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Un masaje lésbico inolvidable

He visto que les ha gustado mi primer relato, por esto les contaré un encuentro fascinante de mi vida, ojalá les guste.

Siempre suelo tener dolores de espalda y cuello, debido a que paso grandes períodos de tiempo sentada revisando exámenes de mis alumnos, o bien dando clases en salones, por ello, suelo ir a una masajista, que me dejan como nueva la espalda y el cuello, siempre asisto donde una señora ya mayor de unos 60 años, tiene manitos de monja, un día viernes, ya terminando la jornada de la universidad tipo 7 pm, me disponía a asistir donde la señora masajista, ya había reservado mi cupo, estaba todo listo, el lugar es un departamento mediano, que tiene varias piezas pequeñas donde recibes los masajes de forma privada, tiene una sala donde te debes duchar y colocar una toalla pata entrar a la sala privada donde te espera la masajista.

Al llegar, recibí la mala noticia que la señora que siempre me atiende no estaba, y en su remplazo, había contratado a otra chica, ya había llegado no podía rechazar la oferta, entre a la sala, me desvestí por completo y duche, me coloque la toalla, y me fui a la habitación, me recosté boca abajo a la espera de la masajista, hasta que sentí el crujir de la puerta, señal de que alguien estaba entrando…

-Hola, mucho gusto soy Madelin, tu masajista de hoy.

-Hola Madelin, ojalá tengas así manitos de ángel como tu jefa jeje, suelo ser su clienta frecuente.

-No te preocupes lindura, te dejaré como nueva, solo disfruta el masaje.

Al girar mi cabeza para mirarle, llevaba puesto una blusa muy larga que llegaba jnls dedos sobre su rodilla, sin manga, tipo sudadera, era una chica joven de unos 24 años, venezolana, de piel muy rosadita, cabello rizado, casi no tenía busto, muy delgada, de piernas delgadas y largas, tenía un lugar en su nariz

-¿cómo se llama usted señorita?

-Me llamo Ignacia, ¿cuánto tiempo llevas haciendo masajes Madelin?

-Que lindo nombre, me gusta. Llevo haciendo masajes desde que era pequeña, me ganaba la vida así en mi país, llegué hace poquito aquí.

-Has de hacer unos masajes increíbles de tan pequeña haciéndolos, quedo en tus manitos.

-Usted no se preocupe, se como dejarla como nueva y feliz, disfrute de mis manos.

La chica comenzó a aplicarme el aceite aromático, desde la punta de pies los masajes lentamente dedo por dedo, subiendo a la planta y suavemente hacia arriba de mi pierna, se sentía muy suaves sus manos, y tocaba cada centímetro de piel, lo sentía algo extraño a como lo hacía la señora…

Poco a poco fui sintiendo algo extraño, cuando iba subiendo por mis rodillas hacia arriba, iba abriéndome las piernas poco a poco, acariciando mis muslos, deslizando sus dedos suavemente, sus manos se sentían muy cálidas, al llegar casi a mi trasero, se detuvo.

-señorita Ignacia, puede aflojar la toalla por favor, necesito quitarla pata seguir.

Me extrañó, la señora nunca me quitó la toalla, menos me había masajeado el culo, era la primera vez que alguien lo iba a hacer, ya entregada no lo pensé y accedí.

-Si claro, ya está, tienes unas manos muy suaves me gusta su masaje.

Me quito la toalla dejándome desnuda boca abajo, con el culo al aire, y las piernas algo abiertas, se veía todo mi sexo expuesto a su vista…

-¡Gracias señorita, vaya! Está muy bien formadita usted, que linda colita tiene.

Me sentí algo incomoda, solo me reír en voz baja, ella comenzó a aplicarme la loción sobre mi culo, justo entre las nalgas, lo sentí raro, y en la espalda, me tocaba ambos glúteos con sus manos abiertas, en movimientos circulares, como abriéndolos, y pasaba su mano con un dedo coqueto entre mi ano y vagina, me estaba excitando lentamente, cuando me excito mi vulva se engruesa e hincha un poco, a mi parecer ella lo notaba, saco sus manos de mi culo, subie dólar hacia espalda, sujetando todo mi contorno de mi figura, se sentía tan bien…

Era imposible no estar excitada, ella se puso a la cabeza de la camilla de masaje, podía sentir el aroma de piel de lo cerca que estaba, podía ver sus piernas rosaditas, y su blusa se subía mucho más arriba de sus muslos, cuando do se estiraba a masajearme la espalda baja, podía ver entre sus piernas, para mi sorpresa, veía sus labios color café claro, y algo rosa dentro de ellos, era su linda y pequeña vagina no llevaba ropa interior, estaba rasurada, no dejaba de mirarla, y ella se dio cuenta.

