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Macarena, mi nueva compañera de trabajo

Macarena había estudiado algo relacionado con computación, por lo que un día al terminar una clase de hardware, me llama a su oficina la directora del colegio y me la presentan.

Don Antonio, te presento a la señorita Macarena, me dijo la Sra. Directora: ella viene en calidad de aprendiz, tiene unos semestres en informática, recién salida desde la facultad.

Nos presentamos, al momento pensé que nos íbamos a llevar bien. Se vea bien, pelo castaño claro, ojos verdes, miraba simpática, vestía formal (era su primer día de presentación) pelo suelto, muy jovial.

Después de ver sus antecedentes y de alguna preguntas previas de rigor, la invité a conocer el lugar para que se ambientara en sus labores.

Ya, mira, tenernos dos laboratorios de informática, cada una con 22 máquinas, más 2 salas de proyecciones y una de reuniones. La labor es muy simple, yo veo la parte administrativa y Ud. vea la parte técnica, me avisa de todos los elementos que tenga y todas las funciones que haga. Le voy a entregar una agenda con sus labores y anote allí nos aprendizajes, cualquier duda me avisa. Para eso estoy.

Ya señor, me dijo.

Eh, le dije, nada de señor acá, le dije, no soy tan viejo ni tan mayor para que me trate así. Somos compañeros de trabajo de casi de la misma edad.

Si Ud. quiere llamarlo así, no tengo problemas, pero me tinca que nos vamos a llevar bien.

También pienso lo mismo, como para romper el hielo.

Le sonreí, no sé por qué, pero lo hice.

Como compañeros de trabajo, compartíamos mi oficina, yo me encargaba de la parte administrativa y ella de la parte técnica, me ayudaba algunas veces con la parte práctica en mis clases, para que también fura adquiriendo experiencia en la materia, por lo que fue pasando las semanas y nos íbamos convirtiendo en amigos. Ya habíamos olvidado el usted entre nosotros, así que ya nos tratábamos de tu, en privado, para los demás éramos Ud. y Ud.

Pasados unas cuantas semanas, un día la veo un poco bajoneada.

Que te pasa, le pregunte

Nada, me dijo, pero su miraba decía otra cosa, por lo que le respondí que sabía que le pasaba algo, y después me lo confirmó.

Si, me pasa algo, es que tuve una discusión con mi pololo, me contestó. Y me fue contando de su problema, a partir de ese momento ya comenzamos a ser algo más que amigos, por lo que no nos costó nada abrirnos a algunas cosas: nuestras cosas, nuestros amores, desamores, infidencias, confidencias y un largo etcétera, hasta que un día me dice de que porqué nos vamos a tomarnos un cafecito afuera del colegio. (para que decir que había terminado con su pololo) y claro que nos fuimos, hablamos de lo humano y lo divino, la pasamos bien. Al despedirnos, sin decirnos nada nos dimos un beso, tierno, rico:

Esperaba esto hace rato, me dijo, yo no quería hacerlo,

Cuando estábamos en el laboratorio solo te miraba y me daban ganas de dártelo, y porque no lo hiciste? le pregunte, quizás te ibas a enojar pero veo que no así que con un beso como este, la vamos a pasar muy muy bien, me dijo ella, al tiempo que acerco su cuerpo al mío y sentí su calor de sus piernas y su entrepierna ante mi.

Nos dimos otro beso de despedida, allí ella no se contuvo, me rozó el pene con sus manos y tiempo que me dijo: nos vemos mañana.

Al otro día, estaba encendiendo mi computador, llega y otro beso más rico y jugoso nos dimos…

Lo eche de menos me dijo, así? Le dije, no sabe cuánto. y usted cree que yo no quedé en otra???

Ambos reímos, al tiempo que mis manos tocaban su cara y bajaban por sus pechos. Al hacer esto, Macarena me comenzó a besar el cuello, me tomó de las manos y me dijo: Que haces?, Yo? Nada mientras bajaba por sus senos, los tienes lindos, me encantaría verlos, ella me dice: Y porque aparte de verlos porque no los tocas? Y al decir esto, me toma de una de mis manos y los pone sobre su seno izquierdo y siento algo rico que me exitó bastante: andaba sin sostenes, al momento que se abre su blusa blanca y deja ver sus senos blanquitos, redondos, y siento su textura blanda como una esponja, coronado por unos pezones rosados que al mirarlos siento la necesidad de chuparlos, y como leyéndome el pensamiento, me toma de la cabeza y me los acerca. Abro la boca y me como esas lindas coronas que sin bacilar juego con mi lengua por la aureola primero sin tocar el pezón. Ella se trataba de mover para que le comiera la punta del pezón, pero no quería…

Eres malo, me dijo, hazlo por favor, hazlo que me vas a dejar con las ganas.

