1
Era normal que la discoteca tuviese poco ambiente. Era miércoles y mañana se madrugada para trabajar, pero no para Lucas Osorio, que se tomaba una copa en la barra del bar. A sus 21 años seguía siendo un nini y un vago. Estudios por mal camino. Relación con sus padres nula. Así que se pasó por la discoteca a ahogar sus penas en el alcohol. Pensó que sería una noche aburrida hasta que se sentó a su lado una jovencita de una belleza inigualable. Tenía algo que la hacía diferente, pero no sabía el qué, quizás toda ella marcaba la diferencia. Su escote insinuante o su falda excesivamente corta le cortó el aliento a Lucas.
-Hola, ¿me invitas a una copa? –enseñó ella sus dientes blancos y muy bien cuidados al sonreír.
-Claro. Pide lo que quieras.
-Por favor, camarero, un Bourbon con hielo picado.
-Marchando –la escuchó.
-Me llamo Ana Etxeberría.
-Yo Lucas Osorio, encantado.
-¿Qué haces por aquí solo? ¿Una mala noche?
-Algo así.
-Tienes un perfil muy simétrico.
-¿Y eso qué quiere decir?
-Que tienes buenos genes. Ojos azules. Pelo rubio. Musculado. Con bíceps. ¿Haces gimnasia?
-Sí, tres veces a la semana.
-Los tíos fuertes y chulos me fascinan.
-Yo soy fuerte, lo de chulo no sé yo.
Ambos rieron.
-¿Qué edad tienes? –siguió Ana con sus preguntas.
-21 años.
-¿Alguna novia? ¿Novio?
-No, yo paso de todo eso. Prefiero estar solo e ir a mi aire.
-Haces muy bien. ¿La última relación sentimental?
-Pues hará medio año. La muy puta me engañaba con dos o tres.
-Se tiraba a todo el vecindario, ¿no?
-Como poco.
Las risas volvieron.
El barman volvió con la copa de Ana.
-Ah, gracias. –Ana lo saboreó con gusto-. Mmmmm, esto rejuvenece diez años.
-Sí, y emborracha también.
Más risas.
-Oye, ¿te has ido de putas alguna vez?
-No, no soy un putero.
-¿Y strippers? ¿Gogós? ¿Alguna poligonera?
-Que va. No soy de esos.
-¿Crees en el amor o en el sexo?
-Creo que en follar, pasarlo bien y cada uno para su casa.
-¿Has cogido alguna vez una enfermedad venérea?
-Oye, ¿a qué viene tanta pregunta? ¿Eres una poli fuera de servicio?
-Respóndeme a esa pregunta y ya me callo.
-No, nunca he pillado nada.
-¿Ladillas? ¿Hongos?
-Que no, joder. Esto parece un interrogatorio policial.
-Vale, lo siento, pero es que me interesas mucho. Fue ver tu complexión y me atrajo.
-Oye, hablas muy raro, ¿sabes?
-Los jovencitos como tú eran muy codiciados por los nazis. Ellos entendían muy bien la genética y la pureza de la sangre.
-Pues quédate tranquila porque estoy sano como un roble.
-Me gusta escuchar eso. Este sitio es aburrido. ¿Nos vamos de aquí?
-¿Y adónde?
-Me gustaría que vieras mi casa.
-¿Me estás invitando a tu casa?
-Siento hacerte tantas preguntas pero busco a un chico con genes de alta calidad.
-Sin duda hablas muy raro.
-¿Te vienes conmigo? Prometo no hacer más preguntas. Ahora solo hablas tú.
-Eres guapa de cojones.
Ana rió maravillosamente.
-Me lo suelen decir. Sobre todo cuando se corren en mi cama.
-Venga, vámonos. Se te ve muy marchosa y fiestera. Es lo que necesito esta noche.
-Genial, venga.
Ana apuró su copa y abandonó junto con Lucas la discoteca.
-¿Está cerca tu casa? –quiso saber Lucas.
-A dos manzanas.
-Qué suerte. Te pilla el centro al lado.
-Bueno, lo comparto con dos amigas más. Pagamos el alquiler a medias.
-¿Qué amigas son?
-Universitarias. Nos conocemos de las clases.
-Ah, ¿y qué estudias?
-Medicina. Me encantaría ser cirujana.
-¿Y te va bien?
-Muy bien. Cuando suspendo un examen, me follo al profesor y me pone un sobresaliente.
-¿Hablas en serio? ¿Y si es profesora?
