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La segunda vez que fui suya

Hola de nuevo, la verdad, jamás esperé que mi relato tuviera mucha reacción, especialmente por Telegram, es por eso que he decidido darle continuidad.

Seguramente muchos se preguntarán, ¿qué fue lo que pasó de mi primera vez con otro? Bien, para empezar, comenzaré a ponerle nombre ya, él se llama Christian, pero le dicen Chris, tomábamos algunas clases juntos, asi que por eso tenía el acercamiento directo conmigo.

En la tarde-noche que fue nuestra primera vez, la despedida fue rápida, ya que los dos estábamos nerviosos después de volver a la realidad y un poco apenados de lo que había sucedido, pues, al día siguiente él me envió un mensaje, que por favor le llevara sus notas de la clase que tendríamos el día siguiente «Nuevamente quiero poner en contexto que, estaba estudiando mi último semestre de la carrera, en toda la universidad siempre fui una chica seria, que se dio a respetar pero, ahora estaba ya en octavo semestre, era mi último semestre, había descubierto a mi pareja tener relaciones con un montón de mujeres y yo, quería vengarme en cierta forma, y tratar de disfrutar mi último semestre de universidad».

Bien, Chris y yo duramos, una semana sin entablar una conversación directa, pues de alguna u otra forma yo seguía un poco apenada por lo que sucedió y él pudo percatarse, pero, supongo que lo entendió y, el acercamiento de su parte fue correcto, poco a poco fuimos conversando de una forma un poco más cercana, pues ya no era solo un compañero de escuela, era el chico con el que había compartido una noche de pasión y el cual guardaba el mismo secreto que yo, esa semana comimos pizza con mis compañeras y el por supuesto, por cierto, mi mejor amiga, ya sabía que había estado con él, porque al saber la situación que tenía con mi pareja, estaba enojada con él. Apoyaba en su totalidad que yo, de alguna manera ya estaba saliendo con Chris, incluso, ella me alentaba a que yo siguiera viéndolo.

Ahora que ha pasado tiempo de aquellas aventuras, pienso que Chris fue demasiado listo, pues, cualquier otro hombre estuviera con las ganas de hacerlo nuevamente a cualquier momento, pero él no, simplemente dejó que todo fluyera y todo eso solo hizo que la atracción por él fuera inminente.

Finalmente se llegó el jueves, y como era de costumbre, los jueves siempre se montan unas fiestas, ya que los universitarios que son foráneos, tienen ese día como último para estar de parranda, porque el viernes viajan a sus hogares para pasar el fin de semana.

Ese día, salimos, Chris, mis dos amigas y yo, nos tomamos unas micheladas, y platicamos un rato, ya al finalizar, como yo tenía auto, le pedí a Chris que me ayudara a llevar a mis amigas a su casa y asi fue.

Al dejar la última amiga, ya de regreso a mi departamento, volvimos a tocar el tema de “nosotros”, me confesó que no para de pensar en mí y en lo sucedido, y que esos dias que me ve, solo es para darse cuenta que cada vez me desea más; al principio, no supe que contestar, pero muy dentro de mí, sabía que tampoco dejaba de pensar en él y en lo que había sucedido y yo sabía que, si llegábamos a mi departamento y volvía a querer tocarme, no lo iba a detener.

Finalmente llegamos al departamento y, él, como todo un caballero, metió mi auto a la cochera y me dijo que ya se iba, obviamente, yo no lo deje ir, le dije que si gustaba quedarse un rato, que aún había dos cervezas que sobraron de aquella vez, sin dudarlo aceptó; mientras las tomábamos, tuve que decirle que aún estaba con mi pareja, que me sentía un poco mal por lo sucedido, pero que no me arrepentía en lo absoluto, le dije que me gustaba y sentía una fuerte atracción hacia él y que tenía un dilema en mi cabeza.

