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Cogiendo con el DJ

Uno de mis pasatiempos favoritos, además de la zumba, es poner coreografías de adolescentes o de salidas de escuela, una ocasión una vecina me pidió le pusiera la coreografía de sus 15 años a su hija, lo cual acepté, la señora logró que desde el principio nos dejaran ensayar en el salón, eso ayudó mucho en la realización de los bailes.

Como siempre para ese tipo de cosas, acostumbraba a llevar mis licras, o a veces un mini short, tenis y blusas entalladas que no solo robaban la atención de los adolescentes chambelanes, sino también de todo el crew del salón.

Entre ellos estaba el dj, era un hombre robusto, moreno, de aproximadamente 1.80, tenía carisma, pero estaba feo y aunque no soy tan física, si sabía decir cuando alguien no era tan agraciado.

Su nombre era Ronald, tenía un nombre muy raro para el tipo de persona que era y todos los libidinosos de sus amigos le decían (rolas) un alias que acompañaba perfectamente lo que hacía en el salón.

Durante todos los tres meses de ensayo sentía sus miradas en mi trasero, cuando me agachaba o cuando bailaba, sus ojos no se quitaban de ahí, al voltearlo a ver siempre me sonreía, eso paso de ser molesto a rutinario que dejó de importarme, de hecho, fue con el que más hablaba y terminé por llevarme bien con él, el último mes, me la pasaba una hora más en el salón, disque acomodando la música, pero en realidad platicaba con él y nos conocíamos mejor.

Finalmente, el ultimo día, casualmente, solo estaba él, el ensayo se llevó a cabo como siempre, los jóvenes se fueron y me quedé como siempre con él, ese día, llevaba una minifalda negra entallada, mis zapatos de piso y mi blusa morada pegada y escotada, no sé, tal vez estaba preparada para algo más.

R: ¡Finalmente acabaste!

L: Si, ya terminé con esto

R: ¿Vendrás a la fiesta?

L: No creo, tengo planes.

R: Pues traje un vino, para celebrar tu éxito

L. Gracias, qué lindo

Nos sentamos en una mesa que tenía en su cabina y comenzamos a beber y charlar.

El ambiente fue subiendo, música a todo volumen y yo ya más suelta por el alcohol, lo abrazaba, lo sacaba a bailar, él muy tímido, apenas si me agarraba de la cintura, yo le tenía que poner la mano completamente en ella para poder bailar.

R: ¡Dios, que bien bailas!

L. Anda, suéltate, vamos!

Me le repegaba mucho, le permitía arrimarme su pene, el cual ya se sentía con una erección, yo movía mi cadera y le arrimaba más mis nalgas para que las sobara con su pene.

R: Lety! ¡Dios mío!

L: ¿Qué?

R: ¿No te molesta?

L: En el baile se aprovecha para rosar, jajá

Al ver a Ronald todo nervioso, regresamos a sentarnos, él no dejaba de mirarme las tetas y las piernas, yo ya me había calentado, honestamente me había excitado la charla con él, sentí su mirada, al ver que no hacía nada tomé la iniciativa.

Me levanté y me senté en sus piernas, sentí como se tensó, con mis brazos rodeé su cuello y lo besé, él no sabía qué hacer, quedó inmóvil, mientras mi boca y la de él se pasaban saliva.

R: Besas muy rico.

L: ¿Habías tenido a alguien como yo?

R: ¡Jamás!

L: Pues aprovecha tu suerte.

Me subí completamente en él abriendo mis piernas, me despojé de la blusa, el abrió los ojos y con sus manos pesadas tocaba mis tetas, las cuales empezaron a reaccionar erectando mis pezones.

Le besaba su cuello, le quité su camisa roja, su cuerpo moreno y obeso sudaba al sentir mi piel, eso en vez de darme asco me excitó más.

Le besaba su pecho que parecía más unas tetas, él gemía y me acariciaba las piernas, sentía como su verga quería salir de su pantalón, le mordía los pezones, él me acariciaba las nalgas, aunque aún no se desataba por completo.

L: Mmm, papi que rico, uhm

R: ¡Ah, nena, uhm, que rica!

L: Vamos, sé que quieres, ¡quítame la ropa!

R: ¡Esto es un sueño!

