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La enfermera casada

Me dijeron que había una nueva enfermera, “es jovencita, delgada, seria, tranquila y bonita…, pero es casada”. Un rato después llegó, alta, cabello al hombro, simpática y muy tímida. Agradable en general, y con unas nalgas no muy grandes, pero sí atraían la mirada y las ganas.

Platicamos un par de palabras y a la hora de comer fuimos juntos, de regreso ya se había relajado y bromeábamos. Al día siguiente esperaba ansioso a que llegara para ver esa cara tímida y esas nalgas que ya estaban en mi cabeza. Durante la comida de ese día bromeábamos como si fuéramos una pareja, me sorprendió que me siguió el juego y comencé a idear cómo hacer para estar dentro de ella.

Pasaron unos días sin que la viera, al volver a trabajar con ella, con motivo del día de la amistad me regaló unos dulces que traían unos globos pequeños (al parecer por error los dejó ahí, ya que había adornado su lugar con unos similares), lo que use como motivo para hacerle ver que quería sexo con ella.

Yo: ¿Me espiaste cuando entre al baño?

Enf.: Nooo, ¿por qué dices eso?

Yo: Por los globos que me diste, son muy chiquitos, aunque tal vez me queden grandes, jajaja.

Enf.: Se fueron sin que me diera cuenta, nada que ver contigo, jajaja.

Yo: Pues ahora ya me quedé con esa idea y creo que tendremos que ver si me quedan, aunque solo me diste 3 y no nos serán suficientes.

Enf.: ¿Cuantos necesitas?

Yo: Mínimo unos 5 para “conocernos” bien.

Enf.: jajaja, no creo que ocupes tantos, y además no hago esas cosas, soy casada.

Yo: Tomaré ese comentario como un reto y te demostraré que puedo usar esos 5, y no soy celoso, con las mujeres de otros jejeje.

Noté en ella ese nerviosismo que indicaba que quería probar lo que le dije, pero sin ser tan descarada.

Esa tarde, por mensajes seguí insistiendo en el tema y le dije que si seguía riéndose de lo que decía, al día siguiente me la comería a besos, a lo que respondió que si no me importaba que nos vieran los demás y fingió una risa, “ya eres mía, pensé”.

Lo prometido es deuda, al día siguiente al ir a comer, la llevaba de la mano y tomé su cintura, lo cual ella permitió, en cuanto hubo oportunidad le robé el primer beso, y ella fingió no querer aceptarlo, y al besarla por segunda vez me mordió, lo que aproveche para meterme más en su cabeza:

Yo: Me mordiste, ahora me lo cobraré.

Enf.: No te mordí eres un llorón. ¿Pero, cómo te cobrarás?

Yo: Te voy a hacer que te quejes y veremos quién es el llorón.

Esa tarde, le volví a llamar y le dije que al día siguiente cumpliría lo que le dije, ella respondió que si me refería a quejas de ese tipo y me puso un audio donde una mujer gemía sexualmente. Yo sabía que ya tenía que penetrarla.

Al día siguiente, 5 día que trabajábamos juntos en aproximadamente dos semanas, a la hora de la comida nos quedamos solos mientras el resto del equipo iba a comer.

La lleve a una habitación y cerré.

Enf.: ¿Qué haces?

Yo: Te voy a coger, te haré gemir y quejarte como prometí.

Le dije mientras la abrazaba y besaba, mis manos iban y venían por sus tetas y nalgas. Mientras ella, nerviosa, solo me abrazaba y respondía a mis besos. Me saque la verga y la puse en su mano, la toco unos segundos y la soltó, acto seguido intenté desabotonar su pantalón, pero no me lo permitió.

Enf.: Soy casada, además van a venir y nos van a encontrar aquí, así…

Yo: Se acaban de ir, tenemos al menos 30 minutos para que te la meta.

Enf.: Hoy no, me da miedo que nos encuentren, mejor mañana.

Yo: ¿No te gustó lo que te puse en la mano?

Enf.: No, esta feo jajaja.

Fingí molestia y la solté, ella aprovecho para irse a sentar. Mientras yo guardaba con dificultad y algo de dolor mi verga erecta en el pantalón, me llamó.

Enf.: Acércate, no lo guardes.

Fui a donde estaba ella y sin decir más, la metió en su boca y empezó a mamar de una forma deliciosa, como si fuera algo que llevaba deseando comerse desde hace mucho, metió la mitad en su boca y le ordené que se la metiera toda.

Enf.: No me cabe, está muy grande.

Yo: De acuerdo, pero mañana te voy a coger, no importará nada.

Enf.: Ok, pero ya vámonos, van a llegar. Además yo gimo muy fuerte y nos van a oír.

Salimos y esperamos la llegada de los demás para irnos a comer, con el nerviosismo de las ganas y la culpa. Esa tarde nos despedimos con besos muy cachondos, de amantes que se desean, que quieren tenerse más cerca.

La hora de quedarse solos llegó, no perdí un segundo y apenas ví que todos se iban, cerré y la metí a mi lugar, ella un poco nerviosa, se dejó llevar. Esta vez los dos nos acariciábamos, nos manoseábamos, como ella dice. Le subí la blusa y el bra, lamí y chupe sus pezones, mientras acariciaba sus nalgas y panocha, sobre la ropa. Ella empezaba a gemir, suave, y su mano ya estaba buscando mi verga, la intentaba sacar y la ayude, mientras ella me masturbaba le baje el pantalón y la tanga, acaricie su clítoris y la tome de la cabeza obligándola a darme otra mamada antes de ponerme el condón, lo cual ella hizo gustosa y solo dejo de hacerlo para decirme “ya métemela”.

La incliné sobre el escritorio y sin el menor cuidado se la clave de un golpe, ella gimió y comenzó a moverse para que le entrara más.

Yo: ¿Te gusta?

Enf.: Me encanta, dame.

Yo: ¿Así o quieres despacio? (mientras bajaba el ritmo)

Enf.: Dame duro. (Con gemidos ahogados, para que no nos descubrieran).

Yo: ¿Quieres más, putita?

Enf.: Siii, métemela toda, más rápido, más duro. (y gemía, con la cabeza agachada, señal de placer y dolor)

Todo el tiempo vigilé por la ventana, y al ver que alguien se acercaba le dije:

Yo: Viene la asistente.

Enf.: Ya sácamela, nos va a ver.

Yo: Casi me vengo, muévete más y deslechame.

Enf.: Ok, vente rápido. (palabras entrecortadas por los gemidos)

Vacié el semen en el condón que le mostré para que viera la leche que había ordeñado con tan suculenta panocha. Sonrió y nos besamos.

Nos fuimos a comer y le pregunte si seguía creyendo que los globitos me quedaban.

Enf.: Obvio no, la tienes muy rica.

Yo: ¿Y tú marido?

Enf.: No importa jajaja

Yo: Te voy a coger cada vez que se me dé la gana.

Enf.: Y yo pienso dejarme, pero prométeme que nadie se va a enterar.

Yo: Claro, solo que te quiero en un hotel, para que goces y disfrutarte mucho más.

Al día siguiente me la mamó hasta que me vine en su boca y sobra decir que seguimos cogiendo, tal vez se los cuente después.

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