió de mirármela un buen rato. La escuchaba vestirse, pero no me atrevía a mirar, y cuando no sabía qué pasaba, sentí un salto sobre mi pecho, la fuerza de su cuerpo cayendo en mi estómago, arrodillada y gritando.

-CAMERON: ¡¡¡Vamos dormilón, estamos en Barcelona!!! – sobresaltado de verdad por el golpe, fingí despertarme asustado,  y mis manos fueron a sus piernas, palpando unos vaqueros negros ceñidos, con una blusa blanca en la parte de arriba, y sin maquillar.

-YO: ¡¡Dios…joder…¿No sabes que es peligroso despertar así a la gente?!!

-CAMERON: pobre flor delicada…- pasó sus dedos por mi pecho – …¡¡Vamos!!  Es temprano y tenemos buffet libre abajo para desayunar, luego quiero ir a pasear y ver la ciudad, hasta las 5 de la tarde no empieza la convención, tenemos tiempo de comer por ahí y …- de golpe frenó su lengua, debió de pensar que yo no era su novio, y no podía decirme qué hacer – …oh…bueno, si tú quieres…yo no…- me alcé sobre mis brazos, quedando muy cera de sus senos, y mis manos ascendieron hasta sus caderas, dejando unos segundos en que nuestros ojos se fundieran, y ella dudara de qué iba a pasar.

-YO: es tu vida,  tu viaje, tus planes, mandas tú,  y mi deber es obedecerte, para eso estoy aquí, así que vamos a dónde tú me digas – sonrió tapándose la boca con sus delicadas manos, y se agachó a llenarme de besos la cara, tantos que alguno fue a parar a mis labios, pero estaba radiante de felicidad y no le dio importancia, se quitó de encima   mía, saltando por la habitación y gritando.

Aquella mujer era completamente inconsciente del efecto que tenía en la gente, de lo que hacía y de las consecuencias, se comportaba como una niña de 8 años. Así que el plan era fácil, darla todo lo que quería, hasta que no aguantara más, y llevaba por la felicidad cayera en mis brazos.

Me fui a darme una ducha helada, y ni así se me bajó el empalme, por suerte tenía en la cabeza mucho con lo que poder masturbarme, pero no sé cuanto soportaría por ella aquella situación. Me vestí con la poca ropa decente que llevaba, y salimos al buffet de desayuno, comimos como demonios, y luego nos fuimos de paseo por Barcelona y sus alrededores.

La diagonal y la sagrada familia, esa eterna obra de arte en obras. Fotos, risas y mucha diversión pese a que el frío de la época, y el mar cercano, hacían una temperatura poco agradable para ir por la calle, con ligeras lluvias cortas. Hacía todo lo que Cameron me pedía, incluso nos colé en algún sitio para que ella lo viera. La metía mano de forma disimulada en un curso exprés de saber hasta dónde podía llegar, pero ella solo reía e ignoraba mis manos en su culo al caminar, metidas en el bolsillo trasero de sus jeans negros, o mi brazo sobre su hombro cogiéndola de la mano…parecíamos la pareja perfecta. Ella no se cortaba más que yo, abrazándome de forma constante, metiendo sus manos por dentro de mi chupa de cuero en busca de calor, o al caminar, y sentir mis dedos en su culo, meter su mano entre el cinturón de mis vaqueros y el propio pantalón, manoseando mi torso. Ella estaba en una nube de felicidad y alegría, y no iba a dejar que bajara de allí, parándonos a ver a los muchos artistas callejeros, bailando y cantando con ellos. Ninguno de los dos teníamos vergüenza, pero mientras yo era consciente de que estabamos haciendo el tonto, ella no, para ella era normal ese estado de desinhibición.

Comimos dónde quiso, y la llevé en brazos al coche cuando dijo que estaba muy llena como para caminar. No dejaba de reírse mientras le tenía entre mis manos. Regresamos al hotel con tiempo de sobra, nos dimos otro par de duchas y ella se metió en el baño a cambiarse con una de las cajas, y a mí me dio la ropa arreglada de su novio.

El disfraz era simple, y cuando me lo puse me recordaba a un explotador novato, trataba de averiguar quien coño era, me sonaba, pero no sabía de qué…hasta que la vi salir del baño, pos anunciación artística.Me palpitaba el corazón, y al verla me senté entre risas y excitación.

Era Misty, la personaje femenina de Pókemon, ahora encajaba todo, y si yo no era Ash, mi pinta solo podía de ser la de Brock, el amigo que le tiraba los trastos a toda mujer en la serie, “Encajo en el perfil”, murmuré. Con un pantalón marrón, camiseta naranja y chaleco verde, mochila con una esterilla de acampar incluida. Pero mientras que mi personaje estaba logrado, el suyo era un calco, la imagen real y viva del personaje, durante esos días me había empapado un poco el tema y había visto cosas similares, pero mientras que muchas veces no eran imitaciones, y si más bien, versiones eróticas, o porno, del personaje, Cameron  era el personaje. Con unos shorts vaqueros con tirantes rojos, una camiseta amarilla ceñida pero sin escote, enseñando gran parte de su ombligo, en zapatillas y con el pelo recogido, suponía,  debajo de una peluca de color naranja con una coleta sobresaliendo por un lado de su cabeza. Aplaudí por no parecer tonto ahí parado.

-CAMERON: ¿Qué, te gusta?

-YO: estás increíble, no es que te parezcas, eres ella – sonrío halagada, con un gesto dulce guiñando el ojo y  doblando una pierna.

-CAMERON: y tú no estás mal, das el pego, pero te falta maquillaje…– tenía razón, ella había hecho maravillas y había logrado un efecto amplio en los ojos tal como salen en el anime – …ven, siéntate – fue a por su neceser, y regresó arrodillándose en la cama a mi lado.

