Saltar al contenido

La practicante describiendo una fantasía

Dayana una joven estudiante ingreso a realizar las prácticas del SENA a una empresa como asistente administrativa de Juan un hombre de aspecto tranquilo, manos fuertes y gran determinación. 

Al momento del ingreso de ella a la compañía y al presentársela a Juan el quedó extasiado con la inocencia de su rostro, su sonrisa encantadora y un cuerpo esbelto, que se ocultaba debajo de un terrible uniforme azul, el cual debía cambiar muy pronto.

Con el pasar de los días él se deleitaba con su caminar, con su voz de niña y se excitaba cuando le decía “Ingeniero”, él debía conseguirla, de alguna manera debía ser suya. Juan le colocaba labores para que siempre estuviera a su lado, los cubículos le parecían un estorbo para su vista.

Las nuevas dotaciones para los empleados por fin llegaron, trajes muy formales para hombres y mujeres, Juan no esperaba la hora en ver a Dayana con la falda que llegaba hasta la rodilla, ver por fin sus piernas esbeltas y blancas en medias veladas, sus senos a través de las blusas de seda color rosado, blanco y crema.

Cada día Juan quería adivinar el color y forma de la ropa interior de Dayana, espiaba si entre los botones de la blusa se podía ver su brassier o el contorno de sus senos.

Un día Juan vio a Dayana muy risueña hablando con el mensajero de la compañía, eso lo enfureció sintió que le estaban quitando algo que le pertenecía, inmediatamente llamo al mensajero y de ahí en adelante cada día lo mantuvo ocupado y alejado de ella.

Juan no soportaba más, con el pasar de los días eran más sus ansias de poseer a Dayana, verla caminar por los pasillos de la empresa, entrar y salir de su oficina, con su rostro y voz de inocencia que le decía “Ingeniero” para todo lo excitaba cada vez más.

Pero al fin llegó su gran oportunidad, ese día tenían unas reuniones importantes y mucho papeleo que organizar, estaban exhaustos a medio día pero aún quedaba mucha labor por delante, no habían almorzado aún y ya pasaba la media tarde Dayana empezó a palidecer Juan se percató y la llevo para su oficina, le llevo un vaso con agua y le pidió que se recostara un momento en el sofá, era una imagen que le haría excitar aún más, ver las curvas de Dayana al estar recostada de lado en el sofá, desde el principio de su rostro hasta la punta de los dedos de los pies, se imaginó recorriéndolo con sus manos, el recobro la compostura y regreso al trabajo, dejando a Dayana descansar.

Pasados unos minutos Dayana se incorporó al equipo y le agradeció a Juan por el receso, él le respondió “no te preocupes al terminar vamos y cenamos algo, recobramos fuerzas y te acerco a tu casa, hoy has hecho un gran trabajo” ella le sonrió y le dijo “no es necesario Ingeniero, son mis labores” nada de eso respondió él te llevaré y punto. Dayana le sonrió de nuevo y dijo gracias.

Y así empezó Juan a idear su estrategia, al terminar la extenuante jornada Juan llamo a Dayana a la oficina y le dice “vas a salir primero y me esperarás en el paradero que queda a cuatro cuadras de aquí y paso y te recojo, para evitar malos comentarios” ella responde “bueno Ingeniero, muchas gracias”

Juan paso por Dayana en su vehículo, al subirse Dayana exhibió sus piernas a Juan, fue sublime para él, la llevo a un restaurante y cenaron, hasta ahora todo muy formal, hablaban del entorno laboral y reían, mientras ella tomaba unos cócteles que le recomendó Juan supuestamente sin alcohol, él tomaba un poco menos ya que debía manejar; Dayana se estaba quitando la chaqueta y se le abrió un botón de la blusa que dejo al descubierto una sensual línea que separa su busto, esos redondos y perfectos senos blancos que se confundían con el blanco de la blusa, Juan estaba perdido en ellos; el empezó con preguntas más personales, para conocer más de ella, de su familia e intereses, ya estaban en más confianza, los tragos estaban haciendo efecto en ella.

Juan le dijo vamos y te acerco a casa te ves cansada y mañana es un día largo, ella respondió “gracias ingeniero y si la verdad ya tengo sueño” al llegar al carro Juan le dice “si deseas puedes irte sentada atrás es más cómodo” ella responde “no ingeniero que pena con usted además son solo unas cuadras” Juan con tono de voz más desafiante le dice ” no hay discusión te vas sentada atrás y te llevo a casa, mira la hora que es” ella accedió, es como si le hubiera dado una orden su jefe. Él le abrió la puerta y al ella sentarse y curvar el cuerpo el volvió a ver sus senos una curva perfecta delimitada por un brassier color piel con borde de encaje, después vio elevar ambas piernas la falda se subió un poco todo un espectáculo para Juan.

