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Mi novia Lena (3): Unos días en la playa con…

—Mire, señorita Lena: aparte de otras virtudes, usted es una muy buena arquitecta y además me ha demostrado lealtad y sé que puedo confiar en usted. 

—Sí, señor K., usted sabe que sí.

—Mire, se ha ganado unos días de vacaciones extras. Y además, le he alquilado un apartamento en la playa para que disfrute de unos días en el mar.

—Oh, pero usted es muy amable, de verdad!

—Sí, sí, ya lo sé. Usted se va al apartamento este mismo lunes y se quedará allí hasta el jueves. Ah, y todo pagado, no se preocupe por nada.

—Oh, señor K, pero… es que mi novio trabaja esos días. Y yo… sola… no… no sé. Porque… usted no… no podría… no vendría conmigo, verdad?

—No, no, Lena, yo debo trabajar esos días. Aparte que yo soy un hombre casado.

—Sí, ya sé, pero… bueno… yo…

—Venga, verá que usted estará ahí la mar de bien, verá que no se aburrirá y volverá contenta y relajada. Usted se lo merece por lo bien que se portó conmigo. Y por lo bien que trabaja… en todos los sentidos. – y le guiña un ojo.

—Eh… yo… —se ruboriza—bueno, pues gracias. Sí, unos días de descanso y además en la playa siempre vienen bien.

Esta es la conversación que tuvo mi novia con su jefe, el señor K, hace un par de días. A mí me extrañó que le diera vacaciones pero ella me explicó que él está muy agradecido por su trabajo. Así que hoy ella llega al apartamento que le alquiló el señor K y se sorprende de lo lujoso que es. Lo primero que hace es darse una ducha y luego come algo de la nevera que su jefe hizo llenar para ella. Decide echarse una siesta antes de ir a la playa a media tarde. Hace mucho, mucho calor y ella se desnuda completamente y se tumba en la cama. Tanto detalle y lujo le hace pensar que el señor K por fin le reconoce su valía y nota que eso la excita. Decide masturbarse antes de dormir y se acaricia el clítoris. Se levanta para buscar algo que la ayude a llegar al orgasmo y agarra un calabacín de la cocina. Se tumba en la cama y se mete la punta del calabacín en la vagina, ya muy húmeda y abierta. Empieza a gemir y a suspirar. En eso que oye abrir la puerta del apartamento.

—Eh, mira, la chica ya ha llegado! – dice un hombre elegante en el umbral de la puerta de la habitación.

—Eh? Pero… —ella se levanta de golpe, se tapa con un brazo los pechos y con la mano el sexo, aún con el calabacín insertado. – Quién eres? Qué haces aquí?

—Soy Sandro, guapa! Ya hemos llegado!

—Quién? Pero…

—Somos unos socios del señor K. Y tú eres Lena. Él nos ha hablado maravillas de ti. Y por lo que veo, no ha exagerado! – exclama Sandro admirando el cuerpo de mi novia y fijándose especialmente en el calabacín mojado y en el flujo que resbala por sus muslos. Ella, al darse cuenta de que él mira el calabacín se lo arranca de golpe y eso provoca descubrir su vagina abierta y emitir gran cantidad de flujo.

—Oh, qué coño! – se admira Jonás, que abre los ojos como platos.

—Pero que chica más caliente! – exclama Félix.

—Eres la bomba, Lena! – dice Ramiro.

—Ay… oh… perdonen, oh, dejen que me vista, aquí hay un malentendido!

—No hace falta que te vistas. Por nosotros estás bien así, verdad? Vaya pivón!

—Sí, sí! – asienten todos.

—Por favor, salgan de la habitación!

—A ver, niña! – exclama Sandro tomando el brazo de mi novia de manera que descubre su pecho – Oh, qué tetas!

—Tienes unos pechos muy bonitos, Lena!

—Ay, déjeme, señor! – aparta su brazo y vuelve a tapar como puede sus senos y se aleja de Sandro hacia el otro lado de la cama.

—Oh, qué culo!

—Ya nos dijo el señor K que tenías un cuerpo magnífico, pero no creía que fuera así de perfecto!

—Y sensual!

—Dejen que me vista y aclaramos lo que está pasando!

—Lena, mujer, no hay nada que aclarar. El señor K nos lo ha explicado todo. Nos ha montado estos días contigo aquí en la playa. Es un premio para ti, por tus servicios de los cuales él está muy contento y agradecido.

—Oh, eso os ha dicho?

—Sí, dice que eres una gran arquitecta y muy… bueno… que te mereces unos días de vacaciones aquí en la playa.

—Bueno, sí, eso me dijo.

—Y que, como eres una chica muy, muy caliente, nosotros pasáramos estos días contigo y cubriéramos todos tus deseos y necesidades.

—Sí, y ya hemos visto que… bueno… —Ramiro mira el calabacín empapado del flujo de mi novia.

—Yo… estaba sola… y…

—No te excuses, es muy natural… viste que tardábamos y… —sin dejar de mirar el cuerpo desnudo de mi novia.

—No, no… yo no sabía… ustedes… el señor K no me dijo…

—El señor K está muy agradecido con nuestro trabajo como socios y nos premia a nosotros con estos días contigo. Al principio no entendíamos porque sólo habría una chica con los cuatro y no más mujeres, como otras veces, pero él nos dijo que tú eras muy caliente y que te merecías este regalo, estar con los cuatro, que con uno sólo no estarías satisfecha. Y que nosotros seríamos tu regalo.

—Oh… eso dijo?

—Sí, y también nos contó que no nos preocupáramos, que veríamos que eres un pibón y que nos contentarías a todos.

