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Como crear tu puta personal (II)

Llevaba algunos meses viéndome a escondidas con Solange. Acordábamos momentos, acordábamos un precio y yo la recogía en mi auto para ir a algún motel de la ciudad y descargar mis oscuros deseos en su blanco cuerpo, había adelgazado y aunque me gustaba de cualquier forma, con unos kilos de menos se veía más sexy. Solía adularla con que se veía más delgada cuando se desnudaba antes de entregarse a mi y a ella le gustaba, se paseaba por frente a cualquier espejo en la habitación para apreciarse. Hablábamos más que la primera vez, teníamos más confianza y estaba seguro de que ella empezaba a disfrutarlo igual que yo.

Los que han leído “como crear tu puta personal” sabrán que un elemento determinante en todo esto fue un amigo que me impulsó a pedirle a Solange una recompensa por su petición inicial de prestarle 80 dólares. Este amigo estaba enterado de cada detalle. Inicialmente me pareció importante que lo supiera para cubrirme en caso de que todo esto fuera algún tipo de estratagema perversa para robarme. Hay muchas historias de bandas criminales que usan chicas sexys para llegar a sus víctimas y robarles en el momento en que están más vulnerables. No era el caso pero no estaba de más.

En uno de los tantos encuentros con Solange le comenté que mi amigo estaba interesado en tener una experiencia similar a la mía, es decir, tener una amiga para tirar de tanto en tanto a cambio de una módica suma, una puta, básicamente, pero no de esas de esquina, una puta personal. A mi lo que se me ocurria era que la misma Solange atendiera a mi amigo en una sesión magistral de sexo pago. Pero a ella se le ocurrió algo mejor y me dijo que tenía una amiga que podría estar interesada en jugar el mismo juego con mi amigo.

Yuly se llamaba. No me quiso dar su número, al contrario me pidió que le diera el número de mi amigo y ella haría el puente. Así fue.

Un día me encontré con mi amigo a tomar unas cervezas y me contó que Solange lo había contactado. Que le había dado el número de Yuli y que ella ya estaba enterada de toda la situación. Mi amigo me contó que se vio con ella, que al llegar al motel la chica fue directo al mini bar a tomarse algo y que había sido una experiencia muy interesante, que valía cada centavo.

Intrigado, le pedí el número de Yuli sin que Solange lo supiera.

Era viernes, había una fiesta en el trabajo y el alcohol, y algunas drogas, rodaron libremente. Me divertí, coquetee con algunas chicas del trabajo y bebí bastante. Al llegar a casa mi esposa estaba dormida y no hizo caso a mis intentos por despertarla para tener sexo, me ignoró, creo que fue intencionalmente por haber llegado muy tarde, era su manera de castigarme. Así que me acosté a dormir con el arma cargada y la excitación al tope.

A la mañana siguiente llevé a mi esposa a su trabajo y apenas se bajó del auto me llegó la idea atrevida de hacer una travesura. Podría haber llamado a Solange, pero tenía mucha curiosidad por saber de Yuli, mi amigo me había dado buenas referencias de su performance.

Abrí el whatsapp y le escribí directamente.

– Hola Yuli, ¿cómo estás? Christian me dio tu numero y quisiera saber si estas disponible para vernos ahora mismo… Soy amigo de Solange.

Recordé que habían sobrado varias botellas de alcohol en el trabajo y me dirigí hacía allá. Era sábado y no había nadie en la oficina. Sobre el mesón de la cocina descansaban dos botellas de champaña a medio beber y en la nevera había como 8 cervezas. Di un trago largo a una botella de champaña y sentí como mi cuerpo se reactivó. Justo a tiempo para recibir un mensaje de Yuli.

– Hola… bueno sí, sí puedo. – Escribió.

– ¿Dónde te busco?- pregunté.

