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El retorno del Rey

En espera de sus comentarios y valoraciones, igualmente los invito a leer mis anteriores publicaciones, que aunque son autoconclusivas y no llevan un orden cronológico, juntas tienen cierto contexto, asimismo, en IG solo acepto usuarios de esta página, pero me gustaría que por ese medio me compartieran material para mis posteriores redacciones, no solo voyeristas (llegan, ven pero no participan jajaja).

Llevaba solo tres semanas de casada con Mi Mor, cuando recibí la visita de mi ex esposo, Mi Rey. Años antes rompimos, su mal carácter, tacañería y su adicción al trabajo me convencieron de cambiar el rumbo de mi vida.

Al tiempo de romper con Mi Rey, conocí a Mi Mor, era más como yo. De buena familiar, con instintos paternales, a pesar de que en algún momento le confesé de mis deslices antes durante y después de mi relación con Mi Rey, el no mostro ni ápice de control o celos, Decidí que estaba lista para dejar atrás todas las tentaciones y establecerme con alguien, decisiones que no necesariamente pude cumplir.

Pero incluso después de que rompiéramos, Mi Rey buscaba la forma de seguir influyendo en mi vida. Parecía tener una habilidad especial para saber cuándo estaría sola y aparecía en mi casa. Cuando lo hiciera, no sería capaz de resistir y terminaría dejándolo culearme.

A medida que pasaba el tiempo, traté de resistirme. Mi Rey sabia como estimularme, pero, sabía que además de mi estaba saliendo con otras mujeres. Siempre había sido algo mujeriego y ahora con libertad parecía tener una o dos mujeres. Siempre se refirió a mí como “La primera Reina”, lo cual no era muy halagador. Así que había muchas razones para dejar de tener sexo con él.

Pero cuando vino, diciendo que necesitaba cogerme, inevitablemente cedí. Tenía todos los rasgos varoniles que me llevaron a enamorarme y casarme con él, pero los mismos que provocaron dejarlo, pero sobre todo era poseedor de una riquísima riata.

Mi Rey fue el primer hombre del cual realmente me enamore; atractivo, exitoso y rico. En general, con otros hombres, solo eran pasar el momento. Pero Mi Rey era diferente, o eso pensaba yo. Podía ser divertido y encantador.

Pero la atracción también tenía un lado oscuro. Él tenía una manera de sacar a la bestia sexual en mí. La forma denigrante en que me tratada explotaba mis deseos. Aunque no siempre él era beneficiado. Combinaba un sentido de derecho con un desdén burlón hacia mí que me hacía querer permanecer a su lado. Creo que para el yo era una masoquista empedernida.

Realmente me enamoré de él. Pero debería haber sabido que no funcionaria. Por un lado, su familia no me aprobó, ni cuando nació, la bendición, para ellos era solo “la arribista”. También se negó a convivir con mi familia. Y siguió saliendo con otras mujeres. Para ser justos, siempre decía que no íbamos a durar mucho. Pero yo si quería, y había tramos de tiempo en los que era un REY y me encantaba que siguiéramos juntos.

Creo que una de las razones por las que estaba tan ansioso por casarme con Mi Mor era para poder romper el control de Mi Rey sobre mí, de una vez por todas. Supongo que pensé que una vez que me casara, Mi Rey me dejaría en paz.

Por supuesto, para él estaba el inevitable sexo previo a mi segunda boda. Aproximadamente tres días antes de la boda, Mi Rey vino y dijo que estaba listo para darme mi regalo de bodas.

Y: “Estas pero si bien pendejo, No voy a tener sexo contigo tres días antes de mi boda”.

MR: “Es ahora o la noche antes de tu boda”.

Y: “¿Qué, vas a hacer que mi Mor mire mientras me coges?”

MR: “Si tengo que hacerlo, sí, ¿De verdad quieres que tu futuro esposo vea cómo te corres cuando te la meto?”

Y: “No lo haré, lárgate”

MR: “Sabes que tu chocho se está mojando, con solo hablarte”, no estaba equivocado al respecto.