—No, yo… tengo novio… no… nunca le sería infiel.

—Eso no es lo que nos contó el señor K!

—Sí, dijo que… que tú…

—Bueno, que te gusta estar con hombres y poner los cuernos a tu novio…

—Que eras muy puta, vaya! —ríe Félix.

—Oh, qué vergüenza! Eso no… no es cierto! Es solo que… el señor K… yo… él…

—Va, mira como estamos! Al verte así desnuda y tan excitada… —Sandro señala un gran bulto en su pantalón.

—Mira como la tengo! – ríe Ramiro, el mayor de todos bajándose el pantalón y mostrando sus calzoncillos húmedos cubriendo su pene que parece enorme.

—Oh, tápese señor!

—Va, niña, disfrutemos de los regalos. Nosotros de ti y tú de nosotros cuatro.

—Pero, no! Qué se han creído?

—A ver, va, menos charlas. Lena, mira, toma el calabacín y mételo por el culo!

—Ja, ja, ja! Qué bruto que eres, Félix!

—Tu jefe nos ha explicado que lo tienes muy caliente y que te gusta que te den porculo!

—Oh, eso ha dicho? Me disgusta que piense eso de mí! Yo pensaba que el señor K…

—Te valora mucho! Ya te digo! Sólo habla maravillas de ti.

—Va, ven… —Félix agarra a mi novia, la voltea y le introduce la punta del calabacín en el culo. —Métetelo hasta la mitad, Lena. Va, que quiero tu culo abierto para mí!

—No, no! Por favor! Déjeme!

—A ver, Félix, si la chica no quiere…

—No! no quiero!

—Pero Ramiro, no ves cómo se excita? Mira como les resbala el flujo por los muslos…

—Estás jugando un poco, verdad, niña? Te mueres de deseo de que te demos un buen meneo, a que sí!

—No, no… y menos los cuatro!

—Por eso no te preocupes. Estaremos varios días aquí. Si lo prefieres, estás sólo conmigo hoy. Y mañana veremos.

—Y por qué contigo, Sandro? Primero conmigo!

—A ver, quizá el señor K se explicó mal y la chica es una señorita.

—Sí, claro que sí. Y tengo novio! Yo nunca…

—Ya se ve que es una señorita educada y elegante. Es lógico que no quiera estar con los cuatro.

—Pero, bueno, el señor K nos dijo que era muy… muy putita!

—Sí, una guarrita y una cochina!

—Debe ser un malentendido y ya está. Ella es una señorita y no una fresca. – Sandro guiña un ojo a sus amigos. – Estarás sólo conmigo y no con todos si es lo que deseas.

—Bueno, no, yo… ay por favor… no… no sé.

—A ver, niña, escoge con el que quieres estar.

—No, yo… con ninguno… yo no… bueno, no sé, si acaso con… él… con Jonás… pero sólo para hablar… no para…

—Ja, ja, ja! – ríe Jonás, el más joven y guapo con diferencia – Ya habéis oído a la señorita. Salid todos de la habitación!

—Sí, sí, por favor! Si acaso, quédate tú, Jonás. – dice Lena notando que está muy caliente y que se ruboriza al oírse decir eso. —Sólo para charlar, sólo eso.

Jonás y Lena se quedan solos. Él se acerca a mi novia, aparta su brazo de los pechos. Ella está muy excitada y se deja hacer. Jonás la abraza mientras le introduce algo más el calabacín en el culo ante lo que ella suspira y gime y se deja besar en los labios. Ella, que se excitó mucho al estar desnuda ante los cuatro caballeros, también besa a Jonás que le introduce la lengua hasta el paladar y ella le abraza pero enseguida dice…

—Ya, ya está. No… basta por favor! – se aparta y se tapa los senos y el sexo.

—Es que no te gusto?

—Sí, eres guapo, la verdad, mucho. Pero yo, no sé, no te conozco.

—Mira cómo estás de excitada! No diremos nada a mis socios, les contaremos que sólo charlamos.

—De verdad? No querría que pensaran que yo…

—No te preocupes! Has dejado claro que eres una señorita.

—Sí, eso sí.

—Va, chúpamela un poco y yo te voy penetrando el culo con el calabacín. – se saca la verga y ella, al ver una tranca tan parada y apetecible, se admira y se pone de cuclillas y se la lame y besa y mama y él mete y saca el calabacín del ano de mi novia, cada vez más adentro.

—Ay, hmmm!

—Te hago daño, Lena?

—No, no, ay, puedes metérmelo más adentro… el calabacín… hmmm – dice aunque no se la entienda muy bien con el pene de Jonás en la boca.

—Sí, sí, más adentro? Así… uau, que bien la chupas!

—Ay… gracias… tu polla sabe muy bien, la verdad!

—Te voy a dar porculo! Te voy a dar porculo!

—Ay, no… mueve el calabacín… ay… hmmm.

—Te voy a dar porculo, tía buena!

—Ay… oh… bueno, va, ay… sí, sí, mira, estoy abierta y empapada para ti! —se da la vuelta, se inclina y le expone el culo.

Jonás saca el calabacín, se admira al ver el agujero enorme y encula a mi novia hasta el fondo y le mete el calabacín en la boca y ella gime y lo besa y chupa.

—Más, más adentro! Quiero notar tus huevos en mis nalgas! Hasta el fondo!

—La tengo toda entera en tu culo!

—Más adentro! Lléname de tu leche, va! Ay, me muero, oh!

—Espera, espera, Lena, que estoy muy bien en tu culo!

—Oh, por favor, hmmm, dios! Me corro, me corro! Córrete, dame toda tu lefa!

