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Mi novia Lena y el señor K, su jefe

Lena es mi novia de siempre, desde que éramos niños. Hace unos meses, Lena está algo más distante conmigo, más fría. Yo ignoro por qué y ella me dice que no le pasa nada, que simplemente son imaginaciones mías. Precisamente, esa frialdad empezó a los pocos días que ella había cambiado de lugar de trabajo. Lena ahora trabaja en un estudio de arquitectura y gana mucho más que antes, y bastante más que yo, que también me gano muy bien la vida, la verdad.

Ella está muy contenta con su trabajo en la nueva empresa y siempre comenta que la han recibido muy bien, que tiene a grandes compañeros y no para de alabar a su jefe, el señor K, uno de los arquitectos más reputados del país, que si es tan amable, que tan elegante, que tan brillante, que tan educado… Quizá es por estar tan centrada en su trabajo que Lena me tiene bastante descuidado.

– Por favor, Olive, no lo cuentes a nadie!

– Pues claro que no, Lena! Sabes que nunca he contado ningún secreto que me hayas confiado.

– Sí, sí, lo sé. Por eso te lo explico a ti, mi mejor amiga. Es que solo verlo ya me pongo tonta, de verdad. Mojo las bragas al instante!

– Ay, que bruta que eres, Lena!

– Es la pura verdad! Ahora mismo, sólo de pensar en él, es que ya…

– Ay, calla, calla! Nunca te he visto así, no con Juan.

– Es que… no sé… con Juan es distinto… siempre fue diferente… y mira que le quiero con locura!

– No sé qué decirte… crees que tú también le gustas al señor K?

– Pero qué dices? Pero si él no sabe ni que existo! Nunca me ha dirigido una sola palabra. Bueno, sí, el lunes me pasó unos documentos y me dijo “tome, señorita” y creí morir! Me rozó la mano por menos de un segundo pero de verdad que sentí ardor en todo el cuerpo, sobretodo en…

– Jo, tía! Te veo muy mal! No sé… me sabe mal por Juan, pero, si tanto te gusta, haz que el señor K se fije en ti!

– Pero cómo se va a fijar! Si el estudio está lleno de chicas mucho más guapas que yo! La mayoría son auténticos pivones!

– Bueno, tú no estás nada mal!

– Ya, es muy distinto, yo soy una chica normal!

– Bueno, muy guapa, la verdad!

– Nada que hacer al lado de tantas tías buenas. Además, el señor K está casado. El otro día vi a su mujer, que vino al estudio y… qué tipazo! Aparte que viste muy elegante. Se la ve muy distinguida.

– Ay, Lena. No sé qué decirte!

– No, nada, si sólo con podértelo contar ya me ayudas. El pobre Juan me ha dicho algunas veces que no estoy cariñosa con él y la verdad es que es cierto, sólo tengo al señor K en la cabeza. Aunque bueno, el sábado follamos con Juan y yo no había tenido nunca un orgasmo tan rápido! Imaginaba que lo hacía con el señor K, claro! Por poco, en pleno clímax, no le digo “Más, más, señor K!”, pero por suerte detuve la frase y lo dejé en “Más, más, señor!”

– Ay, qué loca que eres!

– Es que me pone muy cachonda sólo pensar en él! Es tan amable y educado! Y tan guapo!

Este miércoles Lena viste muy guapa y muy provocativa. Leva una blusita blanca de un par de tallas menos que le marca mucho el pecho y una faldita plisada tipo colegiala, de cuadraditos rojos y negros, tan corta que casi muestra las braguitas blancas sexis que apenas le cubren el sexo. Las medias negras hasta medio muslo completan toda su breve vestimenta. Se ha estado maquillando durante más de media hora. Se ha propuesto que el señor K se fije en ella y a ver si, poco a poco se van conociendo y… bueno, con el tiempo, quizá… nunca se sabe. Cuando la veo así vestida no puedo evitar decirle que cómo va a ir así a trabajar y ella me dice que en el estudio hace mucho calor y que no me preocupe, que se pondrá el abrigo largo para ir por la calle. Se va y me dice un adiós frío y ni un besito ni nada.

– Le traigo yo los planos al jefe, no te preocupes! – y Lena llama al despacho del señor K y desabrocha un par de botones de su blusita.

– Adelante, Sofía!

– No soy Sofía, señor K. Soy…

– Ah, bien, bien… deje los planos ahí, encima de esa mesa. Gracias!

– Señor K… perdone usted…

– Tengo mucho trabajo, señorita…

– Soy Lena, señor.

– De acuerdo, señorita Lena… qué quiere?

– Bueno, sólo quería decirle que… estoy muy feliz de trabajar en su estudio de arquitectura.

– Bien, bien – por fin levanta la cabeza y mira a mi novia – Eso me gusta. Que la gente trabaje a gusto y con ganas.

– Si usted desea algo… sólo tiene que pedirlo.

– Claro, claro… – el señor K se sorprende de la belleza de mi novia y de su atrevimiento al ir vestida así. Pues mire, señorita…

– Lena, Lena Sala y Fontibre, para servirle en lo que usted desee.