Y: “No está mojado,” mentí.

Mi Rey metió su mano bajo mi falda y sintió mis calzones húmedos.

MR: “Como chingados que no, Yo tenía razón.”

Me giro, me inclino contra la pared, subió mi falda y de un jalón bajó mis calzones, y empujó su delicioso pito en mi cuquita.

MR: “Quieres esto”, se burló de mí, mientras bombeaba dentro y fuera de mi empapado hoyo.

Y: “No quiero”, cuando mi cuerpo me traicionó.

MR: “Bueno, te cogeré, lo quieras o no”.

Dejé escapar un pequeño grito cuando sentí que se acercaba un orgasmo.

MR: “¿Ya te estas viniendo, perra?”- riéndose

Gemí. Después de separarnos Mi Rey podía hacer que me corriera tan pero tan rápido, lo cual, no era común en nuestra vida de casados, era tan raro e irreal.

Mientras me corría, pensé, bueno, ese es probablemente el último orgasmo que tendré durante el coito vaginal sin jugar conmigo misma. A pesar de lo agradable que era Mi Mor, aun no era capaz de hacer que me corriera con su polla, aunque su boca era otra historia distinta.

En muchos sentidos, quería que Mi Rey siguiera regresando. Supongo que tenía la esperanza de que cambiara y volviéramos a estar juntos. Después de aceptar la propuesta de Mi Mor, creo que secretamente esperaba que la noticia cambiara el carácter de Mi Rey.

El día que me comprometí con Mi Mor fue especialmente excitante. Mi Rey me culeo toda la tarde, por todos mis agujeros. Mientras me perforaba el culo, su pito se retorcía dentro de mí la sensación de su polla deslizándose dentro y fuera de mi ano provocaba ligeros gemidos en mis labios.

La combinación de su verga perforando mi cola, sus dedos arremolinándose en mis labios vaginales y su mano libre tirando de mi cabello estaba acumulando una extraña presión en mi vientre. Otro orgasmo se acercaba, rápido

MR: “Di que me amas”- Me dio una fuerte nalgada

Tomé eso como una señal. Todo lo que tenía que hacer era decirle que lo amaba, y él cambiaria y estaríamos de regreso, arquee mi cuerpo para darle un beso.

Sus manos iban y venían por mi cuerpo sentía sus dedos en mi sensible vagina, de repente me sujetó por los hombros, para empujar más profundo, tocaba mi pecho con rudeza, azotaba mis nalgas.

Respiraba pesadamente, se rio entre dientes al sentir la humedad liberada por mi interior sobre su mano, descargas de placer por todo mi cuerpo. Sentí que mis piernas se convertían en gelatina mientras luchaba por empujar mis caderas aún más.

Me balanceé arriba y abajo y comencé a girar, mientras sentía que mi orgasmo se acumulaba. Gire mi vista, mi rostro se llenó de placer, cuando él me devolvió la mirada con una sonrisa.

MR: “Di que me amas” despreocupadamente

Y: “¡SÍ!” Alcancé a gritar entre gemidos.

MR: “¿Qué dijiste?”

Y: “Te amo”, gemí mientras él se metía profundamente en mí.

Empezó a girar sus dedos contra la pared superior de mi coño mientras la palma de sus ásperas manos frotaba mi clítoris. Sentí que los fuegos artificiales comenzaban a dispararse en mi cabeza, llenando mi visión con explosiones de luz.

Y: “¡TE AMOOO!” grite

Mi cuerpo temblaba incontrolablemente. El placer pulsó a través de mi cuerpo cuando sentí que sus dedos y verga se arremolinaban dentro de mí en ambos sentidos. Sentí que la humedad comenzaba a correr por mis muslos. Gemía en voz alta, oleadas de placer viniendo en rápida sucesión.

Cuando el temblor se detuvo, suspiré profundamente mientras me recostaba.

Y: “Eso fue maravilloso”, murmuré.

Después del sexo.