Juan empezó a conducir, Dayana se sentó en el centro de la silla y le dejaba ver un poco más sus piernas y Juan no dejaba de observarla por el espejo retrovisor, coloco el aire acondicionado para que fluyera más calor, sabía que en algún momento se iba a quedar dormida y así fue. Juan buscaba un sitio tranquilo y oscuro para parquear el carro no podía perder más tiempo, Dayana cada vez más dormida, se acomodó de medio lado, era el instante justo, Juan se detuvo abrió la puerta suavemente se quitó su chaqueta y llevaba la corbata en la mano, se subió al carro muy despacio y al estar en frente de ella ubico su mano derecha en la boca de Dayana y la izquierda detrás de su cabeza y en un solo movimiento la acostó en la silla y el quedó ubicado sobre ella, Dayana abrió los ojos asustada y desubicada, miró fijamente a Juan como preguntando qué pasa, él le dijo “hoy serás mía, por las buenas o por las malas” ella reaccionó enseguida intentando separarlo con los brazos y piernas de todas las formas posible pero sus esfuerzos no eran suficientes, él se reía y le decía “eso mi niña pelea, pelea todo lo que quieras que así me gusta más” Dayana empezó a llorar y movía la cabeza para lado y lado “cómo diciendo no por favor no”.

Juan la amordazó con la corbata, tomo sus manos y las puso sobre su cabeza las amarro con el cinturón a la manija de la ventana y le dice “he esperado este momento desde que te presentaron como mi asistente” Juan empezó a deleitarse con el cuerpo de Dayana lo recorrió cada centímetro primero con sus manos sobre la ropa al llegar a los botones de la blusa de un solo movimiento fuerte y seco los hizo volar todos y cada uno de los botones para dejar al descubierto el torso que tanto había imaginado y deseado, esos bellos y redondos senos lo estaban esperando deseosos que los mordiera y apretara; Dayana no hacía más que llorar y sollozar, intentaba mover las piernas para pegarle a Juan pero no lo lograba, Juan le decía “si mi niña sigue peleando, sigue que en unos minutos me estarás pidiendo más”.

El brassier que tenía Dayana era de abrochar al frente, justo para este momento, Juan llevo su rostro al pecho de Dayana se regocijo en sus senos había soñado tanto con ellos que los va a disfrutar cada segundo, libero el sostén y dejo al descubierto los rosados y deliciosos pezones de Dayana, Juan no aguanto más y empezó lamerlos, a tomarlos entre sus dedos, apretarlos, chuparlos, morderlos todo un banquete. Por un segundo Dayana soltó un gemido de placer y Juan reaccionó levantó su mirada a los ojos de Dayana y le sonrió “vez esclava ya estás cediendo, en unas horas y de aquí en adelante serás mía, serás mi esclava, mi perrita y harás todo y como yo lo diga”, entendido y le dio una cachetada en el rostro a Dayana, ella lo miro con los ojos totalmente abiertos llenos de miedo y estupor y siguió llorando.

Juan recorría el torso de Dayana llegó a la falda la cual quitó con suma delicadeza, ya Dayana no peleaba con las piernas estaba cediendo al placer que le estaba proporcionado su amo; Juan se encontró con unas medias tipo liguero y unas tangas brasileras una mezcla de encaje y tela que cubrían el diminuto triángulo de la pelvis de Dayana, que excitación, que momento estaba disfrutando Juan, levantó la mirada a Dayana y le dice “mi perrita resultó traviesa, que delicia” y de un solo movimiento le dio vuelta al cuerpo de Dayana dejando a todo esplendor la espalda y las nalgas de ella, las cuales no dudo el darle varias nalgadas diciéndole “esto es por hablar con el mensajero, esto por sonreírle, eres mía, me perteneces y no hablaras con nadie” Dayana ya estaba dejando de llorar y empezaba a gemir con las palmadas, violencia y placer al mismo tiempo que combinación.

Juan bajo lentamente las tangas con los dientes, su rostro rozaba las nalgas de Dayana sentía su piel; no le costó nada retirarlas por qué ella ya había cedido, movía sus piernas para ayudarle a su amo, Juan ya con las tangas en la boca se dio cuenta que estaban húmedas y las metió totalmente en la boca, sintió el sabor de los fluidos de Dayana que excitación.

