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Una mañana más, Ana afrontaba las prisas y los exámenes finales en la facultad. Tocaba hincar codos y apretar las tuercas lo máximo. A primera hora tenía un examen que llevaba preparando noches enteras sin dormir, pero en ese instante de correr para llegar le sonó el móvil. Pese a ser un número desconocido, se puso.
-Diga.
-Hola, ¿eres Madame Ani? Llamaba para pedir un servicio con Lidia. ¿Esta tarde está libre?
Vaya, cliente directo y serio.
-Claro. ¿Le viene bien de cinco a seis?
-Perfecto.
-Estará en el hotel NH Málaga, habitación 33, tercera planta. Dígame su nombre.
-Guillermo Ramírez.
-¿Su edad?
-42.
-¿Profesión?
-Concejal local.
-¿Del ayuntamiento?
-Sí, tengo mi despacho pared con pared con la del alcalde.
-Wow. Pues anote: serían 700 euros, pago vía PayPal al e-mail [email protected]. Necesito que haga el pago antes de la una para avisar a mi chica y se prepare.
-Mi secretaria realizará el pago de inmediato. Muchas gracias.
-A usted. –Y Ana colgó alegre-. ¡Yeah!
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El examen fue como la seda. Ana iba muy bien preparada e incluso le sobró tiempo. Ahora a la biblioteca a repasar para el examen de las once. Pero otra vez le sonó el móvil con otro número desconocido.
-Dígame.
-¿Hablo con Madame Ani?
-Sí, soy yo. ¿Qué desea?
-Concertar una cita con Lidia. ¿Estaría disponible esta tarde?
-Por supuesto. Hotel NH Málaga, habitación 45, cuarta planta. No es necesario que pase por recepción. Usted sube y Lidia le abrirá la puerta sexi y encorsetada a las seis de la tarde.
-¿Precio?
-700 euros por PayPal.
-¿E-mail?
-Apunte. [email protected].
-Muy bien.
-¿Me facilita su nombre?
-José Luis Cano.
-¿Edad?
-39 años.
-¿Profesión?
-Policía. Patrullo la ciudad por las noches. Vi a Lidia en su book y me fascinó.
-Pues por favor, haz el pago lo antes posible. Si a las dos no lo veo hecho, cancelo el servicio y usted se queda sin chica.
-No se preocupe. En cuanto cuelgue lo hago.
-Eso me gusta. Adiós. –Y Ana colgó-. Genial… -sonrió con gozo.
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-¡¡Jodeeeeer!! –pegó Guillermo Ramírez el último embiste y eyaculó con bravío. Lidia aguantó el chorro de placer abrazada a su cliente.
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-Mierda…
Lidia llegaba tarde. Desnuda y con la ropa enrollada en las manos, subió así al cuarto piso del hotel. Abrió la habitación 45 y se preparó para el segundo cliente.
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-¡¡¡YA YA YA YA!!! –empujó José Luis Cano con la pelvis y realizando una eyaculada magistral. Lidia se tapó la cara con la almohada para silenciar su chillido de loba.
10
Otra noche puñetera de estudios y cafés para aguantar las horas. Ana consultó su reloj deportivo de pulsera. Las dos de la madrugada, pero parecía que el tiempo se había detenido.
En ese momento llamaron a la puerta. ¿Quién sería tan tarde? Pese al cansancio, Ana se levantó de la mesa de estudio y fue a ver quién era.
-Hola, ¿tú eres Ana Etxeberría?
Ana se quedó descolocada. Tenía delante a un maromo musculoso de 30 años envuelto en una gabardina oscura. ¿El mundo se había vuelto en un sinsentido o solo era una visión causada por el agotamiento?
-Sí, soy yo.
-Te traigo un regalo de Lidia Ortiz.
-Ah, vale. ¿Y dónde está el regalo?
-El regalo soy yo –se abrió la gabardina y enseñando sus años ejercitados en el gimnasio. Enseñó su desnudez excitante y su tanga dorado de hilo filo.
-Coño puta… -A Ana se le quitó el sueño en un segundo.
-Tienes una hora.
-¿Eres gigoló?
-De los buenos y te lo pienso demostrar.
-Pasa, cacho cabrón –le tiró Ana del brazo-. Fuera tanga y te la cascas en mi cama. La quiero ver bien dura cuando te enchufe.
-Por supuesto.
Ana hizo una llamada rápida a Lidia.
-Hola, pedazo de guarra -rió Ana.
-¿Qué tal, putón verbenero? ¿Qué haces?
-Voy a disfrutar de tu regalo. Muuuuchas gracias, guarrona. Sabes elegirlos. Está de puta madre.
-¿Te gusta? Lo elegí entre 100 gigolós de lujo.
-Sólo te llamaba para agradecértelo. Eres una amiga de las buenas. ¿Y tú qué haces? Escucho voces de fondo.
-Es Diego con la polla en la mano.
-¿Te lo vas a follar gratis?
-Ni de coña. Diego ha estado ahorrando dos meses para pagarme.
-Esta es mi puta.
-Le he dicho a mis padres que vamos a estudiar juntos toda la noche en mi cuarto.
-Claro, él te estudia a ti y tú a él –rió Ana-. Bueno, guarrona, que mi gigoló se va a correr en la mano si espero más. Que tengas buena follada.
-Y tú también. Te quiero mucho, Ani.
-Y yo a ti, so zorra. Y ya sabes, fotitos y para el facebook.
-Hecho.
-Pensé que sería una noche de pena, pero me equivoqué yeahhhhhh…
… FINAL