Sandro, Félix y Ramiro escuchan tras la puerta y oyen los gritos y gemidos de Lena y no resisten la tentación de entrar en la habitación. Ella está embriagada de sexo y placer y agradece la llegada de los otros tres hombres que le agarran los pechos, le besan el cuello, le meten y sacan el calabacín de la boca y ella grita de placer y se vuelve a correr y más cuando siente la eyaculación de Jonás en sus entrañas.

—Oh, tu leche está ardiendo!

—Como tu culo, ay, hmmm! Oh!

Al cabo de unos minutos de bombear el ano de mi novia, Jonás le penetra la boca y le manda:

—Venga, limpia mi polla de tu culo, Lena!

—Oh, sí, sabe muy bien! Hmmm!

—Es tu culo mezclado con mi semen!

—Muy sabroso!

—Ahora es mi turno! – exclama Félix, que se pone detrás de mi novia, mientras ella lame y chupa la verga de Jonás y es acariciada por Sandro y Ramiro le mama los pechos! – Oh, pero serás guarra! Tienes el culo lleno de la leche de Jonás! Toma, toma, puta!

Félix encula salvajemente a Lena mientras la insulta i le pega cachetes en las nalgas que a la fuerza enrojecen vivamente.

—Ay, métela hasta el fondo, Félix! – suplica mi novia.

—Oh, pero serás guarra? Si la tengo toda dentro! Toma, puerca! – le da unos cachetes en las nalgas que enrojecen más todavía.

—Ay, hmmm! Más, más adentro, Félix!

—A ver, Jonás, aparta, déjame follarle la boca a este pivón! – pide Sandro.

—Sí, sí, por favor, Sandro! Y tú, Félix, más al fondo!

—No puede estar más metida, cochina!

—Oh, que rica está tu tranca, Sandro!

—Oye, Félix, termina ya, que quiero encular a la chica!

—Ven, ven, ya me aparto un momento, Ramiro. Perfórale el culo!

—Oh, pero si está completamente abierto! Nunca había visto un culo como este!

—Gracias, es usted muy amable, Ramiro.

—No me trates de usted, niña, que te estoy enculando, oh, hmmm! Pero qué bueno!

—Déjame, déjame a mí, aparta, aparta! – exclama Félix.

Los dos se van turnando en el culo de mi novia y ella sigue mamando el miembro de Sandro, que de tan erguido no cabe en la boca de mi chica que no cesa de tener orgasmos. En esas, que suena el móvil de Lena.

—Oh, es Juan, mi novio!

—Ah, el cornudo! – ríe Félix.

—No lo cojas, ya le llamarás luego.

—No, no, debo contestarle, si no, se preocupará! Juan, hola, amor! Eh? No, nada, es que estoy comiendo! – habla con la verga de Sandro en la boca – Sí, sí, el viaje, sí, todo bien! Ah!

—Va, cuelga ya! – le ordena Félix sin cesar de bombear su culo.

—Ay! No… ay! Es que… me ha picado un mosquito! Ah! No me entiendes? Ya te digo, es que.. tengo la boca llena!

—En eso no le mientes, ja, ja, ja! – susurra Sandro – Y el culo!

—Esas voces? Es la televisión. La televisión! No me entiendes? Sí, cuelga, amor, cuelga. luego te llamo!

—Ah, me corro, me corro! – exclama mi novia.

—Te gusta, eh, cerda? Qué puerca eres!

—No digas eso a la niña, Félix, que es una señorita educada! – corrige Ramiro mientras se la mete hasta el fondo del ano.

—Ay, ay, aparta, aparta, Ramiro, que ya estoy, ah, deja que le llene el culo a esta guarra! Ay, hmmm, ohhh! Ya… ya… oh! – Félix eyacula en el ano y las nalgas de Lena.

—Sí, sí, oh! Tu leche hierve, Félix! Qué rica!

—Espera, espera, déjame a mí, oh! – grita Ramiro apartando a Félix y penetrando el culo a Lena y corriéndose en él – Oh, hmmm, uau, bestial!

El semen de los dos hombres ya no cabe en el ano de mi novia y resbala por sus muslos.

—Espera, Lena, quiero follarte el culo! – dice Sandro sacando su pene de la boca de la chica y corriendo a penetrar su culo lleno de semen – Oh, quemaa! Oh, no puedo aguantar, ah! Ah! Me voy, me voy!

—Ah, Sandro, que bien me llenas el culo con tu polla y tu leche hirviente! Ah! Ah!

Al cabo de un rato, los cinco están en la mesa. Ella se ha duchado, perfumado, maquillado y se ha puesto sólo el sostén y las braguitas.

—Bueno, ha estado muy bien, la verdad. Pero, por favor, no digáis nada al señor K. Bien, sí, decidle que al ver que entrabais los cuatro en la casa yo os dije que había un malentendido y que no hicimos nada. No querría que él pensara que…

—Pero Lena, él nos quiere premiar contigo y, al mismo tiempo, nosotros somos también tu regalo. Es que no te ha gustado?

—Ya habéis visto que sí, que… ay, qué vergüenza! Pero no debe saberlo nadie, no. Por favor! Quiero que el señor K me respete. Soy una buena arquitecta y creo que me merezco su reconocimiento.

—Bueno, ya has visto que te tiene en alta estima.

—Sí, mira. Cuatro hombres sólo para ti! Y durante cuatro días!

—No, no! Ay, no sé. Yo mañana me voy. Habéis sido muy… amables y cariñosos conmigo… pero no puedo… yo… estar aquí… me sentiría…

—Bueno, va, no te preocupes. Mira, ahora nos vamos a descansar y maña tú decides… de acuerdo?

—Ya está decidido. Mañana me voy a primera hora.