Se pasó 10 minutos mirando una foto del personaje que traía, y a mí, para luego empezar a dibujar rasgos y ponerme el pelo de forma idéntica con gomina. La dejaba hacer admirándola, la decisión, la seguridad y las ganas de  hacer bien las cosas, hacía que le brillaban los ojos. Yo, por mi parte pensaba,  “Me voy a follar a Misty, ¿Quien lo diría?”, con una sonrisa que ella me quitaba para no estropear la caracterización. Al acabar, solo pude hacerla una reverencia, mi cara en el espero era muy parecida, aunque mis ojos se abrían, los de Brock no.

-YO: tienes un talento nato para esto, míranos…- nos puse enfrente del espejo.

-CAMERON: ¡¡¡¡¡Dios…va a ser la monda!!!! – suspiró entre saltos agarrada a mi brazo.

-YO: oye, ¿Y Ash? Es el protagonista…

-CAMERON: mis amigos van a ir hoy de los demás, Ash y  enfermera, la policía y el profesor y la otra pareja serán el team rocket…- repasaba mentalmente todo – …bien, hemos quedado allí en media hora, ¿Vamos? – sonreía a punto de explotar en una orgía de colorines, extendí mi brazo.

-YO: quien puede negarse a acompañar a una chica tan guapa como tú  – puse un tono idéntico al de la serie cuando intentaba ligar, se rió muchísimo, pero corrigiéndome la voz un poco.

Fuimos caminando a la convención, estaba muy cerca. Al salir a la calle, las miradas se clavaban en nosotros, y es cierto que sentía ese hormigueo extraño de sentirme avergonzado, pero se me pasó rápido. A medida que nos acercábamos, íbamos encontrando a gente disfraza en igual dirección, saludándonos como amigos de toda la vida, y esa sensación de bochorno desapareció al llegar a la convención.

Una serie de naves industriales repletas de gente vestida normal, normal pero  con dibujos o símbolos, algunos disfraces  mal hechos, otros bien hechos y otros que me dejaban atónito, autenticas replicas de personajes muy elaborados. Y por otro lado, gente haciendo el ridículo, tíos vestidos de mujeres con poca ropa  o cosas así, pero pese a todo ese caos, ninguna mala cara, ni sátiras ni reproches, todos eran uno, y estaban allí para compartir esa afición.

Encontramos a los amigos de Cameron, ataviados cada uno con su personaje, muy trabajados, pero al vernos se quedaron perplejos, éramos clones. Presentándonos, fuimos entrando a la convención.

Una locura de tenderetes, promociones, publicistas, juegos, y mil maneras de pasar el tiempo. Al entrar había un muro dónde hacerse fotos y fuimos una gran atracción, nos recomendaron presentarnos al concurso de disfraces, y pasamos a recorrer aquella primera nave de arriba abajo. Cada ciertos pasos, un grupo nos paraban a hablar,  hacernos fotos y videos, nosotros poníamos poses y hacíamos el tonto, fue divertido, mucho más de lo que me esperaba.

Acudimos a la segunda nave, más temática de vídeo juegos, allí nos apuntamos a un torneo Pókemon. Yo, que me creía bueno de joven, me echaron a la segunda ronda,  y la primera la pasé de milagro contra un mocoso de 12 años. En cambio, los amigos de Cameron pasaron varias rondas, y la propia Cameron llegó a semifinales. Acudió triste a mis brazos al caer eliminada, y la consolé con cariño, pero sonreía de nuevo cuando vio otra cosa que hacer.

Me había convertido en una mula, cargado de bolsas y recuerdos. Pasaron las horas y llegamos a la tercera nave, más purista, repleta del tema Anime, con cosas no tan conocidas. Los hombres y adolescentes se comían a Cameron, con la excusa de fotos y felicitarla, la agobiaban mucho, incluso había otras Misty, como había visto en Internet, mucho más sugerentes y sensuales, que atraían a todos los varones. A mí tampoco me faltaban admiradoras, les tiraba los tratos de broma como haría mi personaje, y puse colorada a más de una, pero siempre aparecía Cameron tirándome de la oreja y alejándome de la jauría de lobas que me acechaban. El disfraz que llevaba no disimulaba mi atractivo del todo.

Acudimos al concurso de disfraces, la mayoría salía, se mostraba, y se iba, de forma sosa. Como fuimos de los últimos, me dio tiempo a preparar una escena, Cameron casi se desmaya de la idea. Al salir al escenario, montamos una pelea Pókemon con peluches en forma de los bichejos, gritándonos órdenes y algunas sornas más complejas de ese mundo. Para el final de la actuación, terminamos tirándonos a la cara los peluches, como armas arrojadizas, entre el público y nosotros. Las risas y los aplausos eran altos, pero quedamos cuartos en el concurso, y no injustamente. Había un par de disfraces épicos sobre robots y caballeros con armadura, que montaron no una escena, si no recreaciones de partes de series y películas, con diálogos,  voces y luces. Me quedé alucinado al ver un Iroman que volaba, (con arneses),  luces en el pecho y manos con destellos.

Nos fuimos a cenar en una zona llena de puestos,  entre risas, repasando fotos y momentos. Yo me entretenía con una de las amigas de Cameron, la que iba de enfermera, con un escote mucho más grande que en la serie, con sus senos generosos sobresaliendo. Bromeaba bastante con ella, nos caímos bien, pero mi atención era para Cameron, estaba agotada, con el rostro cansado, y rendida de caminar y moverse, pero con una sonrisa imborrable. Dimos un largo paseo de vuelta al hotel,  separándonos del resto, y ya puestos, moví ficha.

-YO: bueno…¿Qué tal?

-CAMERON: dios…no me lo creo…me lo he pasado de cine, esto es una locura, me encanta – lo decía agarrada a mi brazo, buscaba calor  por la noche fría y su poca ropa debido al disfraz.

-YO: me alegro, has estado increíble…

-CAMERON: tú no has estado mal.

-YO: ¿Has visto como se han quedado mirándote todos? Lo has clavado.

-CAMERON: ¿Sí? Yo esperaba más competencia.

