Sentí como Katy metió sus dedos por debajo de mi pataleta blanca y húmeda.
– Katy -le replique- Ahí no, que traviesa eres… no
– Empezó a mover sus dedos de arriba abajo y en forma circular mientras me besaba el cuello.
Mi respiración comenzó a agitarse hasta convertirse en gemidos muy ricos. Ella continuó hasta que no aguanté… la tomé fuertemente por su cabeza, los dedos de mis pies se encogieron y me hizo llegar a un orgasmo delicioso. Volteé, y al verla pensé: Que hermosa eres Katy. Y entonces… la besé. Ella me devolvió el beso con una gran intensidad. Entonces se colocó frente a mí. Ahí estábamos sentadas en la cama, una frente a la otra, con las piernas entrelazadas y con nuestros pezones coqueteándose entre sí. Con sus manos me atrajo hacia ella para seguirnos besando, y al hacerlo nuestros pezones se rozaban… se tocaban… se besaban.
– Amiga, no sabes cuánto he deseado este momento
– Yo también Katy y mucho
– Me pregunto cómo son tus gemidos cuando estas con él.
– ¿Porque no lo averiguas por ti misma amiga?
– Tengo una idea. -dijo
Entones sacó un juguete de color blanco y lo colocó por debajo de mí. Yo hice a un lado mi tanga para poder abrazar al objeto con los labios menores. De pronto sentí como empezó a entrar en mí ser. De pronto, comencé a cabalgar sobre el objeto mientras Katya me abrazaba, me besaba el cuello y me tomaba por el culo.
– Ahhh ahhh -empecé a gemir
– Que rico gimes amiga… muy sexy.
– Gracias Katy ahhh ahhh, así de rico gimo cuando mi esposo me está comiendo
No aguanté más y tuve otro orgasmo de lo más delicioso. Me arrojé sobre ella, lo único que quería era besarle hasta la sombra.
Después de besarnos apasionadamente me dijo:
– Amiga… hazme tuya.
Le quite la tanga y le abrí las piernas. Verla de esa forma me dejo sin aliento. Me acerqué a su intimidad poco a poco, ya que al ser una mujer casada, nunca había hecho esto. Su vulva era suave, húmeda, cálida, agradable, como una fruta lista para ser saboreada. Con mis dedos comencé a acariciarla e hice a un lado sus labios menores. Comencé a saborear su delicioso manjar, como un gatito bebiendo su leche.
– Ahhh amigaaaa, que ricooo ahhh, así así -me decía entre gemidos mientras me tomaba por la cabeza
Mientras me estaba comiendo a Katy, muchas cosas pasaron por mi mente. Entre las que recuerdo están:
No sabía que vagina de una mujer supiera tan bien, ¿cómo cambiará ahora mi relación con mi esposo?, ¿realmente Katy estará gozando o estará fingiendo?, sus gemidos están haciendo que me humedezca, ¿qué diría mi esposo si supiera esto?, ¿estaré enamorada de Katy?, que rico sabe esto, ¿ella ha estado con otras mujeres?
– Ahhh amiga, ¿puedes usar tu dedo?
– Claro que si Katy
Entre mi lengua y mi dedo, los gemidos de Katya se hicieron más largos y agudos
-Ahhhhh ahhhhh, asi amiga, que rico, máaaas máaaas amigaaa -me decía mientras gemía de manera muy sexy.
De pronto su ser empezó a estremecerse… la estaba llevando al clímax. Katy arqueó la espalda y me tomó por la cabeza, mientras yo seguía lamiéndole la vulva… estaba llegando al orgasmo, un orgasmo rico, auténtico, maravilloso. Entonces me sonrió y me dijo:
– wow amiga, para ser la primera estuviste muy bien.
– Gracias Katy, yo creo que es porque me encantó hacerte esas cositas.
– Amiga, quiero hacerte el amor.
Entonces me abrí de piernas y comenzó a comerme y a saborearme. Sentí un gran placer, muy diferente al del sexo con un hombre. A diferencia de mí ella usaba su lengua de varias formas, de tal forma que abarcaba toda mi entrepierna y también de arriba a abajo. Poco después humedeció el juguete de color blanco y lo introdujo, haciendo que sintiera aún más placer. Yo no paraba de gemir, cuando de pronto me dijo:
– ¿Te gusta amiga?
– Ahhh Katy ricooo rico -alcance a decirle porque yo estaba fuera de mí, simplemente gozando rico.
Con mi mano izquierda comencé a acariciarme un pezón mientras con la derecha me acariciaba el clítoris de forma circular, de la misma forma que lo hago al masturbarme en la ducha. Cuando me estremecí a causa de otro orgasmo, alcance a llorar un poco, tal vez de la emoción.
– ¿Estas bien amiga? me pregunto
– Si Katy, es solo que me emocioné mucho
– ¿Te gusta hacer el amor conmigo amiga?
– Me encanta Katy, es lo más rico que he vivido en años.
Los siguientes momentos nos dedicamos a acariciarnos, a tener sexo pero un poco más lentamente, simplemente disfrutándonos, sin prisas. Después de hacernos llegar a varios orgasmos más, terminamos rendidas, pero extasiadas, felices. No fuimos a ducharnos juntas porque sabíamos en que iba a terminar aquello.
Me vestí, nos besamos y nos despedimos con un abrazo.