Saltar al contenido

Mi novia y el enano

Soy Daniel y tengo 29 años, soy alto, blanco, ojos verdes y cabello castaño. Mi novia es una mujer muy atractiva, 25 años, ojos grandes y cafés, es blanca, muy culona y unas tetas más grandes que el promedio, en fin, una mujer increíble.

Mi historia comienza hace un año, cuando decidimos ir de la CDMX a San Miguel de Allende para la boda de un amigo. Todo fue bien y nos quedamos a dormir en un hotel cerca del centro de San Miguel. Al cabo de medio día decidimos regresar y a unos cuantos kilómetros de la ciudad mi auto se averió. Quizás fue el calor, el poco mantenimiento que le di o el destino, pero termino ayudándonos un enano de unos 35 años.

Nos auxilió con llevarnos a un mecánico para que pudieran arreglar el carro, el sujeto siempre fue muy amable, pero siempre tuvo esa mirada lasciva sobre mi novia, honestamente no me preocupaba porque mi novia siempre ha llamado la atención. Yo estaba con el mecánico y tardé bastante por lo que el enano le dijo a mi novia que si iban por un refresco a una tienda cerca de ahí.

Pasaron 20 minutos y mi novia no regresaba por lo que dejé al mecánico y salí a buscarla, llegué a la tienda de una gasolinera y al no encontrarla decidí ir al baño para después marcarle por teléfono.

Al entrar al sanitario escucho unos gemidos muy familiares, por lo que decidí explorar más… Y vaya exploración, estaba mi novia siendo penetrada por una verga casi del doble que la mía, ella gemía y gemía y yo solo veía entrar la enorme verga del enano por la vagina rosa de mi novia. Eso me éxito mucho, así que cerré la puerta del baño y comencé a jalármela. El enano le decía que el si era un hombre de verdad y no como el puto de su novio, ella asentía mientras decía que si verga era enorme. Yo estaba molesto, pero mucho más excitado así que los deje, mientras seguía jalándome mi verga.

Pasaron 5 minutos y mi excitación fue tal que me corrí mientras gemía de placer. Los dos escucharon y abrieron la puerta del baño solo para verme con mis pantalones en los tobillos mi verga en mi mano y un charco de semen en mis zapatos. Ella se quedó sorprendida al verme así pero el solo se reía por el tamaño de mi verga y por no aguantar más mi corrida.

Paso un minuto más y el enano se corrió dentro del coñito rosa de mi novia, ella gemía y ponía los ojos en blanco, mientras yo seguía excitado. El enano me dijo que los limpiará, que era la responsabilidad de un cornudo, así que me agaché, puse la lengua en la rajita de mi mujer y comencé a chuparle su coñito lleno de leche de otro macho. El enano se excitó y me puso su verga a un lado para que se la mamara, yo me negué y él, enojado me golpeó y me obligó a hacerlo. Eso me excito así que le chupe su verga, y se le volvió a parar. Se corrió en mi boca casi al instante y me dijo que ahora era una puta igual que mi novia.

Me llamo el mecánico para que fuera por el auto y el enano me dijo que me fuera, que mi novia seguía queriendo leche de enano vergon y no de un blanco pito chico. Salí y les dije que los veía en el taller. Paso una media hora hasta que llegaron. El enano me pidió que lo lleváramos cerca de su casa y mientras lo llevábamos mi novia le daba una última mamada, de esas que son ricas y que solo las putas dan. Lo dejamos en la calle y nos fuimos.

Ella tenía restos de semen en su boca y yo solo atiné a besarla mientras mi verga se ponía dura de nuevo. Mi novia no me tocó aunque le rogué.

Gracias a esto, he cumplido mi fantasía de ser cornudo en muchas ocasiones.

Deja un comentario