-YO: había alguna Misty más, he visto a una que parecía la versión porno – sonrió alegre.

-CAMERON: ya, pero esas son unas guarras, yo creo que las contratan y las visten como putas para tener a los hombres contentos, o quien sabe,  solo zorras en busca de llamar la atención.

-YO: pues lo han logrado, tenían a todos babeando detrás.

-CAMERON: pero eso no es imitar, como tú o yo, ellas van a lo que van…hay algunas chicas que esto las pone cachondas, y vienen a estas convenciones a dejarse llevar y tirarse a los que pueda.

-YO: pues que se jodan, yo me voy a casa con la más guapa, divertida y  concienzuda de las Misty – se paró a abrazarme, besándome en la mejilla.

-CAMERON: jo, eres un cielo…ojalá…- rectificó -…me alegro mucho de que estés conmigo – mis manos en su cadera no eran ninguna incomodidad.

-YO: soy un afortunado de estar a tú lado…cualquier hombre lo sería…

-CAMERON: hay uno que no piensa así…- un atisbo de tristeza pasó por sus ojos azulados.

-YO: pues no sabe lo que se pierde – la besé en  la frente, pegándola a mi cuerpo.

El resto del camino fue en silencio, subimos a la habitación y ella cayó redonda en la cama boca abajo, suspirando de cansancio. Yo fui a darme una ducha rápida, y me tumbé en la cama a su lado, sólo con la toalla anudada en mi cintura, boca  arriba, mirándonos a los ojos. Me reí jocosamente.

-CAMERON: no me mires así, ¿De qué te ríes?

-YO: es que…¿Me pregunto cuantos han soñado con estar es esta situación?…Estoy en la cama con Misty – al reírme me pegó en el hombro, bromeando.

-CAMERON: ya, ¿Seguro que  soñabas con eso no? – la cogí la mano con la que me pegaba, y un chispazo saltó en su mirada.

-YO: pues sí, pero sería una locura…- la besé la mano con delicadeza, su sonrisa torció a confusión,

-CAMERON: sí…estaría mal…- se tensó cuando me puse de lado pegado a ella, acariciando su espalda.

-YO: ¿Y por qué no puedo quitar la idea de mi cabeza? – sonrió colorada.

-CAMERON: ¿Qué idea?

-YO: tú…yo…tu disfraz…esta cama…..¿Tengo que decir más? – se tapó la cara contra la cama, por fin se había dado cuenta, era tan inocente que solo cuando mi mano bajó a su trasero reaccionó.

-CAMERON: para…no está bien,  tengo novio…- alzó su mirada a mí, con un color vivo en las mejillas, pero sin hacer nada por apartar mi mano de su culo, fue más para convencerse a sí misma que a mí.

-YO: ¿Y dónde está él? Podría estar aquí, contigo, si quisiera, pero prefiere quedarse allí y dejarte ir con un desconocido…

-CAMERON: pero sigue siendo mi novio – la cogí de la cintura soltando su trasero.

-YO: y yo el hombre que está aquí contigo…- tiré de su cuerpo recostándome de nuevo, haciendo que su torso se pusiera encima mío, dejando su cara a milímetros de la mía, con una mano en mi pecho como única barrera.

-CAMERON: te agradezco mucho lo de hoy…- la corté antes de que dijera el “…pero…”.

-YO: pues dame un besito para agradecérmelo – señalé inocentemente la mejilla, se sonrojó un poco.

-CAMERON: está bien – accedió, y me besó dónde señalé, un beso corto y rápido.

-YO: ¿Eso es un beso? Si lo sé no vengo…- miró ofendida.

Volvió a dar el beso con más decisión, pero giré la cara, y nos fundimos en un corto y mucho más divertido beso. Ella se separó casi de inmediato, casi, pero lo suficiente como para ser obvio que le había gustado.

-CAMERON: jo…eres malo…¿Y si mi enfado contigo?

-YO: no me perdonaría nunca no haberlo hecho, si me cuesta una eternidad en el infierno, lo asumiré con gusto,  besas muy bien – tiré aún más de su cuerpo, y me la puse encima usándome de colchón a mí.

-CAMERON: para…por favor…- lo dijo, pero se mordía el labio, sin duda de sentir mi verga creciendo en sus muslos,  acariciando mi mandíbula con los dedos,  clavando sus ojos en los míos, con su mano en mi pecho cediendo al peso.

-YO: no puedo – mis manos fueron a  su culo, y lo amasaron con habilidad, elevando su cuerpo sobre mí, y besaba su cuello.

-CAMERON: no…um…si se entera…- ya era mía.

-YO: yo no se lo voy a decir, ¿Y tú?

-CAMERON: no, me mataría.

-YO: pues no hay nadie que se lo diga…- se abrió de piernas cuando mis manos la obligaron.

De golpe me besó de nuevo, de forma inocente pero larga, sonrió al gustarle y volvió ha hacerlo hasta que su lengua se abrió paso. Era como volver al instituto, besaba como una niña, pero su cuerpo se estremecía como una experta, elevé mi cuerpo para acariciarla, y ella de rodillas jugaba con mi nuca mientras besaba con calidez.

Dio un par de besos cortos para separarse un poco, de forma sensual se sacó los tirantes rojos,  mis manos en su cadera acariciaron subiendo,  y metiéndose en sus senos por debajo de la camiseta, mientras lamía su cuello. Estaba arrodillada sobre mi pierna derecha, y en la izquierda mi polla sobresalía por la hendidura de la toalla. Sus manos hicieron un repaso de mi pecho y mi vientre, seguí subiendo mis manos hasta sacarla la camiseta, unos bonitos y bien puestos senos aparecieron por fin cuando se quitó el sostén,  una 90 de pecho calculé, con unas aureolas grandes y unos pezones cortos pero duros y redondos. Mis dedos la trabajaron el pecho, junto a mi lengua, ella echaba la cabeza hacia atrás pegándome a sus tetas, mientras una mano abría la toalla. Mi polla saltó viva y cabeceando ante ella, cuando fijó su mirada, una sonrisa de sorpresa se le dibujó.