-Ahí me divierto más.
Ambos rieron con ganas.
-¿Eres bisexual? –se interesó Lucas.
-Tiro más para el coño, pero no me da ascos una polla dura y larga. ¿Y tú?
-Yo soy hetero.
-¿Te consideras muy macho?
-Mucho.
-¿Cuántas veces eyaculas seguidamente?
-No quiero presumir, pero aguanto tres o cuatro polvos sin parar.
-Cada vez me gustas más.
Más risas.
-Es por esa calle y llegamos –informó Ana.
-Hace una buena noche y más con buena compañía.
-¿Eso va por mí?
-No veo a nadie más a mi lado, ¿no?
-Tonto… -rió Ana y dándole un empujoncito con las caderas.
-Hey, no te pases.
-Denúnciame por acoso.
Más risas aún.
-Es ese portal.
-Vaya, es un edificio antiguo.
-Es lo más barato que pillamos. No hay ascensor, pero solo son tres pisos.
-Y vives en el tercero, ¿no?
-Las coges a la primera –rió Ana. Abrió el portal con sus llaves y accedieron al interior.
-¿No hay luz?
-Lleva averiada un mes. Podrías violarme y nadie se enteraría.
-No des ideas.
-Cómo eres –soltó Ana una carcajada larga-. Vamos, hay que subir.
Las escaleras, por suerte, no eran largas y llegaron al tercer piso con rapidez. Ana abrió la puerta C…
-Venga, no te quedes ahí.
… y entraron en un piso poco amueblado, pero muy decorado con alfombras, cuadros de Franco, símbolos franquistas y aguiluchos haciendo de estatuas.
-¿Qué es todo esto? –señaló Lucas un busto de Franco rigiendo la entrada.
-Mis amigas son muy fascistas.
-¡Coño!
-Y yo también un poco. ¿Te molesta? Franco hizo mucho por España. Fue todo un patriota.
-Si tú lo dices…
-Ven, sígueme –eligió Ana el pasillo de la derecha. En ese momento se cruzó Rocío Escalante desnuda y hermosa-. Hola, zorra guapa. ¿Una noche intensa?
-Y tanto. Tengo el potorro con hielo.
Ana rió y prosiguió el avance.
-Vaya, hola, rubiales –la gustó a Rocío-. Hey, Ani, cuando acabes con él me lo pasas.
-Y una mierda. Los clientes se respetan.
-Tú ni caso. Búscame –se insinuó Rocío mientras se alejaba. Fue cuando Lucas le vio una esvástica nazi tatuada en una nalga.
-Venga, Luces, se diría que te quieres follar a ese pendón.
-Voy, lo siento.
En ese momento doblaron una esquina y pasaron por delante de la puerta de una habitación. Él reposaba eyaculado en la cama y ella desnudita contaba las ganancias en un fajo de billetes.
-Wow –se frenó Lucas para recrearse en ella.
-¿Te gusta? Es Natalia Marazzo, mitad italiana, mitad puta.
-Ese del cuadro se parece a Mussolini.
-Y lo es. Bien captado. Natalia tiene dos costumbres: ir sin bragas y adorar a Mussolini. Según ella fue un líder adelantado a su tiempo y por eso nadie le comprendió. Lo que hizo lo hizo por Italia y sus ciudadanos.
-Sois la leche.
-Anda, tenemos el salón para nosotros solos.
El salón no era diferente al resto del piso. Más simbología fascista e incluso las fundas de los cojines eran con la bandera española y el aguilucho.
-Toma asiento en el tresillo. ¿Te apetece tomar algo? –se preocupó Ana.
-Me apeteces tú.
-¿Y cómo te apetezco?
-Desnuda.
Para complacerlo, Ana se fue quitando la ropa hasta quedar en cueros y preciosa.
-Eres de una belleza increíble.
-¿Te gusto? No tengo ni un vello de cuello para abajo. Todo depiladito y tonificado.
-Acércate.
-¿Así?
-Creí que tendrías algún tatuaje fascista como tus amigas.
-No, no llevo ninguno, pero tengo el clítoris anillado.
-Wow, es verdad, como las actrices pornos. Un momento, ¿lo eres?
-Actriz porno universitaria.
-¿Follas para pagarte la matrícula y los gastos mensuales?
-Follo para divertirme. El dinero me sobra.
-Quiero verte en uno de esos vídeos.
-Tendrás que ganártelo.
-¿Y cómo lo hago?