Y: “Tenemos que hablar”

MR: “¿de?”

MR: “Sobre nosotros, No podemos seguir así”.

Siempre sumisa y esperanzada, dije lo que nunca debí haber dicho.

Y: “Romperé el compromiso con Mi Mor, si tú quieres que volvamos a estar juntos” – Ni siquiera pedí ningún compromiso más allá de eso.

MR: “No, sigue adelante y cásate con Tu “Mor” “.

Fue humillante. Lloré después de que se fue. Y nunca debí haber dicho lo que dije porque ahora él sabía cuánto lo deseaba, y que lo deseaba más de lo que deseaba a Mi Mor.

Así que no debería haber sido tan sorprendente cuando Mi Rey vino a nuestra casa tres semanas después de la boda. Era sábado, la bendición estaba en casa de mis padres y Mi Mor estaba con sus amigos.

MR: “¿Se acabó la luna de miel?” casualmente, cuando abrí la puerta.

Y: “¡Mejor vete! Ya no puedes venir a mi casa, al menos que vengas por bendición y esta semana no te toca, además esta con mis papás”.

MR: “Invítame a pasar”, mientras se abría paso sobre mí. Cerré la puerta y me giré para mirarlo.

Y: “Estoy casada ahora”

MR: “Eso no cambia nada, sigues igual de puta que siempre”

Me agarró del pelo y me obligó a ponerme de rodillas. Mientras me sostenía con una mano, sacó su pito con la otra. Luego me cogió violentamente la cara.

Ese tipo de cosas me excitan tanto. Cuando se corrió en mi boca, mis calzones estaban rociadas por mis jugos. Afortunadamente, Mi Rey es el tipo de hombre que se recupera muy rápido y se pone aún más duro la segunda vez.

Excitada me quité los jeans y los calzones, me senté en el sofá y abrí las piernas.

MR: “Aquí no vamos a tu dormitorio”

Y: “No, podemos hacerlo aquí”, le fruncí el ceño. No tenemos tiempo de subir.

MR: “Muévete”, tirando de mi brazo. “Quiero cogerte en tu lecho conyugal”.

Y: “¡No!, Entonces No vamos hacer nada”.

Comenzó a arrastrarme, mi cuerpo pequeño y liviano, no ayudo mucho a impedirle llevarme a donde quisiera.

Y: “Está bien, está bien”, concedí. “Vamos a la alcoba.” Me soltó.

Recogí mis pantalones y calzones, lo llevé a mi lecho conyugal. Era otra señal más de mi sumisión a su voluntad. Mi entregar mi dignidad conyugal.

Me quité el resto de mi ropa mientras me observaba desde la cama. Luego lo desnudé, como si fuera una puta montando un espectáculo por una buena propina.

Y: “Mi primera Reina” mirando mi cuerpo desnudo.

MR: “Sí, Mi Rey, soy tu Reina”.

Puse su ya dura polla en mi boca, y suavemente la limpié, lamiéndola con mi lengua, acariciándola amorosamente con mis manos, moviéndola hacia arriba y hacia abajo. Me encantaba tener esa cabeza en forma de huevo de su verga en mi boca.

Supongo que siempre me ha gustado chupar pitos. Desde la primera vez que lo hice, siempre me pareció lo último en servidumbre sexual. De rodillas, por lo general completamente desnuda, el hombre de pie completamente vestido frente a mí excepto por su polla que sobresale como un arma.

Me encanta escuchar los gemidos de placer que indican que lo estoy haciendo bien, que estoy cumpliendo mi propósito como sierva sexual. Si pudiera hablar mientras estaba chupando la polla, estaría diciendo: “Señor, ¿estoy haciendo esto bien? ¿Le estoy complaciendo? Gracias por dejarme chupar su magnífica verga”.

Y hay una especie de cableado que conecta mi boca con mi chochito, de modo que cuando estoy chupando una palanca, inmediatamente siento un hormigueo allí y hace que fluyan mis jugos.

