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Flopy, la chica del quiosco (1)

Hace un par de años por cuestiones de trabajo tuve que viajar a Argentina, más específicamente a La Plata. El lugar no era muy diferente a la ciudad de México, de hecho parecía una típica escena a la que yo estaba acostumbrado, edificios de oficinas, de departamentos, pequeñas tiendas a las que en Argentina se les conoce como quioscos, motonetas y ladronzuelos de ocasión, así que adaptarme no me resultó tan complicado.

La distancia entre el lugar donde me hospedaba y el lugar de trabajo era algo cercano así que decidí caminar en mi ruta diaria, en el trayecto visité algunos de estos quioscos para comparar alguna golosina o una bebida, la mayoría eran desordenados, con excepción de uno que era atendido por las mañanas por una guapa chica de ojos verdes. Por las tardes de regreso del trabajo, el quiosco era atendido por un joven bastante flojo, por lo cual doy el mérito del orden a la joven que atendía por las mañanas. No hace falta decir que este quiosco terminó siendo mi favorito de todas las mañanas.

Con el paso de los días mi presencia matutina se volvió familiar por lo que empezaba a tener pequeñas conversaciones con la bella chica de ojos verdes que en una pequeña y muy informal presentación me dijo le llamara Flopy.

Flopy era una chica de 23 o 24 años máximos, regordeta, ojos verdes que armonizaban con su piel blanca y su cabello ondulado color castaño oscuro. Quizá no era el prototipo de belleza argentina que nos han vendido en las revistas pero Flopy era sexy y no tenía nada que envidiar a alguna otra chica. Recuerdo también que su ropa era un poco holgada y cómoda para el trabajo pero ocultaba un poco otros atributos que pronto descubriría.

Con el tiempo pasamos de simples saludos a conversar un poco de nosotros, yo le comenté que venía de México para apoyar en una consultoría en temas administrativos mientras que ella me platicaba de sus planes de superación ya que además de atender el quiosco también estudiaba enfermería y atendía su hogar el cual compartía con su novio.

Escuchar que Flopy tenía novio me entristeció un poco, pero era normal, una chica como ella definitivamente debía tener a alguien que la tratara como una princesa. Cada día que pasaba iba descubriendo algo nuevo de la vida de Flopy, al grado que tuvo la confianza de contarme que las cosas entre ella y su novio no iban bien, que era un tipo desobligado y por si fuera poco nada complaciente en la cama uno de esos tipos egoístas que solo buscan sacarse la leche sin importarles complacer a su pareja.

Decidí aventurarme e invité a Flopy a tomar algo después del trabajo, poniendo como pretexto que quién mejor que ella para mostrarme su ciudad. Fuimos a un boliche de la zona y bebimos algo ligero, no quise abusar mucho del tiempo de Flopy para no causarle problemas con el novio pero me contó que su novio trabajaba por las tardes-noches así que teníamos todo el tiempo para nosotros.

No sé si fue el hecho de que ambos éramos un par de desconocidos lo que nos dio la confianza de abrirnos y confiarnos muchas cosas personales, o quizá el hecho de ser dos personas con vacíos que deseábamos llenar, el caso es que la pasamos muy bien y finalmente como agradecimiento decidí acompañar a Flopy hasta su casa. Ella vivía en un edificio en el centro, me invitó a pasar y yo acepté sin pensarlo al entrar a su departamento confirmé que tenía todo súper ordenado, en verdad era una chica que se afanaba en sus deberes. Nos sentamos en el sofá y antes de decir palabra simplemente nos besamos fue un beso pequeño, tierno, con un poco de nervio y vergüenza pero que ambos necesitábamos.

La piel de Flopy se erizó y de ese primer beso siguió otro, después otro más apasionado y después mis manos comenzaron a acariciar sus piernas, ella tímidamente me acariciaba pero había algo que la detenía me confesó que nunca había tenido un orgasmo, que deseaba liberarse y sentirse plena, a lo que yo simplemente comenté “déjame hacerte feliz esta noche, déjame tratarte como te mereces”.

Retomé los besos en sus labios, besé su cara, su frente, sus mejillas que comenzaban a tornarse enrojecidas besé su cuello y comencé a desabrocharle su blusa y luego su sostén fue entonces cuando pude apreciar en toda su dimensión ese gran par de pechos blancos y generosos, sus pezones rosados y grandes. No pude contenerme, así que me lancé sobre ellos mientras lamía uno y lo mordisqueaba el otro lo masajeaba con mi mano apretando y sobando el pezón así estuve un rato recreándome en sus pechos. Después comencé a pasar mi cara en ellos y como tenía yo una semana que no me afeitaba la barba el roce que provocaba en los pechos de Flopy la ponía cada vez más caliente lo notaba en su respiración cada vez más agitada no supe en que momento pasó de ser una princesa recatada a una zorrita que se retorcía al ritmo de mis caricias.