Acordamos un punto que ambos conocíamos y que nos encontraríamos en 20 minutos. Conduje hasta allí y me estacioné. No fueron 20 minutos. Estuve allí un poco más de media hora esperando hasta que apareció. Era una chica de 1.60 cm, cabello negro largo y lacio, ni delgada ni gorda, una chica con unos pocos kilos de más, cejas gruesas, se podian ver unos senos grandes y pesados bajo una blusa blanca ceñida a su cuerpo. Sus nalgas eran panchas, algo que no me gustó, me gustan las chicas culonas, pero bueno, ya estaba ahi, no me iba a echar atrás por eso.

Accioné mi claxon un par de veces y le hice señas para que supiera que era yo quien la esperaba. Se acercó, abrió la puerta del auto y se subió.

Me saludó casual y yo hice lo mismo. Lo siguiente que me dijo mientras yo aceleraba con destino al motel era que si Solange sabía de nuestro encuentro. Le dije que no. Acordamos que lo mejor era que ella no se enterara. En la charla camino al motel me contó que Solange le hablaba de mi, le decía que solíamos vernos en mi apartamento y que el apartamento quedaba en una zona exclusiva de la ciudad. Ambas cosas falsas. Noté que había cierta relación de amigas y rivales entre ellas. Sin embargo no desmentí lo que dijo Solange, no había necesidad, el hecho de que Yuli creyera todo aquello solo me hacía más deseable.

Llegamos al motel. Pedí una habitación sencilla. Todas las habitaciones contaban con parqueadero interno así que entramos y la puerta se cerró detrás de nosotros. Bajamos del carro y subimos una escalera de caracol que llevaba a la habitación. Ella subió delante de mí así que pude tener su pancho culo enmarcado en unas pronunciadas caderas a centímetros de mi cara. He de decir que en estos momentos siempre se me ocurre la idea de detener a la chica, bajar su pantalón, pedirle que se ponga en cuatro en la escalera e introducir mi lengua en su culo, pero no lo hice, solía hacerlo solo con mi esposa, quien en ese momento se encontraba trabajando,

Al llegar a la habitación Yuli se metió al baño. Yo me desnudé y me di a la tarea de buscar los canales porno en la televisión. Sintonicé uno en el que una chica blanca, con aspecto de gringa recibía una verga por el culo y otra por la boca, sentí que estaba bien y me relajé esperando la aparición de mi chica de turno,

La puerta del baño se abrió y Yuli salió vestida con una ropa interior de encaje negra. Su brasier dejaba ver unos pezones pequeños y perfectamente redondos enmarcados en un par de tetas grandes y apretadas. Debajo un abdomen con unos cuantos gorditos que terminaban en una caderas amplias y sinuosas y unas piernas cortas y bonitas. Llevaba unas medias hasta la mitad de los muslos. Me sorprendió que se esforzara tanto para un encuentro ocasional como aquel y aquello marcó una diferencia con Solange, que nunca tenía este tipo de detalles.

Lo siguiente fue que se acercó a la cama, donde yo me encontraba mientras veía la escena porno en el televisor.

– Nunca he entendido el porno – dijo.

Seguidamente se subió a la cama y se puso en cuatro mientras se quitaba el brasier y la tanga, me indicó que me pusiera de pie en frente de ella y sujetó mi verga con una mano mientras se apoyaba con la otra para mantener la posición. Abrió la boca y empezó a chuparmela.

– No sé por qué los hombres ven tanto porno – me decía cuando se sacaba mi verga de su boca.

– Es rico, uno se imagina cosas – le respondí.

– ¿Cosas como qué?

– No sé, cosas, como que tu eres esa chica que esta recibiendo dos vergas

– Nunca lo he hecho con dos vergas

– Te gustaría?

– Si me pagas lo que vale… pero cómo sería?

– No sé, yo y un amigo, mientras uno te da por el chocho otro te la mete en la boca y así –

– mmmm pero igual no me parece excitante el porno, me excita más tenerte aca en persona comiendome tu verga

Agarró mi verga por la base cerca de los huevos y empezó a darse golpes con ella en las mejillas, en la frente, en la barbilla.

– Me gustas más que Solange – le dije. Y aquello hizo que su cara se iluminara.