MR: “¿Más grande que el de tu “Mor”?” mientras salía a tomar aire. Nunca antes me había preguntado sobre el tamaño de la polla de Mi Mor.

Y: “Casi tan grande como el de Mi Mor,” mentí.

MR: “Sí, claro”, se rio. “Dime qué tan grande es”.

Y: “Cuatro pulgadas”, admití. “Lo medí una vez”.

Pero en realidad estaba exagerando. La polla de Mi Mor, cuando la medí, no medía cuatro pulgadas, pero se prestaba el comentario para el momento.

MR: “Supongo que serás mas puta de lo que ya eres”.

Mientras Mi Rey se acostaba de espaldas sobre nuestra cama tamaño queen, bajé mi pequeño cuerpo sobre su enorme pene. Había pasado casi un mes desde la última vez que tuve sexo con él, pero eso fue solo un rapidito. Sentía un hormigueo por todo el cuerpo ante la idea de que él me cogiera correctamente, hasta el punto en que crees que no podría caminar al día siguiente y castigándome físicamente con el peso de su cuerpo sobre el mío.

Y: “Oh, que delicia” mientras mi cuerpo se deslizaba por todo el largo de su pitote.

RM: “¿No te hicieron nada en tu luna de miel?” bromeó. “No recuerdo que fueras tan apretada”.

Y: “Es solo que ha pasado tiempo desde que tuviste en mi apretada cosita, la extrañaste.”

MR: “No lo sé, Estoy cogiéndome a una chica de diecinueve años en estos días, y ella podría tener una cuca más apretada que la tuya”.

Y: “Hijo de Puta” Odiaba cuando mencionaba a otras mujeres.

MR: “¡No me maldigas!” enojado.

Creo que su ira era una postura, pero no estoy seguro, y siempre me choca y me asusta, lo que a su vez me pone muy cachondo. Levantada su mano como si estuviera a punto de golpearme.

Y: “¡No me pegues!” grito “¡Por favor!”

No me pega, aunque lo ha hecho antes. En su lugar, me voltea sobre mi espalda y dobla mis piernas lo más atrás posible. Soy muy flexible y le encanta follarme en esta posición.

Con un movimiento rápido, hunde su espada de carne dentro de mí, hasta la empuñadura. Dejé escapar un fuerte gemido de placer e incomodidad. Se me hace un nudo en la garganta al final del gemido, y suena como un sollozo.

MR: “¿te lastimé?” inocentemente.

Y: “Hiciste eso a propósito”, acusadoramente, sabiendo cómo le gusta lastimarme.

Saca su verga de mí, y mi vagina hace una fuerte y sonora protesta por haber sido desalojada. Lo quiero de vuelta dentro de mí, pero no me atrevo a decir nada porque es capaz de negármelo por despecho.

Permanezco perfectamente inmóvil mientras él me contempla con deseo. Después de un minuto, vuelve a entrar en mí y comienza a culearme en serio. Aunque probablemente he tenido más sexo con Mi Rey que con Mi Mor, todavía hay un elemento de imprevisibilidad con Mi Rey. Es inventivo cuando se trata de sexo, y nunca es una rutina.

Puedo sentir que ya se está formando un orgasmo, pero trato de controlarlo para que dure. Si no te sueltas, puedes tener un montón de pequeños que sigan y sigan. A veces solo quiero la liberación de un gran orgasmo, pero hoy quiero saborearlo y guardar el más grande para el final.

Justo cuando creo que tengo las cosas bajo control, me mete un dedo en el culo y me hace correrme.

Y: “¡Ay pendejo!” grito

Soy como un instrumento en el que él es un experto. A menudo me he preguntado si le gusta verme acabar. A él no parece importarle, pero no haces que una chica se corra tantas veces, a menos que se intencional.

Mi orgasmo no hace que se corra, me pone a cuatro patas. Me encanta cuando me cogen de esta manera. No solo su verga parece aún más grande, sino que tiene la palanca para realmente penetrar profundamente dentro de mí. Pero con Mi Rey, solo puedo tomarlo en esta posición por un tiempo antes de que mi cuquita empiece a dolerme.