-CAMEORN: ¡¡¡madre mía…es enorme!!!-  la cogió con una mano, ladeándola, como muchas, incrédula.

-YO: es toda tuya –  susurré en el instante que dejé de chuparle y mordisquear sus pezones, mostró un gesto general de cansancio, pero no físico. Se rindió, su mente dijo que ansiaba ser follada por aquella polla descomunal, y accedió.

Masturbó con brío, y una de mis manos libre bajó por su espalda e hizo fuerza para meterse por dentro del short vaquero, abriéndose paso por sus bragas entre las nalgas. Suspiró de placer al notar mis dedos llegando a su ano, jugando con él sin quejarse, “Misty no es virgen anal”, pensé, mientras no me sacaba un pecho de la boca. La otra mano abrió el cierre de sus pantalones, buscando su coño, al sentir los dedos acariciándola por encima,  suspiró y se tensó. Mientras le acariciaba sus dos agujeros con una mano en cada uno, y lamía sus pechos, ella se aferraba a mi cabello con una mano y la otra seguía masturbando. Sentía su coño húmedo y ardiendo, se retorcía de placer.

-YO: ¿Te puedo llamar Misty? – se me ocurrió.

-CAMERON: llámame como quieras…- hundió su lengua en mi boca, con tal ferocidad que me dobló el cuello -…pero fóllame ya.

Me puse en pie con ella encima, y la tiré a la cama, se puso a 4 patas mientras le sacaba los shorts y las bragas a la vez, no se las quité, se las dejé por las rodillas y abriéndola las nalgas con las manos pegué mi rostro a su culo, lamiendo su coño y chupando su clítoris, pasando la lengua por su ano y follándola con los dedos y la lengua para tenerla lista.

Tuvo su primer orgasmo antes de penetrarla,  que la hizo gritar de forma dulce y cariñosa, incluso en el sexo era así. Con un último lametón, la dejé lubricada y me arrodillé detrás de ella apuntando a su coño, sujetándola de los hombros y dando una estocada brutal. Sollozó un par de veces, pero la mayoría del tiempo permaneció aguantando el aliento soportando un huracán, no fui despacio ni la di tiempo, la estaba follando con la bestia en menos de 10 minutos, y sus orgasmos caían uno tras otro.

La azotaba el culo repitiendo lo bien que follaba, lo buena que estaba y lo zorra que era, terminado siempre con un “Misty”, eso solo la excitaba más, y cuando podía  reaccionar, hacía fuerza contra mis arremetidas, Su buen trasero aceptó que le metiera el dedo pulgar en el ano mientras la metía casi toda mi hombría  en ella. Un orgasmo fluido la recorrió el cuerpo,  salió disparada  cayendo tumbada en la cama frotándose le clítoris desesperada, no la iba a dar descanso, me tumbé de lado tras ella y prepararé su ano, sus sonrojadas mejillas eran fuego, y cuando metí mi glande en su ano casi se desmaya. En ese caso fui más tranquilo, metiéndola lentamente, ella se retorcía poniendo la mano en mi pecho, queriendo llevar el ritmo, pero una vez que tenía ¾ en su culo empecé el vaivén lento y largo.

Cameron permanecía con la boca abierta, tirando de la colcha de la cama, quería abrirse de piernas para facilitar la penetración pero los pantalones no la dejaban, así que soportó  como pudo hasta que su ano se dilató lo suficiente. Ya se la metía toda, y rebotaba perdida en los orgasmos anales.

A la media hora de varias posturas dándola por el culo, cedió y su cuerpo era una muñeca articulada, la puse de espaldas a la cama abriéndola de piernas  al sacarle lo pantalones, y follándola por el coño de nuevo, se corrió tantas veces que la colcha quedó inservible, pero no ella no desfallecía.

Reventé en un sprit final al correrme, que la elevó por el aire agarrada a mi cuello, usando mis muslos como palanca. Me vacié con gran cantidad sintiendo temblores en nuestras pelvis, no sabía si eran míos o suyos. Caí sobre su cuerpo, y la besaba los senos mientras el sudor lo impregnaba todo, ella jadeaba tragando aire en cantidades industriales, con la voz queda y sonriendo abrumada.

-CAMEORN: madre…dios…no …puf… no sabía qué decir, o no  encontraba palabras, pero sus ojos se abrieron al sentir mi verga creciendo de nuevo en su interior.

-YO: esto no ha acabado, Misty…

Me puse en pie, con ella ensartada,  y a horcajadas la estampé contra la pared, agarrándola del culo. Me rodeó con las piernas y se dejaba follar, no podía hacer otra cosa, pero tampoco deseaba otra cosa. Pedía más, sorprendida de sí misma, daba pequeños giros de cadera para ayudar a  los saltos sobre mi cuerpo, metiéndola toda y sacándola, con un ruido de chapoteo muy característico.

La bestia regresó, y la provocó varios orgasmos sin fluidos, no tenía más, lo justo para tener su coño húmedo. Cuando me cansé, la dejé en el suelo, temblaba, la di la vuelta y la penetré el coño por detrás, nos movimos a uno de los muebles dónde ella se apoyó, mientras yo la hacía vibrar tanto y tan fuerte que el mueble estaba dando golpes de martillo contra la pared. Suerte que sus gritos de sexo alocado tapaban aquel  ruido, así nadie entraría a molestar para saber qué pasaba, ya se oía y quedaba claro. La bestia se cebó con ella,  una  hora así, hasta que cayó al suelo en un orgasmo que la tuvo un par de minutos temblando en el suelo. La subí a la cama, y se la metí por el culo con ella de lado, no paré pese a su suplicas ahogadas, y  no aguanté más. Rompiendo en un placer indescriptible, besando su espalda arqueada de placer, y húmeda de transpiración, acariciando su clítoris sin que ella hiciera más que respirar para calmar su corazón desbocado, terminé.

