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En la fiesta del barrio 2 (final)

El orgasmo había sido tan fuerte con el gordo pelirrojo que vi estrellitas y me desmaye, no sé si fue tan violento porque el gordo pelirrojo lo hacía tan bien o por la droga que me habían dado.

Estaba dormida y comencé a soñar, estaba echada en una playa y estaba comiendo un helado, y yo lo saboreaba una y otra vez, el calor me sofocaba, por más que chupaba el helado una y otra vez el helado no se consumía, más bien me parecía que crecía, sentía que me faltaba el aire, y en ese momento me desperté, regrese al cuarto oscuro, había estado soñando, lo raro era que todavía sentía el helado en mi boca, lo raro es que no era frio sino caliente, ya sé que van a decir que soy una estúpida, en ese momento me horroricé al ver una silueta gigante encima de mí.

Era el negro que había conocido en la fiesta, y estaba desnudo, y el helado era su verga que trataba de entrar en mi boca, es estaba arrodillado y sus piernas estaban a los costados de mi cabeza, la cabeza de esa maza de carne trataba de entrar toda en mi boca y yo me ahogaba, lo único que pudo salir de mi boca fue:

—No seas malito, sacala un poco.

El negro lo hizo, y como toda buena acción debe ser compensada con otra, comencé a lamer con toda mi fuerza esa cabezota, por momentos la chupaba, pero lo más que entraba era solo con la justa la mitad.

Él me dejaba actuar, parece que la droga que me paralizaba estaba comenzando a perder efecto, pues pude con mis dos manos agarrar esa hermosa pieza, acariciarla, y meterla en mi boca, la verdad es que nunca lo había hecho antes, pero será la droga que me excitaba o yo misma, que alocaba ese sabor saladito, con mis manitos la metía y la sacaba una y otra vez de mi boca, y con mi lengua la frotaba.

—uy uy uy, que ri ri ricoccoo, que rica lengüita, sigue sigue, niñita, uy uy, más mas mas maaaaa…

Y diciendo esto la sacó de mi boca y comenzó a golpearse el pecho, parecía un gorila de verdad, un gorila contento.

En eso me tomo como si fuera una muñeca de trapo y me puso boca abajo, y me levanto los pompis, como un pollito tomando agua, me sujeto las caderas con sus brazotes y entonces sucedió, de mi boca solo pudo salir un quejido.

—Duuuuuuele ay ay ay ay aaaaaa….

Toda esa vergaza entro en mí, así que estaba mojadita, sentí como se estiraban las paredes de mi conchita, para recibirla.

—que rica conchita, ah ah ah que que apretadita ah ah ah ah….

Y comenzó a meterla y sacarla como si fuera un pistón, una y otra y otra vez, mi cuerpo como les decía comenzaba a responder y se comenzaba a mover, mi dolor inicial se transformaba en un placer inmenso que hinchaba mi cuerpo, hasta me regresaba un poco la voz.

—métemela negro métemela toda toda toda tooooo…

Seguía y seguía, me vine otra vez en un orgasmo criminal, el seguía metiéndola y sacándola yo regresé y el seguía, parecía un gorila tirándose una perrita.

—muévete muévete, me gusta me gusta cuando te mueves.

Con todo el placer que recibía no me interesaba nada y me movía todo lo que podía dar mi cuerpo, en la posición en que estaba sentí como me apretaba con sus brazos, y se puso rígido, Uds. saben amigas lo que se venía, si sentí como toda mi conchita, que se debía haber dilatado con la vergaza que se había comido, se llenaba de un líquido caliente, el contacto con ese cantidad de líquido, me sobrevino en un orgasmos violento, sentí que todo me daba vueltas, sentí que otra vez me desmayaba, me quede dormida, tuve varios sueños. no sé si fueron realidad o no.

Cuando desperté ya era de día pues la luz del día ingresaba por todas las rendijas de la habitación que era de madera, si era un deposito, pues en el fondo había cajas y latas de pintura vacías, yo estaba en un colchón sin sabanas, yo estaba totalmente desnuda y sentí que había recuperado la fuerza, me senté y al tocar mi cuerpo lo sentí todo pegajoso, ya se imaginan de  que, en un rincón había una silla y encima de ella estaba mi ropa bien doblada, o sea alguien me había quitado la ropa y la había dejado colgadita, me levante y me cambie rápidamente, me arregle como pude, y abrí la puerta.

La luz del día me encegueció por un momento, al ver el lugar me di cuenta que estaba en la azotea de la casa, fui caminando lentamente y vi una escalera, bajé y me encontré con la sala de la casa donde había estado la noche anterior, había botellas de cerveza vacías por todas partes, y algunos hombres durmiendo sentados en las sillas, ya no había música, en eso vi a la señora dueña de casa, se acercó inmediatamente al verme.

—como estás niñita, creo que te cayó mal la bebida, te quedaste dormida y te lleve a un cuarto arriba para que descanses ¿ya estás bien?

La mire a los ojos, esa mujer parecía una puta vieja, la muy maldita seguro que me había dado la droga en el trago con coca cola y después seguro que les había cobrado al negro y al pelirrojo para que gozaran con mi cuerpo, tenía ganas de decirle de todo, tenía ganas de denunciarla, pero como probaba todo, y la verdad es que si bien al principio tenía miedo después disfrute de todo lo que me paso, la mire y le dije:

—estoy bien señora gracias ya me voy.

Me dirigí a la puerta para salir, ella me seguía con la mirada.

—vuelve cuando quieras, ya sabes que las chicas no pagan en mis fiestas.

Claro que iban a pagar si era su negocio, cuanto les habría cobrado al negro y al pelirrojo por gozar del cuerpo de una jovencita y la verdad es que no podría asegurar si no hubo algún otro hombre que entrara a ese cuarto.

Cuando llegue a mi casa le dije a mi mama que me había quedado a dormir en casa de una amiga, igualito me castigo por un mes, llame a mi enamorado y me dijo que se había quedado dormido también, y que cuando se despertó la dueña de la casa le había dicho que yo ya me había ido, la muy maldita lo tenía todo fríamente calculado.

Han pasado dos meses y muchas cosas han cambiado, nunca volví a salir con mi enamorado por ser tan imbécil.

Por otro lado, estoy saliendo ahora con un enamorado que es moreno y bien gordito, creo que inconscientemente me recuerda a los protagonistas de esa noche, me olvidaba hace dos meses que no me viene la regla, la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida.

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