—Vale, eres libre. Tú escoges.

—Sí, sí, me marcho. Y que nadie sepa nada de lo que pasó hoy aquí.

—Por eso no te preocupes, no diremos nada a nadie.

—Vaya, nos quedamos sin regalo!

—Bueno, al menos lo disfrutamos hoy!

—Sí, buenas noches! – mi novia se despide con un par de besos en las mejillas de los cuatro que admiran el cuerpo de la chica cuando se da la vuelta hacia la habitación, caminando sensualmente, sólo con las braguitas y el sostén. Antes de meterse en la cama, se lava los dientes y me llama para darme las buenas noches. Me dice que me echa en falta y que lástima que no pueda estar con ella.

—Vaya, pues sí que… —dice Félix a sus socios.

—No te preocupes, Félix! Tranquilos. Un regalo es un regalo, verdad? Y lo que se da no se quita. – dice Sandro.

—Ya, pero, también lo entiendo, ella es una señorita y es normal que no quiera…

—A ver, Ramiro, no digas tonterías! Una señorita? Ella lo que es es una fresca! Pero si ha estado con los cuatro! Todos le hemos llenado el culo y le ha encantado. Y ahora, al ir a dormir, no has visto cómo se contorneaba? Y casi desnuda!

—Mirad, tranquilos, mirad que traigo. Era para juegos sexuales, pero nos va a ir muy bien mañana.

Los primeros rayos de sol despiertan a Lena y se sorprende al ver que ya no lleva el pijama, que ésta completamente desnuda, de rodillas boca abajo y atada al cabezal de la cama con unas bonitas y suaves esposas de color rosa. Y ve que tiene un consolador en el sexo y un tapón anal en el culo.

—Oh, serán…! Eh, Sandro! Señor Ramiro, por favor! Me debo ir!

—Mirad, nuestro regalo ya se despertó! – ríe Sandro cuando entra en el cuarto.

—Venga, guapa, que antes de desayunar te vamos a dar lo tuyo!

—No, no, esto es ilegal! Un secuestro!

—A ver, no seas dramática! Tú viniste voluntariamente aquí, a estar con nosotros cuatro. Y ayer disfrutaste con locura!

—Lo de las esposas es sólo para jugar.

—Ay, por favor, desatadme y… debo… debo… ir a orinar, no aguanto más.

—A ver, tranquila, no te vamos a sacar las esposas… pero espera… un momento, toma, puedes mear aquí… en esta cazuela.

—Pero no… y menos delante de todos!

—Tú misma, venga, va, mira, te coloco aquí la cazuela… venga, niña!

—Pero si tengo insertado el consolador en el… chichi… y eso en el culo… ay… sí, sí, oh, ya sale, oh, qué vergüenza! – mi novia casi llena la cazuela con su orina.

—Muy buena chica, muy bien. Mira, te limpio con esta toallita.

—Ay, por favor, no, hmmm, oh!

—Mira, la chica ya se está excitando!

Los cuatro hombres se abalanzan sobre mi novia y la empiezan a acariciar y a besar y ella al principio se niega pero enseguida les devuelve los besos y les lame. Le suben más el culo, nota que le arrancan el plug y aprovechando su ano abierto, oye como ella grita “´sí” y Sandro la empieza a encular mientras Ramiro agarra el consolador y lo introduce más en su sexo y lo gira y lo mueve y oye un zumbido y es del vibrador que trae Félix para acariciarle el clítoris mientras Jonás se enamora del sabor y textura de sus pechos y pezones. Al cabo de unas horas de juegos, todos acaban en el culo de mi novia, después que ella ha gozado de gran cantidad de multiorgasmos.

Cuando por fin ella se ha podido duchar, perfumar y maquillar y se ha puesto un sostén y un tanga minúsculo y transparente, todos comen algo en la mesa, Sandro le propone un trato:

—Mira, Lena. Está claro que tú eres el mejor regalo y que ninguno de nosotros quiere prescindir de ti. Y ya ves que tú disfrutas también de tu regalo, que somos nosotros.

—Nuestras pollas!

—Félix, no seas bruto! Mira, no diremos nada al señor K. Si accedes a quedarte todos estos días, le diremos que no hicimos nada. Así él pensará que eres una señorita educada y fina.

—Es que es lo que soy!

—Ya, por eso. Lo pasamos bien los cinco estos días y no decimos a nadie que hemos estado juntos!

—Bueno, no sé.

—Y te aseguro que vas a disfrutar!

—No, si eso, ya…

—Pues va, no lo hablemos más. Nos quedamos y todos contentos.

—Si no decís nada a mi novio ni al señor K… de acuerdo.

—Y no hará falta que te atemos, verdad?

—No, no… bueno… si queréis… como un juego…

—Hmmm, ja, ja, ja! Te ha gustado estar esposada y expuesta ante todos, eh?

—Me da morbo! – tímida, se sonroja y sonríe.

—Venga, pues va, hoy ya descansamos y recuperamos fuerzas y mañana… a por tus regalos! – ríe Ramiro.

—Sí, mañana tendrás más polla!

—Oh! Sí? Ya lo dejamos hasta mañana? – pregunta decepcionada mi novia.

—Estamos agotados, niña.

—Ya, sí, sí… me parece bien – contesta Lena algo triste porque se imaginaba otra tarde de sexo con los socios del señor K. – Bueno, voy a descansar un rato, me echaré una siesta.

—Sí, sí, nosotros también. Venga, nos vemos a la hora de la cena.