-YO: ¿En la oficina sonaba mejor o peor de lo que ha sido? – suspiró  entre risas de nervios, tenía una mano levantada en el aire, buscando algo, con espasmos en los dedos.

-CAMERON: yo….no…mejor…dios…mucho…mejor – se rindió en la cama con sonoras risas.

-YO: tú  también follas mejor  de lo que pensaba…menudo aguante tienes…- dos veces, bestia incluida la primera vez, era un logro.

-CAMERON: yo…yo…sé hacerlo mejor…pero…tú…y tu…dios…- se sentía avergonzada de haberse visto superada.

-YO: tranquila, tenemos tiempo para que me lo demuestres…- mi mano recorría su espalda hasta terminar agarrando y azotando sus nalgas de forma intermitente. Pasó un buen rato hasta que pudo respirar de forma natural, y alzó su mirada de lujuria apagada.

-CAMEORN: eres una mala bestia, te has corrido dentro y no tengo pastillas…- bajé mi cabeza para besarla con lengua.

-YO: no te preocupes, tengo la vasectomía hecha, puedo follarte cuanto quiera y llenarte de leche caliente sin que te preocupes… – soltó aire  aliviada –…veo que el anal no es un problema para ti – metía un dedo en su culo, abierto y chorreando semen.

-CAMERON: no, mi novio me lo pidió hace mucho, pero no como esto, él la tiene más fina y mucho menos larga,  casi no me duele, pero tu…dios…casi me muero.

-YO: así que te follo mejor que tu novio…- mis dedos hacían maravillas en su trasero, y se estaba acalorando de nuevo.

-CAMEORN: sí…- cerró los ojos, reconociéndolo – …y no por poco, no lo he hecho con nadie como tú,  y menos que la tenga así de grande.

-YO: ni lo harás…no ahí nadie como yo…así que aprovecha el tiempo – soltó un gemido leve al sentir mis dedos ir de su ano a su coño.

-CAMERON: no puedo, para, no tengo fuerzas…- suplicó tiritando.

-YO: ¿Y si nos damos un baño tranquilo? – asintió, subiendo por mi pecho para besarme.

La cogí en brazos y preparé la bañera medio llena con sales y gel. Me metí en el agua, y me tumbé sobre la fría loza con ella en brazos,  tumbada sobre mí de espaldas. Mi polla entre sus mulos ya estaba dura de nuevo, y no me cansé de acariciarla  hasta que me pidió que la follara otra vez. Sin moverme, la hundí en su coño, y acariciando su clítoris con una mano fue subiendo y bajando de mí, temblando, agonizando de placer.

Cuando no pudo más, fui yo el que desató a la bestia, y la dejé destrozada en media hora animal, la bañera quedó casi vacía, como yo al correrme dentro de ella de nuevo. Me di un agua para salir de allí, y esperarla en la cama, desnudo.

Tardó dos horas en salir de allí, tiempo en que yo había cambiado la colcha, empapada de tantos fluidos que daba asco. Al darla un poco de luz, Cameron ya no era Misty, sin la peluca y el maquillaje, totalmente desnuda, y andando con torpeza. Gateó por la cama para quedar recostada sobre mi pecho, besándonos con lentitud y pasión. Pese aquello, eran casi las tres de la mañana, y estabamos muy cansados, nos quedamos dormidos.

Una llamada del hotel, avisándonos de que se terminaba el turno de desayunos, nos despertó. Mi empalme mañanero fue apagado en la ducha con ella, follándola por detrás, dejándola unos minutos de descanso. Las risas y los juegos nos acompañaron toda la mañana, desayunando se sentó en mis piernas y comimos como enamorados, acariciándonos y besándonos, dándonos de comer el uno al otro. Que yo recuerde, teníamos planes aquella mañana, no sé cuales, volvimos a la habitación y estuvimos follando de mil maneras, con descansos largos, pero varias veces.

No logré que me la chupara, por lo visto le daba asco, pero su ano sustituía bien aquello. Era muy buena, o al menos aguantaba bien, y se recuperaba mejor, no era mi leona pero eran las primeras veces y ya aguantaba tres polvos seguidos. Sus ojos azules brillando de pasión y su sonrisa risueña no se borraron en todo el día.

A la hora de comer nos obligamos a salir de la habitación e ir a ingerir algo  a un restaurante cercano dónde habíamos quedado con sus amigos. La situación se normalizó un poco, y nos lo pasamos bien solo con los recuerdos del día anterior, y las esperanzas de ese día. La amiga pechugona seguía siendo muy maja y agradable, pero sus ojos negros pasaron a verme con ganas de sexo, ya lo leía en las mujeres, la práctica supongo. Sin duda, Cameron le habría dicho algo.

Nos separamos  después de comer, para disfrazarnos. Ellas irían de las chicas de Sailor moon, y nosotros de caballeros del zodiaco, por lo tanto, nos vestimos por separado.

Me gustó muchísimo como me quedaba la armadura, de cartón pintada de dorado, pero era una sensación poderosa, potente, y mi corpulencia me hacia algo digno de las historias de caballeros de la época medieval.

Quedamos en un punto de la convención con las chicas, pero al llegar no las encontramos, sólo había un tumulto de gente y una tormenta de flashes de cámaras. Al ver qué era lo que llamaba la atención, vimos a “nuestras” chicas posando con decenas de nerds salidos, babeando y disimulando erecciones. Las cuatro mujeres vestidas con uniformes sensuales de colegialas japonesas, con minifaldas muy cortas, en este caso la sensualidad y la recreación iban de la mano, con unos tacones de vértigo, zapatos o botas altas, algo de escote decorado con lazos y pelucas o extensiones largas en el cabello.