– Señorita Sala…

– Lena, por favor, llámeme Lena.

– De acuerdo, Lena… veo que viste… digamos que, bueno, muy elegante. – mira descaradamente el pecho de mi novia, que no puede evitar ruborizarse.

– Gracias, señor K!

– Mire, hágame un favor… ordéneme unos documentos del cajón de ahí delante, del de abajo de todo.

– Sí, sí, y tanto, señor K, enseguida! – y mi novia le da la espalda y se pone en cuclillas educadamente para abrir el cajón.

– No, no, Lena. Si quiere complacerme, simplemente ordene los documentos inclinando su espalda.

– Oh, cómo? Pero… -ella se da cuenta que de esa forma, con la pequeña faldita, enseñará todo el culo a su jefe.

– Algún problema, Lena?

– Eh, yo… – la situación le avergüenza y al mismo tiempo le pone cachonda.

– Venga, Lena… abra el cajón… o váyase!

– No, no, por favor… ordeno esos papeles… no hay problema! – piensa que es la oportunidad para que el señor K se fije definitivamente en ella, inclina su espalda y sabe que en ese momento ya descubre sus nalgas y sus minúsculas braguitas y nota que las humedece con su flujo. – Oh, pero, aquí en ese cajón no hay… documentos… oh! hay…

– Cierto, Lena. Tome uno y tráigamelo a mi mesa.

– Pero si son…

– Coja el que prefiera y tráigamelo a mi mesa, Lena. Si no, ya puede salir de mi despacho.

– No, no, ya le llevo… no sé…

– Venga, Lena. Coja el que desee, porque es para usted, y venga hacia mi caminando de manera sensual.

– Yo no… señor K… usted se confunde… yo…

– No, creo que no me confundo. Viene o no?

– Sí, sí…

– Bien, bien, así… camina muy sexy… bien…

– Gracias! – dice mi novia contorneándose.

– Ha escogido este rosa… muy buena elección!

– Me gusta el color rosa, señor K.

– Desabróchese otro botón de la blusita!

– Oh, pero…

– Venga! Y inclínese delante mío… sí… así… bonito pecho!

– Bueno… señor K… yo… me siento halagada… pero… tengo trabajo… ya está…

– No, no, yo soy el jefe y digo qué trabajo tiene usted. Quiero ver bien su escote, así, a ver, inclínese un poco más. Muy bonito! Parece que tiene unas buenas tetas! Venga, ahora dese la vuelta y baje la espalda, a ver! Ya!

– Pero señor K… yo no…

– Sí, usted sí!

– Es que… tengo novio. Yo no…

– Venga, sí o no? Usted misma, si no, cruce esa puerta si quiere y váyase – mi novia está ante un dilema, por fin está con el señor K, parece que ella le gusta, está excitada, tanto que nota como su flujo le resbala por los muslos hasta las ligas, implora a su jefe con la mirada buscando algo de cariño o ternura en él – Venga, Lena, o hace lo que le digo o se va, sin más!

– De acuerdo, señor K! – oye esas palabras sin darse cuenta que es ella quien las pronuncia, da la espalda a su jefe e inclina su cuerpo ante él, nota que le sube todavía más la faldita, él le aparta las braguitas y le inserta el tapón anal rosa con muy poco cuidado – Ay! Señor K! Uy!

– Calle, sé a lo que ha venido, así vestida, y lo va a tener!

– No, yo no… usted me hace sentir como… como si yo fuera una… una…

– Como una putita, sí! – saca el tapón y se lo da a oler y a lamer – Qué, sabe bien su culo, Lena? Chúpelo, chúpelo!

El señor K vuelve a meter el plug en el ano de mi novia y libera su miembro empinado y con él le baja el escote y lo introduce entre sus pechos y de allí a los labios de la chica de manera que el glande queda manchado de pintalabios rojo y presiona hasta que ella abre la boca y traga primero la punta y después hasta la mitad y eso la excita mucho y lame el pene del jefe y le gusta tanto el sabor que siente que está cerca de tener un orgasmo y él le dice mama, putita mamona! y eso le duele a un tiempo que la excita más y aunque su cabeza le diga que se equivoca, no puede evitar chupar, lamer y sorber y bajar su sostén y masajear con sus pechos la verga del deseado señor K mientras la mama y va sorbiendo el líquido pre seminal que inunda su boca y pregunta aunque casi no se entienda:

– Le gusta, señor K?

– Calla, puerca, y mama! – pero ella sabe que a él le gusta porque su miembro no para de crecer en su pecho y en su boca ni cesa el sabroso jugo que emite y entonces nota que su jefe agarra el tapón anal y lo va girando en su culo al tiempo que aparta sus braguitas y le empieza a acariciar su clítoris mientras le introduce un par de dedos en su vagina – Estás muy mojada, guarrita! Ya creo que te gusta ser mi putita!

– No, no, señor K! Yo sólo… ay… yo no… sólo quería conocerle… ay, hmmm! – exclama y gime mientras explota en un fuerte orgasmo y siente que expulsa líquido, a chorros.