Mi novia se va andando sensualmente a su habitación, esperando que todos le admiren su cuerpo casi desnudo y cambien de idea. Pero no. Oye las puertas de las otras habitaciones y como cada uno se va a dormir. Decide llamarme y decirme cuánto me quiere. Y que lo pasa bien en la playa. Que ya me enviará fotos. Cuelga y, al cabo de un momento, se siente sola y echa en falta a sus nuevos amigos, a su regalo. Piensa que ya es martes y que le sabe mal desaprovechar este tiempo. Pero también entiende que ellos deban descansar. Aparte de que nota que el ano le escuece. Es una mezcla de dolor y placer. Y deseo. Tiene la vagina empapada de su flujo. Si al menos le hubieran dejado el consolador en la habitación… Pero no va a pedir que se lo dejen, qué vergüenza! Se tumba en la cama, pero no puede dormir, sólo piensa en estar con ellos. Y tiene una idea. Toma un rotulador de esos gruesos de su bolso, se quita las braguitas y, mirándose de espaldas al espejo escribe en sus nalgas: “POR FAVOR, DADME POR EL CULO” y “ESTOY CALIENTE Y ABIERTA PARA VOSOTROS”, aparte de una flecha que apunta a su agujerito trasero. Se pone de rodillas en la cama, se ata las muñecas al cabezal con la sabana y empieza a gritar:

—Por favor, por favor, venid, venid, mirad qué me pasa! Ay, socorro! Salvadme, salvadme! Help!

Los cuatro corren a la habitación de mi novia y se sorprenden al verla sólo con sostén, con las bragas en la boca, expuesta en pompa y con esos mensajes en su culo.

—Pero niña!

—Serás guarra!?

—Pues a mí ya se me ha vuelto a empinar!

—Venga, va, portémonos como unos caballeros!

—Sí, la chica quiere polla, pues polla tendrá!

—Ay, sí, sí, gracias! Oh, hmmm! – nota que Jonás ya la encula y la empieza a bombear mientras le agarra los pechos.

Se van turnando en el culo de Lena y ella se siente muy amada. Nunca había tenido tanto sexo y durante tantas horas. Cuando todos le van llenando el ano con su semen y ella se ha corrido cantidad de veces, pide que la desaten. Se da cuenta que lo que escribió en las nalgas está muy borroso, casi borrado y escribe: GRACIAS, CABALLEROS y se vuelve a poner en pompa mostrando el mensaje y su culo que rezuma leche, que va tomando con su mano y se la lleva en a boca, la saborea mirando pícaramente a sus amantes y se la traga con expresión de satisfacción.

El miércoles Lena se despierta temprano y se pone el bikini para ir a la playa. Decide que va a dejar descansar a los socios del señor K ya que comprende que estén exhaustos. Toma un buen desayuno en una terraza de bar y aprovecha para tomar algunas fotos que me envía con palabras amables y cariñosas. Ya en la playa se tumba a tomar el sol y se baña. Sabe que los hombres que están en la playa la devoran con los ojos. Se sabe guapa y deseada. Eso la excita. Se tumba boca abaja y acerca su mano a su sexo, bajo las braguitas del bikini.

—Señorita, perdón, puedo ayudarla?

—Eh, cómo? Qué?

—Es que hace rato que la observo y…

—No, no, simplemente estoy tomando el sol.

—Ah, ya, yo… si lo desea, puedo acompañarla a su apartamento y…

—No, es que ni le conozco! – aunque que es muy guapo y por un momento piensa que si estuviera sola en el apartamento, quizás… – Déjeme tomar el sol tranquila, por favor.

—Sí, sí, perdone.

Al cabo de un rato:

—Hola, creo que te conozco!

—Eh? – mi novia alza la vista y ve a un joven alto que le habla – Cómo dices?

—Sí, no te acuerdas de mí?

—Yo… no… no te he visto en mi vida! – no puede evitar darse cuenta del enorme paquete que muestra el bañador.

—Bueno, pero podemos conocernos, verdad? – acariciando el bulto.

—No, no, yo… no estoy sola… estoy… bueno…

—Ah, con tu novio? Perdona!

—Sí, bueno, algo así. No pasa nada. Adiós! – y el joven alto vuelve con sus amigos.

Ella piensa que si hubiera estado sola … la verdad es que el joven es muy apetecible… Está excitada y se decide dar un baño. Todos la miran cuando se levanta y se quita la parte de arriba del sostén y camina ruborizada, sudada y muy sexy hacia el agua. Allí se ve rodeada de mirones que la admiran con poco disimulo. Está deseosa de volver al apartamento y saciar su calentura con los socios del señor K. Espera que ya hayan recuperado su vitalidad.

Cuando vuelve, todos la reciben con abrazos y besos y le confiesan que por un momento pensaron que les había abandonado, pero que se tranquilizaron al ver que tenía su maleta y sus cosas en la habitación. Ella les cuenta que ha estado muy bien en la playa, pero que vuelve muy sofocada por el calor.

—Es normal, hija. —dice Ramiro.

—Mira, te hemos preparado una comida exquisita, pero antes, ven, ven. Te quitamos la ropa y así no tienes calor. – Sandro le baja las braguitas del bikini y las huele – Hmmm, huelen de maravilla! Esto no es sólo sudor! Que ricas!

—Hmmm, gracias! – Jonás le saca la parte de arriba.

—Así estarás fresquita mientras comemos. —y le besa ambos pezones que se erizan al instante.

—Hmmm, no sé, bueno… va.

Durante la espléndida comida, los cuatro hombres no pueden dejar de admirar el cuerpo de mi novia y se van excitando cada vez más.

Después de comer, Sandro dice:

—Ahora, túmbate, te vamos a poner crema para después del sol y así estarás mejor.

—Oh, gracias! Qué amables!

