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Alexa, una chica seria que resultó ser una pervertida (2)

El día siguiente a nuestro encuentro nos buscamos por chat como ya se había hecho costumbre, nos puso muy calientes recordar una a una todas las cosas que sucedieron, al grado que Alexa me comentó:

—Estoy mojada, muy mojada. Necesito ir al baño a quitarme la pantaleta.

—Yo también estoy súper excitado, si tengo que levantarme del escritorio se va a notar el bulto.

—Que rico papi, quisiera ver tu verga en este momento, o mejor aún, quisiera estar debajo de tu escritorio mamándotela.

—Créeme que deseo que estuvieras aquí.

—Necesito ir al baño, voy a quitarme la pantaleta y si puedo aprovecharé en masturbarme.

—Yo haré lo mismo.

Cerramos la sesión de chat y cada uno por su lado fuimos al baño a masturbarnos, en mi caso la erección bajó después que eyaculé en el baño, pero la calentura no cesaba, a Alexa al parecer le había pasado algo similar porque cuando retomamos el chat me dice:

—Ya no traigo calzones, me metí los dedos en el baño pero me siento como una puta, quiero sentirme la puta más puta.

—Quiero oírtelo decir de propia voz.

—Sí, márcame a la oficina, me prende la idea de que mis compañeras me vean al teléfono y piensen que estoy trabajando cuando la verdad es que me estoy excitando contigo.

—Ok. Te marco.

El teléfono timbró cuatro veces, pensé que Alexa se había arrepentido, cuando en eso respondió en voz baja…

—Hola!

—Hola perra!

—Hola papito, ya me mojé otra vez, quiero que me cojas de nuevo.

—¿Te gusto putita?

—Sí papito rico, me diste una buena chinga, me duele todo el cuerpo, tienes que darme otra buena cogida.

—Pues por mí te doy todos los días.

—Sí licenciado, los documentos le llegarán a su domicilio (dijo Alexa disimulando porque una compañera fue hasta su escritorio).

—¿Nos veremos hoy chiquita?

—Eso no será posible el día de hoy licenciado, tampoco el lunes, pero la documentación estará lista para ser entregada el martes sin falta.

—Entonces el martes nos daremos una cogida mejor que la anterior.

—Ok Licenciado, me aseguraré que todo esté como usted lo solicita. Cuídese mucho y estamos en contacto.

—Ok perrita, nos vemos el martes.

Pasó el fin de semana y me moría de ganas por volver a estar con Alexa, ella ocasionalmente me mandaba mensajes al teléfono diciéndome que no aguantaba lo caliente, que nunca en su vida había tenido que cambiarse tantas veces de ropa interior, que siempre se sentía mojada.

Llegó el lunes y retomamos el chat y las llamadas, en verdad éramos dos perros lujuriosos hambrientos de sexo, así que Alexa me sugirió…

—No voy a aguantar al martes por la tarde.

—Ni yo, ya quiero cogerte ahora.

—No puedo esta tarde papito, mis hermanos vienen de visita a dejarme unas cosas y siempre que vienen cenamos juntos. ¿Qué te parece si nos vemos mañana por la mañana? Quiero que me mandes a trabajar bien cogida.

—Ok, llego lo más temprano posible.

Eran las 6:30 de la mañana del martes, aún estaba bastante oscuro, era la época del año donde amanece casi a las 7:30. Al llegar noté que el portón estaba abierto igual que la ocasión anterior, el auto de Alexa estaba estacionado y la puerta de la casa también estaba entreabierta, la señal era clara, teníamos total libertad.

Al entrar, Alexa estaba sentada en el sillón con su ropa de trabajo, estaba 100% lista para salir de casa, eso me desconcertó un poco, pensé que habría cambio de planes pero sonriendo me dice.

—Me vestí para el trabajo, por si por cualquier cosa no podías venir.

—Siempre cumplo lo que digo.

—Ya lo veo. Siéntate, no tardo.

Alexa se dirigió a su habitación, lucía hermosa, radiante. Vestía un traje sastre azul entallado, no sé qué me llamó más la atención, si sus piernas, su hermoso par de redondas nalgas o la cintura que coquetamente se le marcaba con el saco.

Yo estaba sentado en el sillón, frotando mi verga por sobre el pantalón, yo vestía con un traje gris y corbata. Tres minutos después de su partida apareció Alexa caminando de regreso a la sala de la casa, ahora vestida con babydoll morado, que dejaba ver su hermoso par de tetas y una tanga del mismo color del babydoll. También se había soltado el cabello. Venía lista para la batalla.