Intento no tener un orgasmo mientras lo hacemos al estilo perrito. Por alguna razón, cuando me corro y mi vagina abraza su verga en esta posición, se siente como si su pito fuera a desgarrar mi chocho. Se siente muy bien ser cogida así, tratando de no pensar en lo que está pasando, para controlar mi excitación y que esa lasciva sensación sea eterna.

Mi Rey parece estar tomándose su tiempo hoy, y me preocupa no poder aguantar mucho más, así que antes de correrme, finjo un orgasmo y me desplomo sobre mi estómago.

Luego me voltea sobre mi espalda y tira de mí por las piernas hasta que mi trasero está al borde de la cama. Luego, mientras está de pie junto a la cama, vuelve a entrar en mí. Esto es un poco incómodo porque es muy alto, pero está algo inclinado y está haciendo flexiones, solo con su pitote.

MR: “Me encanta chingarme las panochas de recién casadas”.

Y: “Si, siii, chingate, mi panochita de casada”

Era tan bueno que me estaba haciendo ver estrellas, y ni siquiera estaba teniendo un orgasmo.

MR: “Si pudiera verte TU Mor en este instante “riendo. “¿Crees que le gustaría ver cómo te cojo?”

Y: “No lo creo”, con cautela, sabiendo que es el tipo de mierda en la que Mi Rey me estaría metido.

Envolvió ambas manos alrededor de mi cuello mientras comienza a bombear su pito más rápido. Sé que estaba jugando con mi miedo a que me ahoguen. Me ha estrangulado antes, y no lo hace por mucho tiempo, pero lo suficiente como para desfallecerme.

Y: “No, no lo hagas”, suplico.

Pero él aprieta su agarre alrededor de mi cuello. No lo suficiente como para constreñir mi respiración, pero lo suficiente como para asustarme. Estoy tratando de no perder los nervios porque la última vez que me estranguló, perdí el control de mi vejiga. ¿Cómo le explicaría eso a Mi Mor si oriné sobre nuestra cama?

MR: “Pedazo de puta”, escupe. “Te encanta que te ahogue”.

Y: “No, no es cierto” mientras me ahoga más.

Espero perder el conocimiento en lugar de orinar por todas partes, pero el problema es que, Mi Rey tiene razón, el miedo de la asfixia me excita y mi coño explota con un gran orgasmo.

Me corro, pero Mi Rey no afloja su agarre. Creo que estoy gritando, pero no sale ningún sonido y me retuerzo de éxtasis y agonía. Justo cuando creo que podría desmayarme, Mi Rey afloja su agarre y siento que vuelto a la vida.

Estoy tomando respiraciones profundas y tratando de relajarme, pero Mi Rey no ha terminado conmigo. Me da vuelta sobre mi estómago, y creo que sé lo que quiere.

MR: “¿Dónde guardas el lubricante?” – Bien, ahora sé con certeza lo que está planeando.

Señalo el cajón de la mesita de noche. Ni siquiera sé por qué lo tengo, Mi Mor y me ha usado por ahí. Nunca había intentado ni por accidente metérmelo por el culo, NUNCA. Y no ha pasado mucho desde que tuve sexo anal. Y ni siquiera fue con Mi Rey. Fue un período de unos meses en los que no había visto a Mi Rey, y que cometí un desliz una o dos, ocasiones, (ok, ok, algunas ocasiones). Realmente no ser cómo puede ser tan puta a veces, y dejarme llevar por el placer.

Cada vez que tengo sexo anal, siempre siento que no parece posible que una verga quepa ahí. Mientras Mi Rey se empuja contra mi esfínter lubricado, no puedo creer que algo pueda caber allí, en mi pequeño hoyo.

Y: “¡Ay noo, Rey, nooo!” Grito mientras empuja dentro de mí. “¡Detente! ¡No, nooo, duele, dueleee!”