Me contestó que me entendía perfectamente, que no me juzgaba, pero que yo debía de entender que aún era demasiado joven, que era muy pequeña para guardar mis deseos por una sola persona que no me respetaba, que la vida solo se vive una vez y que las oportunidades solo se dan una sola vez, que, si no las aprovechamos, llegará el momento en que nos podamos arrepentir. Concluyó diciéndome que no tendría que haber un conflicto en mi cabeza y que no confundiera el amor con el deseo; que lo nuestro era deseo puro, el cual podría sacarle un gran potencial, que el amor, lo guardara para mi pareja. No sé por qué razón, pero sus palabras me hipnotizaban junto con su mirada penetrante y perversa, se acercó y me dijo, nos quedan pocos meses en la universidad para seguirnos viendo, siguió acercándose y me besó «por su puesto yo ya estaba totalmente hipnotizada con sus encantos» acto seguido me abrazó y empezó a tocar mi trasero sobre mi leggins, diciéndome que tengo unas nalgas increíbles, que le encanta la combinación y contraste que hace mi cintura con lo ancho de mis caderas, en ese momento me prometió que me haría hacer el mayor placer que jamás me habían dado, que solo era cuestión de que le diera oportunidad.

Una vez teniendo estas palabras ya en mi cabeza, quise tomar el control y le dije que por favor me dejara continuar, tomé sus manos y las puse sobre mis pechos, mientras le empecé a acariciar su entrepierna por encima de su pantalón, por supuesto él ya estaba excitado por que pude sentir su enorme pene duro, pero hacia arriba, inmediatamente, me entró el morbo de quererlo tener de frente a mí, comencé desabrochar su cinturón, le bajé su cierre y le bajé el pantalón a las rodillas, en ese momento me senté en la silla, mientras él estaba parado frente a mí, le bajé su calzón y salió su enorme pene que por cierto, ya se había rasurado «si algo amé de esos momentos es tener a alguien con un pene más grande que el de mi pareja y que era todo mío» comencé a acariciarlo lentamente mientras veía como el moría de deseo, hasta que por fin, comencé a chuparlo lentamente, no soy una artista porno, pero sé que lo hago bastante bien, mi lengua podía recorrer cada centímetro de su miembro, y mientras lo chupaba más hacia arriba hasta llegar a su escroto, mi mano al mismo tiempo lo masturbaba «no se en que está, pero eso los prende demasiado, pude comprobarlo con ese segundo hombre» asi duró el juego de 5 a 10 minutos aproximadamente, cuando de repente, me levanto segura de mí misma y le digo…

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«Quiero que me hagas tu puta»

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Me fui directamente al cuarto. dejándolo atrás en la cocina, ya excitado, se fue rápido tras de mi y me aventó a la cama, se acostó encima de mi (por la espalda) y me dijo, «voy a hacer que me pidas verga a gritos» se levantó y comenzó a desnudarme, comenzando por mi blusa, posteriormente mi brasier, después mis tenis, mis leggins y finalmente mi tanga, me acostó en la cama y comenzó a besarme de una forma realmente pasional, estábamos literalmente en misionero, yo ya estaba lista para que me hiciera suya, pero, no lo hizo, en ningún momento me penetró. simplemente me llenaba de caricias y besos pero no me hacía suya, posteriormente, me volteó de espaldas, y se subió sobre mí y comenzó a besarme detrás de mis orejas, «realmente, el estar desnuda en mi totalidad, teniendo a un hombre prohibido encima de mí, escuchar su respiración exaltada, y al mismo tiempo besándome las orejas hizo que me excitara totalmente, al punto estar prácticamente, muy mojada, sus besos siguieron por mi espalda, al lado, al otro lado, me volvió a voltear, continuo en mi pancita, en mi pelvis, pero jamás en mi intimidad, comenzó por besar mi piernas, una, luego la otra, en el interior de cada pierna, básicamente, me besaba alrededor de mi entrepierna, pero jamás mi vagina. Eso, comenzó a ser una combinación de deseo y frustración pues, estaba realmente deseosa de que me hiciera suya, pero no lo hacía, la excitación estaba realmente acumulada.

