Saltar al contenido

¿Jugamos voleibol?

Hace algún tiempo tenía una amiga con la que compartía mucho, era un poco menor que yo, tenía 19 años, piel blanca, cabello negro y liso, senos pequeños igual que sus nalgas, de contextura delgada.

A ella le gustaba mucho el voleibol y en muchas ocasiones nos poníamos de acuerdo para vernos en su casa y jugar un rato, ella vivía en una pequeña urbanización en la cual habían 6 edificios (algo así, la verdad no recuerdo), en algún momento de la vida comenzamos a echar broma y terminamos en el tema sexual y en cierto momento le dije que un buen día le robaría un beso, ella me dijo que no había problema, mientras solo fuera un beso todo bien, unos días después acordamos para jugar un partido, tengo que decirlo, yo jugaba un poco mejor que ella y el premio de ese partido (si yo ganaba) sería un beso, así no tendría que robárselo.

Comenzamos a jugar, estuvo un poco difícil pero terminé teniendo la victoria y reclame mi premio, nos dimos un buen beso, no sé cuánto duramos pero nuestras lenguas se encontraron e intentaban llegar a las gargantas, hasta que ella concluyó el beso.

– Ya, ahí tienes tu premio

Dijo mientras sonreía y seguimos jugando, después de un rato estábamos muy agotados, ella propuso subir a su casa a tomar algo de agua y fuimos un momento, llegamos a su piso y ella entró sola a la casa, sacó el agua y tomamos, guardamos para seguir jugando, estábamos esperando el ascensor y ella se recostó de la pared mientras miraba su celular, yo me acerqué y le robé un beso más, no se resistió y nos seguimos besando por un rato.

– Se me quitaron las ganas de voleibol

Me dijo, me tomó de la mano y volvimos a entrar a su casa, mientras caminábamos la abracé desde la espalda y comencé a besar su cuello, ella comenzó a respirar de manera agitada y su piel se erizo, pero yo no dejaba de besarla, metí mi mano derecha en su mono deportivo para acariciar su vagina por encima de su tanga, la cual ya se sentía mojada, ella pasó su mano hacia atrás y alcanzó mi pene, comenzó a acariciarlo, ya yo tenía una erección obviamente y a cada segundo que pasaba aumentaba la lujuria entre ambos, éramos amigos pero esos dos besos lo cambiaron todo, estábamos a segundos de convertirnos en amantes, ella se volteó y comenzó a hacerme sexo oral, se lo metía hasta el fondo de su boca, pasaba su lengua por todo mi pene, yo la levante, la voltee y la incline un poco para meterle mi pene, lo metí hasta donde pude así sin aviso, ella respiró profundo y comencé a embestirla, ella no paraba de gemir.

– Ay que rico… sigue… así… así

Eran casi 19 cm dentro de su pequeña vagina y cada vez que lo metía daba un pequeño salto, yo se lo metía cada vez más rápido hasta que ambos acabamos al mismo tiempo, la llené de mi semen, cuando saqué mi pene ella cayó de rodillas, sus piernas temblaban y un rato después recuperó el aliento.

– Eso estuvo rico, vamos a bañarnos…

Descansamos un poco y nos metimos juntos a la ducha, era algo pequeña, pero mejor para nosotros, comenzamos a besarnos mientras el agua caía por nuestro cuerpo, comencé a tocarla y ya estaba lubricando, ella tomó mi pene y me masturbó por un rato, luego se agachó y comenzó a lamerlo, pasaba su lengua por cada centímetro y lo metía hasta el fondo de su garganta, ya estábamos listos para el segundo round, la levanté y tomé una de sus piernas, la penetré de nuevo, a lo que ella no pudo evitar dar un pequeño grito, comenzamos lento mientras nos besábamos, eso lo hacía más íntimo, fuimos de a poco subiendo la velocidad, yo la besaba en el cuello mientras ella gemía.

– Ay… ay… lléname toda… aah…

La levanté tomándola de sus pequeñas nalgas y comencé a penetrarla duro, ya estábamos a punto de acabar juntos por segunda vez.

– Acábame dentro anda… ah… ah… ah… aaaah

Y con ese último grito acabamos juntos, dejándola llena de mi semen.

Después de ducharnos y descansar ella me acompañó hasta la puerta, llevaba solo una camisa larga, que cubría todo su cuerpo, se veía realmente encantadora, nos despedimos con un apasionado beso que nos calentó de nuevo, yo iba a tocar su vagina, pero ella detuvo mi mano.

– Mejor en otro momento ¿sí?

Subí al ascensor y ella se despidió regalándome una sonrisa.

– Luego jugamos otro partido.

[email protected]

Deja un comentario