RM: “A chinga, siempre dices eso”, se ríe

Es verdad. Siempre se siente al principio como si no pudiera entrar o ser agradable.

Pero después de unos momentos de verdadera incomodidad, la cabeza de la verga, en este caso la de Mi Rey entra en mi culo y empieza a sentirse mejor.

Y: “Métemela por el culo” jadeando con lujuria. “Métemela todaaa”.

MR: “Te voy a dejar el culo como pingüino marínela”, mientras bombea. “Con su relleno cremoso” riéndose.

Y: “Ay siii, sii quiero”

MR: “No me importa lo que quieras, es lo que una puta como tu mereces, que te chinguen por el culo”.

Y: “Chigame por culooo”, grito. “Haz lo que quieras conmigo”.

Alguien trató de explicarme la base fisiológica de por qué el sexo anal se siente bien, pero para mí, es una combinación de lo físico y lo psicológico. El sexo anal se siente como una de las cosas más desagradables que un hombre puede hacerle a una mujer, y ese aspecto me excita e incluso puede hacer que me corra durante el sexo anal.

Con la ayuda de mi dedo índice en mi clítoris, me vengo duro mientras Mi Rey me folla duro por el culo. Pero antes de correrse, sale de mi culo y mete su verga sucia en mi cuquita. Odio eso, pero a mi cosita le encanta sentir su verga de nuevo. Y entonces puedo sentirlo explotar dentro de mí. Se siente como si hubiera mucho semen, ya que parece seguir disparando tiro tras tiro en mis entrañas.

Mientras reposo en mi cama con los ojos cerrados, puedo escuchar a Mi Rey saltar a la ducha. Cuando abro los ojos de nuevo, está parado cerca de la cama, secándose. Miro mi reloj y me doy cuenta de que hemos pasado mucho más tiempo teniendo sexo de lo que pensaba, y estoy corriendo, tratando de hacer la cama y encontrar mi ropa.

Le grito a Mi Rey que se vista, pero no parece tener prisa y eso realmente me molesta. Finalmente, estamos bajando las escaleras justo cuando veo el auto de Mi Mor deteniéndose en el camino de entrada.

Sé que soy un desastre, y el semen que gotea de mi vagina a mis calzones no hace mucho para que me sienta mejor. En momentos como este, creo que debe ser obvio para todos lo que has estado haciendo.

Y: “¡Hola!” digo, tratando de ser calmado y despreocupado, mientras Mi Mor entra por la puerta.

Se han encontrado muchas veces antes. Mi Mor sabe todas mis vivencias con Mi Rey y nunca ha mostrado signos de incomodidad por su presencia en mi vida o en la de la bendición, al contrario, siempre me estimula a arreglarme cuando viene por la convivencia, argumentando que se dé cuenta de lo dejo ir tu ex, si supiera lo Mi Rey me deja ir a mí.

MR: “Que hay?” asintiendo hacia Mi Mor.

Siento que Mi Mor nos está mirando con recelo, mirando a Mi Rey y luego a mí. Me pregunto, ¿puede oler el semen que corre por mi pierna? O tal vez solo estoy paranoico.

MM: “Hola”.

Y: “Vino a recoger algunas cosas de la bendición, antes de pasar por ella con mis padres, pero no sé dónde están”.

MR: “¿Pues puedes DÁRMELAS en mi casa, luego cuando las encuentres?” guiñando un ojo.

Y: “Está bien, las llevaré”

Mientras se despide y sale de mi casa, sé que Mi Rey creyó que quede en encontrarme con él en su casa para tener sexo.

Y tal vez lo hice, pero esa es otra historia.

Mensaje a mis lectores:

Con esta publicación prácticamente termino un reto personal de 7 publicaciones constantes y seguidas, llevamos 6/7, lamentablemente, estos próximos días tendré mucho trabajo y tardaré un poco más de lo deseado en concluir y enviar mi siguiente relato, les pido su paciencia, y de nueva cuenta les invito a leer mis anteriores publicaciones para que se entretengan mientras las aguas regresan a su cauce.

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