Después me preguntó: «Quieres que te la meta?» a lo que le respondí, si… y dijo no lo hare hasta que me lo ruegues,, y comenzó a hacer lo mismo pero más intenso, yo de verdad ya quería que me lo hiciera pero me hacía sufrir de deseo, entonces quise tomar un poco el control provocándole deseo, y le dije «quiero ser tu puta ya… quiero que me hagas tu puta» y en ese momento comenzó a besar mi vagina, por fin estaba concentrando sus caricias en mi vagina, por fin me haría suya, cuando dejó de besar mi vagina, se levantó y me acomodó en la cama, con su mano tomó su pene cerca de la punta y comenzó a penetrarme lentamente, pero sólo con la puntita, sentía super rico, y lo deseaba todo pero no lo tenía todo. Así duró 5 minutos en los cuales solo me la metía poquito, llego el punto, en el que me acostumbré a sentir solo la punta, al fin y al cabo ya me estaba cogiendo, cuando de repente me dice, ya la quieres toda, yo con los ojos cerrados le dije «si por favor» en ese entonces siento como comenzó a entrar toda lentamente, hasta topar, comenzó a hacer fuerza hasta más al fondo. la verdad jamás había tenido algo tan profundo dentro de mi, pero me encantaba y as comenzó a sacarlo y meterlo, muy lentamente, pero firme, después comenzó a aumentar la velocidad; no pasó mucho tiempo para comenzar a quejarme de placer, para comenzar a gemir, mientras me lo hacía, rápido, me decía al oído, “té gusta ser mi puta?» y yo le respondía «Si, si me gusta» me decía, «te cojo mejor que tu novio?» yo le decía, «si, mucho, mucho mejor» Sin duda, el hacerme recordar, que estaba engañando a mi pareja, me excitaba muchísimo más, y no quería que terminara, la idea de estar haciendo algo prohibido, simplemente me excitaba muchísimo.

Finalmente, me dijo que quería hacerme terminar, me hincó sobre la cama y me puso de perrito, me dijo, abre las piernas, de modo que las nalgas se abran solas y pon tu espalda recta. Sé muy bien cómo hacerlo, y lo hice y así comenzó a darme de perrito, a un ritmo, más o menos rápido, hasta que finalmente tomó un ritmo que duraría por lo menos 10 minutos, un ritmo donde podía estar por horas supongo, pues, lo hacía sin cansarse, por supuesto el placer hizo que comenzara a gemir, y el en todo momento me decía «Allie, eres una perra en la cama» «te estoy haciendo bien puta Allie» «Te gusta ser una puta?» yo respondía «si, mucho» me decía «no importa lo que hagas, ya eres mi puta» todas esas palabras corrían en mi cabeza, tan fuerte que comencé a sentir que estaba llegando mi orgasmo y comencé a gritar y gemir fuertísimo, pero en ningún momento disminuyó ese ritmo y comencé a moverme hacia atrás y adelante porque ya estaba teniendo un orgasmo fuertísimo, mientras en todo momento, se escuchaba como golpeaban mis nalgas con sus piernas, él me decía «muévete más puta, muévete más duro, no pares» hasta que ya no pude mas y dejé de moverme, fue entonces cuando el aumentó el ritmo y me lo empezó a hacer durísimo, en verdad, jamás me habían hecho gritar tanto de placer y él lo logró sin ningún problema.

Al haber hecho que yo tuviera mi orgasmo, me dijo que quería terminar ahora él, me pidió permiso de hacérmelo por atrás y terminar dentro de mí, y acepté sin dudarlo pues, ya sería la segunda vez que se viene dentro de mí, pero por atrás, ni siquiera mi pareja me hacía eso, y mi amigo lo estaba haciendo con todo el derecho del mundo.

Mientras me lo hacía suavemente pero firme y profundo, me decía que esas nalgas no eran para un sólo hombre, que sin problema podían con dos hombres al mismo tiempo. Lo extraño es que, no me incomodaba en lo absoluto que me lo dijera, al contrario, me sentía muy deseada y eso me gustaba, poco fue el tiempo que me lo hizo cuando comenzó a venirse nuevamente entro de mí, hasta parar el ritmo y simplemente hacerlo lentamente y suave; sin duda, fue un placer inimaginable, y me encantaba saber que yo le provoqué un orgasmo intenso a un hombre como él.

Como de costumbre, volvimos a nuestra realidad, nos cambiamos y se fue.

Ésta vez, me había dejado sumamente relajada, con muchas cosas en mi cabeza dando vueltas; con nuevas ideas que jamás creí tomarle importancia, pero que ahora estaba considerando.

Sin duda, mi compañero era un hombre realmente pervertido y, toda esa perversión la estaba usando en mi, lo peor es que a mi realmente me gustaba, recordé una frase que había leído con anterioridad tiempo atrás, «La princesa de mi esposo, estaba siendo la puta de otro».

Aquí concluye esta segunda parte, de las aventuras que tuve con mi compañero de universidad.

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