Los cuatro hombres se esmeran con la crema en el cuerpo de Lena, especialmente en los pechos, el culo, el pubis y el sexo.

—Pero si ahí no me ha tocado el sol! Ay, hmmm! – sonríe y suspira mi novia.

—Je, je, es mejor prevenir que curar. – ríen todos.

—Y ahora, túmbate en la cama, así, de espaldas, muy bien, ábrete de piernas, oh, hmmm, que coño más sonrosado, mira, Félix, ata su tobillo derecho al cabezal y tú, Ramiro, el tobillo izquierdo al otro extremo. A ver… no llega? Ábrete más, Lena!

—Ay, no puedo, ay!

—Sí que puedes, hija! Mira, así, ves? Lo que pasa es que te da corte…

—Y morbo, ay! – se sonroja mi novia y no puede evitar rezumar flujo y mojar su vulva, su culo y la sábana.

—Bien, bien, y ahora te atamos también las muñecas al lado de los tobillos… oh, así, así, totalmente expuesta ante nosotros!

—Y con el coño y el culo empapado! Yo no puedo esperar más a follarla! – exclama Félix.

—Sí, sí, por favor! – suplica Lena.

—Esperad un momento!

—No, no! – grita la chica y lanza un chorro de squirt que empapa la cama. – Me muero! Ah!

—Pero si ya te estás corriendo, cerda! – la insulta Félix.

Sandro le mete las braguitas del bikini en la boca y le venda los ojos.

—A ver si adivinas quién te la mete cada vez, Lena!

—Oh, sí! Qué morbo! – dice excitada mi novia. Va, va, venga!

Félix es el primero en encular a mi novia.

—Es Félix. Félix! – acierta a gritar aún con las bragas en la boca. —ay, me corro, me corro! Ah, hmmm! Y ahora es… Ramiro? Ramiro! Sí, sí! Es el que la tiene más gruesa! Oh, ay, me muero, más, más! Ah!

—Sandro! Eres tú, Sandro? Sí! A que sí? Me llega hasta el fondo! Uau! Me matas! Más, más! Oh!

—Jonás! Querido Jonás! Hmmm! Venga, va, correros en mi culo! Ah! Hmmm! – va lanzando squirt como una fuente.

—Oh, llaman a la puerta. Quién será?

—No abráis, no, por favor. Seguid, seguid dándome porculo! – exclama mi novia con las bragas en la boca. Todabía no me habeis dado vuestra leche riquísima!

—Espera, tranquila, ya voy yo. Un momento, no pasa nada, seguid dándola porculo pero no hagáis ruido, me pongo la bata y miro quien es. – y Sandro abandona la habitación y cierra la puerta tras él. Mientras, los otros tres socios del jefe de Lena se van turnando en su ano. Ella no puede evitar gemir y suspirar.

Cuando vuelve Sandro, susurra unas palabras al oído de Ramiro:

—Dice que son unos amigos que hizo Lena en la playa esta mañana. Que les dijo que estaba con su novio, pero que la siguieron y vieron donde estaba su apartamento y que por la ventana han visto que de novio, nada. Y que a ver si pueden entrar a mirar.

—No sé —contesta en voz baja Ramiro – Quizás a la chica le dará apuro.

—No tiene por qué enterarse. Además, seguro que le daría morbo tener espectadores. No ves lo guarra que es?

—Bueno, la niña es que es muy caliente! Muy deseosa de sexo.

—Una cerda, ya te digo. – y va a buscar a los jóvenes que esperan fuera de la habitación

—Que cuánto cobra? No, nada, si la chica tiene un magnífico sueldo, es arquitecta. Ella está con nosotros por placer! Es que es muy caliente! Entrad, entrad, pero no digáis nada. Sólo mirar, eh? Cuántos sois? Siete? A ver, va, no hagáis ruido. Me toca a mí! – y Sandro se la endiña hasta el fondo.

El squirt que va lanzando Lena rocía a todos los hombres en la habitación. Los que se enamoraron de mi novia en la playa, alucinan con lo que ven y se sacan el miembro viril y se empiezan a masturbar. Los cuatro socios del señor K ya no resisten más tanto placer y van terminando en el culo de Lena. Su ano rebosa semen y se esparce bajo ella en la sabana, juntándose con su abundante squirt. Hmmm, gracias, gracias! – agradece la chica.

—Oh! Pero… otra vez ya? ¡Qué dura! Todavía? Hmmm!

Uno de los recién llegados, el chico joven alto de la playa, no resistió la tentación y está penetrando el culo de Lena mientrás le agarra los pechos y empieza un mete y saca frenético. Enseguida, otro de los nuevos amigos aparta al primero y la encula con fuerza.

—Ahora no adivino de quien es la polla! – confiesa Lena. – A ver, métela más al fondo!

—Aparta, aparta, Sergio! – dice uno muy moreno que al instante perfora el culo de mi novia – Que no aguanto más!

—Ramón, yo también se la quiero meter! Quítate!

—Pero… quién? Esas voces? Quién es? Quién son?

—A ver, Lena, no te asustes. Mira! – Sandro aparta la venda de los ojos de la chica.

—Oh, pero… si son los jóvenes de la playa! Oh, y uno me está dando por culo! – intenta decir con el bikini en la boca.

—Y te gusta, verdad? – dice Sandro!

—No, desatadme! Fuera, fuera!

—No se te entiende, cerdita! Con las braguitas sucias en la boca! Dices que quieres que te la metan todos, verdad!

—Digo que no soy una guarra! Que fuera!

—Que eres una guarra y que venga! Ya la habéis oído, venga!

—Aparta, Ramón! Me toca a mí! – ordena Guzmán.