Tardaron casi una hora en quitarse a los chicos de encima, pero pasamos un buen rato, yo en concreto, con las chicas del resto de la convención, que estaban impresionadas por las armaduras. Alguna me tiraba los trastos. Luego estuvimos paseando todos juntos un rato por las naves industriales, pero era desesperante la cantidad de veces que las paraban a ellas, así que nos separamos, y pasamos un par de horas sin verlas.

Yo me separé del grupo de chicos por alguna historia, creo que era una azafata mona de un puesto de juegos,  y mientras esperaba, alguien me atacó por detrás. Al darme la vuelta, era Cameron, la seguí sin darme cuenta de que me metía en un vestuario, y se abalanzó a besarme. Nos besamos con lujuria, y la metía mano por debajo de la minifalda. La bajé a bragas, quería masturbar hasta tenerla lista, pero se corrió en mi mano. Me ayudó a quitarme la coraza de la zona de la pelvis, y la di la vuelta,   la penetré con fuerza por su vagina sobre dilatada, sacándola gritos que poco a poco se convirtieron en gemidos. Los pechos eran amasados por debajo del uniforme, pero no sé qué la pasaba,  se corrió siete veces y la bestia se derramó en ella.

La imagen era colosal, un caballero del zodiaco follándose de forma animal a una Sailor moon, hasta dejarla ida y chorreando semen.

-CAMERON: ¡Dios…no aguantaba más, lo necesitaba!

-YO: no estabas falta de atención –  llevaría toda la tarde rodeada de salidos.

-CAMERON: esos cerdos llevaban cuatro horas metiéndome mano, iba cachonda perdida – me besó, y luego se metió en un aseo para limpiarse.

-YO: ¿Te han puesto caliente esa panda de friquis?

-CAMERON: sí, bueno, ellos no, pero al meterme mano…no sé…me siento usada…como contigo… y eso me puso a cien – al salir, buscando su prenda intima, me la arrancó de la mano, se las puso  de nuevo con una mancha enorme en la zona de su coño.

-YO: eres una caja de sorpresas – la abracé, agarrado su trasero con firmeza.

-CAMERON: y tengo una preparada para cuando volvamos al hotel…- me besó metiendo su lengua hasta mi campanilla, casi me ahoga mientras me volvía a anudar la corza en mi cintura.

-YO: ¿Cual es? – sonrió relamiéndose.

-CAMERON: ya lo averiguarás… – se alejó levantando su minifalda para regalarme la visión de su trasero alejándose, para dedicarme un beso desde la distancia  -…tengo que seguir con mis fans.

Al verla irse, no pude evitar pensar que se había convertido en una de esas zorras en busca de atención, ¿pero a mí que más me daba?

Me quedé un rato pensativo, no sabía cual era la sorpresa que decía Cameron, pero al oír entrar a alguien en esos vestuarios,  me escondí, no sé por qué. Un montón de gente entró de golpe, risas y murmullos, asomé la cabeza y vi a ocho tíos rodeando a una sola mujer, vestida con poco más que un biquini a modo de armadura, con las tetas a punto de salírsele de lo apretado del sostén.  “¡Es Xena!”, reconocí en silencio, una amazona reparte manporros de las series de la TV, ni siquiera es Anime, pero que más daba.

No estaba allí en contra de su voluntad, se arrodilló,  empezó a sacar pollas y comérselas, por lo visto eso allí no es raro, sería otra en busca de atención, y ya tenía a su club de fans masturbándose esperando su turno. Tres Stroopers de la guerra de las galaxias, Benji, Oliver y otros que no reconocí.

Se pasó un buen rato lamiendo y succionando, alguno se corrió largándose de allí, pero terminaron desnudándola. Era agraciada, y con buenas tetas. Entre los cinco que aún no se habían corrido, empezaron a follarla por turnos, según iban llenándola de semen, se iban. Le chupaba  la polla a uno, mientras masturbaba a otro, y un tercero la follaba con virulencia, pero al final, todos se corrieron. Ella también, y varias veces, pero la dejaron  en el suelo y se fueron.

Yo aproveché que estaba en el suelo, medio ida, para salir de mi escondite. La dejé así, en el suelo, desnuda y gateando en busca de sus bragas,  tiradas a un lado. Me fui,  y al alejarme vi como un grupo de hombres, vestidos de guerreros de algún juego de promoción, entraban allí,  “Verás que sorpresa”. Después, una hora o así,  un chico con la  foto de “Xena” iba preguntando por ella, le dije que me pareció verla en dónde realmente la había visto, incluso pregunté preocupado a uno de los de la promoción que reconocí, este me dijo de que se la follaron todos, por el culo también,  unos catorce. La encontró aquel chico, su pareja,  cuatro horas después  dando tumbos desorientada, y sin la parte de arriba de la armadura.

¿Qué por qué no me la follé yo también? Tengo la vasectomía hecha, pero no por ello no puedo coger ETS, y si se follaba a ocho, y luego a catorce, con su pareja allí, vete a saber que tendría.

Encontré a Cameron, y debido a ser última hora, la cosa se tranquilizaba. Estabamos ya cansados y algo aburridos, el último día no es tan activo y la mitad estaban recogiendo ya. Regresamos algo más temprano al hotel, al llegar,  se plantó Cameron, y me dijo que esperara 10 minutos en la calle, y subiera. Ansioso ante lo desconocido, subí como el coyote en busca del correcaminos, llamé a la puerta, y Cameron me dijo que pasara, seguía disfrazada, sentada en la cama, cruzada de piernas de forma sensual. Según me acercaba a ella, se abrió de piernas dejándome ver que no llevaba bragas, y me arrodillé entre sus muslos,   besándola.

-YO: ¿La sorpresa? – me parecía decepcionante, aunque para qué negarlo, ya la tenía dura.

-CAMERON: no, te has portado muy bien conmigo, y quiero agradecértelo de verdad.

-YO: ya me has hecho muy feliz…- la besé con ternura.

-CAMERON: pues entonces no te digo que es…- se cruzó de brazos.

-YO: está bien, dímela – sonrió orgullosa.