Claramente no era coincidencia, que no llevara ropa interior, ella al ver que la miraba, se subió más la blusa hasta su vientre dejándola ver claramente, dejó de masajearme.

-Te gusta ¿Ignacia? Puedes tocarla si quieres, es un servicio especial para ti.

-Si, me gusta como se ve.

Estiré el brazo izquierdo y abrí sus labios, estaba húmeda, y jugosa, deslicé mis dedos sobre su vagina hermosa, mientras miraba su cara de coqueta, deslizó ambos tirantes de su blusa, y se la quito quedando completamente desnuda frente a mi, tenía una figura de una chica delgada, fina, de senos pequeños perp pepnes erectos y rosados.

-ahora estamos iguales Ignacia, ¿te gustaría que inicie el masaje especial?

-Me encantaría.

Me dio vuelta sobre la camilla quedando boca arriba, fue hacia la puerta, cerró el departamento y la puerta de la pieza, se aplicó loción en su vagina y entre piernas, se montó sobre mi, levantó una de mis piernas y ella entrelaza sus piernas con las mías, quedando su vagina con la mía unidas las famosas “tijeretas” sentía su húmeda vagina llena de loción en la mía, comenzó a moverse como si estuviera penetrándome con un pene real, su vagina chocaba con la mía, ambas sentíamos como nuestros clítoris pegaban choques con nuestros muslos, se sentía caliente y húmedo, comencé a moverme junto a ella, sonaba como si estuvieras aplaudiendo con las vaginas, mi vientre se movía solo, mi piel estaba roja, mis ojos desorbitados, se sentía un placer intenso y delicioso, me entregué a ella, abrí más las piernas, mi piernas tiritaban, pero no quería dejar de sentir ese placer que sentía, gemíamos de placer ambas.

Las gotas de sudor caían por nuestros rostros, y cuerpos, fusionándose entre ambas, el aroma de ambas era uno solo, a sexo, acabe más de 1 ves mientras hacíamos tijeretazo, ella se detuvo, doblo mis piernas dejándolas dobladas y beso de forma fuerte mi vagina sudada, me abrió las piernas más no poder, y no me soltó el clítoris de sus labios hasta que me vio salir líquidos de ella, se recostó sobre mi y me beso intensamente

-¿Te gusto mi masaje especial Ignacia? Descuida, si tienes pareja nadie lo sabrá.

-Me encanto, no tengo pareja.

-Yo si tengo, es un chico, pero él sabe que le soy infiel con mujeres, tenemos una relación libre.

-Que modernos, no podría hacer tal cosa.

-A él le re calienta, comerme después de haber estado con una chica, no me bañare, puedes hacerlo si tú quieres.

-me estás diciendo que ahora iras a que te coja el, con el cuerpo con mi aroma? Suena a un trio indirecto.

-Lo es, siempre nos gusta jugar así, ¿me regalas tu ropa interior para que el la huela mientras me coge?

-si, está bien, no hay problema, cada uno con sus fetiches.

-gracias hermosa, te puedo pedir algo más?

-Dime Madeline, que puedo hacer por ti, después de masaje tan especial.

-Puedo grabar un video de ti, así como estas para el? Si puedes solamente.

-Mmmm… Está bien, pero sin rostro…

-Gracias corazón, con un chico las dos sería más rico, si te animas a un trio escríbeme.

-mmm… No había pensado, pero no lo sé, lo tendré en cuenta.

Me fui a bañar, me coloqué mi ropita sin ropa interior, aun me sentía algo acalorada, por la idea del trio que me propuso, ella se fue rápidamente donde su novio, nos despedimos, y quedamos en contacto…

Ojalá les guste, disculpen mis faltas de ortografía.

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