—No, yo! – exclama Jordi. —No puedo esperar!

—A ver, tranquilos! Os dije que sólo mirar! Pero bueno, la niña merece que todos la folléis. Mirad, tiene el culo muy abierto y empapado. Seguro que le caben dos pollas a la vez. Va, venga, metédsela los dos!

—Oh, por favor! No, no, no soy una cochina!

—Veis? La chica dice que por favor, que es una cochina!

Guzmán penetra a la chica hasta la mitad y Jordi junta su pene en el culo y los dos, primero suavemente y después con fuerza, van entrando más y más adentro. Ella se siente morir de gusto y de vergüenza, pero no cesa de lanzar squirt a todos y más cuando siente que los dos hombres le llenan las entrañas de lefa. Enseguida los demás amigos de la playa siguen el ejemplo y la van enculando de dos en dos, hasta que le toca el turno al joven alto, Alberto, que tiene un pene largo aunque no muy grueso, que le amasa los pechos y los mama con deleite. – me enamoraron tus tetas en la playa, guapa! —mientras entierra su miembro en el culo enormemente abierto de la chica con un mete y saca muy placentero para los dos, pero Félix ya vuelve a estar empalmado y quiere probar de metérsela de nuevo, esta vez junto al de Alberto. Cuando Alberto y Félix terminan, es el turno de Sandro y Jonás. Todos vuelven a estar excitados y van enculando de dos en dos a mi novia, atada y totalmente abierta y a merced de sus amantes en una tarde que no acaba hasta les doce de la noche.

—Amor, sí, tienes razón, me sabe mal no haberte llamado hasta ahora. Sí, ya sé que tú mañana trabajas. Me despisté, sí, bueno, no, fui a cenar y… sola sí, claro, qué te has pensado? Juan, ya sabes que te quiero. Sí, mañana vuelvo, sí. – y al oír eso siente una sensación de tristeza y se da cuenta que estos días está siendo realmente feliz, se siente amada, deseada, admirada, como una princesa, saciada, y decide que el jueves tiene que aprovecharlo al máximo. – Bueno, tarde, por la noche, sí, aprovecharé el día en la playa. Buenas noches, Juan!

Se despierta muy pronto por la mañana. No puede dormir. Aunque tiene el culo muy enrojecido, sensible y delicado, se muere por volver a estar con los socios de su jefe. Ve que está muy mojada y decide no esperar más. Se quita las braguitas empapadas y se pone un sostén y sale de la habitación hacia la de Sandro:

—Sandro, por favor, puedo entrar?

—Eh, oh! Pero si es muy pronto, Lena!

—Es que ya quiero mis regalos! Es el último día! Oh, qué bien, estás desnudo! Oh, pero si tu pene… je, je, je, está totalmente flácido y pequeño!

—Bueno, yo… todavía estoy agotado de ayer.

—Mira, espera, eso lo arreglo yo, me meto en la cama contigo.

Lena se tumba sobre Sandro, le lame los labios hasta que los abre y le mete la lengua hasta el fondo, se baja el sostén y entre sus pechos empieza un masaje al pene del socio del señor K y le va chupando la punta hasta que va creciendo y comienza a humedecerse.

—Jonás, Ramiro, Félix! Venid, venid! A la habitación de Sandro! Qué rica está tu polla, hmmm!

—Oh, eres insaciable, Lena! – se admira Ramiro al entrar en la habitación y ver a mi novia haciendo una cubana a su socio.

—Venga, señores! Métanmela por el culo mientras hago una cubana a vuestro amigo! Que me arde!

—Yo no puedo, hija! Nunca me había corrido tanto, ni de joven! – admite Ramiro.

—Pues tú, querido Jonás!

—Espera, espera, la verdad es que creo que no se me empinará hasta dentro de tres o cuatro días.

—Venga, Félix, métemela tú! Aprovecha!

—No, Lena, ya no se me pone dura.

—Pues vaya regalo! A ver…

Lena deja de mamar el pene de Sandro y se da la vuelta hacia los otros tres hombres. Les enseña el pecho empapado de los líquidos de su socio y acerca sus tetas a la boca y las chupa y lame, luego les hace una señal para que se acerquen, les baja el pantalón del pijama, agarra el miembro de Jonás y le hace una cubana mientras agarra las otras dos y las masturba.

—Venga, Sandro, tú que ya la tienes dura, métemela hasta el fondo!

Sandro no se hace de rogar y encula de golpe a mi novia y le arranca un ay de placer y de dolor mientras va moviendo el culo para dar más gusto a su amante y a si misma.

—Va, Jonás, que ya está dura y rica, junta tu polla a la otra en mi ano! Eso de tener dos penes en mi culo me encantó! Y le hago la cubana a usted, Ramiro, que no hay manera que le crezca!

—Eres muy amable, hija! Pero no creo que…

—Ya verá como sí! Ve, ya empieza a estar algo morcillona aquí entre mis tetas mojadas! Hmmm, que rico, ya tiene gotitas en la punta, hmmm! Pronto me podrá dar porculo! – dice contenta mientras sigue masturbando a Félix y Sandro y Jonás le penetran el ano.

—Ay, hija, ya me crece, ya me crece!

—Sí, sí! Venga, junte la polla a las otras dos en mi culo!

—Cómo?

—Serás guarra? – exclama Félix.

—No, guarra, no. Pero quiero tener la polla del señor Ramiro en el culo. Pruebe, a ver.

Y sí, Ramiro puede meter algo su miembro en el ano de mi novia, junto a las otras dos y ella se siente morir de gusto mientras hace la cubana a Félix que no para de insultarla.

—Va, Félix, métemela también tú!