-CAMERON: verás, no he podido evitar hablar de ti a mis amigas…

-YO: ya me he dado cuenta de cómo me miraban.

-CAMERON: y, si te parece bien, he pensado que podríamos divertirnos, tú…yo…y  Amy – al decir el nombre, se abrió al puerta del baño, y  apreció su amiga pechugona, disfraza del personaje aún, con un uniforme idéntico, pero mini falda azul más claro que la de Cameron, a juego con los botas altas, las de Cameron eran rojas,  con el pelo negro recogido y unas gafas grandes sin cristal, con un generoso escote no muy fiel al Anime, pero que le daban un aire espectacular.

-YO: me parece perfecto – sonrieron las dos mujeres, y Cameron extendió el brazo para llamar a su amiga.

-CAMERON: ven aquí…Amy – la llamó como a un perro, por el nombre del personaje, ya que no se llamaba así, acudió con la cabeza gacha, y sin atreverse a hacer nada.

-YO: pobrecilla, parece asustada.

-CAMERON: debe estarlo, por lo que le he dicho…ven aquí, preciosa, ven a la cama – se arrodilló sobre la cama, y fue Cameron la que la acercó su cuerpo, agarrándola la cara, besándola lenta y sonoramente.

Mis manos recorrían los muslos de Cameron, mientras ella se dedicaba a besar y destensar a su amiga, que me miraba de refilón, con los ojos torneados. Cameron la comía el cuello, se dejaba sobar las tetas por las manos de ella, y yo  metí mis dedos en el coño abierto y lubricado de Cameron, que jadeó levemente sin soltar a su presa.

Los ojos de Amy se abrieron al sentir mi mano hurgando bajo su minifalda, la muy descarada iba en tanga, un golpe de viento y hubiera sido la comidilla de la convención, pero me ayudó a meter mi otra mano entre sus piernas, notando una humedad y calentura enormes, con algo de bello. Unos cuantos minutos, y ya estaba masturbando a las dos con mis dedos entrando en ellas. Cameron la cogió la cara  roja, dejó de besarla, y me la ofreció como un presente, la cogí de la nuca con fuerza, y cuando suspiró del dolor, metí mi lengua en ella, la acción la pilló desprevenida y tardó un poco en acompasar sus labios a los míos. Cuando lo hizo, descubrí una lengua hábil.

Me puse en pie y metí mis manos por sus traseros cogiéndolas con fuerza y levantándolas por el aire apoyadas en mí, entre risas y jadeos, era fuerte, y podía mantenerlas en el aire cogidas del coño por detrás de su culo, con sus cuatro tetas en mi cara bajo la tela de los uniformes. Las dejé ir descendiendo sobre mi armadura, y al contactar con el suelo empezaron  a desvestirme entre las dos, con dificultades, pues mis dedos seguían hurgando en ellas. Al sacarme la parte de arriba mi torso desnudo, bañado en sudor, sacó un suspiro a Amy, y pasó su mano lentamente por todo el pecho y el vientre. La parte de abajo cayó al suelo, y mi verga apareció en todo su esplendor, dura ya, al verla, Amy quiso retroceder, y se llevó la mano a la boca abierta.

-AMY: ¡¡¿Pero qué bestialidad es esa?!!

-CAMERON: ya te lo dije…

-AMY: ¡¡¡Pero si es que es enorme!!! – vio como Cameron cogía mi polla mientras me besaba, masturbando lentamente.

-CAMERON: ¿Quieres que te la chupe? – sonreí al comprender por que estaba Amy allí.

-AMY: no sé si me va entrar en la boca – solté a Cameron, y mis dos manos rodearon el coño de Amy, una penetrando por detrás y la otra frotando con rapidez su clítoris. Se mojó tanto que sus mejillas se pusieran rojas, y en cuatro minutos explotó en un orgasmo que la dejó mareada. Una vez que encuentras el punto G, es relativamente sencillo.

-YO: tu turno – asintió avergonzada, arrodillándose.

Cogió mi polla apartando las manos de Cameron, que permanecía de pie abrazada a mí, besándome. Amy masturbó un par de veces, y lamió el glande, aún mascullando sobre su tamaño. Poco a poco iba metiéndose la punta en la boca chupando y dejando que los labios recocieran la piel a la contra, le estaba cogiendo la medida y recorrió el tronco con su lengua, y cada vez metía algo más de miembro en su garganta.

-YO: me encanta la sorpresa – susurre al oído de Cameron.

-CAMERON: pero no te olvides de mí – la besé con dulzura.

Metí un brazo entre las piernas de Cameron,  y de un tirón,  la abrí  subiéndola por el aire, dio un grito de susto cuando casi se da con el techo,  pero ya la tenía “sentada” sobre mi cara, en el aire con sus  muslos rodeando mi cabeza y su coño en mi cara.

Se apoyó en el techo, pero no hacía falta, la tenía bien sujeta de las caderas, y mi lengua se abría paso en su interior provocando gemidos entre la sorpresa y el placer. No pesaría ni 58 kilos, y podía tenerla así, mientras su amiga me estaba haciendo la mejor mamada que recordaba desde Madamme. Tenia arcadas, pero seguía tragando, llenándomela de babas y dejándola limpia en un ciclo sin fin, su forma de jugar con la lengua en el glande y de chuparme los huevos era un espectáculo.

Cameron se corrió en mi cara cuando le repetía el abecedario con mi lengua sobre su clítoris por tercera vez,  aferrada a mi cabello y al techo con las manos, casi se me cae de los espasmos. La bajé colorada, y con ganas de más, se fue a la cama, y gateó enseñando el culo como una gata en celo, metiéndose un dedo por el coño aliviando su tensión. Aquella imagen, y el buen hacer de Amy, me descargaron dentro de su boca, una mujer que la chupaba así se lo tragaba, y  lo hizo, no dejó ni una gota.