Ana respondió desabrochando los vaqueros a Lucas, se los bajó e hizo lo mismo con la polla, dura como una roca. Ana la examinó con detenimiento.
-¿Qué coño haces? ¿La chupas o no?
-La tienes firme y en un estado excelente.
-Claro que sí, joder. Eres la chica más rara que he conocido en mi vida.
-No te enojes que se te afloja.
-Parece que estás estudiándome médicamente.
-Mierda, se baja –Ana se arrodilló y la chupó con esmero.
-Esto está mejor –puso Lucas los ojos en blanco del gustazo.
-Tienes una polla muy obediente. Dura otra vez en 13 segundos.
-¿Es que lo has cronometrado?
-Quería saber lo que tardas en erectar y me has impresionado.
Ana dio un saltito…
-¡Allá vamos!
…y se subió encima de los muslos de Lucas.
-Bufff, eres tan carnal que no sé por dónde empezar –resoplaba Lucas de tanta excitación.
-Podemos empezar así –la cogió Ana y ella misma se penetró hasta encajarla en el fondo.
-¿Qué coño haces? No pienso follar sin condón.
-Tranquilo, me he tomado tres antibabis de una sentada.
-¿Cuándo? No te he visto.
Pero Ana empezó el proceso pélvico de arriba abajo.
-Ohhhhh, joder… -Lucas comprobó el movimiento perfecto de Ana. Sabía muy bien lo que hacía. Sin duda era la mejor. Ese meneo de culo electrizaba la polla de Lucas.
-¿Vas bien?
-De puta madre… -se relajó Lucas para que ella hiciese toda la labor.
El movimiento de Ana fue a más pero poco a poco. Cogiendo velocidad a medida que evolucionaba el coito. Lucas la miraba y parecía más hermosa a cada segundo. Sería el sexo que la sentaba muy bien.
-Oye, ¿crees que necesito cortarme el pelo? Lo tengo un poco largo.
-Que va… estás fenomenal…
Ana aligeró la marcha.
-¿Y ponerme tetas? Las tengo muy pequeñas.
-Que no… tienes unas tetas perfectas… ahhhh…
Ana pasó de la marcha al galope.
-¿Y botox facial? Quizá por aquí…
-Uuuuh… no necesitas ningún retoque… estás de puta madre…
-¿Tu crees?
-Que sí, joder. Te lo digo yo que soy un chico… ooooohhh… dale más, Ana, dale ahí…
-¿Así?
-OHHHHH joder… Qué bien lo haces… ¿Eres puta o qué?…
-Eso siempre –rió Ana a rabiar de hermosa-. ¿Ya viene? Avísame cinco segundos antes.
-Ohhhh… hostia puta… eres alucinante, Ana… más alto, salta más alto…
-Sí, amor… ahhhhh…
-Eso es… así… ¿me puedes dar luego tu whatsapp?
-Te doy mi whatsapp, mis bragas y un besito en el glande… uuuuhhhhhhhuu… ¿te parece?
-Me parece… uuuuy… perfecto…
Ana soltó la cadera y dio un golpetazo vaginal.
-¡AHHHH, COÑO!
-¿Ahí viene?
-Ohhhhhhhhh, síiiiiii… sigue, sigue, Ana… un poco más…
-Así me basta. –Y Ana se levantó del tresillo.
-¿Qué coño haces, Ana? ¿Por qué cojones paras? ¡Continúa, hostias!
-No me follarás a mí. La follarás a ella. Pasa, Camila.
Y Camila, de 21 años, hizo acto de presencia en el salón desnuda y con una hermosura endiablada.
-Lucas, te presento a Camila Ostos. Es lesbiana de pura cepa y como ves rica como pocas.
-Hola, amor –se aproximó a él Camila con unos gestos muy femeninos y delicados. A Lucas se le puso más amoratada y venosa que nunca.
-Camila y su pareja desean tener un hijo, pero la fecundación en Vitro cuesta cerca de 1000 euros cada inseminación y no hay una seguridad del cien por cien que funcione a la primera. Así que necesitan a un macho que preste su semen y, además, un macho sano, fértil y que genere una descendencia de calidad.
-Ah, por eso tantas preguntas.
-Así es. Camila está hoy ovulando y es el mejor momento para fecundarla. Tú tendrás libre acceso al niño cuando nazca y si estás dispuesto para dar una prole, Camila y su pareja lesbiana están conformes. Si eyaculas y el predictor da negativo, se intentará tantas veces como haga falta hasta que se consiga el óvulo fecundado. ¿Queda claro?