Y que gano yo? Le pregunte, sin soltar sus meloncitos de mi mano.

Hazlo y verás, me dijo, y lo hice: sentí que sus senos crecieron de forma y ella comenzó a jadear. Uf… Que haces? Me gusta… si! La puntita de mis pezones, eso que rico, quiero que me los comas por favor, al decir eso tome un pezón con los dientes y le di un leve mordisco que llego a ponerse roja…

Oh, que rico! Así!

Cuando me dijo eso, aparto mi boca de sus pechos, me dio vuelta y me dijo: “por haber hecho un buen trabajo, Ud. tiene su recompensa”, y al rato que comenzó a darme besitos hasta bajar al cierre de mi pantalón, que lo bajó al instante en que salía mi pene de su prisión; veamos si logra igualar lo que me hizo, estaba muy excitada y sin dudarlo empezó a recorrer mi pene con su mano. Mi amigo se fue poniéndose duro poco a poco hasta que de una vez se lo metió en la boca,

Que rico, cerraste la puerta? Claro que sí, fue lo primero que hice, me respondió, mientras me lamia la cabeza de mi paquete, que estaba roja de puro gusto, porque sentía su lengua, su calor, sus saliva por sobre la punta, iba entre la cabeza del grande con su lengua y luego todo el tronco. Finalmente se lo metió todo en la boca y empezó a mover rápidamente al cabeza. Ella de rodillas mientras me miraba de reojo y me sonreía con el pico metido en su boca y yo le pedía que me lo chupara más.

Te gusta? Me dijo, claro que sí, le respondí,

Me vas a hacer llegar así, no sigas por favor, le dije.

Cómo que no? Mientras seguía dándole latigazos con su boca.

Dejémoslo para la próxima, cuando estemos más solitos, te parece?

Bueno, me dijo y al momento de sacárselo de la boca, lo toma con la mano y sin decir nada y muy rápidamente se lo vuelve a meter en la boca otra vez.

Que haces? no lo hagas le dije, mientras ella seguía mamándome el pene, me sonreía desde abajo, verás lo que es bueno, me dijo, tómame de la cabeza y culéame la boca ahora.

Yo no di más. La tome como lo pedía y mientras sentía un calor que venía de mis piernas que terminaban en la punta del pene, ella me tenía agarrado de mi cintura y siento que me sale el semen y choca al fondo de su boca, sentí que estaba en las nubes, me tembló todo, mientras ella contenía el moco en la boca, que trago diciéndome: ah perdón, no tenía como secarme si caía afuera, te molesta? Te gusto?

No, para nada me encantó, mientras aun me quedaba restos de semen en la punta que limpio muy bien con su boca. Me subió el cierre ella misma y yo son poder decir nada, solo sentir el placer que me dio, nos dimos un beso, abrió la puerta y se fue.

Más tarde, después de hacer una capacitación, estaba parada en el mesón principal del laboratorio, yo había ido traer dos cafés y al verla allí, sentí el impulso de recompensar lo que había pasado en la mañana, cerré la puerta con llave por dentro.

Me acerco, dejo los cafés en una de las mesas, ahora me toca a mí y sin que se dé vuelta, la tomo de la cintura y comienzo a besarle el cuello, lentamente, era su debilidad, por lo que automáticamente comenzó a jadear, mientras iba subiendo por su cintura hasta llegar a sus tetas, que comenzaron a llenarse de gusto cuando comencé a tocarlas.

Estamos decididos, me dijo, así es, solo goza le dije…

Mientras estábamos así, el roce continuo de mi cuerpo contra el de ella hizo despertar mis sentidos haciendo que cada caricia mía fuera más notoria sobre el cuerpo de ella. Mientras la acariciaba por detrás sentí su sonrisa maliciosa como se dibujaba en su rostro mientras seguía besándola. Me tomo por la cabeza y humedeciéndose los labios con su lengua, observé cómo me seguía el juego apretándose aún más contra mí para sentir su culo contra mi pene que ya la estaba poniendo caliente. Viéndola así comencé a mover mi pene sobre su culo lentamente, mientras ella me respondía moviéndose lento. Sentía sus líneas, sus curvas…

Ah que rico amor, sigue dándome así, lento, rico, uf, rico.