De nuevo y de un solo movimiento dejo de frente el cuerpo de Dayana sus senos retumbaron y al bajar la mirada hacia su pelvis descubre una delgada línea de vellos que dibuja un camino hacia su clítoris, sus labios y su vagina, no lo dudo un segundo y bajo a practicarle un sexo oral inolvidable para cualquier mujer, degustó cada parte, cada fluido de Dayana quien gemía y meneaba sus caderas de placer, sus manos apretaban el cinturón con el que estaba atada, los dedos de sus pies los clavaba en la cojinería del auto, estaba experimentando sensaciones que no sabía que existían, Juan mordía, chupaba, lamía su clítoris mientras la masturbaba con los dedos de la mano derecha y con la izquierda apretaba los senos de Dayana, por varios minutos ambos llegaron al clímax, que placer que delicia fueron esos momentos.

Juan separó su rostro de la pelvis de Dayana le mostró su mano derecha llena de sus fluidos los cuales lamió y le dice “exquisito esclava sabes delicioso, quieres probar?” A lo que Dayana con el maquillaje corrido de sus ojos y su rostro por haber llorado y por el sudor de la excitación, asintió con la cabeza, Juan le quitó lentamente la mordaza y le da a chupar sus dedos llenos de su saliva y sus fluidos y le dice “eso perrita chupa y vete preparando que ahorita chuparas algo mucho mejor” Dayana lo mira con cara de deseo, de placer y la besa, él estaba deseando esos labios, esa lengua desde hace mucho.

Juan libera las manos de Dayana, toma su rostro pasa los dedos por su boca, sus oídos, su cuello, toma sus senos y le da cachetadas a los pezones, Dayana gime de placer y exclama “si amo, si” Juan la observa y ella reacciona a lo que dijo y le sonríe con picardía y él le dice “si esclava ya eres mía y cumplirás solo lo que tú amo ordene, entendido?” A lo que ella responde si amo. Se besan como si estuvieran sellando ese pacto.

Juan se sienta en la silla y le dice “ven y le agradeces a tu amo por escogerte”

Dayana no lo piensa un segundo y se sienta frente a él y toma sus senos entre sus manos los junta y se los ofrece su amo a lo que sucumbe ante ellos y frota todo su rostro mientras ella inclina el rostro hacia arriba mirando al techo y no para de gemir y de mover sus caderas haciendo que roce su vagina sobre el pene duro y erecto de Juan.

Dayana suelta sus senos toma la cabeza de Juan y la aprieta sobre su pecho la retira y besa a su amo, pasa su lengua por su boca, ve sus tangas las toma y se las da a oler a Juan y le dice “está es mi ofrenda para mí amo, mi regalo” y las guarda en el bolsillo de la camisa de Juan, la cual empieza a desabotonar lentamente sin dejar de ver a los ojos de su amo con mirada pícara y mordiéndose los labios y sin dejar de mover sus caderas hacía delante y hacia atrás.

Al terminar de quitar la camisa acaricia y lame el cuello, el pecho y las tetillas de Juan, sigue bajando hacia su ombligo, llega al pantalón el cual desabotona y baja la cremallera, se encuentra con un bóxer húmedo y un pene erecto, duro y firme esperando por su boca.

Dayana se acomoda y Juan le toma el cabello y empuja su pene hasta el fondo de la garganta de ella, la hace atorar pero no importa, Dayana toma el pene de su amo entre sus manos y empieza a lamerlo, chuparlo, succionarlo, a meterlo y sacarlo de su boca, Juan le ayuda tomando su cabeza y él se mueve rápido arriba y abajo y la hace atorar, le salen lágrimas de sus ojos pero la esclava sonríe por el placer que le da a su amo.

Juan hace que ella se levanté y le dé la espalda y la empieza a penetrar despacio por la vagina, Dayana gime y su respiración aumenta, él está deseoso de sentir su calor y sus fluidos, Dayana comienza a moverse de una manera que hace que Juan se sienta glorioso, extasiado por haberla obtenido, ver ese cuerpo moviéndose encima de el sobre su pene erguido majestuoso.

Juan le dice a Dayana “esclava ven baja por tu premio” ella de inmediato se posa enfrente de su amo y el empuja fuerte su pene hasta el fondo de la garganta y llega en su boca le dice “pásatelo todo que no se pierda ni una gota” Dayana atorada y con lágrimas en los ojos obedece a su amo y se pasa todo el semen y se saborea y lame sus labios y Juan le dice “buena chica, excelente mi esclava”.

Deja un comentario