Era la primera vez en mi vida que tenía en frente a alguien que no sabía qué hacer, me puse de pie y me quité la falda, él casi se desmaya al verme en tanga, me quité el brasear y la tanga, él como pudo se quitó su pantalón dejando solo en trusa.

Le comencé a acariciar su verga, no era grande, de hecho, era apenas lo suficientemente grande para entrar en mí, él se quejaba como si lo estuviera acosando, pero eso me ponía más caliente.

Le bajé su trusa de forma violenta, un pene erecto a todo lo que daba salía de él, lo metí a mi boca y con un solo bocado lo metí a mi boca, lo apretaba de las nalgas y succionaba su pene, el cual ya sacaba mucho líquido pre seminal.

R: ¡Ah, Lety! ¡Dios!

L: ¡Mmm!, uhm!

R: Definitivamente estoy soñando, ¡uhm!

L: ¡Goza papi, goza!

El pobre no cabía de la excitación, yo jamás me imaginé que semejante hombre la tuviera pequeña, más porque tenía unas manotas, pero eso estaba pasando a segundo plano, sentía sus bolas endurecerse, él me apretaba la cabeza, me follaba la boca, aunque no me ahogaba me estaba complaciendo el DJ.

Me senté en la silla y levanté mis piernas, él me tomó con fuerza e introdujo su verga en mí, lanzó un gemido gracioso y empezó a moverse rápido.

L: Ah, tranquilo, no llevo prisa.

R: Uhm, lo siento, agh.

L: Suave, métela y sácala, así despacio, uhm.

R: Lety, eres la mejor.

Lo abrazaba con mis piernas y me empujaba a él, así sentía más adentro su verga, él me apretaba las tetas, se daba gusto con mis piernas, estaba en la gloria y yo gozaba, no como otras ocasiones, pero el gordito me estaba haciendo gemir.

L: ¡Así, uhm!

R: ¡Oh, nena, que rico!

L. Métela, empújate más!

R: ¡Si, agh!

Tomó el respaldo de la silla y con violencia se empujaba, él sudaba y gemía como cerdo, yo gritaba, me encantaba lo que me estaba haciendo.

Le dejé respirar, él se sentó y yo me di vuelta y me dejé caer, lo cabalgaba y le daba sentones, él me apretaba las tetas, sentía su barriga rozar mis nalgas, pero en vez de sentir asco, sentía más excitación…

R: Gracias, uhm

L: ¿De qué?

R: ¡Por dejarme entrar en ti!

L: Esto aún no acaba, vamos, dame papi, ¡cumple tu sueño!

R: ¡Si, ahí voy!!

Me tomó de la cintura y me empujaba con fuerza hacia él, el sonido de mis nalgas chocando con su pelvis retumbaba en el salón, seguía sudando y jadeando, le estaba dando la cogida de su vida.

R: ¡Déjame darte en cuatro!

L: ¿Y en donde me pondrás?

R: Encima de la ropa.

L: ¡Ok, hagámoslo!

Acomodé la ropa y me puse en cuatro, movía mi cola como perra en celo, él me acarició las nalgas y me trató de penetrar, el tamaño de mis nalgas le impedía hacerlo de golpe, así que con mi mano lo guie a mi coño.

Una vez dentro me movía sola, él casi no se podía mover y solo me agarraba las nalgas, yo como perra en celo me ensartaba sola, prácticamente me estaba cogiendo yo sola.

Aun así, traté de hacerlo en equipo, le pedí se moviera más y él en un intento por complacerme se empujaba tan raro que su verga se salía de mi concha.

R: ¡Ah, nena, me vengo!

L: ¡No, espera!

R: ¡Lo siento, uhm!

L: ¡No!!! Agh!!!

Su semen salió disparado en mí, él se quedó inmóvil y en un intento por venirme me moví como loca, eso no lo soportaba.

R: ¡Nena, uhm, que rico!

L: ¡Ah, ah!

Apenas conseguí un pequeño orgasmo, pero fue suficiente para satisfacerme, tirados en el piso del salón, tomaba aire, él todo vencido se acariciaba su pene, el cual ahora era más pequeño.

Tomé mi ropa, me lavé y me despedí, él endiosado por mí, me pidió que fuéramos amantes, pero estaba claro que no iba a poder conmigo, lo abracé, le di un beso y solo me limité a contestarle “tranquilo, todo a su tiempo”.

Saludos, su amiga Lety.

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