Le saqué los zapatos para después quitarle el pantalón, no aguanté más y solo le hice a un lado su pequeña bombachita color blanco que ya transparentaba por la humedad de su concha y que dejaba ver a detalle lo peludita que estaba cuando comencé a lengüetear la zona descubrí que su agujerito era pequeño, aún muy estrecho lo cual terminó de morbosearme y sin más procedí a hacer mi trabajo Flopy se había transformado por completo era sin duda una zorra deseosa de placer, me tomaba por la cabeza y me repetía que era la primera vez que le comían su concha eso me prendía más y pasaba mi cara y mi barba por toda la zona quería empaparme de ella.

Mi verga estaba ya a reventar así que me puse de pie y me baje el pantalón y el bóxer para que mi nueva zorra me diera placer ella me tomo por las nalgas y viendo mi tronco erectó se inclinó para meterlo en su boca era extremadamente hábil mamándola, yo la follaba por la boca y cuando se atragantaba se la sacaba de la boca llenándomela toda de su saliva la escena se volvía más morbosa cuando había un hilo de baba entre su boca y mi verga como si fuese un hilo conductor. Y sus ojos verdes sus pupilas más dilatadas que nunca me invitaban a no esperar más para cogérmela.

La recosté en el sofá y levantándole las piernas entre por su pequeño agujerito y sin piedad la atravesé de una sola estocada vaya sensación, apretaba riquísimo ese pequeño hueco estrecho pero su lubricación era tal que permitía un movimiento fluido y rítmico Flopy comenzó a gemir, vaya que le gustaba gemir a la muy perra, lo cual me ponía cada vez más loco y mis embestidas iban en proporción al volumen de sus gemidos casi llegamos al mismo tiempo la zorrita de Flopy puso sus ojos verdes en blanco, como en trance y cuando su respiración y movimientos dejaron de ser fluidos para convertirse en espasmos me vine a chorros inundándola de leche y aun temblando los dos la tomé por el cabello la jalé con fuerza y pase mi lengua por toda su cara como marcándola de mi propiedad la miré a la cara y le pregunté

-¿Te gustó zorra?

-Si, me vuelves loca.

-Eres una puta, es lo que eres, una hermosa puta hambrienta de verga.

-Si papi, eso es lo que soy, una putita, tu putita hazme tuya como tú quieras.

-¿Te gusta el porno? ¿Tienes videos?

-Sí, me encanta, voy por la computadora y vemos algo juntos.

Cuando Flopy se fue por la computadora noté que no le quite la bombachita para coger, la traía de lado, pero la escena era lo suficientemente sexy para darme cuenta que su culito era proporcionado a su cuerpo, redondo y muy apetecible, lo cual me dio la idea de ver porno anal cuando regresara y con ello darle la pauta de lo que vendría a continuación.

-¿Qué quieres ver? -Pregunto Floppy

-Busca algo de sexo anal

-Eres un cerdo, me encanta verlo, es de mis favoritos siempre he soñado con que me lo chupen

-Ponlo ya y ven aquí.

Estuvimos viendo a una chica rubia siendo penetrada por un joven blanco pero muy dotado y cuando mi erección regresó apreté los pechos de Flopy y le dije

-Ahora vas tú, quítate la bombacha y ponte en cuatro sobre el sillón.

Así lo hizo y a pesar de que ya quería meterle la verga a esa zorra, mi deber era cumplirle la fantasía, así que me arrodillé atrás de ella y comencé a comerle el ano recorría mi lengua desde la entrada de su vagina hasta el ano y me detenía ahí para comérmela su sabor era dulzón.

Su color rosadito con pocos pelos en esa zona después me puse de pie y comencé a penetrarla muy lento por la vagina, solo para que siguiera caliente y lubricada mientras tanto metí el dedo pulgar en su cavidad anal cuando sentí que se me movía con libertad lo saqué y le metí dos dedos el índice y el medio llegado el momento saque mi verga llena de sus jugos y la puse a la entrada anal y de un golpe la atravesé Flopy soltó un grito gutural, y dejando que el dolor pasara comencé a moverme lentamente aumentando poco a poco el ritmo que espectáculo era meterle la verga y ver como mi tronco desaparecía entre las nalgas de la zorra la tomé por los hombros para empujarla hacia mí con fuerza pensé que el sillón se rompería así que fuimos a su recamara ahí la acomodé de lado a la orilla de la cama, como en posición fetal y de nuevo busque penetrarla analmente que rico apretaba ese agujerito sin estrenar su cara de satisfacción de zorra complacida de puta barata.

Sentí terminar, me salí de ella y me vine a chorros en ese par de grandes tetas mis últimas gotas las deposité en sus pezones y la muy zorra agarró sus propias tetas lamiéndolas para comerse mi leche yo le pedí que se recostara y subiéndome en ella apreté sus tetas y metía mi verga entre ellas. Comencé a follarla por las tetas húmedas y sudorosas que rica sensación estuvimos asía hasta que mi erección ya no era tan fuerte y nos recostamos.

Vimos la hora y pregunté a Flopy por el novio, me dijo que en una hora llegará a casa así que me vestí rápido para que Flopy tuviera tiempo recoger la casa y no hubiera rastros de nuestra aventura. Me despedí de ella y quedamos en ponernos de acuerdo en el quiosco para vernos frecuentemente mientras durara mi estadía en su ciudad.

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