-No para de mirarme las tetas –rió Camila.
-No, no se ha enterado.
-No hay nada más que explicar –se subió Camila encima de Lucas-. La tiene chorizona. Buen trabajo, Ani. Choca.
Se dieron una palmada.
-Venga, ahora está totalmente receptivo –hizo ver Ana.
Sin más demora, Camila se clavó ella misma hasta meterla entera.
-Mmmmmm… bufffff… -esta vez el gusto de Lucas se duplicó.
-Este se corre en tres o cuatro saltos –calculó Ana.
-Eres la mejor, Ani.
-Venga, eyaculalo.
Camila propinó el primer brinco.
-Coñooooooo… -se tapó Lucas la cara de tanto placer.
-Otra vez, Camila.
Un segundo salto hizo gritar a Lucas.
-Ya lo tienes, Camila. Una vez más.
-Aquí viene seguro –el tercer salto fue más contundente y Lucas no pudo aguantar más. Eyaculó como un semental desbocado. Se agarró al culo de Camila mientras iba trasfiriendo su material genético.
-Eso es, Lucas… suéltalo todo… -lo animaba Ana.
-UUUUUUHHH… -seguía eyaculando como un jabato.
-No muevas el culo, Camila.
-Está echando un litro –lo dijo Camila con mucha ilusión.
Un poco más de gemidos y espamos, y Lucas terminó la eyaculada.
-Creo que ya –avisó Camila.
-Sácala despacio. No hay que derramar ni una gota.
Camila levantó la cadera y Ana comprobó que el glande estaba seco y limpio.
-Perfecto. Te lo ha pasado todo.
Camila se tapó con la mano por si acaso y se tumbó en una esterilla de espaldas y en posición fetal. Un ejercicio para asegurar el embarazo.
-Lucas, ¿estás bien? –se preocupó Ana. Su cara de satisfacción lo decía todo-. Buen macho. Lo has hecho genial.
-Bufff… -fue para Lucas la experiencia más alucine de su vida.
-Tiene una polla en condiciones, ¿eh? –no dejaba Ana de mirarla aún endurecida.
-Es la primera que me meto y la primera que da la talla –reía Camila.
-Viendo pollas así me paso a la otra acera.
Ambas rieron.
-Me hago el predictor y mañana te digo –informó Camila-. Si falla, quedamos con Lucas y lo intentamos otra vez.
-Hecho.
-Muchas gracias, Ani. Eres una amiga de las que ya no quedan.
-Hago lo que puedo. ¡Joder!
-¿Qué pasa?
-Mírale, este semental se ha quedado insatisfecho. No se le baja.
Camila rió sin moverse en su posición.
-Qué ganas me entran de chupársela, coño.
-Pues hazlo.
Sin dudar, Ana bajó la cabeza y se la metió entera en la boca.
-OOHHHHH… -Lucas sintió que el placer volvía.
Ana succionó con ímpetu. Más y más. Otra vez. Y una vez más. Las chupadas hicieron rugir a Lucas como un león. Agarró la cabeza de Ana y la obligó a llevar el ritmo que él quería.
-Así… así, joder… qué noche, qué noche…
La insistencia de Ana logró que Lucas eyaculara por segunda vez y esta vez entre convulsiones.
Camila aplaudió contenta.
-¡Eso es, Ani! ¡Así se hace, coño!
Lucas continuó eyaculando mientras Ana se lo iba tragando tal como llegaba.
Un minuto después, Lucas se relajó tanto que se quedó dormido.
-¿Sabe bien? –reía Camila.
-A batido de nata… mmmmm…
-Se te ha quedado un poco aquí.
Ana se relamió y limpió el resto que quedaba.
-Qué guarra eres –rió Camila con júbilo-. Voy a llamar a mi chica para tranquilizarla. Estaba muy nerviosa.
-Dile que todo ha salido muy bien y que ya tenéis a vuestro distribuidor de semen.
-¡Yeahhh! –se levantó Camila y salió corriendo en busca de su móvil.
Ana se saboreó el paladar.
-Joder, qué rico está, coño…
2
Al día siguiente, Ana recibió la buena noticia de que Camila quedó embarazada. Primera polla. Primer polvo. Y Lucas acertó en un óvulo. No se puede pedir más. Esto logró más followers en el facebook de Ana, el mejor regalo que pudiera tener.