– ¿Y por qué? – preguntó coqueta y sonriente.

– Porque eres mucho más ingeniosa y dispuesta, ella nunca ha llegado con algo como es ropita sexy que traes tú

Yuli, tenía 20 años y una actitud cándida, casi inocente en apariencia, aunque sabía lo que hacía y por qué lo hacía. Le pedí que se diera la vuelta para quedar con su culo hacia mi. Así en cuatro sus nalgas no se veían tan panchas, recordé aquella canción que dice “eso en cuatro no se ve”. Cosa más cierta.

Como suelo hacerlo con todas las chicas al tirar, separé sus nalgas para ver con claridad su ano, un ano café claro y pequeño. Posé mi verga sobre su vagina, estaba un poco seca así que solté un buen escupitajo en mi mano y lo esparcí sobre su coño y sobre mi verga. Presioné y mi falo se introdujo sin problemas entre sus labios voluminosos.

Teníamos un espejo al frente así que podía ver la cara bonita de Yuli con sus ojos cerrados y su boca abierta mientras taladraba su entrepierna, su nariz era perfecta. También podía ver sendas tetas grandes cayendo por gravedad y balanceándose a cada embate. El porno en el televisor seguía, ahora la chica estaba de rodillas con una verga en cada mano, se turnaba para chupar cada una como una profesional.

– Mira, eso también te tocaría hacerlo – le dije mientras le apuntaba al televisor.

– Si me pagas lo que vale…

Le pedí que se diera vuelta y quedara boca arriba. Su cara bonita descansó sobre su abundante cabello negro y sus tetas sucumbieron a la gravedad cayendo a los costados de su cuerpo. Le agarré ambos senos y empecé a masajearlos mientras le penetraba. Sus piernas se elevaban sobre mis hombros. Me miraba fijamente, la miraba fijamente, era mucho mejor que con Solange sin duda alguna.

La llevé a un sillón que había en el cuarto y le pedí que se pusiera en cuatro. La luz natural de la mañana entraba por la ventana del baño y caía sobre su espalda iluminando unos vellos claros, imperceptibles de no ser por la posición exacta. Volteaba su cara hacia mi y su perfecta nariz quedaba completamente evidente para mi. Empezó a gemir, gimió más fuerte, yo le daba con todo, duro, la champaña explotaba en mi cabeza.

Me vine dentro del condón y caí en el sillón. Esperamos un rato y lo hicimos de nuevo.

Después entró a bañarse, la ducha tenía un cerramiento de cristal así que pude ver como le lavaba el coño y las tetas, con mucho cuidado para no mojarse el cabello. Se envolvió en una toalla y fue mi turno de bañarme. Al salir me miró…

– Nunca he entendido el porno – dijo.

Pagué el motel y nos subimos en el auto.

– ¿Por qué haces esto?- preguntó

– ¿hacer qué?

– tienes una esposa y estás siendo infiel con alguien más, ¿ella no te satisface?

– Ella me satisface, en realidad no sé por qué lo hago, emoción tal vez… lo prohibido

– que loco

– sí… he pensado en proponerle un trío… ya lo he hecho con ella pero fue algo que se dio.. ¿tú lo harías?

– seguro, solo tienes que avisarme con tiempo

Avanzábamos a gran velocidad por una autopista.

– y tú? no tienes novio?- pregunté

– sí, sí tengo

– ja! y entonces por qué haces esto?

– por plata tonto… pero tambien porque él no me satisface

– cómo es eso?

– no sé, no lo hacemos seguido, me ignora mucho, y uno tiene necesidades

– él se lo pierde

– sí, supongo que sí

La dejé en el mismo lugar donde la recogí, la vi dirigirse a un edificio a unos 100 metros de ese punto y supuse que ahí vivía.

Que Solange no se entere de esto por favor – me dijo antes de bajarse de mi auto.

Yuli se convirtió, gracias a la misma Solange en mi segunda puta, nos vimos muchas veces hasta que un día cerró todas su redes sociales y no volvió a contestar mis mensaje, no sé por qué.

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