Alexa se acercó a mí, y entendiendo que no podíamos coger vestidos o semi vestidos, muy sensualmente me ayudó a desnudarme, me ayudó a quitar la corbata, el saco, la camisa, los pantalones y el bóxer, que al bajarlo dejó expuesta una total erección. Sin más preámbulo, me senté en el sillón y Alexa sobre mí, solo hicimos a un lado la tanga semi transparente y de un solo sentón devoró mi virilidad.

Alexa comenzó a moverse frenéticamente, estaba hambrienta de sexo matutino, procuramos ser lo más silenciosos posible para no despertar a los vecinos, pero los sentones y los manoseaos no tenían límite, sentía sobre mí todo el peso de Alexa, los tirones de cabello que llevaban mi cara a sus tetas sobre el babydoll casi abierto, por mi parte ayudaba a Alexa con sus sentones jalándola hacia mi desde sus caderas o de sus nalgas. Alexa se vino primero mojándome la pelvis y las piernas, yo seguía durísimo me sentía con muchas fuerzas todavía, así que la cargué y la lleve a la recámara, la puse en cuatro a la orilla de la cama y me puse atrás de ella para penetrarla de a perrito, por coincidencia quedamos de frente al espejo del tocador así que mientras me la cogía de perrito podíamos ver nuestras caras, la situación era morbosa, cachonda, muy sexy. Yo estaba como hipnotizado viendo su cara por el reflejo del espejo, sus tetas al aire y el sonido de mi cuerpo chocando con el trasero generoso de mi amante.

Advertí a Alexa que me venía y ella con urgencia me dijo en voz baja:

—Espera, aguanta un poco más.

Se bajó de la cama y se puso de rodillas para darme unas mamaditas previas.

—Quiero que te vengas en mi boca, te la voy a mamar hasta dejarte seco. Quiero que te vayas al trabajo deslechado, pensando en mi, en tu perrita.

Y comenzó a mamarla vorazmente, en verdad quería deslecharme así que simplemente me deje llevar y me vacíe totalmente en su boca. Con gestos morbosos y cachondos sacó su lengua y abrió su boca para enseñarme que se había tragado todo.

Yo seguía calientísimo, como pocas veces, y tomándola de la mano se puso de pie, la besé apasionadamente, su boca nuevamente tenía el sabor de mi leche, sus labios estaban más húmedos que de costumbre, nuestras caras quedaron llenas de saliva.

—Ven, acuéstate boca arriba, ahora tú te vas a ir a trabajar pensando en mí.

—¿Qué me vas a hacer?

—Ahora verás.

La vagina de Alexa estaba muy mojada, no necesitaba ningún tipo de lubricación ni de jugueteo, así que metí el dedo medio y el índice hasta el fondo, y dentro de ella hice una curva con mis dedos para buscar su punto G, sentí su reacción, un rápido espasmo, y al contacto con esa pequeña parte rugosa en su interior comenzó el frotamiento, Alexa quería gritar, tomó una almohada para ahogar los gemidos, hasta que casi al borde de las lágrimas me advirtió:

—Me voy a orinar… me voy a orinar… voy a hacer pipí…

Alexa se rodó de la cama y apenas sintiendo el suelo tuvo su primer squirt, sus rodillas no la sostenían así que la tomé por la cintura y la senté en la cama y nos quedamos como tontos ahí por unos minutos.

Vimos la hora y eran pasadas de las 9:00 am, era tardísimo para ambos… así que nos vestimos rápido y cada uno tomó su auto para ir al trabajo. Mientras manejaba sentía todavía mi verga palpitante, sentía que en la oficina me delataría el olor a sexo. Cuando llegué lo primero que hice fue a buscar a Alexa en el chat, ella estaba igual que yo, pensando que la delataría el olor a sexo, y que se sentía aún con las piernas temblorosas. Me confesó que toda la semana había traído en su bolsa dos cambios de pantaleta porque siempre estaba mojada.

Alexa y yo no podíamos dejar de cachondear, de hablar de sexo todo el día, estábamos como enfermos, pero no podíamos desperdiciar esto que nos estaba pasando, era como de película, lo único que seguía sin satisfacer plenamente a Alexa era su necesidad de gritar, de gemir, de decir groserías en voz alta por prudencia con los vecinos, así que comenzamos a planear una fantasía para ir por primera vez al hotel y dejarnos llevar más de lo que ya lo habíamos hecho.

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Si te gustó mi relato escríbeme a [email protected] y cuéntame lo que te hizo sentir.

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