– Serás cerda! Me estás manchando los pantalones! Te has ganado una buena tunda! – coge a mi novia y la tumba en su regazo, le arremanga la falda y le empieza a dar nalgadas. Ella se siente a un tiempo avergonzada, pero todavía más cachonda y vuelve a tener un orgasmo y a eyacular abundantemente en el pantalón de su jefe. – De verdad que eres puerca! Mira como me has dejado con tu squirt!

– Señor K… yo no… yo nunca… no sé ni de donde sale eso!

– Eso sale de tu coño de putita caliente! Mira, te lo has ganado, te voy a dar por el culo!

– No, no, eso no… por favor, nunca lo he hecho por allí… no, si quiere… se la chupo y dejo que se corra en mi boca… o en mi cara… pero… por el culo, no!

– Venga, calla, que te mueres de ganas! – la baja de su regazo, le inclina la espalda, se pone tras mi novia, le lame la vulva y agradece su rico sabor, le chupa el clítoris, le introduce todos los dedos de una mano en la vagina y ella se siente llena y excitada y nota que empapa la mano de su jefe y éste le arranca el plug y aprovecha el ano abierto para darla por culo y ella, que hasta hoy era virgen por ese agujero, se siente morir, pero así y todo está tan caliente que vuelve a explotar en otro orgasmo y lanza abundante squirt hacia varias direcciones y el jefe introduce más su pene en el culo de Lena y él introduce el plug en la boca de la chica.

– Oh, perdón, señor K… yo no quería…

– Tranquila, señorita Sofía – dice el jefe sin dejar de encular a mi novia – aquí la señorita Lena ha venido a conocerme vestida muy provocativa… y… pues ya me conoce… si usted quiere, puede contarlo a todo el mundo, por mí no hay problema!

– No, no, por favor, Sofía, no diga usted nada! – suplica mi novia aunque apenas se la entiende con el plug rosa en la boca. – Ay, señor K, me está rompiendo el culo, ay, por favor, nunca nadie me la había metido por el culo, ay!

– No te dejaré de dar por culo hasta que me corra dentro de ti y te inunde con mi leche, guarrita! Pero qué culo tienes, hija! Eres puta, puta!

– Por favor, no diga eso, señor K! – y él le da más y más fuerte, mete y saca, mientras ella llora y se corre de nuevo y empapa sus medias con su squirt y su flujo y gime y suspira y mueve sus caderas y abre y cierra su esfínter para gozar más de la tranca del jefe y a un tiempo para que él la disfrute tanto que no pueda evitar correrse pero el señor K sigue dándola por culo y más y más mientras le mete un dedo en la vagina.

– Por favor, señor K, métame más dedos en el coño, si puede la mano entera, ay, señor K! – no da crédito a las palabras que salen de su propia boca.

– Toma, toda la mano casi entera, guarra! Con los dedos en tu coño siento mi polla en tu culo, cerda!

– Sí, señor K! Tenga, tome mis tetas empapadas con su líquido con la otra mano, así, ay, apriételas, pellízquelas! Hmmm, gracias señor K, mi amor! – suplica aunque no se la entienda con el tapón anal en la boca. Tener la mano en el coño de mi novia mientras le da por el culo y masajea sus pechos y la oye gemir, suspirar y suplicar ya es demasiado placer para el jefe y por fin explota toda su lefa en las entrañas de Lena y ella, al sentirlo, vuelve a eyacular abundantemente – Oh, gracias, señor K! Que bueno es usted conmigo! Ah! hmmm! Señor K!

Él saca su pene del ano de Lena y riega sus nalgas y su espalda, mojando también la faldita y las medias y grita: – Cerda, cerda, toma mi leche, cerda!

– Sí, démela toda!

Al cabo de un rato, cuando los dos están saciados, ella dice:

– Señor K, amor!

– Calle, Lena, ni amor ni nada. Tan solo la he dado porculo, como usted se merecía.

– Pero, señor K… yo simplemente quería conocerle un poco más, desde el primer día que me pareció usted… muy educado, amable y elegante.

– Venga, va, váyase a trabajar, que para eso le pago, y muy bien por cierto.

– Pero no puedo salir así de su despacho… tengo las medias llenas de… no sé, eso que yo lanzaba a chorros… no sé, yo nunca antes… y estoy toda empapada de su semen… uy, y la falda… y la blusa, todo… por favor, pida que me traigan ropa limpia!

– Nada, nada, váyase ya de mi despacho. Y cierre la puerta.

– Pero es que todos me verán así… yo no… por favor… Yo sólo quería que usted se fijara en mí, que nos conociéramos, quizá salir algún día… no sé, con el tiempo tal vez tener una relación…

– No se preocupe por eso, la señorita Sofía habrá explicado a todos en el estudio lo que ha visto. Ah, y tampoco crea que usted es tan especial, no es la primera vez que esto sucede, ja, ja, ja! En el estudio saben quién soy y como las gasto cuando alguna chica quiere destacar más de lo debido. Aunque es cierto que tu culo y tus tetas enamoran. Y tu carita de ángel. Y tu chocho tan caliente! Y lo putita que eres, ja, ja, ja! Saludé al cornudo de su novio de mi parte, dile que ya he estrenado su culo!

– Oh, señor K!

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