La puse en pie, y la doble la espalda de un beso enérgico  de agradecimiento, sonreía al volver a sentir mis manos en su coño, y la empujé tan fuerte que cayó de bruces en la cama despatarrada. Antes de que pudiera recomponerse, metí mis manos por su minifalda tirando del tanga, se lo saqué, y la abrí de piernas. Cogí la cabeza de Cameron y la obligué a comerse el coño de su amiga, pese a que le daba reparos, lo hizo, le abrió los labios mayores y succionaba dónde una mujer sabe que debe hacerlo. Amy gemía perdida, acariciándose los senos.

Yo me fui detrás de Cameron, que estaba a 4 patas, y la metí entera de golpe en su coño abierto, gritó de dolor pero continuó lamiendo cada centímetro de la intimidad de Amy, mientras la follaba por detrás, azotándola el culo y agachándome sobre su cuerpo. Luego me puse en pie, y la penetraba desde arriba, incidiendo directamente en su punto G, cada acometida la hacía más valiente en su hacer en Amy, y cuando la llegaron los orgasmos la metía tres dedos por el coño. Dejé a Cameron y metí mi cara entre las rollizas piernas de Amy, el cambio en el tono de los gemidos de Amy se notó, y pese a ser mujer, Cameron no sabía ciertos trucos, yo sí.  Amy explotó en un orgasmo como una fuente, gritó asustada, avergonzada, sería la primera  vez que se corría de esa forma, y por su cara, estaba seguro.

Mi polla estaba dando golpes en mi pecho, pedía esconderse en aquella mujer. Amy ya tenía su agujero listo, apunté a su coño y la fui penetrando con cuidado. Toda la gama de gestos faciales pasaron por el rostro de Amy, al final, su cara era la misma que cuando te metes en el agua fría y llegas  la zona pélvica. A 3/4 de polla noté la pared del útero, maldiciéndome,   retrocedí para no hacerla daño, y me movía lentamente por que sentía una presión brutal de las paredes interiores, palpitaban al separase cada vez más. Cameron puso su coño en la cara de Amy, que llevada por la lujuria se lo comió como podía entre jadeos.

Cuando me aferré a sus caderas, Amy  no tenía fuerzas para otra cosa que soportar mis embestidas, era difícil no pasarme, pero Amy gemía asolada por una corriente de sensaciones que nunca había experimentado. De nada la sirvió querer cerrarse de piernas con cada orgasmo. Cameron se quitó el sujetador  hábilmente,  se dejó el uniforme, sus pezones duros marcados bajo la tela eran preciosos,  y sus caricias en vano a Amy me llevaron a la locura, terminando de correrme en el coño dilatado de Amy.

Caí a la cama algo cansado, pero Cameron quería más, se puso a 4 patas encima de mí y me besó masturbando hasta que mi polla reaccionó. Se dio la vuelta y preparó su ano, para luego meterse mi rabo lentamente, gimoteando. La rodeé con mis brazos por el vientre, y planté los pies, desatando a la bestia, y sus gritos se escucharían por todo el pasillo.20 minutos sin parar acelerando hasta que sus orgasmos anales la hicieron desvanecer en mis manos, salían chorros de su coño, como si fuera una  pistola de agua, que caían en el suelo.

La solté dejándola a un lado, con espasmos musculares largos y amplios, Amy aún se estaba recuperando cuando caí sobre ella, del calentón rompí el uniforme por el escote de varios tirones fuertes, sacando un par de tetas de nivel de su encierro, sus pezones oscuros y duros fueron lamidos y chupados. Metí mis dedos en su ano tanteando pero se tensó tanto que ella no permitiría que se la metiera, y no tenía tiempo para doblegarla, así que nos puse en pie y en mitad de la habitación se la metí por el coño desde atrás, aferrado a sus tetas pellizcando los pezones. Así, su trasero no me dejaría meterla entera, y a la vez incidía en su punto G. El sonido de mi pelvis en su trasero era rítmico e hipnótico, sus gemidos a compás se perdieron con los orgasmos que bajaban por sus muslos, y le dediqué unos minutos de bestia dejándola medio ida. Al soltarla, se fue al suelo aturdida, pero se agarró a mi polla y la chupó otra vez hasta sacarme la ración que deseaba, de nuevo no dejó ni una gota, aunque esa vez no es que saliera mucho, con el día que llevaba era normal. Amy se sentó en el suelo, sin saber muy bien dónde estaba, tras aquello.

Ese no sería mi último polvo, no con ella, así que regresé a la cama, y reactivé a Cameron. No sé como volvió en sí, y me rodeó con todas sus extremidades, con la espalda en el colchón. La saqué el uniforme a lo bestia, lamí sus senos mientras empezaba a follarla por el coño de nuevo, mientras suspiraba y gemía vagamente, aferrada a las barras de la cabecera de madera de la cama. Mi cintura estaba en automático y no sé cuanto pasó hasta que logré vaciarme del todo. Ya no tenía más, ni podía, Cameron tampoco, había aguantado ese último polvo sin sentir nada creo, solo por orgullo.  Amy se arrastró a la cama, y nos quedamos dormidos una hora larga. 

Se nos echó el tiempo encima, me despedí cortésmente de Amy, que se fue sin que oyera una sola palabra de su labios, caminando con torpeza. Recogimos la habitación, y  tuve que conducir parte de la noche para regresar a Madrid,  dejando a Cameron  en su casa con un beso largo y sensual, acordando que siempre que tuviera un plan similar, contara conmigo. Su novio bajó a ayudarnos a subir las cosas, Cameron se reía al mirarle, pero como siempre se reía, él no entendía  por qué.Después, me fui a casa, y dormí lo que pude, quedaban pocas horas para ir al trabajo.

Creo que soñaba cosas felices, estaba en una nube de sexo y autodeterminación, y me sentía listo para un reto mayor. Sólo tenía que decidir cual, Pamela, Kate, hasta Alexis me parecía algo factible…

Pobre de mí, no sabía lo que se me venía encima.

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