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Chateo con mi esposo, Javier me coge

Conocí a Javier por un chat. Desde un inicio, me provocó su forma de ser. Siempre morboso en cada comentario. Morboso, pero no vulgar. Podía decir lo mismo que cualquier otro chico del chat pero hacerlo parecer elegante y seductor.

Rápidamente decidimos salir. Ya había tenido tres salidas previas con chicos del chat y habían sido buenas. No me tomó mucho tiempo decidir conocer a un cuarto chico. Nos encontramos a tomar un café y terminamos cogiendo. Estuvo rico.

Seguimos chateando y encontrándonos algunas veces. En algún momento empezamos a conversar sobre la fantasía (de él) de hacerlo mientras yo hablaba con mi esposo. Me parecía loca la idea, pero me daba miedo hacer algo así, por el riesgo que se dé cuenta. Finalmente quedamos que la opción era que yo chatee por WhatsApp con mi esposo mientras cogía con Javier. Eso me pareció una salida razonable, para cumplir su fantasía (de la que me había convencido, por cierto) y para minimizar el riesgo que mi esposo se dé cuenta.

Pasaron algunas semanas y varios encuentros con Javier, pero no se daba el momento. No me decidía. Un miércoles, mi esposo me dijo que haría un viaje corto, de ida y vuelta, a Arequipa. Saldría el jueves en un vuelo temprano y volvería en un vuelo en la noche. Tendría una visita de trabajo, un almuerzo y luego el final de la tarde libre. Sentí que esa era mi oportunidad.

Le escribí a Javier y coordinamos para encontrarnos. A la hora que mi esposo estaba en el aeropuerto de Arequipa, por retornar a Lima, hablaría con él, mientras cogíamos.

Conozco a mi esposo. Suele ir con mucho tiempo a los aeropuertos, sentarse, tomar un café y hacer hora. Lo estresa llegar corriendo y correr el riesgo de perder el vuelo. Sabía que al menos estaría dos horas en sala de espera. Sabía también que jamás intenta hablar por teléfono conmigo cuando está en un lugar público. Es bastante tímido y puede escribirme mucho, pero no hablarme.

El vuelo de retorno de mi esposo era a las 9 pm. Como había previsto, a las 7 pm me escribió diciéndome que ya estaba en sala de embarque. En ese momento yo ya estaba en el hostal con Javier y ya habíamos cogido una vez.

– Hola mi amor, ya estoy en sala de embarque.

– Mi amor, yo acá en la camita esperándote.

– Sabes que te amo mi reina

– Si mi amor y yo a ti, te amo mucho, eres mi vida

Mientras estábamos en esa conversación dulce y amorosa, Javier lamía mi coño. Me sentía muy excitada, tanto por su lamida como por la conversa que iba teniendo con mi esposo.

– Sabes Marta, te compré chocolates, los que te gustan

– Gracias mi amor, te espero con tu chocolatito, ¿lo quieres?

– Hummm si amor, te estoy deseando ahora

– ¿En serio mi amor?

– Sí mi reina, todo el día te he deseado. ¿Me esperas?

– Si amor, te espero bañadita y lista.

Javier leía mientras yo hablaba con mi esposo. Me decía por momentos “pero que cursi tu cornudo”. Yo me sonreía y gemía disfrutando su lengua.

Javier me acomodó de costado, se puso detrás de mí y me la metió. Puso su cabeza junto con la mía y mientras hablaba con mi esposo, Javier leía todo y me decía “pero que cornudo es”.

– Me esperas bañadita mi amor para besarte toda

– Si mi rey, estaré bañadita para ti. Para que me beses toda y me lamas mi cosita

– Si mi amor, te la voy a lamer, que rico tu cosita rica. ¿es solo mía?

– Si mi amor, es solo tuya, soy tu esposa, soy tu mujer

Mientras le escribía eso, Javier se aceleraba cogiéndome. Lo estaba disfrutando y yo también. Me decía al oído “solo suya, tremenda puta que eres”. Eso me excitaba demasiado. Escribirle a mi esposo mientras cogía con Javier era demasiado rico.

– ¿Me vas dejar lamerte tu colita mi amor?

– ¿eso quieres bebe?

– Si mi amor, sabes que me encanta.

– Es tuya mi amor, esta noche me la lames y me lo haces por allí

– Si mi reina, hoy quiero tu culito, para mí solo

Leer y escribir me puso a mil y llegué gimiendo como puta. Javier estaba como loco y me dijo “perra te voy a mandar culeada a casa”.

Me la sacó de mi coño. Puso saliva en mi culito con sus dedos y me la metió. Estaba yo mega caliente y entró toda sin ninguna resistencia. Comenzó a moverse con fuerza y yo andaba gozando como pocas veces. Tuve un segundo orgasmo, esta vez anal, y seguía escribiéndole a mi esposo

– ¿Quieres mi culito mi amor? ¿lo quieres?

– Si amor, sabes que me encanta y es sólo mío.

– Si mi amor, es sólo tuyo, tuyo y de nadie más. Soy tu esposa, soy tu mujer, soy tuya.

– Si Marta eres mía, eres mi amor, eres todo para mí.

Tuve un tercer orgasmo y Javier me llenó el culo de leche pues llegó instantes después que yo. Me abrazó, me besó, me dijo “Marta eres genial”. Reposamos un poco. Me bañe bien. Me pidió le deje mi tanga de recuerdo. Se la di. Salí del hotel en jean y sin tanga.

Llegue a casa. Me volví a bañar muy bien nuevamente. Me puse un pijama sexy que Alonso me había comprado. Con una tanga nueva que también me había regalado. Cuando él llegó a casa, estaba muy caliente. Nos fuimos directo a la cama.

Sin mucho preámbulo empezó a lamerme mi coñito. Estaba yo caliente aún y muy rápido me humedecí. Eso le encantó. Me puso boca abajo en la cama y comenzó a lamerme el culo. Después de la verga grande de Javier, estaba dilatado. Alonso pensó que era por estar excitada esperándolo, me dijo “me esperabas caliente mi amor”. Les respondí que sí, que si mi vida.

Esa noche, como pocas, el sexo con mi esposo fue perfecto.

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