Era tarde,
Yo miraba tus labios y tu fumabas;
acariciabas mi pecho
y mis dedos tocaban tus senos y caian en tu abdomen.
Entre cada bocanada me besabas
y yo seguia por el camino que me dejabas abierto.
En tus piernas me perdia,
a punto de entrar en lo que tu llamabas “el cielo”
y te retorcias, juguetona,
Mientras, en el climax,
nos jurabamos Eternidad.