—Es imposible, Lena. – dice Sandro sin parar de penetrarla.

—Me abro toda para vosotros! Va, Félix, fóllame el culo!

Félix se acerca con la polla empinada en la mano pero realmente no ve la manera pero intenta penetrarle el ano.

—Oh, eso no es el culo! – exclama ella—Me gusta, me gusta! Sí, sí, fóllame, fóllame!

—Tu coño arde, puerca!

—Es todo para ti, Félix! Ah, ah, me corro, me corro, no paréis, no, por favor! Ah, hmmm!

Los cuatro hombres ya no pueden resistir más y sacan sus penes de la chica y lanzan todo su esperma a la cara y pechos mientras ella les corresponde con más y más squirt.

—Oh, qué rica vuestra leche, caballeros! Hmmm! Me la tragaré toda! Oh! Me estáis inundando! Gracias! Tomad mi jugo también! Ah!

Después de desayunar:

—Yo me voy a la playa.

—Quizá que vengamos también nosotros.

—No, no. Sería muy raro verme con cuatro hombres. No.

—Bueno, pues nos quedamos a descansar. Y creo que ya pronto nos vamos a ir.

—Oh, ya? Pero, podríamos aprovechar la tarde, no? Yo le dije a mi novio que lo llegaría hasta la noche.

—Lo que es yo, hija… ya no sirvo para nada.

—Igual que yo,

—Ha estado muy bien, Lena. Pero estamos agotados.

—Es que tú eres muy caliente y te podrías estar corriendo todo el día!

—La verdad es que sí. Nunca lo habría pensado. Pero es que sois tan amables conmigo…

—Porque eres un cielo.

—Estás muy buena!

—Y eres una guarra!

—Félix, no seas maleducado.

—Pero si le he estado follando el coño mientras los tres la estabais dando porculo!

Lena se va a la playa algo decepcionada y triste al ver que su regalo ya terminó. Decide tomar el sol con sólo la parte de abajo del bikini. Sabe que todos la miran y admiran. Y le gusta sentirse guapa y deseada. Hace posturitas, camina muy sensual cuando se va a dar un baño. Hace saltitos al meterse en el agua sabiendo que los pechos se balancean ante todos. Emite grititos y gemidos cuando se ducha. Se inclina ante todos para que vean bien su culo y sus pechos. Entonces tiene una sorpresa al ver al joven alto y guapo de ayer, Alberto cree que se llama. Ve que la está mirando y ella le saluda a lo lejos. Pero él no le devuelve el saludo. Ve que está con una chica. Será por eso. Debe de ser su novia o su mujer. Vaya, qué maleducado! Y eso que ayer bien que… Ve que se acercan otras parejas a Alberto y cree reconocer a algunos. Sabe que la miran disimuladamente, pero ninguno la saluda. Le pasa algo por la cabeza, pero… no… sería… pero y si…? Sí, debe intentarlo, vale la pena. Se levanta y anda muy sensualmente hasta el grupo. Todos disimulan hasta que empieza a hablar:

—Hola, chicos! Os acordais de mí? Sí, verdad? Lena! – se acerca a cada uno y le da un par de besos hasta que llega el turno a Alberto y le clava sus pechos al cuerpo y le susurra – Alberto, no diré nada de ayer delante de tu chica, pero hoy es mi último día aquí y os invito a ti y a tus amigos a mi apartamento, dentro de un par de horas, venid todos, ya sabes a qué. Mi culo os desea y mis tetas también.

—Quién eres? – pregunta una de las mujeres.

—Esto… ella es…

—Lena! Sí, nos conocimos en la universidad, estudiamos algunas asignaturas juntos!

—En la universidad? Tu Jordi no fuiste a la universidad!

—Eh, no, ya… pero al ser amiga de… Alberto y eso…

—Bueno, encantada de haberos visto, chicos! Hasta luego! – guiña un ojo a Alberto y se aleja contorneándose muy coqueta.

Sabía que Alberto y los demás no iban a resistir la tentación y al cabo de dos horas ya llaman a la puerta. Sandro les abre y se sorprende al ver que vienen más hombres que ayer. Les hace pasar a la habitación de mi novia. Ella se admira al ver a tantos invitados y se relame. Les recibe sin braguitas con el sostén bajo los pechos y se pone a cuatro patas y les saca la lengua como una perrita deseosa. Alberto y sus amigos van pasando uno a uno y ella les chupa y lame el miembro y de allí pasan a su culo parado.

—Sois muchos! Y me muero de ganas que me deis todos porculo. Si acaso, probad de dos en dos y, si puede ser, de tres en tres. Y dos más que me chupen las tetas! Y mientras, otro que me vaya acariciando el clítoris, sí, sí, así, te cabe? Sí, sí, aprieta, hmmm! Venga, dadme más fuerte! No te cabe, pues prueba en el coño! Ah, hmmm! Que bien que follas! A ver, dos pollas para la boca! Hmmm!

Mi novia se estuvo corriendo toda la tarde como una loca. Todos disfrutaron de ella. Y ella fue quien mejor se lo pasó. También los socios del señor K, que aunque cansados, no resistieron la tentación de volverla a encular y juntar su semen al de los otros amantes.

Lena volvió estuvo muy cariñosa conmigo en los días siguientes. Ella casi no pudo sentarse durante toda la semana al tener el culo muy escocido, delicado y sensible, aunque yo nunca pude imaginar por qué.

Aunque los cuatro caballeros no faltarían a su promesa de no explicar nada a su socio, eso no quiere decir que no le entregaran todo lo que se había ido grabando con varias cámaras que el propio señor K había repartido por toda la habitación de mi novia. Y cabe decir que le encantó lo que vio.

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