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Dame candela de la buena, gamberra,

y haz de mí una manida pandereta,

que yo iré chupando de teta en teta

hasta calentarte como a una perra.

 

Dame los sensuales labios, querida,

sensuales labios de tu vulva loca,

hasta que caiga en mi pérfida boca

una maravillosa y caliente corrida.

 

Dame tu veneno que quiero fallecer

entre tus piernas blancas como la cal,

que como Ave Fénix, glorioso, triunfal. 

de mis cenizas volveré a renacer.

 

-¡¡¡Soy la reina de los putos colgados!!!

¡¡¡El desgraciado al final la palmó!!!

¡¡¡¿Y ahora que diablos voy a hacer yo

con el viejo de los cojones arrugados?!!!

Quique.

 

 

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