La di vuelta, buscamos nuestros labios y sentí de ella un gemido placentero. Rodeados por nuestros brazos me agarró por la nuca besándome de forma mucho más profunda y sensual ofreciéndome su lengua juguetona por entre sus ardientes labios. La dulce caricia de sus dedos rozándome la nuca para luego hundirlos entre mis cabellos hizo que respondiera a su propuesta devolviéndole aquel beso mezclando mi lengua con la suya en el interior de mi boca mientras ahora ella era la que se movía rozándose contra mi pico contra su chorito que ya comenzaba a ponerse caliente.

Mis manos recorrían su espalda arriba y abajo abrazándola con fuerza y llevándola contra mí. Mi pene excitado bajo el pantalón buscaba el continuo restregar del cuerpo sin dejar de crecer y crecer ni un solo momento. El laboratorio estaba oscuro, no había nadie, estábamos solos por lo que más rico sentíamos nuestros cuerpos enlazarse uno con el otro.

Bajando mi mano con rapidez sin decirle palabra, empecé a acariciarle la pierna subiendo hasta encontrar el cierre de su pantalón, por lo que metí mi mano dentro, sintiendo el calor de su vagina ya humedecido por las caricias, deje esa mano allí mientras que con la otra sacaba sus pechos y los masajeaba…

Eso amor, rico, Si, hazme sentir tu mano, tócame.

Súbete al mesón, le dije.

Pero nos va a ver alguien

No hay nadie. Hazlo, para devolverte la mano de hoy en la mañana, le dije.

Mientras se subía al mesón, le desabroche el pantalón hasta dejar ver su ropa interior, donde pude ver que ya estaba muy húmeda mostrándose la tela empapada de sus jugos. Mi mano derecha se atrevió a ir mucho más allá adentrándose por debajo del calzón hasta lograr alcanzar la suavidad de su culo. Este roce la hizo dar una ayuda echándose hacia atrás y sacándose todo el pantalón dejando ver sus calzones negritos ofreciéndome su vagina caliente y esperando su merecido. La miré a los ojos, le di un beso largo y jugoso y le dije…

Te toca a ti, cierra los ojos y disfruta; y sin sacarle su calzón ya pegado con jugos, y con las dos manos avancé masajeándole en forma circular su delicioso trasero, hasta llegar a sus labios de su vagina: y eso hice, con la punta de los dedos primero baje de su culo hasta sus labios, cuando lo hice, gimió como si se fuera su vida, uf ah que rico amor

Acerque mi boca en su vagina llena de jugos, primero mi lengua para después con mis labios, un fuerte gemido se apoderó de ella, el deseo y la pasión más febriles y alocados me animaron a continuar entre sus labios en busca del clítoris que vibraba cada vez que chupaba sus labios….

Amorcito rico, lo chupas tan rico, chúpamelo mi zorrita fuerte mi amor.

Ella no hacía más que gemir y gemir sin parar de moverse, me tomaba mi cara mientras ella trataba de buscar la posición más cómoda.

Al fin echando la fina tela del calzón a un lado logré llegar a su clítoris el cual empecé a acariciar Haciendo aparecer una vez más mi húmeda lengua, golpeé su clítoris lamiéndolo y besándolo con mayor rapidez mientras sollozaba y gemía entrecortadamente pidiéndome que no lo dejase de hacer.

No pares, méteme tus dedos dentro mi amor, por favor.

Introduje mi lengua hasta lo más profundo de su ser buscando un orgasmo en ella y acompañé la caricia de mi lengua con la de mis dedos tratando de hacerla mucho más intensa. Metí un dedo y luego otro más entre las paredes de su vagina más y más adentro. Estaba tan mojada que no me resultaba nada difícil hacer entrar y salir mis dedos de su chorito haciendo que arqueara su cuerpo, haciendo que el mesón se moviera más a punto de caerse…

Voy a llegar amor, voy a acabar, que entre y salgan tus dedos, dale fuerte allí en el clítoris; y era verdad porque su zorra quedo empapada de sus jugos que saboreé con enorme deleite quedándome entre sus piernas las cuales se cruzaron por mi cabeza apretándome contra su zorra rica, caliente.

Que rico amor, que rico, quedamos a mano.

Sí, pero aún nos falta pienso yo, le dije

Demás po. Aún sigo insistiendo que la vamos a pasarla bien nosotros, me dijo sonriente y bajándose del mesón, arreglándose la ropa

Oye, que te vas a ponerte mañana para la ceremonia? Me pregunto arreglándose el pelo.

No sé, lo clásico y tú? Le pregunte.

Lo clásico igual. Pero con alguna sorpresa, espero que te guste, y me dio un beso.

(Continuará)

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